Netanyahu sabe que el discurso de advertencia del riesgo de finalización de la civilización Occidental por la vía de la pérdida de los valores y la invasión exterior le dará el apoyo automático de buena parte de la Derecha, especialmente la extrema al que ve pujante o al menos con capacidad de influencia ahora que incluso en la Unión Europea las políticas de migración e identidad se endurecen. Y si ello se acompañara de una vuelta de Donald Trump al poder en EEUU podría completar su anhelo del gran Israel de forma definitiva. Occidente debe asumir la realidad que se plantea, tanto si su actual máximo dirigente continúa al frente del país como si lo suceden proyectos políticos basados en un proyecto incompatible con la estabilidad pacífica en Oriente Medio.
Así
ha felicitado la Navidad Netanyahu: "A nuestros amigos cristianos de todo
el mundo, feliz Navidad. Se supone que la Navidad es un tiempo de buena
voluntad para todos los hombres y de paz a la Tierra. Bien, no tenemos paz
en la Tierra, no por nuestra parte de todas maneras, y ciertamente no
vemos buena voluntad para todos los hombres (…) Nos enfrentamos a monstruos, monstruos que
asesinaron niños ante sus padres y padres ante sus hijos, que
violaron y decapitaron mujeres, que quemaron bebés vivos, que tomaron bebés
como rehenes. Esta es una batalla, no
solo de Israel contra estos bárbaros, es una batalla de la civilización
contra la barbarie. Y en eso sé que tenemos vuestro apoyo".
GRAN
ISRAEL.
Benjamín
Netanyahu es un superviviente, su futuro político parecía acabado en 2021 y
sigue ahí; en teoría su desastrosa gestión y su corrupción generalizada sumada
a su desprecio por la democracia de Israel no debería dejarle pasar de esta
guerra, pero él sabe que si logra virar el sistema israelí a lo que el historiador
judío especialista en genocidio Omer Bartov llama como advertencia “un país autoritario,
parecido a Esparta cuyo sentido de identidad nacional esté fundamentalmente basado
en el derramamiento de sangre”. Alerta sobre la idea de Israel que van a
tener las generaciones actuales y las que vienen.
Dada
la magnitud del personaje, me permito su reflexión en entrevista a Amy
Goodman en noviembre de 2023 https://www.democracynow.org/2023/11/10/bartov_two_state
: “El 7 de octubre, más de mil civiles judíos, civiles judíos israelíes —de
hecho, también había algunos árabes allí, algunos beduinos, que también viven
allí— fueron masacrados de la manera más atroz. Y esto fue transmitido en vivo.
Esto ha herido profundamente a la sociedad israelí. Casi todas las personas en
Israel conocen a personas que fueron asesinadas o secuestradas allí,
incluyéndome a mí. Miembros de mi propia familia fueron asesinados o
están ahora en Gaza (…) Ha habido una deshumanización de ambos lados. La
ocupación deshumaniza a las personas. Deshumaniza al ocupante y deshumaniza al
ocupado (…) Los creadores del partido Likud, la parte revisionista del
sionismo, bajo el gran líder Jabotinsky, tenían una canción que solían cantar.
Y la canción era: El Jordán tiene dos orillas / esta nos pertenece, y la
otra también. Es decir, no sólo hablaban de la llamada Palestina histórica,
que es la Palestina del Mandato del período de entreguerras; en realidad también
estaban hablando de partes del Jordán, de lo que ahora es el Reino de Jordania,
como pertenecientes al futuro estado judío…”.
El dirigente israelí, más allá de sus
políticas ideológicas que han encontrado en la coyuntura que le dotaba el
atentado salvaje de la organización terrorista Hamás camina con paso firme
hacia un sionismo supremacista donde además de la dominación del
territorio que incluye los Altos del Golán, el Sinaí, Cisjordania y Gaza. Ello
incluye la expulsión de los palestinos hacia Jordania y Egipto. Es el proyecto
de lo que fue el armado Irgún de Zeev Jabotinsky, parte de lo que
sería el partido Likud de Menagem Beguin, ahora de Benjamín Netanyahu. En
realidad, podemos decir claramente, completar la Nakba, la expulsión de 750.000
palestinos, la mayoría hacia el Líbano donde continúan.
Estas
políticas, ni entonces ni ahora aunque han sido por momentos mayoritarias en
Israel, como hoy, no lo han sido siempre como la diferencia entre sionismo y
judaísmo, al igual que entre sionismo de convivencia (fundamentalmente
defendido por los Laboristas) y el sionismo de enfrentamiento, supremacista en
su faceta más dura son diferentes y deben ser considerados como tal.
En
las últimas horas se recrudece el conflicto, la amenaza de extensión hacia
Líbano y el Mar Rojo parece inevitable, en los dos casos las motivaciones son
diferentes pero la primera claramente entra en los planes futuros del actual
gobierno israelí https://elpolemista.blogspot.com/2023/12/hezbola-y-la-frontera-libano-israel.html la segunda es una
consecuencia internacional que será un ensayo de un fenómeno de seguridad marítima
en donde no haya una potencia regional que la garantice será una cuestión de
primerísimo orden para buena parte del transporte y comercio mundial, ello a
parte de los hutíes, un problema que podría llegar a ser verdaderamente incómodo
por la dificultad de solución y alto coste de esta http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/telefonica-y-estrategia-nacional.html
En
El Polemista encontrarán numerosos artículos al respecto, especialmente en esta
última crisis que he tratado en profundidad: http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html
Foto logo Irgún 1931-1948.
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