No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

domingo, 6 de marzo de 2011

¡Indignaos! de Stéphane Hessel y los últimos coletazos del siglo XX.

Terminada la II Guerra Mundial, Francia iniciará una ambiciosa resurrección a todos los niveles que permitirá grandes avances sociales entre los que se encuentran la Seguridad Social, la prensa libre o el modelo educativo republicano, todo ello en una organización racional de la economía que garantizaba la subordinación de los intereses particulares al interés general. Así comienza ¡Indignaos! De Stéphane Hessel (Ed. Destino) para reclamar la reacción de las masas frente a lo que él considera retrocesos en la humanidad de nuestros sistemas políticos.
Padecemos una dictadura de los mercados financieros al igual que las generaciones anteriores sufrieron el fascismo como reacción de los propietarios a la posibilidad de una revolución bolchevique, sostiene el autor, y ante ello solo queda la resistencia indignada aunque pacífica. La Historia como sucesión de etapas para la conquista de libertades es el concepto hegeliano en el que se basa  Hessel para a través del compromiso individual y colectivo abordar la reducción de las desigualdades y la defensa de los Derechos Humanos. Posteriormente el autor plantea la cuestión Palestina desde una encendida defensa de los derechos del pueblo palestino frente a los abusos del Estado de Israel. Comprende los motivos que puedan llevar a la violencia a los oprimidos aunque rechaza por completo el terrorismo por ser una forma de exasperación, y como tal, carente de toda esperanza y por tanto incapaz de obtener resultados.
“Crear es resistir. Resistir, es crear” es la llamada final con la que Stéphane Hessel reclama que frente a importantes logros de la segunda mitad del XX como la descolonización, el fin del apartheid o la destrucción del Imperio Soviético, la primera década del XXI ha resultado un desastroso periodo de retrocesos.
La verdad es que una vez leído este librito uno no puede dejar de pensar en el magnífico Años de vértigo de Philipp Blom (Ed. Anagrama) donde se plasma de manera magistral el aturdimiento y la confusión que supuso para los europeos el cambio de siglo XIX al XX y las consecuencias del mismo. Pues bien, el alegato de Hessel bien podría ser analizado como la incomprensión y sorpresa que la llegada del XXI está generando en los hombres del pasado siglo. ¡Indignaos! no se entiende sin una carga ideológica muy notable que se resiste a aceptar que las mentalidades actuales están mucho más basadas en la inmediatez y la rapidez de los conceptos que en la reflexión y la profundidad de las ideas, de ahí que aunque el libro haya tenido una enorme repercusión en Francia tengo serias dudas de su utilidad para explicar los fenómenos de hoy y mucho menos para alterarlos. De mucha más utilidad y profundidad para ahondar en la nostalgia de la centuria anterior me resulta Algo va mal del recientemente fallecido Tony Judt que editó hace unos meses Taurus. Se trata de un lúcido ensayo donde se analizan y sostienen todos los progresos de los que Hessel se hace eco en una encendida defensa (no carente también de críticas) de los modelos socialdemócratas y la denuncia de cómo la juventud de las últimas décadas ha renunciado a cambiar la realidad a través de la acción política. Pero es en este punto en el que la posición de ambos autores me resulta muy discutible, porque la desmedida nostalgia y el juicio tan negativo de la última etapa les impide ver los avances que en algunos campos como los derechos de la mujer, de los homosexuales, la conciencia ecológica… se han logrado y son importantes. Quizá se esté equivocando determinada izquierda al reclamar la vuelta a la ideología y a actitudes que es muy probable que hoy hayan sido superadas por cambios tecnológicos (por tanto de formas de vida) y sea ello una parte fundamental de lo que explica la sensación de vacío y derrota  que una parte del progresismo padece ante la evidencia de perdida de poder en todo el orbe occidental. Sin embargo la pregunta sigue siendo pertinente: ¿Qué es lo que nos ha llevado a una sociedad neoliberal que desde la absoluta desregulación y el culto a lo privado ha cosechado fracasos como las actuales circunstancias económicas que vivimos? Tengo serias dudas de que tan solo desde la ideología o la indignación podamos darle respuesta a esta pregunta, aunque sí que tengo la convicción de que la no indiferencia y la profundidad de las creencias son un sanísimo aunque insuficiente ejercicio para afrontar los cambios que inevitablemente van a acelerarse en detrimento de aquellos que no sean capaces de adaptarse.

3 comentarios:

  1. También en este blog: ¡Comprometeos! De Stéphane Hessel y los movimientos de Indignados:http://elpolemista.blogspot.com/2011/06/comprometeos-de-stephane-hessel-y-los.html

    ResponderEliminar
  2. En El Polemista también: Manual de economistas aterrados (vvaa) y Las Voces del 15-M (vvaa):http://elpolemista.blogspot.com/2011/09/manifiesto-de-economistas-aterrados.html

    ResponderEliminar
  3. También en EL POLEMISTA:
    EN DEUDA de David Graeber, KEYNES, SU TIEMPO Y EL NUESTRO de Luis Ángel Rojo, y, otra forma de entender la realidad económica:
    http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/09/en-deuda-de-david-graeber-keynes-su.html

    ResponderEliminar