En El Polemista llamaba suicidio a lo que haría Argentina eligiendo a Javier Milei como de forma abrumadora hizo http://elpolemista.blogspot.com/2023/11/milei-suicidio-evitable-aceptando-el.html . El personaje se presentaba como una propuesta de liderazgo carismático (Max Weber) con rasgos mesiánicos que se otorgaba el derecho sin disimularlo de la propuesta disparatada sin negar que esta era secundaria respecto a su personaje. Y logrando su primer objetivo, llegar a la Casa Rosada.
Ahora
plantea la vía por la que alcanzar el único que persigue: dado el sistema
democrático ha fracasado y buena prueba de ello es su elección toca realizar
la revolución sistémica argentina por la vía del personalismo autoritario. Para
ello es necesario desmontar la legalidad del Estado, en primera instancia desgastar
al sistema popular y sindical por la vía penal y de represión, y por la
absoluta deslegitimación de la legalidad sindical como garante de continuidad
del régimen superado.
El
siguiente paso una vez neutralizado el “aparato” popular se trataría de
desmontar el Legislativo; esto se hace logrando que toda su propuesta
programática sea rechazada por la mayoría en el Congreso y superarla por la
vía refrendaria que justifique la intervención que neutralice la acción
legislativa, el Judicial podría hacerse desde la del Ejecutivo.
¡Y
ya tiene Argentina su Fujimori 2.0 en versión argentina! Una propuesta de
autoritarismo “suave” rumbo a un siglo XXI donde los argentinos supuestamente recuperan
por la vía del delirio su pasada grandeza.
La
cuestión que se plantea ante algo que Javier Milei puede defender como previsto
es si habrá o no reacción a ello y cuál será esta. Por lo pronto es ya evidente
que voces que apoyaron al personaje como superación del desastre anterior no
estarían dispuestos a llegar tan lejos y consideran la institucionalidad del
sistema innegociable. Y aquí comienza la cuenta atrás: ¿Qué llegará antes?
El
histrión presidencial confía en el apoyo de la Comunidad Internacional vía Fondo
Monetario Internacional (FMI) por el deseo de este de liquidar la deuda
argentina. De esta forma los acreedores apoyarían el cambio radical por ser
un beneficio inmediato vía deuda, y futuro por la de la inversión.
Todo
el planteamiento es de una simpleza aterradora por el coste que
supone para Argentina, pero si Javier Milei ha llegado a ello a lomos de una
motosierra para desmembrar al Estado, este podría recurrir a la vía del Estado
fallido para librarse de semejante catástrofe.
Uno
de los desastres de aquel querido país ha sido no analizar si su falta de
adaptación económica e institucional en términos históricos ha sido una de las
causas de su quiebra y si corregirlo no podía estar en persistir en el error
-la propuesta de Milei independientemente de su delirio no está en acondicionar
al país a la vía tecnológica y productiva más allá de la materia prima- de
inicio. Hoy el Estado es para buena parte de los argentinos una garantía de
supervivencia y convivencia lejos de ser el peligroso leviatán al que “carajolibertario”
pretende eliminar.
¿Libertad
carajo o al carajo la libertad?
Ilustración
de Martin Elfman en El País.
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