No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

miércoles, 22 de febrero de 2023

Club a la fuga de Vicent Molins, y, los clubes-Estado o los clubes-fondos de inversión, el Valencia C.F., triste ejemplo.

Club a la fuga. Del equipo-ciudad a la airbnbización del fútbol (Ed. Barlin Libros) es un texto demoledor, no en vano Vicent Molins es todo un especialista en contenidos urbanos, en la ciudad de Valencia y en el Valencia C.F., verdadera guía en este viaje demoledor. El primer capítulo del libro ya lo deja claro, recurro a la cita:                                                                                                                      “Un club de fútbol, a pesar de todos los esfuerzos para esconderlo, es un agente plenamente urbano al que las dinámicas que tienen lugar sobre la ciudad le afectan poderosamente. Desde ese planteamiento, una deducción: el vínculo umbilical entre el club de fútbol y la ciudad está precarizado y se ha roto en unas cuantas demarcaciones principales. Los clubes acumulan tanta energía más allá de sus lindes que han decidido prescindir de sus entornos municipales. Otros, aunque la necesitan, la han omitido de sus propuestas de valor porque los intereses de los propietarios son ajenos o contrapuestos a la realidad local. La ciudad, en uno y otro caso, pasa de sujeto a objeto (…) hay lugar para dos categorías improvisadas: a este lado, los clubes multinacionales, dopados económicamente por sus propietarios o inmersos en dinámicas mundiales; al otro, clubes discretos que han basado su estrategia en el conocimiento, el ingenio y la planificación.”

El caso del Valencia sería demoledor con el delirio del nuevo estadio entre otras aquí contextualizadas, en estos casos pasan desde un alcalde de la ciudad que promete a sus vecinos que no serán menos que los de otras capitales, un promotor que promete blindarle endeudando a la municipalidad hasta las cejas lastrando su futuro, y tras multitud de desaguisados un holding internacional, asiático en el caso valenciano, se hace con el gobierno de la ciudad en cómodos plazos que incluyen la privatización de sus servicios básicos generando dudas de su propia viabilidad. Y se entra en una pendiente que vale para otras ciudades y clubes de fútbol, el del Valencia C.F. se coronaría en 2014 con Peter Lim haciéndose con el 74% de las acciones del club. Se produjo -esencial en este relato- el modelo de funcionamiento del club que ya no necesitaba del poder local en absoluto, justo lo contrario, responde al patrón básico con el que fondos remotos sondean negocios ligados al territorio de la ciudad manejando a miles de kilómetros en busca de rentabilidad. Y así los clubes más poderosos comenzaron a perder esa dependencia-pertenencia de la ciudad quedando geolocalizados en la nube. Ejemplos que da Vicent Molins, “la energía producida por la entrada de los ciudadanos en sus estadios, proporcionaba al Real Madrid el 23% de su alimentación. En 2019 era un 16%. Más escandalosa es la comparativa del Manchester United. De un 42% a un 17%”. Ya no son equipos de la ciudad, son clubes en la nube que los ha devorado. Así, estos propietarios extranjeros suelen aparecer tras los desmanes de unos empresarios locales o el desinterés de otros. La venta del club, es también “el fracaso de las élites de la ciudad”. Y la dinámica en la estos equipos requieren más fans que aficionados tiene entre otras consecuencias que entre 2003 y 2014, 22 de los clubes que habían pasado por Primera División cayeron en concurso de acreedores.

Si el lector coge este libro en el momento en el que escribo y el Valencia C.F. se encuentra penúltimo en la clasificación de Primera División puede torcer el gesto viendo el ejemplo del Milán, otrora símbolo lombardo: pasa de Berlusconi al chino Yonghong Li con una deuda que no puede cubrir. Y ahí aparece Elliott Nanagement (el fondo dirigido por Paul Singer, el mismo que se quedó con buena parte de la deuda Argentina tras quebrar el país). Pues hizo lo mismo en el Milán, le prestó el dinero al chino que se declaraba en bancarrota y se lo queda. De momento y dado que el equipo va bien los aficionados está contentos, queda por ver cuando vengan mal dadas. Recordemos, hablamos en el mundo de la ciudad global que tiene el mundo entero como área de influencia y que son tomadas como soporte por intermediarios financieros que “financiarizan” las ciudades hasta exprimirlas, en casos como el acceso a la vivienda de consecuencias dramáticas. Por supuesto proyectos como la Superliga están en esa necesidad de romper con el territorio como espacio restringido para los clubes. Y de nuevo al momento de hoy, vivimos estos días el “Barçagate” del que todavía no sabemos en qué puede quedar. Este libro no ayuda a la “confianza” en el fútbol, máxime si como es mi caso el lector parte de conclusiones muy coincidentes con las de Club a la fuga.

Otro valencianista de pro como Manuel Vicent no podía dejar de aparecer: “Un presidente ahíto de dinero de papá, que te da la mano con solo tres dedos a la hora de saludar, preside los partidos de su equipo con la mirada perdida. No le interesa nada de lo que sucede en el campo.” Aquí Peter Lim es un personaje siniestro, caracterizado por la clandestinidad y el silencio mafioso. Y es que el relato de cómo se hace el de Singapur con el club asusta y preocupa, pero leerle a él todavía más, esto en una entrevista a Financial Times. “No quiero menospreciar al Valencia, pero tiene 102 años, nunca ha ganado una Champions League… ¿y querían ganarla a toda costa? No tiene sentido. Esto es bonito, me despierto, soy dueño de un equipo de fútbol y a ver qué pasa. No hay más. Y la verdad es que los aficionados me provocan algo de compasión, pero entre nosotros, entre amigos, solemos decir que las cosas más pequeñas te dan los dolores de cabeza más grandes (…) Si miras la Superliga Europea, es puramente para que los clubes grandes sobrevivan. Les dan igual los aficionados. ¿Por qué? Porque tienen unas audiencias de 100 millones de aficionados en Asia (…) Esta gente argumenta que como son valencianos conocen el club. Pero con valencianos al frente el club se fue a la ruina ¿verdad?”. Ya, y esto lo digo yo, se pone con la lectura uno a cantar lo de “Peter vete ya…” Y es que se ajusta a la perfección a la tesis del libro, esta es una mirada externa, periférica, infantilizando a los hinchas y la comunidad. No obstante es una visión Oriental del fútbol que no viene de ahora, quien iba a decirlo, iban a devorar al fútbol europeo.

En absoluto el autor deja de citar la responsabilidad interior del Valencia y de las autoridades municipales, autonómicas, bancarias… entre otras cosas sumidas en la burbuja del ladrillo, la crisis de las cajas… donde los fondos tenían una presa fácil donde fallaron las prácticas regulatorias entre los personajes menos adecuados que sacaron al Valencia de sus propias élites para situarlo en la cloaca.

El cuarto y último capítulo, Tu equipo no está en ningún sitio, vuelve a incidir, un club es una buena herramienta de prospección sobre aquello mismo que impacta sobre el acceso a la vivienda, el desarrollo comercial, en suma la vida urbana en este caso en el empobrecimiento, es común a muchos clubes, la mayor virtud de este libro está en que el Valencia nos hace de guía en un viaje más que evidente en el fútbol y la ciudad actual. De hecho aquí se analizan casos como el del Mallorca o el del Zaragoza, un clásico de fútbol español que caía en esta cadena trófica de los multipropietarios.                                    Y lo lleva también al periodismo y personajes como Ibai Llanos o Fabrizio Romano y por supuesto a directivos de la FEF como Rubiales que quiere partidos en campo neutral “donde más apoquinen”, una vez más fútbol para fans, no para aficionados.

“Tomar por cierto que nuestro desarrollo personal no comporta adquirir compromisos con nuestro entorno ni esperar nada del mismo (…) nos conduce irremediablemente a la enorme renuncia. Nos gustan nuestros clubes porque nos sellan a una comunidad, de la misma manera que buscamos pertenecer a un lugar porque nos ayuda a ser algo más que simples piezas en tránsito.”

Normalmente El Polemista en sus reseñas contiene más opinión propia, pero es que en este caso no se puede añadir más que la felicitación a Vicent Molins por este libro que cualquier aficionado al fútbol debe leer, no digamos si además es valencianista. Y es inevitable añadir un deseo de recuperación a todos ellos en horas tan bajas y la certeza que aunque superen el trance de esta temporada, tienen un gravísimo problema.

La edición de Barlin Libros preciosa, lástima que carece de índices y bibliografía si la hubiera aunque están las notas.

 INDICE COMPLETO DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html

 


jueves, 16 de febrero de 2023

La aparente derrota rusa y sus lecciones en primera instancia, por Jorge Navarro Cañada.

 

Cuando comenzó hace un año la invasión de Ucrania que ha derivado en guerra asistíamos a un conflicto llamado a ser apertura del siglo XXI respecto a lo bélico. Aprendimos conceptos como el de “guerra mosaico” en el que primaba la calidad de la boca de fuego, su capacidad de transporte y agilidad por encima de lo cuantitativo. Así, era vital la localización del enemigo y en estas circunstancias la vía satélite a gran escala y a menor los drones y radares pasaban a ser determinantes. Ha pasado un año y esa fase del conflicto solo duró unos meses, inmediatamente hemos asistido a una guerra industrial que asombraba a aquellos que gratuitamente afirmaban que esta sería la última guerra convencional de la historia. Fueron todas las potencias del mundo las que no dudaron en prever que la propaganda electrónica y el engaño con ciberataques resultaría determinante, rápido y fulminante. Y sin embargo un año después nos encontramos con una guerra de trincheras mucho más parecida a la I y II Guerras Mundiales que a la ciberguerra. Incluso tenemos datos para aseverar que los avances nimios rusos se realizan más a través de comandos suicidas de mercenarios de Wagner que por el ejército regular ruso que ha evidenciado que se puede perder una guerra en tiempo récord por error de cálculo y absoluta incapacidad logística, estratégica, ni tan siquiera informativa.

Faltan unos días para el aniversario ya ya podemos hablar sin riesgo a error de la estrepitosa derrota de Vladimir Putin, pase lo que pase hoy Rusia es un paria internacional, su poder militar es ya irrisorio en términos reales si se compara con el de la super potencia que se suponía, su peso en la Sociedad Internacional pierde toda relevancia no habiendo sido apoyado por las potencias que le eran imprescindibles por su peso, China o India, la neutralidad de emergentes como Brasil o Sudáfrica (a su vez devaluadas), y poco entusiasmo de aliados como Irán que han visto como su posición pierde gravemente como consecuencia de la nueva realidad incluida su influencia sobre países del “patio trasero” de Rusia ahora que se separan del poder ruso. Especialmente grave el caso de Azerbaiyán hoy mucho más cerca de Israel que de los Ayatolas. Volviendo al caso indio y chino la relación se hace dramática para un Putin que ve como se reduce a ser suministrador de combustible barato y comprador de medios tecnológicos, ya ni tan siquiera suministrador de armamento.

Hay una cuestión en la que el autócrata ruso sí mantiene un poder soterrado que sin duda es una baza que intentará aprovechar y que supone un riesgo real de expansión del conflicto: su capacidad para crear inestabilidad en sus países vecinos a través de problemáticas de minorías o más grave, el anuncio de Moldavia de intento de Golpe de Estado provocado por los rusos podría generar una subida en la tensión en la región de gran envergadura si Rusia tuviera la tentación de extender su poder militar a dicho país.

Y bien, llegamos al 24 de febrero y Vladimir Putin tiene que presentar algo ante el pueblo ruso (ya no es ciudadanía, no queda nada en Rusia de realidad democrática). Y más allá de un bombardeo masivo y una exhibición del poco fuego que le queda podría movilizar a los 300.000 reservistas que esperan órdenes, probablemente una vez ya imposible la invasión o control total de Ucrania priorizando el corte de suministros de armamento del oeste y sur de Ucrania al Este (Donetsk y Lugansk) en conflicto. Ello necesariamente tendría que hacerse en una operación transversal de Bielorrusia hasta Moldavia, solo con ello y la consiguiente debilidad ucraniana podría sentarse en una mesa de negociación con mayores opciones. Poco más puede hacer, pero obviamente si una operación de esa envergadura fracasa la guerra habrá terminado para Rusia salvo que se conforme con un conflicto enquistado y sin final en un Ucrania ya completamente desrusificada, absolutamente consciente de su identidad y con enemigo exterior, el ruso, que dé sentido y relato a la creación del Estado-Nación: la total y absoluta derrota de Vladimir Putin que abre un periodo de muy difícil predicción en Rusia, quizá a peor, no olvidemos que para la población de aquel país Vladimir Putin significa la resurrección y venganza de lo que consideran dos décadas de decadencia y humillación. Ese sentimiento no solo no tiene por qué remitir, puede perfectamente ir a más. También puede ser que el criminal ruso continúe, pero ello implica una lógica de poder realmente de complicada puesta en práctica y mantenimiento. En esas también veremos en qué quedan los difíciles equilibrios entre jerarcas, mercenarios y otros “señores de la guerra” con el poder del Estado.

Y no lo olvidemos, la apertura de un periodo nuevo en el que Occidente tiene que asumir un nuevo orden militar que le obliga a dotarse de más y mejor material, sobre todo de su cadena de fabricación, logística y transporte del mismo, y de una modernización de la Guerra que de momento ha resultado pura ciencia ficción. Y ello conlleva inversión y gasto de complicada explicación a opiniones públicas no acostumbradas ni mentalizadas para ello.

 La cuestión de Ucrania se ha tratado varias veces y en profundidad en El Polemista desde 2014 en el que tuve la oportunidad de trabajar en lo que ya era un anuncio de lo que venía, pueden consultar varias entradas al respecto en el INDICE COMPLETO DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html



miércoles, 8 de febrero de 2023

Observar el arroz crecer de Julio Ceballos, y, China global para sinófilos.

 

Julio Ceballos, autor de este Observar el arroz crecer (Ed. Ariel), director en China del negocio de marcas líderes y asesor de empresas occidentales en el país además de conferenciante al respecto hace en este libro una lectura global de todo el universo chino, incluye desde lo filosófico a lo culinario, desde lo tecnológico (“…para desarrollar inteligencia artificial hacen falta tres ingredientes: buenos algoritmos, capacidad computacional y un gran caudal de información que procesar. China cuenta con todos ellos”), a lo político, desde cualquier aspecto del ámbito cultural a lo demográfico (este tema se trata de forma notable, quizá el mayor problema de China hoy) … en fin, una útil lectura para hacerse una idea de China en su conjunto, de eso se trata, obviamente combinada con otras, se hace interesante, diría que necesaria porque sin llegar a lo propagandístico el autor muestra una visión de lo chino diferente a la que solemos recibir por estos lares. Pero tampoco lleva a engaño: “El gobierno de Pekín es autoritario, es responsable de graves desastres ecológicos y atropellos de los derechos humanos, tiende al control paranoico, la falta seguridad jurídica, la violación de los derechos de la propiedad intelectual o la falta de reciprocidad en sus relaciones internacionales, entre otras «virtudes».”                                  No en balde en El Polemista aparecía antes de esta reseña un artículo mío ¿Extremo Oriente se reconfigura?, ¿comienza el declive chino? ... http://elpolemista.blogspot.com/2023/01/extremo-oriente-se-reconfigura-comienza.html y aunque todavía no había leído este libro no es en absoluto casual que los puntos más fuertes que ve Julio Ceballos en el presente y futuro chino -de super éxito- son los motivos de su más que probable fracaso según grandes especialistas de total reconocimiento en todo el mundo en cuanto al culturalismo, antropología, análisis geopolítico histórico…como Jared Diamond,  Armás, gérmenes y acero, o Joseph Henrich consideran: el parentesco y la unidad carente de competencia. Del primero encontrarán texto y del segundo reseña de su imprescindible Las personas más raras del mundo http://elpolemista.blogspot.com/2023/01/las-personas-mas-raras-del-mundo-de.html donde explican por qué China históricamente, incluso en los momentos en los que han tenido todos los recursos para triunfar, ha fracasado al contrario que Occidente.                                                                                                                                           No obstante China es mucho más que eso, claro, como dice el autor “está erigida sobre cuatro pilares: el taoísmo, que pondera la disciplina, el colectivismo y el bien común, el confucionismo, que premia el respeto y la historia, a las tradiciones de los antepasados, el esfuerzo y el sacrificio; el budismo, que, con su visión cíclica del tiempo, promueve el largoplacismo, la paciencia y la aceptación del dolor, y, por último, el comunismo que absorbe muchos de los valores anteriores y agrupa en torno a un concepto social, nacionalista, tecnócrata y militarizado, de proyecto de Estado. Esta es la diferencia singular actual más decisiva entre ellos y nosotros: China cuenta con un proyecto de Estado claro y un plan definido para llevarlo a cabo…”. Aun así, Observar el arroz crecer en absoluto es un libro que descuida el pasado de un país que sitúa aproximadamente hace 3.200 años en el río Amarillo y que en tiempo récord ha pasado de necesitar ayuda internacional a “convertirse en la primera potencia mundial en solo cuarenta años”. Ese mantra, el de primera potencia mundial como algo garantizado se repite una vez y otra en las páginas del libro. Y seguro que lo cree, siendo a veces crítico su admiración por el sistema chino es indisimulada: “A diferencia de lo que ocurre en Occidente, donde cualquiera puede ejercer la política, en China solo los más capaces, preparados y comprometidos pueden gobernar y ostentar cargos políticos.” Al lector seguramente se le ocurren disparates brutales y catastróficos a lo largo del sistema comunista chino (los pasados de Mao también aparecen aquí) que no indican eso, de hecho si algo sufre hoy China es una total pérdida de prestigio por su gestión en cuestiones como el Covid, las islas artificiales, la compra masiva de Deuda Externa ruinosa…incluso en la actualidad del día a día, la crisis de los globos espía de estos días lo ejemplarizan, que se suman a los indiscutibles éxitos del gigante asiático. Quizá por eso Ceballos reivindica el “el apabullante” apoyo ciudadano al gobierno de Pekín por la prosperidad y orden público que se hace a través del “Control y poder absolutos a cambio de armonía en el hogar y paz en la nación.” Obviamente ese apoyo no es optativo no cuantificable estadísticamente.                                                                                                                                        Aun así no descuidemos el pasado, Ceballos nos recuerda bien documentado pero para todos los públicos aspectos como la continuidad del sistema milenario de escritura, también como Mao supo unir los múltiples dialectos chinos para hacer una lengua moderna única, o como desde la Antigüedad el chino considera siete necesidades vitales básicas: la sal, la soja, el vinagre, la leña, el arroz y el aceite. No es baladí porque el autor en algunos de estos aspectos hace síntesis de gran interés.

Por ejemplo, el saludo tradicional que la gente se dirigía por la calle era la pregunta “¿has comido ya?” Y es que este Observar el arroz crecer tiene un capítulo dedicado a la comida china, a la que sitúa como la tercera mejor del mundo, realmente interesante, destacando la importancia que para ellos tiene este aspecto y lo esencial que es en su salud física, mental y en sus relaciones sociales. Y es que la cocina china no tiene nada que ver con la que conocemos aquí como tal y se divide en ocho regionales con sus respectivas tradiciones: “El picante prevalece en la cocina del centro y sur del país; el salado, en el norte y zonas costeras, mientras que el dulce abunda en los platos del delta del río Yangtsé y el ácido y el agridulce predominan en el sur.” Serían estas fusiones la causa de la cocina más variada del mundo. En El Polemista podrán encontrar numerosas menciones culinarias y doy fe de lo espléndida que es la cocina china “auténtica”. Más discutible es la obra en cuestiones de anécdota o en temas más que discutibles que toma con precaución: la medicina china tradicional. Por supuesto, y no solo en el comer, también en lo tecnológico es importante el apartado para el arroz que explica la existencia de esta civilización y está presente en todos los aspectos de la vida, religioso, culturales, sociales...

La americanofobia, a veces obsesiva que podemos ver en la prensa del régimen chino, también aparece aquí en los aspectos geopolíticos: “Tras décadas de cooperación e intensificación de sus relaciones bilaterales, Estados Unidos, consciente ahora de la rivalidad que representa China en multitud de aspectos y de la amenaza que se cierne sobre su hegemonía global, tarta ya a China como su principal competidor, amenaza y desafío.” Así apunta el siglo XXI como el siglo el del declive de América. Y llega la cuestión geoestratégica en la que Ceballos coincide por completo con la tesis defendida desde Pekín: la precipitada salida de EEUU de Afganistán y el fortalecimiento de las alianzas de seguridad en Europa tras la guerra de Ucrania “solo vienen a reforzar ese traspaso del foco al Indo-Pacífico (…) A contener el ascenso chino va a dedicar el grueso de sus esfuerzos desplazando a Asia-Pacífico recursos que, hasta ahora, empleaba en otros lugares del mundo…, su Rusia de lo permite.” Este libro está escrito hace un año, hoy seguramente este párrafo no aparecería en él, no obstante mi análisis geoestratégico lo tienen en el nates citado ¿Extremo Oriente se reconfigura?, ¿comienza el declive chino? ... http://elpolemista.blogspot.com/2023/01/extremo-oriente-se-reconfigura-comienza.html En todo ello no podía faltar Taiwán, llega a compararla lo que es para China con lo que Cuba para EEUU ¿?, y la lectura expansiva que hacen los norteamericanos de su dominio sobre todo el mundo, incluido claro está Asia.

Muy interesantes cuestiones que hacen este libro ameno, didáctico y divertido, no se pierdan esto, “El tabaco entró en China en el siglo XVI desde Filipinas que, siendo una colonia española trajo aquí la planta desde Latinoamérica. (…) cada habitante chino fuma unos cinco cigarrillos al día (…) en China lo raro para un hombre es no fumar (…) El saludo habitual entre hombres —en muchos lugares del país— sigue siendo ofrecer al recién llegado un cigarrillo, y el tabaco es uno de los regalos más populares entre socios comerciales, parientes y compañeros de trabajo.”

Además de ser un buen relato sobre cómo hacer negocios en allí, también nos cuenta que en España hay más de 220.000 chinos, el 90% de ellos proceden de una misma comarca montañosa, Qing-tian cercana a Wenzhou que animados a la llamada de clan en clan por la ausencia de tierras cultivables, han tejido una gran red de comunidad comerciante en todo el mundo. Ciertamente es elogiable la función y la presencia de esa comunidad entre nosotros.

Justo estos días se ha cumplido un año de la declaración de Xi Jinping “jurando” amistad sin límites con Rusia. Hoy, el estrepitoso fracaso ruso en Ucrania y la evidencia de la inviabilidad defensiva de ella para China coloca a esta en una posición muy difícil en cuanto a su soledad en el mundo y así se explica el volantazo que ha dado en su posición. Simple y llanamente China acepta que todo el plan de Xi a 2050 no es viable y hay que formatearlo, la supremacía tecnológica ya no es algo indiscutible, la nueva Ruta de la seda (en sus dos formas) ya no es viable y económicamente se han dado pasos en las últimas décadas ruinosas. Para colmo intuye un clima en EEUU de “nueva Guerra Fría” que daría al traste con mucha de la proyección mental de crecimiento de Globalización. China ya sabe que no será la primera potencia mundial en términos reales y de forma global en el siglo XXI si no cambian mucho las cosas.

En fin, Observar el arroz crecer es un excelente, aunque parcial acercamiento a un supuesto mundo “made in China” que cumplirá con quien busque un visión global y sencilla de gigante asiático.

La edición de Ariel cuenta con su bibliografía y cumple a la perfección con lo que se espera de esta lectura.

 Índice completo de EL POLEMISTA con numerosas entradas con temas relacionados http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html