De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak (Ed. Destino) es un libro particular. Y lo es, no solo porque su título es una ironía, (el editor va a sudar en su promoción), es que además es un fenomenal antídoto para combatir los tópicos en los que se suele sustentar el viejo antiamericanismo que desgraciadamente sigue teniendo tantos adeptos en nuestro país. Pero no solo servirá para mitigar esas sensaciones, también aporta a nuestro propio conocimiento el saber lo que opinan los estadounidenses de algunas de nuestras disputas:
“Un informe de la CIA fechado el 15 de febrero de 2007 advierte del peligro que para la estabilidad política española supone que algunos miembros del PP “persistan en culpar a ETA de los atentados y en perseguir teorías de la conspiración, como se las llama en España, incluso cuando el juez ha descartado ninguna conexión de ETA y la policía no ha encontrado ninguna evidencia”. La CIA concluye que “el rencor sobre el 11-M está envenenando la atmósfera doméstica” y llevando a que la clase política española sea “de las más desacreditadas de Europa”.
Y lo mejor es que la magnífica edición que se ha hecho de este libro reproduce los documentos después de cada capítulo, lo que hace que unido a la forma muy ágil y “libre” con la que está escrita la obra en ningún caso resulte pesada o densa, muy al contrario, es un libro de muy fácil lectura.
Son diez capítulos dedicados a distintos asuntos de las relaciones entre EEUU y España de las últimas décadas, que abarcan desde el espionaje o asuntos puramente militares a frases, confidencias y comentarios realizados por dirigentes de ambos lados (algo así como un “WikiLeaks histórico” con aporte analítico).
Pues bien, volviendo a “las leyendas” históricas, el lector proclive a creer grandes mitos como la participación de la CIA en el asesinato del Almirante Carrero Blanco en 1973 o el apoyo americano al golpe de Estado del 23F se va a llevar una decepción, porque si algo se saca en claro de esta lectura es que las cosas a veces son mucho más simples:
“A ETA Carrero Blanco le parecería lo bastante terrorífico como para montarle un atentado de película. Pero a Estados Unidos más bien les daba risa. “No es demasiado inteligente”.
Igualmente, en el caso del 23F, Anna Grau sostiene que según la documentación consultada, “los primeros indicios que la embajada americana tiene de que el golpe está en marcha le llegan por la radio y por testimonios oculares”.
También este libro desvela hechos que tienen su trascendencia en la actualidad, como la ridícula conversación que recogió Bob Woodward en los primeros compases de la invasión de Irak entre Bush y Aznar en la que el segundo termina con un “Recuerda que estamos contigo. Siempre tendrás un bigote a tu lado”, o la confesión que Zapatero le hace al mismísimo Joe Biden:
“El análisis de Zapatero no tiene desperdicio: proclama que para él era muy fácil tratar con la Administración Bush, sólo tenía que adoptar la posición contraria a la que adoptara Washington, fuera la que fuera, para que su valoración en las encuestas subiera como la espuma. Por esto voy a estar siempre agradecido a la Administración Bush, zanja sarcásticamente el presidente español”
En suma, el libro de Anna Grau no solo es aporte indiscutible a tema que trata, si no que además es curioso y divertido, y en su contra solo se puede echar de menos una visión más histórica y menos periodística de los hechos que tomará en cuenta otros elementos distintos a la investigación documental, pero es que este no es un ensayo histórico, es el fruto de un impresionante trabajo de investigación en archivos.
Y es que justamente el lector interesado en estos asuntos está de enhorabuena porque al libro anterior se suma un ensayo histórico en su sentido más literal como es El amigo americano de Charles Powell.
De nuevo estamos ante una obra que no gustará a los amantes de las conspiraciones. Ni EEUU estaba detrás del asesinato de Carrero Blanco (entre otras cosas porque a diferencia de la tesis de Anna Grau le consideraban un “gran hombre”), ni tuvieron nada que ver con el Golpe del 23F, de hecho temían que en caso de éxito de este España no podría entrar en la OTAN, y tampoco organizaron la Marcha Verde que acabó con la colonia española del Sahara, aunque en este caso decidieron no frenar a Hassan II porque veían en un Sahara independiente un futuro satélite soviético en el norte de África.
Powell lleva casi tres décadas investigando la Transición española, lo cual es una garantía, máxime porque El amigo americano supone un enorme esfuerzo de investigación que caía sobre un impresionante bagaje en el conocimiento de la cuestión aunque más o menos la tesis central de historiador sigue siendo la misma que ha defendido anteriormente (Destacar en este sentido su estudio sobre el papel de Kissinger en esta cuestión que aparecía junto a otros artículos de destacados especialistas en Del autoritarismo a la democracia (Ed.Silex), o el que aparece bastante similar en La transición española vista desde Washington (Ed. Pablo Iglesias):
EEUU cuando intuye el final del régimen de Franco se mueve con el fin de tener una buena posición para el futuro, pero en ningún caso se distancia del Dictador ya que en todo momento lo consideran la situación ideal para sus intereses. Posteriormente, apostarán claramente por Juan Carlos I a pesar de que desconfiaban de su carácter, porque lo veían como el necesario puente entre un régimen y el siguiente.
Y es que Powell considera que el caso español es similar al que en su momento se produjo con otras dictaduras como la griega o la portuguesa que también permitieron una importante presencia norteamericana en sus territorios sin tener en cuenta a sus opiniones públicas respectivas, lo que sirvió para que los dictadores pudieran protegerse de cualquier intento democratizador.
“La tercera reflexión se refiere a la relación entre la naturaleza no democrática del régimen y la promoción de los intereses estadounidenses en la región a medio y largo plazo. A corto plazo, es indudable que la prioridad norteamericana no fue otra que garantizar por todos los medios la continuidad del acceso de sus fuerzas armadas a las bases situadas en España”
El amigo americano son diez capítulos bien escritos que abarcan las relaciones entre EEUU y España en el periodo 1969-1989, multitud de notas además de información suficiente para poder consultar varios de los documentos utilizados.
En fin, tanto De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak, como El amigo americano son buenos aportes muy recomendables a la cuestión aunque el título irónico de ambos pueda desorientar al posible lector.
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