Se celebra estos días en Lisboa el congreso del grupo europeo Identidad y Democracia. La extrema Derecha se siente empoderada tras la victoria en Países Bajos de Geert Wilders, la de Javier Milei en Argentina y todos miran a marzo en Portugal donde los ultras lusos de Chega! aspiran a un resultado que les permitiera ser clave en el próximo gobierno portugués (las encuestas les otorgan un 13,5% del voto, los conservadores del PSD -21,9%- aseguran que no gobernarían con ellos). Sin duda las máximas esperanzas están puestas el año que viene en Donald Trump y en Francia en 2027, serían triunfos de mucha mayor repercusión, aunque hay tal mezcla de fenómenos muy diferentes en el concepto “ultra” que sería conveniente centrar el asunto.
Partamos
de lo que podría unir al norteamericano Trump, a los sudamericanos Milei o
Bolsonaro, al indio Modi o a los golpistas del Sahel africano por citar
ejemplos en todo el mundo de esta oleada populista.
Podríamos
definir el populismo como ideario del mundo no definido ni articulado, es
voluble, apasionado, fácil, no institucionalizado pero normalmente vinculado a
un líder carismático al que se es devoto (herencia religiosa, el orden ideal
está en él gobernando a su pueblo). Rechaza el ethos democrático, es
antiliberal y maniqueo, tendente al fundamentalismo del pueblo frente a las
élites. Ahora bien, hasta aquí podríamos encontrarlo tanto en la Derecha como
en la Izquierda, si como principio totalitario llegara a transformarse en
régimen claramente lo haría frente al oligarca en caso de ser izquierdista o
frente a subversivo o revolucionario en caso de ser reaccionario. Pero en esto
nos valdrían igual los fascismos europeos que el peronismo o el castrismo en
América en el pasado. ¿Y hoy? El populismo continúa siendo un modelo rival de
la democracia representativa, en el mundo en Desarrollo enlaza con la
salida de la etapa colonial y el fracaso de las democracias como elementos
disgregadores con claros perdedores o frustrados de la modernización; en estos
puede ser otra vez en doble dirección. Sin embargo hoy aunque incómodos los
populistas viven en democracias y se ven obligados a convivir con el pluralismo.
Aun así su ideal sigue siendo el pueblo frente al avance del liberalismo
político y su capitalismo, también de la cultura individualista. Y bien, si
seguimos pudiendo meter en este grupo a posiciones antagónicas por la derecha y
por la izquierda, ¿en qué se diferencia la extrema Derecha?
Sintetizando
antes de entrar a ello podemos clasificar a los ultras como anti
globalistas, anti multiculturalistas, euroescépticos (en su caso), con
marcado nacionalismo nativista, posición contraria a todo progresismo en las
batallas culturales, anti tecnicismo-intelectualismo, defensa ultraconservadora
contraria a la migración y al cambio climático o el feminismo, xenofobia y
racismo, unida a una actitud vociferante, provocadora y de ruido mediático, a
veces violenta. Desde un punto de vista laboral (el trabajador juega un papel
determinante), podemos definirlos como antisindicalistas y negacionistas de la
división social de clase, paternalista-xenófobos, nacionalistas,
proteccionistas, ultraliberales (antes neoliberales aunque en este punto puede
haber divergencias entre países, sucede lo mismo con sus partidos políticos), y
defensores del machismo-patriarcal.
Y
seguimos viendo enormes diferencias entre ellos, no solo a nivel
continental, el caso que se menciona de ultraliberales y neoliberales no es
menor, un proteccionista como Donald Trump o la extrema Derecha europea sería
así incompatible como Javier Milei o Bolsonaro, ambos de proyectos económicos
basados en las exportaciones frente al proteccionismo de los anteriores. Es
solo un ejemplo, pero algunos son si cabe más obvios: los nacionalismos se
llevan mal entre sí, muchas veces son incompatibles y están condenados al
enfrentamiento.
¿Y
esta explosión ultra de dónde viene? En el poder en coalición o sin ella en
Italia, Hungría o Eslovaquia y en auge en Francia, Alemania, Países Bajos,
Portugal o España … ¿se podría decir que están en su momento?
Estos
movimientos a nivel europeo evolucionaron de sus antepasados a partir de las
crisis migratorias que comenzaron en los años setenta y que tuvieron su
punto más alto en 2015. Sin duda la sensación, real o no tanto, de precariedad,
desigualdad e inseguridad es determinante y la democracia representativa parece
no dar todas las respuestas a ello. Muy al contrario, el orden internacional
visto por ejemplo en el Pacto de Migración y Asilo de la Unión Europea (UE)
lo agrava, tanto como la “transición verde”, la Agenda 2030 es otra de las
bestias negras a abatir.
¿Entonces
dónde vamos?
En
mi opinión la forma en la han crecido y se han hecho fuertes es justamente su
punto más débil: si bien vivimos un evidente giro a la Derecha y estos grupos
van a influir de forma importante en políticas determinantes, tienen su freno
en el propio sistema que les ha permitido establecerse y crecer, pero al
mismo los limita y frena. Y es este quien les da legitimidad y respetabilidad,
ello explica que su aparente amenaza terminal es claramente mitigada al llegar
al poder. Esto haría pensar, desde luego en Occidente, que el intento de
subvertir el sistema como hicieron Donald Trump o Bolsonaro deberían ser una
vía sin mayor recorrido, al menos mientras las sociedades en las que se
producen sigan teniendo la democracia como el mejor de los sistemas políticos y
de convivencia. Así el populismo que es el modo en que estos movimientos crecen y
se presentan en sociedad acaban inevitablemente cediendo al pragmatismo.
Como
decía al comienzo de este artículo se encuentran en Lisboa miembros de grupo
europeo Identidad y Democracia; con un papel determinante de André
Ventura (Chega), Marine Le Pen (Agrupación Nacional)
o el colíder de Alternativa por Alemania (AfD), Tino
Chrupalla, aunque el grupo es mucho mayor, por ejemplo tiene como no
adscrito al Fidesz húngaro y otros partidos importantes como La Liga
italiana de Salvini, el Partido de la Libertad austriaco o el Partido
Popular danés. La otra familia ultra en la UE, de momento más influyente y
a punto de fusionarse con el Partido Popular Europeo -lo que decía del
pragmatismo- la forman Conservadores y Reformistas (ECR), ahí están VOX
español, Hermanos de Italia de Meloni, Ley y Justica polaco, Demócratas
de Suecia…
La
extrema Derecha se ha tratado muchas veces en El Polemista, al igual que el
nacionalismo como fenómeno a Derecha e Izquierda, lo encontrarán en el Índice
http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html , o en artículos
recientes;
24N:
Huelga General; Sindicalismo ultra antisindicalista; la extrema Derecha
sindicalizada, Solidaridad (Vox)… por Jorge Navarro Cañada
http://elpolemista.blogspot.com/2023/11/24n-huelga-general-sindicalismo-ultra.html
La
España inflamada; los partidos de “poder” pierden el relato y la cordura, por
Jorge Navarro Cañada.
http://elpolemista.blogspot.com/2023/11/la-espana-inflamada-los-partidos-de.html
Milei;
suicidio evitable aceptando el mal menor, por Jorge Navarro Cañada.
http://elpolemista.blogspot.com/2023/11/milei-suicidio-evitable-aceptando-el.html
Foto del líder de Chega! portugués, André Ventura, la ultra francesa Marine Le Pen y al alemán Tino Chrupalla. EFE.
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