El monográfico Vanguardia Dossier rara vez falla en la elección de los temas y en la forma de tratarlos y su último número es un ejemplo de ello. Ya se trato en El Polemista el anterior dedicado a las revueltas árabes ( http://elpolemista.blogspot.com/2011/03/2011-la-revuelta-arabe-en-vanguardia.html ).
China poder y fragilidad abre con un interesantísimo artículo de Edward N. Luuwak titulado Por qué China no será la próxima potencia mundial… pero como podría serlo.Partiendo del ejemplo negativo de la Alemania imperial de finales del XIX, Luuwak explica como una potencia creciente llamada a ser la primera del mundo requiere una estrategia conciliatoria en términos diplomáticos y no amenazante en términos militares.
“…debido a la resistencia suscitada por su creciente poder, China se volverá más débil en el plano de la gran estrategia con el incremento de su fuerza, lo cual es un resultado verdaderamente paradójico. Dicho resultado podría mitigarse, si no impedirse, en el caso de que el aumento de poder chino se compensara con unas políticas exteriores más conciliatorias y menos enérgicas” Como vemos la lógica Clausewitz y Sun Tzu están más vigentes que nunca. Y es que el autor sostiene que estos últimos años la arrogancia y el triunfalismo ha sido el motor de las relaciones exteriores chinas, lo que estaría provocando que países como India, Vietnam, Japón, Corea del Sur… ya hayan comenzado a unirse tímidamente contra China. E. Luuwak apunta a un cambio en las relaciones exteriores de aquel país y un acercamiento lo más estrecho posible a Rusia huyendo de toda tentación militarista como única forma de evitar que el gigante asiático acabe como lo hizo Alemania después de la IGM.
El segundo artículo está dedicado a la próxima generación de gobernantes chinos. Su autor, Cheng Li, prevé dificultades por la magnitud de los cambios para esta quinta generación de líderes, pero sin duda el mayor interés de este texto está en el análisis generacional que realiza del comunismo chino:
“Los comunistas veteranos revolucionarios con experiencia como campesinos y soldados comprendían la primera y segunda generación, mientras que los ingenieros convertidos en tecnócratas constituían la tercera y cuarta. La quinta generación emergente es sin duda la generación de élite más variada en la historia de la República Popular en términos de antecedente de clase, filiación política, credenciales educativas y trayectorias.”
Joshua Kurlantzick en su Las debilidades del dragón asiático apunta que si bien con las cifras actuales China sería en 2025 la primera economía del planeta por delante de la India y EEUU, su futuro va a estar muy vinculado a las turbulencias políticas generadas por las brutales desigualdades que padece, la corrupción, los desastres ecológicos, y sostiene además que la estrechez de miras de la política exterior china al solo velar por sus intereses nacionales es incompatible con el liderazgo mundial que hoy ostenta Occidente. Respecto a las desigualdades rurales, Hanchao Lu analiza el hecho de que en las últimas tres décadas la población urbanita se ha duplicado alcanzando el 50 por ciento de la población, y la contradicción y fuente de conflicto que supone que aunque las empresas rurales representando el 30 por ciento del PIB y el tercio de las exportaciones, la renta per cápita en el campo es tres veces inferior a la registrada en las ciudades.
El envejecimiento de la población acarreará graves problemas al país, sostiene Zhongwei Zhao, ya que simplemente China no está preparada para asumir el coste en pensiones, jubilaciones o un sistema sanitario para afrontar el reto, como tampoco lo va a tener fácil según Ian G. Cook y Janie P. Halsall para responder a la catastrófica situación medio ambiental que soporta el país o los problemas derivados de la emigración a las ciudades provocadas por la idea de las autoridades chinas de que la urbanización rápida es esencial para el desarrollo económico y el precio que esta tendrá sobre los recursos sociales y medioambientales.
Especial interés merece El régimen, en tela de juicio de Enrique E. Yang, un demoledor artículo donde la denuncia de la deriva china es contundente:
“Reaparece en China un estrato social similar al que los comunistas derrocaron en una revolución heroica hace más de 60 años, el que, formado por altos cargos públicos y nuevos bigwigs en su entorno, tiene concentrados en sus manos el poder y la riqueza. En realidad difícilmente puede coincidir con la descripción oficial de un derrotero hermoso de país.”
A partir de aquí el presente número de Vanguardia Dossier analiza las relaciones con el resto del mundo de China. Kenneth Weisbrode lo hace respecto a la ambigua relación con EEUU de la que a corto plazo no cabe pensar en un cambio, aunque Martin C. Libicki no tiene tan claro que los asiáticos no estén obteniendo ventajas militares con respecto a los norteamericanos a través de la ciberguerra y que en caso de conflicto motivado por Taiwan este aspecto pudiera llegar a ser decisivo.
Las recientes revueltas de uigures y tibetanos son objeto de estudio por Dru C. Gladney. Serían estos problemas en Urumqui y Lhasa una demostración de la incapacidad del régimen de controlar la información en estos territorios pero también una muestra de lo problemático de los inferiores -con respecto a otras etnias- niveles de vida de estos. La región occidental del país es una muestra palpable de la debilidad de la superpotencia en sus propias fronteras.
Xulio Ríos, conocido especialista en el conflicto China-Taiwan tiene bastante claro que si bien los primeros no han abandonado la idea del uso de la fuerza contra los segundos esta es poco probable. Y la posición de Taipei se resume en la no unificación, no independencia y tampoco uso de la fuerza. Aun así la creciente influencia de Beijing y la cada vez mayor relación económica será decisiva a la hora de definir el futuro statu quo al igual que las relaciones de Taiwan con Japón y EEUU que continúan teniendo importantísimos elementos de carácter geoestratégicos en todos los planos.
Bastante optimista sobre el papel chino en otros continentes es Jiang Shixue:
“En realidad, la presencia de China en África y América Latina es un juego de ganar-ganar, no un juego de suma cero. Esa presencia promueve la paz y el desarrollo regionales en África y América Latina, y no cabe duda de que ese resultado redunda en beneficio de Estados Unidos y Europa.” El autor defiende sin dudarlo la necesidad de aumentar la cooperación entre ambas partes.
Más preocupante es el futuro de las relaciones con el vecino indio según Brahma Chellaney en su La carrera con India. A pesar del auge del comercio entre ambos países la tensión en torno a la presencia estratégica de los chinos en Sri Lanka, Birmania, Nepal y especialmente Pakistán –más concretamente en Cachemira- amenazan una paz que para complicar más aun el escenario presenta un nuevo conflicto en los planes chinos de hidroingeniería que suponen una grave amenaza sobre los intereses acuíferos de India.
La revista como siempre suma una extraordinaria colección de mapas y gráficos además de las habituales secciones de libros, cine, viajes… que permiten acercarse y comprender la realidad de algo tan trascendente como es el futuro del país que está llamado a ocupar el primer plano de las relaciones internacionales en las próximas décadas.
El único reproche que se le puede hacer a este número de Vanguardia Dossier es la ausencia de artículos que mitiguen una visión demasiado catastrofista del futuro de China que no se corresponde con el devenir de un país que ha superado con creces retos mucho mayores que algunos de los que aquí se presentan. Sin duda el futuro de aquel país es incierto y es más que probable que los crecimientos tan vertiginosos requieran correcciones que la Historia se encargará de hacer, pero precisamente mirándonos en ella podemos concluir que la capacidad de superación de los chinos permite deducir que seguirán creciendo y ocupando espacios de enorme importancia en las relaciones internacionales. Y lo que podría se decisivo, las actuales circunstancias económicas y políticas que atraviesa el mundo no tengo tan claro que no sean más favorables para China que para sus competidores.
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No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET
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