Pedro Sánchez definitivamente “oficializa” la Amnistía y la argumenta legitimándola como un “bien superior”, ya no hay vuelta atrás, esta es imparable. Y es que me atrevo a decir que lo será tanto si hay acuerdo de gobierno, como si hay repetición electoral gane quien gane. La cuestión está en los plazos, si como parece más probable gobierna ahora Pedro Sánchez será inmediata, si lo hace tras una repetición electoral será paulatina, y si lo hiciera el Partido Popular lo sería a medio-largo plazo. Pero la Amnistía es un paso que ya no tiene vuelta atrás. Y esto se basa en la idea de una integración de Cataluña y País Vasco intrínseca a la democracia española y como esta ha devenido en un periodo en el que se hace inevitable la reorganización territorial en mayor o menor medida. Lo hace como exigencia de normalidad democrática, tanto vista desde el España como desde la Unión Europea que no entendería una vuelta al enfrentamiento y la ruptura interior como la que se produjo en 2017 con su Declaración Unilateral de Independencia, fuga surrealista de Puigdemont en maletero de coche, posterior encarcelamiento de dirigentes del Procés… en El Polemista van a encontrar extensa información al respecto.
Y
llegan las paradojas: ¿Si la Amnistía es ya inevitable cómo se ha convertido en
el mayor motor de oposición política, división y crispación? Simplemente por
puro juego político: el Partido Popular lo necesita como elemento de deslegitimización
del gobierno de Pedro Sánchez, le permite además beneficiándose de ella a
medio-largo plazo y al mismo tiempo puede utilizarla sin necesidad de presentar
una alternativa concreta a una situación que sabe debe ir hacia algún sitio.
Ello a pesar que dentro del propio PP generará luchas internas, el sector más
próximo a VOX, encabezado por Isabel Díaz Ayuso podrá mostrar una cara más
radical e independiente frente a Alberto Núñez Feijóo y algunos barones. Para VOX
se convierte en un espacio político en sí mismo: nació -en su faceta presente- como
respuesta al Procés y ahora en la Amnistía encontrará un nuevo sentido. Y
ciertamente lo será, una vez que esta esté en marcha el que se oponga a ella
aparecerá como quien impide la concordia y el avance a la integración, no
olvidemos que la Amnistía es mucho más que Puigdemont u otros líderes políticos,
alcanza desde a simples directores de colegio que abrieron sus puertas al
referéndum ilegal, a quienes pusieron las urnas… o a otros sectores de la
sociedad civil que de una forma u otra han participado de un fenómeno que
afectó a toda la sociedad catalana en alguna de sus formas. No habrá nadie que
quiera disputar electoralmente el gobierno en España que desee quedarse en el lado
de “los enemigos” de Cataluña.
Pero
aunque hoy no lo muestren, también el nacionalismo catalán se va a enfrentar a
una evolución muy importante, la pugna entre el Conservador (además
empresarial) y el Progresista será horizontal, pero también habrá una batalla
cultural vertical entre quienes aceptan más o menos la legalidad española que “da
y quita perdones” a ojos de la minoría irredenta que probablemente quiera
también ganar ese espacio ahora huérfano.
Sin
embargo, ¿Cómo es posible que sea necesario cuando menos retorcer el
ordenamiento legal o por lo menos el sentido del mismo para alcanzar un intento
de gobernabilidad y estabilidad en España? Por ahí probablemente es por donde
van a venir los problemas, una medida de esta magnitud no solo genera un choque
a nivel Ejecutivo y Legislativo, lo hace también en el plano Judicial, que
cuando menos la suma de todo ello generará trastornos de todo tipo, incluido
plazos e ilusiones truncadas. Claro está, e indignaciones. enfrentamientos y agravios.
Pedro
Sánchez ha puesto la red de emergencia democrática para caer a una
incertidumbre, y si bien es cierto que hacía falta dar pasos en esa dirección,
en fondo puede que no, pero en forma y tiempo responde a sus intereses
partidistas y ello puede suponer un gravísimo precedente que no se puede pasar
por alto. ¿Pasará el Presidente a la historia como el que dio el paso a la
reconciliación con sus peligros?
Este
no perdón, sino “borrado y cuenta nueva” se puede ajustar al contexto político,
pero no a lógica dudosamente legal ni ética, y solo puede sostenerse en el
concepto de “mal menor o necesario”, repito, una apuesta de altísimo riesgo que
si bien tiene visos de salir bien, también puede dejar arañazos, incluso
fracturas que quizá un día sean achaques.
Comenté
en septiembre hacia donde íbamos, http://elpolemista.blogspot.com/2023/09/espana-en-la-encrucijada-territorial.html, hoy ya sabemos
en qué forma.
Índice
completo de El Polemista http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html donde podrán encontrar
reseñas y artículos anteriores, durante y posteriores al Procés incluidos
algunos comentarios de actores del mismo, alguno de ellos con buena fe no
tardará en reivindicarse, otros sencillamente se han beneficiado de forma
dudosa por el Procés y a buen seguro lo harán también de la Amnistía, pero las
historias personales de toda esta historia son de todo tipo.
Foto El Roto en El País 24/05/2017.
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