No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

martes, 13 de marzo de 2018

De héroes y traidores de Santi Vila, y, los escombros del Procés.


Continúa bloqueada la situación política en Cataluña cuando aparece este libro que sospecho tendrá mayor desarrollo a medida que sobre él su autor aporte más datos. Y lo hará, porque se trata de un político que ha errado todos sus cálculos, para empezar no sabiendo cuando irse o hacerlo tarde, veremos cómo le sale esta publicación que certifica y consolida su papel de apestado en el nacionalismo catalán.
De antemano pido disculpas por el exceso de cita en esta reseña, pero la naturaleza del libro hace recomendable que sea el autor quien cuente las cosas.
Pone como ejemplo Santi Vila, -exconsejero de la Generalitat y ex Alcalde de Figueras entre otros cargos en una intensa carrera política- de la infantilización y cierto tufo antisistema en el Procés la frase de Lluís Llach que por otra parte no puede sorprender a nadie conociendo al personaje: Si viviera en Valladolid votaría a Podemos. “Lo más chocante es que todas estas voces revolucionarias consideran del todo compatible su retórica antisistema con formar parte de él, disfrutando sin rubor de sus prebendas, coches oficiales y salarios.”
De héroes o traidores. El dilema de Cataluña o los diez errores del procés o D'herois i traïdors (Ed. Península), puede no ser un ajuste de cuentas pero si hay para todos.
Y sin embargo este pasaje del libro es especialmente esclarecedor de las intenciones reales y la palpable falsedad y deshonestidad de Carles Puigdemont en su exilio palaciego:
“Puigdemont solicitó a los presentes su opinión franca y sincera, dejando clara su preferencia por la convocatoria electoral: “No me veo siendo un presidente virtual, de un país virtual, en una sociedad anímica e institucionalmente devastada”. […] “Me niego a ir por el mundo repartiendo tarjetas de una república inexistente”, remató. Estaba claro que el análisis de Puigdemont era lúcido y, lo más importante, parecía determinado a actuar de forma consecuente.”
Y autocrítica:
“Lo que sí queda para mi tormento y remordimiento como demócrata, como la página más negra de mi currículum como ciudadano y como servidor público, es haber presenciado la sesión plenaria del 7 de septiembre de 2017 en el Parlament de Cataluña, la que aprobó la disparatada ley de desconexión, y no haber dimitido al instante. […] No me queda la menor duda de que tampoco Carles Puigdemont se sintió orgulloso en aquellas horas tristes. De hecho, me consta que intentó evitarla. Su incapacidad de frenar aquel pleno y aquella votación tan hiriente seguramente era el preludio trágico de nuevas y más graves impotencias por su parte.”
Santi Vila, hoy en libertad provisional tras pagar su fianza de 50.000€ para salir de prisión, se siente orgulloso del 1 de octubre aunque fue quien más trabajó para lograr que el 27-O no se proclamase la DUI y se convocaran elecciones, por eso hoy, tras su dimisión y denuncia de los hechos por ejemplo en este libro, es el verdadero “maldito” del nacionalismo catalán.
Vila apunta a Marta Rovira (ERC), Lluís Corominas (PDECat), Jordi Turull (PDECat), Josep Rull (PDECat)… como culpables del constante cambio de opinión de Puigdemont y si a Rovira la define como “mujer intensa, irascible y fanatizada” también tiene para Oriol Junqueras, no olvidemos ahora en prisión:
“Extraño caso es, en cambio, el del doctor Oriol Junqueras, casi tanto como el del doctor londinense de Robert Stevenson. […] Ese hombre, llegada la hora grave, llegado el momento de arrimar el hombro y ayudar al president a persuadir a los suyos sobre la necesidad de convocar elecciones y no proseguir el camino unilateral, pudiera fallarle de un modo tan estrepitoso. Días y días de conversaciones con él mantienen aún hoy en mí la duda de quién es realmente Oriol Junqueras y cuál es su proyecto personal y político para Cataluña”.
Y es que “Hay tres actores que resultaron fatales aquel día: primero, Junqueras, que quiso acusarnos de traidores para sacar rédito electoral en una estrategia que luego se le volvió en contra; segundo, Enric Millo [delegado del Gobierno en Cataluña], un personaje siniestro, que no hacía más que mandar mensajes a Puigdemont para decirle unas cosas que luego no cumplía, y en tercer lugar, y en posición destacada, Santi Vila. Lo filtraba todo para arrogarse el rol de componedor… Aquello fue la perdición para nosotros”.
A la ANC y a Òmnium los define como “la antipolítica”.
Y lo enmarca en un contexto: “El proceso confirma que se ha dinamitado definitivamente la asociación de los valores de pragmatismo y moderación a CiU o el PDECat, y las del radicalismo a ERC. Todo está mezclado. Y a veces, un mismo político tiene momentos extremistas y al mismo tiempo tiene momentos de confusión.”
El que fuera alcalde de Figueras apunta de manera más concreta a los que considera que son los errores que se han cometido, en el marcador del gobierno español y de Rajoy incide en cuestiones que van desde lo cultural a la catalanofobia como valor seguro y su réditos,  pone énfasis contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía como la “persecución” judicial del 9-N y el propio carácter de la política española.
Subraya en los errores de soberanismo cómo se ha prescindido de los profesionales de la política y se ha abusado de personajes ajenos a ella más dados a la ocurrencia y la antipolítica, también a la radicalización y al fanatismo que han permitido una deriva hacia la izquierda populista. También no haber sabido entender los resultados electorales de septiembre de 2015 y desde luego el “número” montado estas últimas navidades que han acabado con su carrera política, al menos de momento, y mucho más grave, con el esperpento del palacio “de la república” en Waterloo.
“Poco a poco, quizá sin apenas darnos cuenta, los políticos convencionales perdimos el control de la agenda política y, por miedo a disgustar a nuestro electorado, nos fuimos desfigurando.”

Horas antes de escribir esta reseña escuchaba al propio Santi Vila en la presentación de este libro en Madrid, dejaba algunas perlas que comparto, por ejemplo la idea de un origen común como populista del Procés y fenómenos como Donald Trump o el surgimiento del movimiento 15-M en España, también que “las redes sociales han jugado un papel determinante en este proceso para mal”, no tanto la queja contra Rajoy de inmovilismo en el sentido de que da por hecho que desde el gobierno español se debía haber “dado algo” como si la legalidad por sí misma no fuera suficiente.
Ayer también Vila llamaba a la recuperación del centrismo porque según él es falso que haya dos millones de independentistas y “centenares de miles de ciudadanos que no tienen voz política que les represente”.
Ojalá si trabaja en esa dirección lo consiga.

La edición de península excelente por adaptarse a la perfección al tipo de libro que no deja de ser un documento esencial para comprender cómo se han vivido episodios clave de este Procés que ha desolado Cataluña.

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