Se
inicia la Campaña electoral de las Elecciones Europeas y la presidenta de la
Comisión Europea y candidata del Partido Popular Europeo, Ursula von der Leyen, lo deja claro: “He
estado trabajando muy bien con Giorgia Meloni, es mi trabajo como
presidenta de la Comisión. Nosotros haremos una oferta, vamos a ver si ella es
proeuropea, que claramente lo es; antiPutin, que ha sido muy clara en eso
también; y a favor del Estado de derecho. Si esto se mantiene, le ofreceré
trabajar juntas”. Inmediatamente Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido
Popular español y que mantiene en España en 140 municipios y varias comunidades
autónomas pactos de gobierno con VOX, el partido de la extrema Derecha, afirma
estar "muy atento al planteamiento de Meloni, no es homologable a
otros partidos de extrema derecha", en clara voluntad de blanqueamiento de
sus posiciones afines a los acuerdos con estos grupos y voluntad de ahondar en
ellos. (También asombrosamente reconoce no conocer mucho lo que hace la dirigente
italiana).
En
realidad hasta aquí no hay nada nuevo más allá de hacer público lo que ya se
esperaba, pero hace necesario un breve análisis sobre la figura de Giorgia
Meloni en el breve tiempo que lleva gobernando Italia y la poca gestión -no
le ha dado tiempo a más- que ha realizado, más allá de su ideario y posición
anterior, de reconocido posicionamiento literalmente posfascista (Meloni dirige
Hermanos de Italia (FDL), antes Alianza Nacional proveniente del Movimiento
Social Italiano fundado en 1946 por Giorgio Almirante como reorganización
de los fascistas italianos. De la mano de Silvio Berlusconi, el MSI liderado
entonces por Gianfranco Fini, entró en su coalición de gobierno de Italia en
1994).
Más
allá de los orígenes, en octubre de 2022 forma gobierno en Italia con los
apoyos de Liga (LI) del ultra Salvini y Forza Italia (FI) del fallecido
Berlusconi además de los conservadores de Nosotros Moderados (NM) y algún
independiente.
A
partir de este momento Meloni parte de una realidad necesaria para entender
su mandato: tras una década de inestabilidad política Italia ha vuelto a un
bipartidismo de facto, y el gobierno lo ha hecho con una mayoría homogénea en el
parlamento; ello facilita el mensaje de moderación y la forma transmitir mesura
y pragmatismo, ayuda la debilidad en su liderazgo en la que ha llegado el ultra
Matteo Salvini (radicalmente euroescéptico y partidario de Vladimir Putin) y
el vacío de poder dentro de Forza Italia tras la desaparición de Berlusconi
(también sostenía posiciones abiertamente en favor del dictador ruso).
Este aspecto es
determinante, las circunstancias en las que la primera ministra ha podido
desarrollar su imagen y forma de comunicar son clave, sobre todo para mitigar la
sensación con la que llegaba de cara al Exterior, y otro elemento a tomar en
cuenta, el contexto internacional, Meloni se convierte inevitablemente en factor
estabilizador para muchos italianos en plenas consecuencias del reciente conflicto
palestino-israelí o de la guerra entre Rusia
y Ucrania.
A partir de aquí
la líder de Hermanos de Italia plantea una posición de alianza con Bruselas
diferenciándose de otros gobiernos de extrema Derecha como el de Orban en Hungría
y afirma una clara posición en favor de Ucrania, planteando además una visión atlántica
por coincidente con la de Joe Biden y EEUU del mundo. Incluso, donde ha
mantenido posiciones más conflictivas con Bruselas como en sus políticas
migratorias, a pesar de anunciar medidas extremas como las que ha hecho
respecto a Albania o Túnez, se ha conformado con un práctico “los resultados no han sido los esperados”. Así es como
Meloni, que despreciaba desde el más indisimulado populismo “facilón” a la
Unión Europea por intervencionista frente a sus políticas, “porque Europa, que
en estos últimos años se ha metido en todo, incluso en cómo se cocinan los
insectos”, se ha convertido en una valiosa aliada y ha tranquilizado los
temores iniciales, ha sido para ello impecable en la forma de comunicar y
suavizar sus formas anteriores.
Sin
embargo su perfil ideológico no ha cambiado, solo lo ha adaptado inteligentemente,
sabiendo que el eje ideológico no era oportuno y camuflándose para mantener el
pulso populista en guerras culturales de nuestro tiempo, algunas de ellas
destinadas a su electorado, por ejemplo en el acoso a ONG, fundamentalmente las
que apoyan a inmigrantes, la delirante legislación contra los anglicismos en para
banalidad del nacionalismo cultural, u otras más alarmantes como la legislación
homófoba con medidas como el bloqueo a las inscripciones de parejas
homosexuales en el registro civil.
Igualmente en materia económica ha mantenido un discursos contrario a la
justicia social pero admitiendo que tiene las manos atadas en el contexto
europeo.
Y
en estas circunstancias se presenta a las Elecciones Europeas, gozando así
del intento de blanqueamiento del Partido Popular Europeo que además supone una
ayuda implícita en su pugna por liderar a la extrema Derecha europea frente a
otras candidatas para ello como Marine LePen.
No
olvidemos, Hermanos de Italia coincide con los demás ultras, es anti
globalista, anti multiculturalista, euroescéptico (en su caso), con
marcado nacionalismo nativista, posición contraria a todo progresismo en las
batallas culturales, anti tecnicismo-intelectualismo, defensa ultraconservadora
contraria a la migración y al cambio climático o el feminismo, xenofobia y racismo,
unida a una actitud vociferante, provocadora y de ruido mediático, a veces
violenta. Desde un punto de vista laboral (el trabajador juega un papel
determinante), podemos definirlos como antisindicalistas y negacionistas de la
división social de clase, paternalista-xenófobos, nacionalistas,
proteccionistas, ultraliberales (antes neoliberales aunque en este punto puede
haber divergencias entre países, sucede lo mismo con sus partidos políticos), y
defensores del machismo-patriarcal. Meloni sigue haciendo suyo e irrenunciable
el lema que hiciera slogan Mussolini, "Dios, patria y familia".
Hace
unos días se celebraba en Madrid la cumbre ultraderechista en la que
personajes como el argentino Javier Milei se convertía en el absoluto
protagonista tras protagonizar junto a apadrinado Santiago Abascal un grotesco
episodio contra el gobierno español en forma de insultos al entorno personal de
Pedro Sánchez. Inteligentemente y esa es la diferencia, tanto Giorgia Meloni
como el húngaro Orban evitaban su presencia en ella y simplemente saludaban
telemáticamente.
Y
justamente ese es su mérito, comunicar bien y aparecer distinta a la familia
ultraderechista europea aunque siga siendo parte de ella para así lograr introducir
su visión del mundo en las políticas europeas; obviamente si las urnas le dan
para ello.
En
el ÍNDICE de EL POLEMISTA encontrarán numerosos artículos relacionados,
concretamente en la extrema Derecha: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html