Traigo esta semana dos libros que aunque diferentes buscan un fin común: La denuncia de la penetración de determinada concepción del Islam en nuestras sociedades y la tolerancia de la que gozan a pesar de su evidente incompatibilidad con los valores de la Democracia Occidental.
El primero de ellos, La república islámica de España de Pilar Rahola (Ed. RBA) es un buen ejemplo. A través de un texto que aunque a veces caótico en su estructura, resulta de una rápida y amena lectura donde la filóloga y periodista catalana desgrana una gran parte de los elementos que forman lo que ella llama “islamofascismo”. El fanatismo de los “gurús totalitarios” en forma de “imanes barbudos, misóginos y radicales” que han logrado imponer a través del miedo un clima de brutal segregación femenina en los feudos más importantes del salafismo español (especialmente en Tarragona y su provincia y con casi una decena de mezquitas en el país) y que son los protagonistas de la obra que aporta una gran cantidad de datos, nombres y situaciones de temas que van desde la captación de yihadistas por parte de clérigos como Mrabet Farsi (que hoy lidera en libertad la comunidad islámica de Vilanova i la Geltrú), Taoufik Cheddadi o el imán de la mezquita de Lleida, Abdelwahab Houzi, pasando por la financiación de Arabia Saudí a estas comunidades o la denuncia de la penetración económica de estos mecenas del islamismo radical en la economía del país a través de inversiones como la realizada por Qatar Foundation en el FC Barcelona y que la autora considera “una compra en toda regla de los valores deportivos de un club, a favor de la apología de una tiranía islámica”.
Pero La república islámica de España no se queda en la descripción y denuncia de asuntos puntuales si no que contiene valoraciones más generales que probablemente sea la parte más intensa del libro: “Este territorio común en el que se encuentran los neorrevolucionarios comecuras de la extrema izquierda, y de algunas izquierdas especialmente despistadas, y los neofundamentalistas teocráticos islámicos es el antioccidentalismo feroz que profesan, el antiamericanismo patológico que conforma su ADN y el aún más feroz antisemitismo que los define”. Como se puede comprobar no hay el más mínimo atisbo de corrección política y aunque a veces el exceso debilita el argumento central se agradece la claridad de la exposición.
Pero no quiero pasar por alto un capítulo que puede resumir la filosofía del libro. Se trata de Del malismo al buenismo. En él la autora denuncia que entre las actitudes de determinada derecha (malismo) y las de determinada izquierda (buenismo) se crea un caldo de cultivo perfecto para el desconcierto y la intolerancia en la que se gesta el islamofascismo. Y aquí se vuelve a cargar de manera directa contra el relativismo (filosofía que se ha convertido en la última bestia negra de aquellos que como Pilar Rahola quieren poner énfasis en sus convicciones frente a las ajenas): “El otro error que surge del mismo espíritu relativista, tiene que ver con el paternalismo que se proyecta sobre las mismas comunidades musulmanas…; El buenismo late bajo la mayoría de las decisiones equivocadas que toman nuestras administraciones, con más inconsciencia que responsabilidad, y dibuja el ideal de la sociedad multicultural, en la que se crean estados dentro de los Estados, en lugar de fortalecer una sola cultura de la libertad.”
“La sociedad multicultural es una trampa mortal para lo modernidad. Su tumba. Como han dicho algunos dirigentes europeos más preclaros en esta cuestión, el multiculturalismo ha fracasado”.
En fin, Pilar Rahola deja patente su absoluto desprecio por aquellos que piensan que abstenerse de intervenir en ámbitos donde no dejaríamos que otros nos intervinieran no es necesariamente tolerar ni mucho menos suscribir.
Aun así La república islámica de España es un libro brillante que no deja indiferente, y aunque en momentos cae en un cierto simplismo generalizador que mezcla elementos del Islam con otros circunstanciales, o simplemente juzga determinadas conductas en musulmanes de manera muy diferente a como lo haría en miembros de otras comunidades se trata de una obra que realiza un notable aporte a la cuestión que, por otra parte, irá en aumento y seguirá siendo fuente de tensiones cada vez mayores.
Ayaan Iris Ali ya había perfilado su pensamiento en la obra anterior que como este Nómada editó en su día Galaxia Gutenberg. Y sin embargo este libro me ha resultado mucho más elaborado, probablemente porque la autora está más liberada de las responsabilidades políticas que mantenía en su anterior etapa holandesa. El recorrido humano de esta mujer es simplemente admirable y en la primera de las cuatro partes de este libro queda perfectamente reflejado aunque no dejará durante todo el texto de aparecer una vez y otra. Quizá en esa virtud está la debilidad de algunas cuestiones del pensamiento de la autora, en ocasiones da la sensación de estar seriamente vinculado a determinados traumas personales. Su ruptura familiar y la huida a una Holanda permisiva y llena de humanidad donde abandonará sus creencias anteriores, estudiará ciencias políticas y desarrollará una intensa carrera como político en aquel país, su vida rodeada de guardaespaldas bajo una permanente amenaza, o su actual residencia en Norteamérica son solo algunos de los elementos que hacen del personaje una mujer fascinante. Pero no lo es menos el cuerpo fundamental de Nómada en el que desgrana su pensamiento: “Occidente necesita urgentemente competir con los yihadistas, los defensores de la guerra santa, por los corazones y las mentes de sus propias poblaciones inmigrantes musulmanas; necesita proporcionar una educación dirigida a romper el hechizo del Profeta infalible, a proteger a las mujeres de los dictados opresivos del Corán y a promover fuentes alternativas de espiritualidad”.
En realidad Nómada es un canto a favor de los valores de la Ilustración Occidental contra el primitivismo que Iris Ali atribuye al Islam. No en vano contempla esta religión directamente incompatible con la Democracia y desde luego con facetas irrenunciables de su pensamiento como la dignidad de la mujer o la libertad de pensamiento y no duda en idealizar sociedades como la holandesa (aunque se percibe cierto resentimiento de su experiencia política) o la americana frente a las de los países musulmanes. Quizá en ese recorrido desde el socialismo holandés al más duro conservadurismo americano resida la necesidad de la actualización constante de sus ideas, pero la línea argumental es coherente. Sin embargo hay un elemento en su pensamiento y en su vivencia claramente contradictorio, y es el choque frontal de esta mujer con el multiculturalismo que sin embargo ha servido y ha sido la causa de sus desarrollo ideológico. Sin esos valores relativistas que ahora considera un peligro para Occidente ella nunca hubiera podido llegar a las conclusiones que ahora defiende. En ese sentido sorprenden párrafos como este: “Creo que el activismo bienhechor forma parte del mismo problema que quieren solventar. Hablando sin tapujos: sus esfuerzos por ayudar a los musulmanes y a otras minorías son fútiles porque al posponer, o, en el mejor de los casos, prolongar el proceso de su transición a la modernidad, creando la ilusión de que uno puede regirse por normas tribales y simultáneamente convertirse en un ciudadano normal, los defensores del multiculturalismo encierran a las generaciones posteriores nacidas en Occidente en una tierra de nadie de valores morales. Lo que se presenta envuelto en un lenguaje compasivo de aceptación es, en realidad, una forma cruel de racismo. Y es especialmente cruel porque se expresa con palabras edulcoradas de virtud”. Afortunadamente Ayaan Iris Ali no sufrió el trato que ahora propone para las personas que como ella llegan a nuestras sociedades.
Este blog ya trató en su día estos mismos temas en la entrada dedicada a Yo maté a Sherezade de Joumana Haddad y Las tradiciones que no amaban a las mujeres de Mª Teresa Gómez-Limón (http://elpolemista.blogspot.com/2011/04/yo-mate-sherezade-de-joumana-haddad-las.html) . Y al igual que en aquella ocasión vuelvo a recomendar ambos libros aquí comentados porque la reflexión sobre una de las cuestiones que más controversias genera es necesaria aunque no deja de preocuparme una cada vez mayor tendencia de las sociedades occidentales al rechazo de modelos, que no lo olvidemos, han servido para dotarlos de las mayores etapas de bienestar que han gozado y a los que ahora parecen querer culpar de todos su males. Y es que el multiculturalismo no solo ha sido causa de la creación de minorías peligrosas, también ha dotado a los países donde se ha producido de modelos de convivencia con evidentes ventajas (muchas económicas) de convivencia que hoy siguen siendo evidentes.
Actualmente la corriente antimulticulturalista, ligada directamente a la islamofobia es cada vez más intensa y, curiosamente, estatísticamente gran mayoría de los musulmanes que viven en Europa se sienten integrados( hay un estudio en el que habla del 90% en Bélgica, del 70% en Gran Bretaña, del 54% en Francia, etc.).Las minorías fanáticas extremistas hacen mucho daño a estas comunidades, porque además se atribuyen una imagen gratuita del Islam, como algunas prescripciones que en realidad no son islámicas(y un ejemplo es el burka).Yo creo que la intolerancia no es la solución. Para empezar, todo el mundo tiene derecho a la igualdad y la historia nos demuestra que extremismos los habrá siempre, en cualquier tipo de sociedad. Creo que es necesario fomentar las políticas sociales;los países en los cuales estas no existen, se resienten especialmente de la no integración y de la segregación de los inmigrantes en ghetos, donde se cultivan estos extremismos tan perjudiciales para todos. La sociedad perfecta nunca existirá, sin embargo creo que el multiculturalismo aporta a la larga más igualdad de oportunidades para todos además de un enriquecimiento en la economía.
ResponderEliminarFalso. Yo he vivido decadas en Gran Bretanya y de integracion nada. Viven en guettos separados, siguen casandose con sus primos, mutilando el clitoris a las hijas, haciendo "honour killings", en fin siguen siendo excelentes musulmanes practicantes.
EliminarEn Manchester hace dos semanas buzonearon todo un barrio para pedir que la gente no sacara sus perros a la calle ya que son "impuros".
En las escuelas religiosas musulmanas en UK ensenyan lo que quieren y nadie se atreve a decir nada.
Pero bueno, si en Rotherham violaron mas DE MIL CUATROCIENTAS ninyas, desde los 11 ANYOS y la policia y los servicios sociales lo sabian y se lo cayaron para no "herir sensibilidades". Lealo usted misma:
http://www.telegraph.co.uk/news/uknews/crime/11059138/Rotherham-In-the-face-of-such-evil-who-is-the-racist-now.html
Y a los que protestaban los mandaban a clases de 'diversity'
http://www.huffingtonpost.co.uk/2014/09/02/rotherham-abuse-researcher-diversity-course_n_5750560.html
1400 niñas en el curso de 10 años. y esto es solo un caso. Este año ya han arrestado 900 musulmanes por toda clase de delitos. Esto salio ayer:
http://www.express.co.uk/news/uk/695066/Police-arrest-900-Syrians-in-England-and-Wales-for-rape-death-threats-and-child-abuse
Menuda integracion
Por lo que a mí respecta sr Germán la integración de musulmanes en las sociedades europeas han sido un éxito rotundo hasta la fecha, en casos como el alemán con más de tres millones de turcos o el francés con más de cinco millones de musulmanes (7,6% de la población). Lo prueba el hecho de que las primeras generaciones están absolutamente integradas.
EliminarEllo por supuesto no impide que pueda cambiar si continua la xenofobia espoleada por el miedo avanzando en las sociedades europeas y claro.
Un cordial saludo y gracias por su comentario.
Poco has viajado por Europa o lo has hecho con una venda en los ojos.
EliminarLa integración se consigue con la mezcla, con matrimonios "mixtos" sin que importe la religión o falta de ella de cada uno de los miembros de la pareja. De esa manera los inmigrantes o hijos de aportan unas cosas y reciben otras ,se mezclan culturas y etnias.El judaísmo y el islam todavía siguen empeñados en esas cosas , en el caso de los judíos de manera más folclórica..pero los musulmanes lo hacen de manera ortodoxa ..y son muchos millones.
También podríamos preguntarnos qué es lo que tienen los musulmanes para aportar aparte de fanatismo religioso...yo no veo nada de folclore , son los únicos que no aportan nada salvo cus cus y algunos pasteles. Es una sociedad de lo más triste.
Un saludo
A mí lo que me gustaría saber es si Pilar Rahola lleva guardaespaldas, porque no se puede ser más valiente. El libro de La república islámica de España no se calla nada, aunque algunos de los reproches que hace a los islámicos radicales podría hacérselos también a algunos creyentes de otras religiones. Es una pena que esta mujer esté tan preocupada por su proyección mediática, su faceta de investigadora es infinitamente mejor que la de tertuliana televisiva.
ResponderEliminarLo del multiculturalismo no lo tengo tan claro, hace unos años estaba de moda, hacía falta mano de obra barata y se quizá se fue demasiado tolerante con muchas cosas. Ahora los inmigrantes sobran, pero sigo sin ver muchas empleadas de hogar o cuidadores de ancianos españoles, y si los queremos tener aquí habrá que convivir con sus costumbres.
También en EL POLEMISTA:
ResponderEliminarLa próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.
http://elpolemista.blogspot.com/2011/10/la-proxima-decada-de-george-friedman-y.html