VOX, la tercera fuerza política del país llama a la desobediencia de las fuerzas de seguridad del Estado y moviliza a la ultra Derecha más violenta que toma el centro de Madrid atacando, rodeando, agrediendo e insultando la sede del partido de gobierno de España, a periodistas y ciudadanos no afines. Lo hace de forma indisimulada proclamando el final del Estado democrático y constitucional. En realidad, no ha sido más que la plasmación violenta de lo que ya se había planteado en programa electoral e ideario de VOX con prohibición de partidos políticos, organizaciones, medios de comunicación… y desaparición del Estado Autonómico, ejes principales de la Constitución Española. Ciertamente es el electroshock al Estado democrático tras haberle sometido a la camisa de fuerza, deja clara y patente la alternativa al gobierno de Pedro Sánchez en un completo delirio que no deja otra opción a los españoles: o un gobierno del PSOE apoyado por el bloque progresista -que engloba diferentes sensibilidades, algunas necesitadas de Amnistía por el no respeto al mismo sistema constitucional del que ahora serían única alternativa- a un gobierno PP-VOX abiertamente ya parte de una rebelión propia del trumpismo o el bolsonarismo más radical. La ambigüedad del PP de Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre, Mariano Bonilla… y otros tantos dirigentes es sencillamente la de un desastre para un sistema democrático que funciona con niveles de libertad y convivencia reconocidos por su calidad en todo el mundo.
Una
vez más el ruido es insoportable y la polarización de alto riesgo, pero a los españoles se les ha situado en la tesitura: o gobierno de Pedro Sánchez incluida su Amnistía, o gobierno PP-VOX con su rebelión añadida.
Antes
de aprobarse la Amnistía Puigdemont y los suyos buscan seguridad frente al lawfare,
algo así como una especie de juego sucio judicial que acosará y agredirá al independentismo
sine díe a través de una sucesión de acciones de persecución. Incluso citan
ejemplos, algunos sin nada que ver, como serían las que se realizan respecto al
latrocinio organizado del clan Pujol, otro corruptelas como las de Laura Borras
o Xavier Vendrell, algunas que superan con mucho el marco del Procés como la de
la figura de Gonzalo Boye, un individuo que lo mismo aparece como miembro de
MIR-ETA que como abogado en tramas independentistas, vínculos con lo más dudoso
del empresariado español, o el narcotráfico, y como no, los que sí entran en el
ámbito independentista como la trama rusa (caso Volhov) en personajes como
Josep Lluís Alay o el caso de la escolta de Puigdemont en el Exterior de Miquel
Buch o Lluís Escolà. Es de suponer que en ello, lo que el propio Puigdemont
denomina “L’ús estratègic de les lleis per perjudicar dissidents o rivals
polítics no busca fer justícia sinó aconseguir, per mitjans innacceptables en
democràcia, efectes polítics a través del poder judicial” está la imputación
del “particular” juez García-Castellón a él y a Marta Rovira por Tsunami
Democràtic (se investiga, por lo que ya no podría entrar en la Amnistía y
quedaría en la Audiencia Nacional, tras un informe policial sobre terrorismo
que incluye el bloqueo de El Prat con muerte de viajero; la Fiscalía
rápidamente anuncia que recurrirá el auto más que sorprendente en tiempo, fondo
y forma).
Y
es que como advertí aquí hace unos días en La Amnistía no tiene vuelta atrás
http://elpolemista.blogspot.com/2023/10/la-amnistia-o-tiene-vuelta-atras-por.html
, si habrá
agravios de un lado, ¡y peligros! los va a ver del otro a cualquier nivel,
desde la pura escenografía provocadora de “reunión con foto del 1-O”, a próximo
aterrizaje en exaltación de Puigdemont en El Prat, a manifestaciones varias
contra la Amnistía, y sobre todo, una movilización total de todo el aparato
institucional en todos los niveles, mediáticos, políticos, judiciales,
legislativos, incluso ejecutivos. Así, ya asistimos a la utilización de la
Derecha y la extrema Derecha desde la ocupación de la calle al uso más que
discutible de su aparato judicial, incluido el “Aconstitucional” Consejo General
del Poder Judicial (CGPJ) caducado, o peor, ¡el cambio de reglamento del Senado
para la ocasión! Todo esto, especialmente grave no solo por el comportamiento
antidemocrático que implica, también por el efecto boomerang que será
especialmente doloroso para una Derecha que asusta y se asusta, sin duda su
mayor hándicap y que ya hay voces -muy tímidas- en el Partido Popular que
advierten de lo inconveniente de haber forzado demasiado la cuerda.
Lo
paradójico es que ni el gobierno de Pedro Sánchez que con su silencio ha dejado
un vacío que otros han venido a cubrir, ni desde luego la intolerable y
desvergonzada puesta en escena del nacionalismo español y del independentista catalán
contribuyen lo más mínimo a rebajar.
Y
es que probablemente un mal cálculo temporal de Pedro Sánchez, una lamentable
carencia de liderazgo de Alberto Núñez Feijóo incapaz de controlar a sus más
radicales, y una encantada extrema Derecha que no se había visto en un mejor
escenario que la calle vociferante y violenta, han sido el marco ideal para
esta representación de la locura (España en su camisa de fuerza http://elpolemista.blogspot.com/2023/11/espana-en-su-camisa-de-fuerza-por-jorge.html )
¿Y
ahora qué?
Pues
las próximas horas serán de desconcierto aunque muy probablemente se anunciará
la Investidura que se va a producir en condiciones delirantes, y el ruido desde
todas partes que será ensordecedor aunque curiosamente no se corresponde con la
cotidianidad de la ciudadanía que en buna parte ve todo esto como algo ajeno a
su normalidad. Pero también como una amenaza.
Podrán
encontrar en El Polemista la frontal defensa del orden constitucional y del
espacio público como espacio inalterable de los derechos de la ciudadanía,
tanto por parte de la Izquierda, del nacionalismo periférico (catalán y vasco)
o ahora de la Derecha extrema española.
Índice:
http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html
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