No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

domingo, 18 de diciembre de 2011

EN EL POLEMISTA HASTA 2012.




A favor de los toros de Jesús Mosterín, y la tauromaquia.


La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales.


Las torres del honor de Gabriel Cardona, y el papel del Rey en el 23F.


La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.


La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.


El Planeta de los estúpidos de Juan López de Uralde, y el ecologismo que viene.


¡Indignaos! de Stéphane Hessel y los últimos coletazos del siglo XX.


Belgistán de Jacobo de Regoyos, y el nacionalismo que viene.


2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.


El espejismo nuclear de Marcel Coderch y Núria Almiron y, ¿Nuclear? No sé, gracias.


Yo maté a Sherezade de Joumana Haddad, Las tradiciones que no amaban a las mujeres de Mª. Teresa Gómez-Limón.- La Mujer en mundo árabe y el feminismo que viene.


Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.


Europa contra Europa de Julián Casanova y la amenaza totalitaria.


La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán


Toros sí de Salvador Boix, y la defensa de la tauromaquia


La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.


De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.


La belleza y el dolor de la batalla de Peter Englund, y el universo sentimental de la historia.


Palabras como puños dirigida por Fernando del Rey, y la visión objetiva de la Segunda República.


Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.


Comer animales de J. Safran, Los productos naturales ¡Vaya timo! De J.M Mulet, Lo que hay que tragar de G. Duch, y, ¿Pensamos lo que comemos?


¡Comprometeos! De Stéphane Hessel y los movimientos de Indignados.


China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.


La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.


Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?


Los fascismos españoles de Joan Maria Thomàs, El ocaso de la verdad coordinado por Antonio C. Moreno Cantano, y la particular historia del fascismo español.


11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?


Despilfarro de Tristram Stuart, Manual para una economía sostenible de Roberto Bermejo, Agua de Julian Caldecott, y la búsqueda de un planeta sostenible.


Residuals o independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.


Manifiesto de economistas aterrados (VVAA), Las voces del 15M (VVAA), y el otoño indignado.



Raíces profundas editada M.Jesús Fuente y R.Morán, La trampa del velo de Ángeles Ramírez, La lujuria en la iconografía románica de Jesús Herrero Marcos, y la historia de la violencia de género.


El precio de la culpa de Ian Buruma, y las otras memorias históricas.


La próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.



La guerra desde 1900, editado por Jeremy Black, y la Guerra como motor de cambio.


Juan Pablo II y Benedicto XVI de Juan José Tamaño, y el rumbo de la Iglesia católica.


La revolución del Tea Party de Kate Zernike, y el auge de los populismos.



Alimentos bajo sospecha de Gustavo Duch y las alternativas al modelo alimentario.

http://elpolemista.blogspot.com/2011/12/alimentos-bajo-sospecha-de-gustavo-duch.html

jueves, 8 de diciembre de 2011

Alimentos bajo sospecha de Gustavo Duch y las alternativas al modelo alimentario.

Reincide Gustavo Duch en la denuncia de nuestro sistema alimentario y nos propone sustituirlo por la soberanía alimenticia : “una agricultura que garantiza la salud para la  población consumidora, una economía que sabe evitar el hambre en el Sur y la obesidad en el Norte, una tecnología sujeta voluntariamente a las leyes del medio ambiente y, además, un menú en nuestras mesas que sería la señal de que hemos recobrado la seguridad y el sabor de nuestros alimentos, y que devolvería la vida al medio rural”.
La editorial Libros del lince ya había editado el año pasado Lo que hay que tragar (comentado también en El Polemista) del mismo autor y similar temática y ahora con este Alimentos bajo sospecha realiza un análisis más breve pero igualmente esclarecedor. Se trata de un panfleto que no llega al centenar de páginas y que a través de sus ocho capítulos y apéndices repasa todos los aspectos del proceso de producción y consumo alimenticio que el autor define sin medias tintas:
“Así es la alimentación del siglo XXI. Un rarísimo sistema contranatura que está en manos de muy pocas multinacionales, que ganan dinero a base de arruinar la pequeña agricultura tradicional, de ensuciar y contaminar el planeta y, como vemos a menudo, susto tras susto, de poner en jaque la salud de la población consumidora. Vacas locas, dioxinas, gripes, E. coli…Todas estas enfermedades siguen el mismo patrón; patologías graves cuyo origen es bien conocido: la codicia.”
Gustavo Duch denuncia que producimos alimentos desde el más absoluto mercantilismo, alimentos baratos que o bien son de baja calidad como las verduras y frutas de invernadero, de dudosa calidad como los transgénicos o los que directamente contienen dioxinas u otros productos sencillamente dañinos. Así, la globalización alimenticia lejos de traernos diversificación ha llevado a la homogenización de las dietas ricas en azúcares y grasas. El autor repasa las consecuencias de este sistema como en el caso de la agricultura industrial que además de ser la responsable de la desaparición de numerosas fincas y unidades agrarias también es la culpable de la pobreza en el medio rural, la competencia en los países del Sur y de muchos desastres naturales.
No podía faltar en este libro el ataque a los transgénicos como la denuncia concreta a como los occidentales no aplican las mismas técnicas de producción en sus países que en los del Sur por lo perniciosas y peligrosas que son.
La defensa de la pequeña ganadería local frente a la industrial que “buscando el abaratamiento de la producción, deslocalizar es sinónimo de rebajar los controles y umbrales de seguimiento” o los enormes efectos contaminantes en forma de implicaciones energéticas o emisión de gases de efecto invernadero también aparecen en este Alimentos bajo sospecha como un esclarecedor ejemplo de la “política actual sometida al poder económico”: Consumir gambas cultivadas en Ecuador, procesadas en Marruecos y empaquetadas en Ámsterdam. Inquietante, ¿no?
Interesante también es la reflexión en torno al brote de E. coli (la famosa crisis de los pepinos que afectó en la primavera de 2011 al norte de Europa) o con la Gripe A, porque Duch apunta directamente a las multinacionales que controlan el sistema alimentario y a sus lazos con las autoridades sanitarias europeas que permiten a estas campar a sus anchas saltándose elementos fundamentales de nuestra seguridad alimentaria.
El sistema alimentario global imperante se basaría en dos mecanismos perversos: de un lado se intensifica tanto la producción que a penas requiere mano de obra condenando a millones de personas a perder su medio de vida, y por otra parte la búsqueda de beneficios es tan ávida que agota los recursos y las posibilidades de las poblaciones rurales del Sur. De ahí que concluya el autor que “cuanto más se produce, más hambre y más desigualdad se genera.” Paradójicamente con el aumento de producción de alimentos también aumenta el hambre.
Alimentos bajo sospecha además de su atrevida propuesta tiene otro aliciente, su prólogo: y es que no todos los libros cuentan con un prologuista como Andrés Rábago, El Roto, sin duda uno de los viñetistas más mordaces y geniales de nuestro país.

En fin, este panfleto no aportará demasiado a quien disfrutara de Lo que hay que tragar pero se me antoja una lectura necesaria para quien quiera acercarse a algo tan necesario como el conocimiento de nuestro proceso de producción alimentaria. Gustavo Duch lo hace desde una posición de radical denuncia y compromiso ecologista. A veces cae en el fundamentalismo y en mi caso me resulta difícil subscribir algunas de sus afirmaciones sobre la perversidad de la totalidad del sistema o cuestiones más concretas como la de los transgénicos, pero no tengo la menor duda de que la lectura de libros como este contribuyen no solo al conocimiento de muchas de nuestras realidades más determinantes en nuestras vidas como que suponen una apuesta por un mundo más justo y sostenible.



Temas relacionados en EL POLEMISTA:

Comer animales de J. Safran, Los productos naturales ¡Vaya timo! De J.M Mulet, Lo que hay que tragar de G. Duch, y, ¿Pensamos lo que comemos?


Despilfarro de Tristram Stuart, Manual para una economía sostenible de Roberto Bermejo, Agua de Julian Caldecott, y la búsqueda de un planeta sostenible.

http://elpolemista.blogspot.com/2011/09/despilfarro-de-tristram-stuart-manual.html

El Planeta de los estúpidos de Juan López de Uralde, y el ecologismo que viene.









jueves, 1 de diciembre de 2011

La Catalunya Soviètica de Ramon Breu y la fascinación revolucionaria de 1917.

Realmente pertinente recordar el efecto fascinador que provocó en la clase trabajadora y en parte de los intelectuales europeos la Revolución Soviética y sus consecuencias. El historiador Ramon Breu lo hace brillantemente en este La Catalunya soviètica. El somni que venia de Moscou (Ed. Ara Llibres).
Y es que fue el diario Solidaridad Obrera quien primero saludó el nuevo tiempo: "Los principios salvadores de la revolución rusa triunfarán. (…)Nosotros, como anarquistas y como proletarios, invitamos al pueblo español a que se dignifique y libere en una acción viril como la de nuestros hermanos los proletarios rusos".
El autor explica este dato tan sorprendente por la simpatía que lo rudo provocaba en los anarquistas que tenían en Tolstoi y Gorki un referente ideológico y que además habían compartido desde el inicio de la I Guerra Mundial la idea de Lenin del boicot a “una guerra entre imperios”. Y tanto fue el entusiasmo que un político catalán de la talla de Layret pensó en unificar los movimientos anarcosindicalistas de la CNT con los republicanos de izquierda y así creará el Partit Republicà Català que en 1919 se va a adherir a la Internacional Comunista. El asesinato de Layret por parte de los pistoleros de la Patronal dio al traste con el proyecto.
Muy diferente sería la reacción del PSOE. Los socialistas habían mantenido al inicio de la IGM una posición pacifista pero a medida que el conflicto avanzó pasaron a una clara aliadofilia. De ahí que la ruptura soviética con sus aliados fuera considerada por los socialistas como una traición al bando que para ellos defendía los valores de la libertad y el progreso.
La reacción del gobierno de Romanones y de la prensa de entonces fue de preocupación, tenían la imagen de una Europa en peligro de contagio de la bestia comunista. Los nervios iniciales llegaron incluso a provocar una campaña de deportaciones y confinamientos de pobres extranjeros que acabarían convirtiéndose en cabeza de turco de las clases dirigentes ahora asustadas.
Apasionantes los movimientos posteriores como el viaje del dirigente anarquista Ángel Pestaña a Moscú donde se entrevistará con el mismísimo Lenin. De él obtendrá una buena impresión aunque no tanto de lo que vio en aquel congreso de la III Internacional. Días después de su vuelta la crítica hacia los métodos bolcheviques y la intervención del Estado Soviético en la vida de sus ciudadanos serían más duras aunque mantenía la fascinación por la “gesta” revolucionaria y por los avances sociales que durante los setenta días de su estancia en Rusia había visto.
También Francesc Macià acudiría a la URSS con su secretario Josep Carner-Ribalta en 1925, y sacará buenas impresiones, especialmente porque la magnitud del proceso revolucionario lo aplicaría  a su concepción de la independencia catalana. Llegó incluso a reunirse con Zinoviev del que arrancó un supuesto apoyo a la causa independentista catalana.
Y Carles Pi i Sunyer también iría en 1931 como parte de una delegación española con fines comerciales. Muy impresionado por los planes industriales soviéticos, fue crítico con las deficiencias democráticas auque definiera en términos muy elogiosos a Stalin y al mito de la familia soviética donde “el tiempo corre agradablemente”.
Otros viajeros como J.Terrasa, Rovira i Virgili y curiosamente Josep Pla también harán su periplo ruso. Quedará plasmado el de este último en su Rússia. En los años veinte el genio catalán encontrará los mismos elementos fascinadores que muchos intelectuales sintieron al respecto: La idea de renovación, la construcción de cero de una sociedad, y la sensación de eficacia frente a las sociedades europeas decadentes y depresivas. Curiosamente Josep Pla poco más de una década después entraría en Barcelona con las tropas franquistas.
Ramon Breu trata de manera exhaustiva la penetración soviética en la cultura española de los años veinte y siguientes, sin duda la parte más importante del libro. Una vez suavizada la censura de los primeros años de la dictadura de Primo de Rivera comenzarán a aparecer reportajes, crónicas y multitud de informaciones en presa y revistas. Alguna como Nueva Cultura fue decisiva en ello. Más tarde el panorama estará más claro:
“… es pot dir que en els primers anys de la Segona República, és el moment en què el comunisme se situa entre la legalitat i la ilegalitat, i en què de mica en mica es fa present de manera més evident arreu del territori. Seran els intel·lectuals, el món de la cultura, com passa a bona part d’Europa, la punta de llança de l’adhesió i l’entusiasme del país soviètic, per far roig d’orient.
Amb la dinàmica del frontpopulisme, amb la influència creixent  de la intelligentsia i amb l’esclat de la Guerra Civil, el sovietisme penetrarà ja de manera inqüestionable en l’horitzó cultural i ideològic de bona part del país.”
Traducido:
“… se puede decir que los primeros años de la Segunda República, es el momento en que el comunismo se sitúa entre la legalidad y la ilegalidad, y en que poco a poco se hace presente de manera más evidente en todo el territorio. Serán los intelectuales, el mundo de la cultura, como pasa en buena parte de Europa, la punta de lanza de la adhesión y el entusiasmo por el país soviético, como faro rojo de oriente.
Con la dinámica frentepopulista, con la influencia creciente de la intelligentsia y con el estallido de la Guerra Civil, el sovietismo penetrará ya de manera incuestionable en el horizonte cultural e ideológico de buena parte del país.”

En aquellos años se da una notable diferencia entre el socialismo español y el catalán. Este último defenderá su vocación federal, iberista y revolucionaria que sigue una vía paralela a la española, pero independiente. Se trataba de lograr la revolución en España, pero si esta fracasaba se buscaría crear la República Socialista Catalana federada a la Unión Soviética (algo similar a lo que haría décadas después la Cuba castrista). En aquellos debates participaría gente como Nin, Maurín, Campalans. Muy notable aunque breve la profundización que Ramon Breu realiza en el pensamiento de Andreu Nin de aquellos años aunque aun mejor es el trato que da al cine soviético y su importancia, nada extraño siendo como es el autor un especialista en la cuestión:

“A Catalunya, durant els anys trenta el cinema soviètic serà admirat en cercles universitaris i intelectuals. Però en esclatar la guerra es convertirà en un espectacle de masses per l’implacable realisme de les seves imatges, per la utilització magistral del muntatge i, sobretot, representarà una nova estètica, perquè incorporarà el drama coral de les multituds.”
Traducido:
“En Cataluña, durante los años treinta, el cine soviético será admirado en círculos universitarios e intelectuales. Pero al estallar la guerra se convertirá en un espectáculo de masas por el implacable realismo de sus imágenes, por la utilización magistral del montaje y, sobre todo, representará una nueva estética, porque incorporará el drama coral de las multitudes.”

Tampoco pasa desapercibido en la obra el papel de intelectuales como Carner-Ribalta o Joaquim Maurin en la difusión de la literatura soviética como la necesidad en plena guerra de utilizar el teatro como instrumento de agitación ideológica. En ese contexto se entiende que en aquel momento se impondrá un teatro de urgencia, pobre y combativo, donde la tradición decimonónica satírica será sustituida por una práctica teatral soviética de fuerte contenido crítico, movilizador y antifascista.
La parte política del sovietismo en Catalunya es trascendental. A principios de los años treinta el panorama del marxismo catalán es desolador por lo enfrentado y atomizado que se presenta. La unificación sería larga y costosa hasta que en 1935 y 1936 cristalizara el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya), partido que sería sin lugar a dudas un instrumento del sovietismo canalizador de las directrices de Moscú y que trabajaría ampliamente en la difusión del ideario estalinista.
El papel que numerosos catalanes y demás españoles tuvieron en el ejército soviético una vez acabada la Guerra Civil también aparece reflejado en La Catalunya Soviètica. Historias como la del aviador Francesc Pararols u otros como Sebastià Piera y su calvario durante la II Guerra Mundial aparecen bien reflejados en estas páginas como el penúltimo capítulo de una parte de la sociedad catalana en su apasionada apuesta por el mito soviético.
El autor cierra el libro reflexionando sobre lo que fue la Unión Soviética y la necesidad de retomar la idea internacionalista de trabajadores que le dio vida. Se lamenta de cómo China o Cuba son perversiones de la idea original y de cómo se ha perdido el fervor y la libertad creativa que imperó en los primeros años de la revolución bolchevique. Sin duda también Ramon Breu siente la fascinación que describe en su libro por parte de muchos intelectuales de la época.

Más allá del placer y el interés que suscita un libro como este no deja de sorprenderme como el cansancio y la decepción en las sociedades democráticas acaban siempre en un intento de superación de las mismas por vías utópicas. El socialismo es una de ellas, y en tiempos como estos donde los populismos de derechas y de izquierdas comienzan a ser verdaderamente pujantes no puedo dejar de temer que determinadas actitudes ante la sociedad vuelvan a imponer regímenes totalitarios como lo fue el soviético. Al fin y al cabo, todos ellos comparten la negación del individuo para someterlo a la masa, y más allá de las primeras etapas de la vida donde puede primar la fascinación por lo revolucionario, no dejo de preguntarme como tantos individuos (especialmente los intelectuales), se dejaron arrastrar a ello.  Libros como este contribuyen a entenderlo por muy en desacuerdo que se esté con sus conclusiones.




Temas relacionados en EL POLEMISTA:

Palabras como puños dirigida por Fernando del Rey, y la visión objetiva de la Segunda República.



La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.


Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.


Europa contra Europa de Julián Casanova y la amenaza totalitaria.