2011, La Revuelta árabe es el nombre que el monográfico trimestral Vanguardia Dossier ha dado a su último número. De esta forma esta revista dedica más de una decena de artículos de grandes especialistas a analizar diferentes aspectos de los acontecimientos que en estos últimos meses estamos viviendo en el mundo árabe y más concretamente en Egipto.
Fawaz A. Gerges y Rashid Khalidi comienzan el dossier analizando lo sucedido en sintonía más o menos con la “euforia” democrática que ha cundido en una buena parte de los especialistas y que considera que el móvil de las revueltas no difiere de los que contribuyeron a la transición democrática en Europa Oriental, América Latina y Asia. Los países árabes estarían viviendo un “despertar” de las libertades en su concepto más universal y estas serían las que explicarían los acontecimientos. Como ya comenté en este mismo blog (http://elpolemista.blogspot.com/2011/02/la-santa-ignorancia-de-olivier-roy-y.html) dicha teoría me provoca enormes dudas por bien intencionada que sea, primero porque no creo en el panarabismo ni siquiera en lo sentimental (la realidad de cada uno de estos países difiere tanto de uno a otro que sacar conclusiones comunes para todos parece complicado) y segundo porque si bien la juventud es un factor común a todas las protestas no hay en ningún caso una reclamación o ideal común ni tampoco actores sociales o políticos iguales.
Especialmente interesante me resulta el artículo El poder militar en Egipto de Robert Springborg. En él, el autor a parte de describir el estado real del ejército de aquel país y su “independencia” de los demás poderes del Estado, concluye que el resultado final de la crisis egipcia podría estar en un acuerdo que permita a los militares conservar poderes y privilegios tras una fachada civil y así esperar a que en el futuro los equilibrios cambien. Sin duda parece mucho más realista aunque una solución como esa podría llevar al país a una situación similar a la actual a largo plazo.
Los cuatro siguientes textos tratan de explicar la realidad social, política y económica de Egipto. Aquí aparecen los Hermanos Musulmanes indultados de las acusaciones de terrorismo, las elevadas y preocupantes tasas de crecimiento poblacional con la consiguiente presión sobre los recursos disponibles, el conflicto entre coptos y musulmanes como fenómeno más propio de ámbitos rurales que del mundo urbano y la realidad de la mujer egipcia. Este último, firmado por la politóloga egipcia Rabat el-Mahdi tiene un especial interés por cuanto denuncia la mentalidad orientalista (tal como la definió Edward Said) que subyace bajo los prototipos de mujer egipcia, mujer musulmana o mujer árabe. La autora defiende un feminismo con fuerte carga cultural donde convive la reivindicación clásica de la igualdad entre sexos con la defensa del uso de prendas identitarias como el velo y la denuncia al tratamiento que sufre su uso en algunas sociedades europeas.
Tampoco se debe pasar por alto lo escrito en este 2011, La revuelta árabe por Mohammad Abdel Raouf sobre el agua y el Nilo, una de las grandes amenazas para la paz en el mundo árabe en caso de no lograr acuerdos y consenso en su uso por los países ribereños del “río de la vida”. La iniciativa etiope con financiación china e italiana de levantar la presa de Tekeze son un ejemplo de los peligros medioambientales y económicos que podrían desencadenar problemas más graves en el futuro.
Said Aburrís repasa el legado de Mubarak como precisamente la falta del mismo, William Polk y Nur Yalman repasan la historia de las ambiguas relaciones americano-egipcias donde los primeros han desarrollado políticas nefastas en periodos como los de Eisenhower y Bush que fueron heredadas por Kennedy y Obama y lo segundos esperan que la actual administración estadounidense sea capaz de abandonar las políticas de apoyo a las dictaduras que todavía controlan gran parte de la región.
Cierran este Vanguardia Dossier el Profesor George Joffé y el político pacifista israelí Yossi Beilin. El primero apunta a los “injustificados” prejuicios occidentales respecto a las posibilidades de una evolución democrática en la zona aunque es optimista respecto al respaldo final a estas y el segundo muestra su escepticismo ante el futuro de las relaciones árabe-israelíes una vez el mapa posterior a las protestas quede configurado.
Vanguardia Dossier además viene bien ilustrada con esquemas y datos de gran valor didáctico que desde luego se agradecen.
Abríamos el presente año 2011 con los disturbios tunecinos que acababan con la salida del país de Ben Ali después un cuarto de siglo en el poder. Un mes después asistíamos a la caída del régimen de Mubarak que incluso llevaba más tiempo controlando los destinos de su país. Poco después el pueblo libio se echaba a la calle para reclamar la salida de su Dictador y a estas horas varios países árabes sufren graves convulsiones políticas que a día de hoy resulta imposible saber como acabarán. Sin embargo tres meses han sido suficientes para comprobar que tanto los escenarios como los actores y públicos son completamente diferentes en cada caso y que los primeros análisis que daban una lectura comparativa entre lo que sucede en parte del mundo islámico y lo que ocurrió en Europa Oriental a finales de los ochenta eran por lo menos discutibles. Creo que se ha cometido el error de interpretar los acontecimientos en clave de voluntarismo político sin prever protocolos de actuación para lo que nos queda por ver y que eso agravará la situación a corto plazo, y sí, desgraciadamente soy pesimista en cuanto a que tengo serias dudas del afán democrático de las sociedades que parcialmente se han movilizado, pero más aun, pongo en cuestión la posibilidad de regímenes democráticos en países donde no solo no existen sociedades civiles capaces de desarrollar movimientos fundamentados en la ciudadanía, es que tampoco las clases medias llamadas a ello cuentan con los recursos para lograrlo.
Comparto con Robert Springborg la tesis de que todo futuro inmediato de un Egipto estable pasa por mantener la primacía del Ejército egipcio sobre cualquier otra institución del Estado. De ser así la crisis se cerraría en falso para cualquier tipo de voluntad democrática, y este análisis temo que sea válido para la gran parte de los países implicados que no encontrarán en sus militares a revolucionarios como el Ataturk turco que cambien el rumbo de sus naciones. De ahí que intentar trasladar el modelo de Turquía a otros países musulmanes resultará muy complicado.
Por otra parte es verdad que cierto sentimiento de reclamación y reivindicación ciudadana frente a los poderes estatales ha cundido por el mundo árabe hoy y que es previsible que se extienda a otros lugares del mundo como puede ser África o Asia. De ser así, sí podríamos estar ante un cambio histórico de impredecibles consecuencias, pero no necesariamente democrático.
También en EL POLEMISTA: China, poder y fragilidad en VANGUARDIA DOSSIER (nº40), y las dudas sobre su futuro: http://elpolemista.blogspot.com/2011/07/china-poder-y-fragilidad-en-vanguardia_01.html
ResponderEliminarTambién en EL POLEMISTA:
ResponderEliminar11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?
http://elpolemista.blogspot.com/2011/09/11-s-el-mundo-diez-anos-despues-en.html
China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.
http://elpolemista.blogspot.com/2011/07/china-poder-y-fragilidad-en-vanguardia_01.html
También en EL POLEMISTA:
ResponderEliminarLa próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.
http://elpolemista.blogspot.com/2011/10/la-proxima-decada-de-george-friedman-y.html
También en EL POLEMISTA:
ResponderEliminarEl declive de Occidente en Vanguardia Dossier (nº42), y el ¿nuevo? orden internacional:
http://www.elpolemista.blogspot.com/2012/01/el-declive-de-occidente-en-vanguardia.html