No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

sábado, 9 de julio de 2011

La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.

Tomás Alcoverro lleva desde que empezara en Jordania en 1970 escritas más de 7000 crónicas para La Vanguardia además de haber creado un estilo propio de corresponsalía donde la descripción de los acontecimientos siempre va acompañada de un toque erudito y literario. Es por eso que La historia desde mi balcón (Ed. Destino) se convierte en una lectura llena de imágenes no exenta de datos e interpretaciones que hará las delicias del público interesado en la realidad del mundo árabe y Oriente Medio.
Las crónicas que aquí se recogen están agrupadas por localizaciones y se corresponden, salvo un par de excepciones en el grupo de Irán, a la última década y llegan hasta nuestros días con los artículos escritos desde Egipto y Bahréin estos últimos meses. Y sin duda estos podrían suscitar un mayor interés por su actualidad, aunque en mi caso admito que me han resultado la parte más débil de la obra, y no por lo que cuentan si no por la interpretación que hacen de los acontecimientos. Por partes: Estas crónicas tienen momentos de altísimo periodismo como este:
“Cuando observaba las goyescas escenas de adolescentes que con hondas lanzaban sus piedras en dirección al Museo Egipcio, de bandas juveniles que hostigaban a los lejanos grupos de los manifestantes de la oposición de la plaza Tahrir, que de pronto corrían en despavoridas estampidas por el puente del 6 de Octubre del Nilo, quizás ante un amago de corto avance de un carro de combate del ejército cuyos soldados siguen sin disparar en medio de esta batalla tribal, un hombre corpulento me cogió por el cuello, arrastrándome con rabia hasta el cuartelillo, arrebatándome el pasaporte y el cuaderno de notas, y apoderándose de mis gafas para romperlas. Un grupo de gente miserable empezó a rodearme, golpeándome la cabeza y la espalda, tratando de vaciar mis bolsillos al grito de «¡israelí, israelí!». Eran salvajes dispuestos a lincharme. En tantos años de vida arriesgada en Oriente Medio nunca sufrí una tal sensación de pánico y de desamparo. ¿Cómo era posible que en Egipto, en el Egipto de antiguas civilizaciones y costumbres cosmopolitas o por lo menos acogedor trato para los extranjeros, tierra predilecta de turistas, pudiesen comportarse con esta bárbara violencia?” La cita es larga, pero merece la pena, ¿no?
Y sin embargo opiniones como estas son tan legítimas como discutibles. Sobre Egipto:
“Pero desde el puente del Boul Mich sobre el Sena, en el que debatían día y noche los revolucionarios del mayo del 68, hasta el de Qasr el Nil, sobre el río Nilo, desde Europa a Oriente, palpita la misma ansia de conquistar la libertad colectiva e individual.” Comparación harto arriesgada porque ambos movimientos en mi opinión no tienen nada que ver.
Y sobre Bahréin:
“En el diminuto reino de Bahréin está en juego la estabilidad de las ricas monarquías del Golfo”. ¡Nada menos! Mi crítica, la única pega que le encuentro al libro, es una constante casi inevitable en el periodismo, y es que el relator puede caer en la tentación de darle una magnitud a los acontecimientos que con un mínimo de perspectiva histórica se minimizan. Es inevitable.
Sin embargo en el resto del libro podremos recorrer de manera casi sensitiva todo tipo de momentos y escenas por el contradictorio y decadente Irán de los últimos años, especialmente el periodo 2008-2009, por el desnortado Irak desde un año antes al 2010, la Siria todavía tranquila de hace tres años, Chipre, Dubai, una breve recorrido por el África profunda y sobre todo Líbano. Y es aquí quiero detenerme porque ¡Beirut, ya Beirut! , es uno de los mejores frescos periodísticos que se han podido escribir sobre el tema y además da nombre al La historia sobre mi balcón:
“Beirut porque estalla en el aire como un castillo de fuegos artificiales y queda agarrada firme en la orilla del mar, porque es la frontera entre todos los sentimientos y esto tan superficial que son las ideas, porque es el infierno, la imaginación, la esperanza, Beirut porque cada día parece morirse irremisiblemente y surge después en otra aurora roja, porque todos lo desahucian y nadie lo arranca de su corazón la he elegido mi ciudad”.
Pues bien, esto es lo que siente el autor por las cosas que ve en Beirut. Y no es de extrañar, porque en sus crónicas pasan milicianos, guerrilleros, poetas, bailarinas, arqueólogos y payasos españoles, futbolistas, homosexuales libaneses emigrados en Dinamarca, mujeres valientes como Joumana Haddad –de su Yo maté a Sherezade dio cuenta este blog: http://elpolemista.blogspot.com/2011/04/yo-mate-sherezade-de-joumana-haddad-las.html - y un sin fin de personajes, lugares y situaciones irrepetibles y maravillosamente contadas.
“No conozco un lugar en el mundo en el que un periodista tenga el privilegio de poseer una de las condiciones de su trabajo: la inmediación. En Beirut el periodista describe lo que ve, lo que le sorprende desde el propio balcón de su casa o de su oficina”.
En fin, este libro reúne un centenar de pequeñas obras maestras del periodismo de un corresponsal como Tomás Alcoverro que ya había aportado sus experiencias a través de obras como Espejismos de Oriente o Atrapados en la discordia, ambas editadas igualmente en Destino.  Y es que sin duda si hay algo que se puede concluir después de esta lectura es que el periodista no tiene porque ser un mero elemento de transmisión de lo que ve, también puede aportar lo que siente y como vive los acontecimientos. Este es un magnífico ejemplo de ello.
Y antes de terminar, hacer mención de los dos textos que cierran La historia desde mi balcón: El primero de ellos, Imagen del Oriente Medio en nuestras letras contemporáneas, inédito, corresponde con una conferencia del autor que sirve a modo de bibliografía comentada de nuestros autores sobre el tema, y el segundo, Las grandes ciudades portuarias, protagonistas de la historia del Mediterráneo, es un hermoso texto que apareciera en el catálogo de la exposición El Mediterráneo del siglo XX del Institut Europeu de la Mediterrànea, 2010, donde Alcoverro hace un breve viaje por las culturas y ciudades mediterráneas. Ambos tienen un gran valor.


En El Polemista se han tratado las revueltas árabes previamente:

2011, La revuelta árabe, Vanguardia Dossier (nº39) y el estado de la cuestión:  http://elpolemista.blogspot.com/2011/03/2011-la-revuelta-arabe-en-vanguardia.html

La santa ignorancia de Olivier Roy, y las revueltas en el mundo árabe:





1 comentario:

  1. También en EL POLEMISTA:
    La próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.
    http://elpolemista.blogspot.com/2011/10/la-proxima-decada-de-george-friedman-y.html

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