España se suma a otras naciones Occidentales y se pone “a salvo” de inversiones de otras (en concreto Arabia Saudí) en un sector estratégico como son las Comunicaciones y la tecnología digital, clave en materias como Defensa en el plazo inmediato. La operación que acaba de realizar el gobierno español tras la compra del 10% de Telefónica para garantizar la estabilidad accionarial de la operadora ante la irrupción del grupo saudí STC responde a la más pura lógica estratégica. Será cuestión de horas que la Oposición comandada por PP y VOX rectifiquen en sus críticas al respecto. A pocas horas de la operación, medios internacionales bendicen la operación como algo obvio que por otra parte se suma a posiciones como la alemana, francesa, italiana… con sus respectivas operadoras.
Y
es que es evidente que la Inteligencia Artificial (IA) supone una amenaza real
para la posición del Estado Nación en todo el mundo y “pobre” del que se quede
descolgado. Tomando en cuenta el índice Tortoise Media que valora la implementación,
inversión e innovación en IA por países, vemos que España estaría situado en el
conjunto de lo que podríamos llamar “potencias medias”, si en un primer grupo
destaca EEUU con notable diferencia sobre China, Singapur, Reino Unido y Canadá
por ese orden, habría un segundo en el que estarían Corea del Sur, Israel,
Alemania, Japón, Francia, India entre otros, y un tercero en el que ya aparecería
España (puesto 19 en gasto público en IA por millones de dólares; justo por detrás
tendría a Italia. No obstante y para hacer una arriesgada metáfora, en realidad
no es tan relevante, la IA se trataría de “sembrar” en tecnología y datos para
más adelante “recoger”; y ahí es donde países como Arabía Saudí, Rusia,
Turquía, Brasil, Taiwán… aunque hoy estarían claramente por detrás más adelante
probablemente su posición será mucho mejor. Por ejemplo Vladimir Putin era
tajante: “Quien se convierta en líder en esta esfera se convertirá en
gobernante del mundo”.
A
día de hoy empresas privadas se mueven como elementos soberanos, pero aquí
también partiríamos de una posición de incertidumbre, de hecho hasta ahora se
ha temido que la posibilidad de acumulación de datos y estadísticas de países
como China por tenerlos el Estado podía ser una ventaja, hoy esto no está tan
claro. Este elemento en la pugna entre norteamericanos y chinos es clave, pero
otra vez nos movemos en lo puede pasar más que en certezas: hoy el límite entre
seguridad civil y militar no queda claro, ante la duda EEUU ha optado por
restringir la exportación de semiconductores de China. No es necesario
mencionar la importancia de Taiwán en esta pugna. ¿Serían capaces los dos
gigantes de colaborar para frenar a potentes sistemas de IA para salvaguardar
la autoridad del Estado? Hoy es impensable pero es pronto para saberlo. La
realidad es que muchos de ellos no pueden actuar al respecto y quedarán a
expensas de compañías tecnológicas que sí podrán hacerlo y así en un futuro
cercano los tecnólogos podrían tener mayor capacidad de decisión que los
poderes públicos, especialmente a nivel internacional.
¿Servirán
de algo los intentos por los Estados de regular legalmente todo lo relacionado
con ello?, ¿se puede intervenir ante un elemento tan complejo y cambiante a
tanta velocidad?, ¿es viable en cuanto a la rentabilidad poner freno al
desarrollo en IA?, ¿la propia lógica legal de plazo, impugnación, límite,
cumplimiento… se puede ajustar en este asunto?, ¿qué legislación pueden poner
en práctica países en desarrollo o sin la voluntad para hacerlo?, ¿se puede
cuantificar algo tan “liquido” como los datos (elemento esencial de la IA)?, ¿alcanzan
valores previos como los democráticos a cuestiones posteriores en tiempo y
forma?... son tantas las preguntas.
Ni
que decir que la IA supera con mucho los ámbitos geopolíticos y los de
Seguridad para regular la vida del ciudadano a todos los niveles, ello también
implica dudas a todos los niveles, desde su operatividad a su autosuficiencia,
de su debilidad por depender de elementos externos a la ética con la que pueda
utilizarse. Estos días asistimos a noticias impactantes, por ejemplo la posibilidad
de calcular la esperanza de vida en personas. Es fácil imaginar esa función lo
positiva que resultaría como previsión y curación o catastrófica con fines
económicos o de utilidad humana.
El
riesgo de sociedades sometidas, el de colapso por fallo tecnológico, el camino
a un “mundo feliz” con todas sus connotaciones, el nuevo colonialismo
tecnológico donde empresas dominan Estados, el poder de la máquina sobre el
hombre…
Quizá
es demasiado pronto para sacar conclusiones pero la Inteligencia Artificial
será la clave para entender una parte esencial de nuestro futuro, antes, y no
lo olvidemos, lo serán los elementos tecnológicos, energéticos, políticos… que
lo pueden hacer posible.
Encontrarán
reseñas y articulados relacionados con estos temas en http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html
Foto ComputerHoy.com
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