No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

martes, 16 de junio de 2020

El “antitodismo”, la diarrea del populismo; anti vacunas, anti 5G, anti mascarillas… por Jorge Navarro Cañada.



He definido en El Polemista en otras entradas sobre el populismo como un fenómeno de grupos sin organización estable (o efímera), con programas volátiles y contrarios a cualquier concreción, sin base social homogénea, donde el discurso es vago y maleable pero establecen entre los miembros fuertes lazos sentimentales y suelen tener un líder carismático al que veneran; antielitismo, antiintelectualismo y antitecnicismo son elementos esenciales en su formulación ideológica, de ahí que se suelan definir por aquello a lo que se oponen más que por lo que afirman. Es en este contexto de pensamiento en el que era inevitable que las redes sociales y el bulo generalizado en medio de la “conspiranoia” y la pandemia hiciera llegar el nuevo populismo que me he permitido llamar el “antitodismo”, nuevo negacionismo.
Italia, junio de 2020, un nuevo movimiento que se autodenomina “chalecos naranjas” comandados por Antonio Pappalardo, general retirado de los Carabinieri, toma la calle denunciando que la Italia de Giuseppe Comte es una “dictadura sanitaria”, las consignas son tan absurdas como que el coronavirus es un proyecto político, económico y social para vender Italia a China o que se puede curar haciendo yoga. El propio Pappalardo a NIUS explica quien ha inventado el coronaviris: “La Organización Mundial de la Salud (OMS). El mismo Trump se ha retirado de la organización. Inventan pandemias cada cuatro años. La gripe aviar en el 2004, la porcina en 2009, las vacas locas… Y cada vez nos vacunan. Son pandemias falsas (…) Son esos señores que tienen el 75% de la riqueza en sus manos. Bill Gates, Rockefeller, Rothschild… Ellos son quienes tienen el mundo en sus manos. Pero el pueblo no puede permanecer siempre inerte, debe reaccionar (…) No he sido nunca fascista. Yo soy un demócrata al 200%. Los hemos echado de varias patadas en el culo. No son parte de nosotros, nosotros somos el pueblo. No somos ni de izquierdas, ni de derechas, ni fascistas. Nosotros somos chalecos amarillos, digo… blancos, eh… naranjas”. A todo lo que dice sus seguidores le aclaman “¡Generale, generale!”.
Como podrán ver se dan todos los rasgos del populismo, aporta la designación del enemigo identificado, saber contra quien hay que ir. Lo de Bill Gates es una obsesión como lo es George Soros entre la extrema derecha europea y Donald Trump (que por cierto recibió en su día grandes sumas de dólares de él, pero esa es otra historia). Pero el movimiento de los “chalecos naranjas”, que sin duda se organizarán en partido político, se forma de lo más variado, fundamentalmente desengañados de La Lega (extrema derecha) y del M5S (populismo de izquierdas), pero incluye movimientos tan particulares como los cristianos contra el Papa Francisco, neofascistas varios, “indignados”, antisistema, antivacunas, antimascarillas, conspiranoicos de toda condición … y en suma la gente que pone su rabia y odio al servicio de una nueva motivación que se define por ser lo que he llamado “antitodismo”.
Un ejemplo español que afecta a la transversalidad -puede abarcar cualquier aspecto incluido el religioso- del “movimiento” lo da José Luis Mendoza, presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), premiado por el Comité Olímpico Español (COE) con el premio 'Valores olímpicos'. Dice con autoridad ultra católica en el acto de celebración de San Antonio de Padua horas antes de lo que escribo:  "El coronavirus, fruto de las fuerzas oscuras del mal, del Anticristo y quienes le sirven (…) ¿Por qué permite Dios esto, es voluntad de Dios? no. Las fuerzas oscuras del mal, en cada generación, aparece el Anticristo, y aquellos que le sirven, con gran poder, queriendo usurpar el nombre de Dios (…) Quieren también controlarnos cuando se encuentre la vacuna, con un chip a cada uno de nosotros para controlar nuestra libertad. Pero qué se han creído, esclavos y servidores de Satanás. No les tengáis miedo. (…) Nuca el mal triunfara sobre el bien, jamás, las tinieblas no pueden sobre la luz. Por qué Bill Gates, Soros, anuncian hace años que se avecinaba el coronavirus ¿cómo ha venido esto?"
Permítanme otros ejemplos por lo que nos afecta a los españoles pero que sirven para comprender el fenómeno en todas partes:
Movimiento Barrio de Salamanca, famoso por organizar las caceroladas contra la gestión de la crisis del coronavirus del Gobierno de Pedro Sánchez más sonadas, se rebautiza como Resistencia Democrática, un movimiento antiSánchez y anticomunista que se manifiesta en Callao contra las vacunas en las que tiene relación Bill Gates con consignas como “Detener a Bill Gates“, “No a la nueva normalidad” o “Plandemia”. George Soros no se libra. Tiene voz en ello el periodista Rafael Palacios megáfono en mano que se autodesigna como seguidor de la “historia oculta” y la “conspiración” y además recibe cobertura en programas televisivos de nula ética: “En este vídeo, Bill Gates asume abiertamente que están causando efectos secundarios al inyectar a niños con elementos modificados genéticamente. Se lo enviáis a Ana Pastor (Maldito Bulo) de mi parte (…) Madrid despierta contra el NOM”. María Luisa Fernández, líder del movimiento: “No es un movimiento político. Se puede sumar gente que vota diferentes partidos. Es algo transversal”.
Miguel Bosé en Twitter, artista musical que tiene predicamento en particular público, son millones de seguidores en redes sociales y sus palabras tienen repercusión mediática, en este caso sobre la salud pública, y que se ha posicionado a lo largo de su carrera políticamente en favor del partido de gobierno actual aparece como negador de la pandemia y con argumentos parecidos a los de los antivacunas estos días (junto con su similar en lo cualitativo, musicalmente hablando, Enrique Bunbury): “La farmacéutica GAVI, para quien no lo sepa, es propiedad de la fundación BILL & MELINDA GATES, los especialistas en vacunas fallidas que tantas víctimas han causado alrededor del mundo. India les ha expulsado y denunciado. África aún acarrea sus consecuencias. Kenia ha destapado (…) sus atrocidades. BILL GATES, el eugenésico, se olvida de la existencia de la maldita hemeroteca, y en el pasado habló reiteradamente de más, sobre su proyecto de vacunas que portasen micro chips o nano bots, para obtener todo tipo de información de la población mundial con él (…) sólo fin de controlarla. A estas se les podrían añadir también diversos metales, aún más tóxicos de los que ya incluyen, adyuvantes ilegales o el llamado ‘polvo inteligente’, todos ellos atentando contra nuestra salud y sin nuestro consentimiento. Llevada a cabo esta fase (…) y una vez que activen la red 5G, clave en esta operación de dominio global, seremos borregos a su merced y necesidades. Pedro Sánchez ‘El Salvador’, en nombre del Gobierno de todos los españoles, acaba de hacerse cómplice de éste plan macabro y supremacista, como de costumbre sin (…) el permiso de la ciudadanía. Sólo pretendo informar sobre la situación anunciada hacia la cual, entre otras fechorías, se nos está conduciendo. YO DIGO NO A LA VACUNA, NO AL 5G, NO A LA ALIANZA ESPAÑA/BILL GATES. #YoSoyLaResistencia”.

Sin ser comparativo y partiendo de otra base, no quiero pasar por alto la fiebre “antiesculturas” que se ha generado tras las movilizaciones contra el racismo tras la atroz muerte de George Floyd a manos de la policía en EEUU, todo un elemento de invasión del espacio público esencial para entender el fenómeno, que repito, es transversal. ¿Quién no tiene una causa que pueda sentirse ofendida por alguna representación que asocie a otras? Hay también el elemento “anti” como esencial y no pasa de ser una especie de crisis de autoestima pagándolo con su pasado que se refleja en la destrucción de símbolos.  El populismo -y el antitodismo es parte de ello- empodera al pueblo (en oposición a la ciudadanía), le hace creerse esencia de todo y el pasado así se convierte en un lastre por ser previo a su empoderamiento. Esto de la guerra de las estatuas que se está dando en Occidente irá a más, veremos lo poco que tarda en llegar a España. 

Solo he querido poner algunos ejemplos para explicar que el “antitodismo” viene para quedarse y que será la evolución lógica de un populismo que en el contexto actual se mueve con absoluta comodidad. Lo vamos a ver en breve en Italia como alternativa política delirante, pero es cuestión de tiempo que aparezca en otros países, España lo tiene asegurado, veremos cómo.

(Foto Ismael Monzón)