No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 2 de octubre de 2023

Acaba la globalización, comienza el desconcierto, por Jorge Navarro Cañada.

Ya son más que señales, podemos hablar del final del orden establecido después de la II Guerra Mundial si por ello entendemos la estabilidad de bloques y el control, presencial o a distancia. En el Occidental nos referimos a la creación o mantenimiento por parte de EEUU de un mundo en torno a contener y contrarrestar a la URSS que permitiera más allá de lo militar, la comunicación, intercambio comercial, de suministro, transporte de todo tipo de mercancía o persona… todo ello sin que fuera necesaria la presencia militar en cada caso para asegurarlo por primera vez en la historia. Es lo que conocemos libre comercio y que ha dotado a la humanidad de las mayores cotas de bienestar y progreso alcanzadas. Ese cambio no solo ha sido global, lo ha sido también nacional, local… con presencia de energía varias, personas, alimentos y bienes de todo tipo, comunicación a gran velocidad… nunca vistos.

Sin embargo todo esto ha sido posible bajo condiciones y circunstancias que lo hacían factible primero y rentable después. Y en ello ha jugado un papel determinante elementos como la tecnología o la economía, pero vinculado a otros como el cambio climático o más concreta y determinantemente la demografía. Esta es sin duda la clave, la caída de la natalidad asegura la ausencia de reemplazo para hacer posible que EEUU mantenga ese orden. Y simplemente se retira en ese papel, en el ámbito político y militar dejando que nuevas formas de orden anteriores a la IIGM mundial basadas en las diferentes regiones del mundo y sus equilibrios, y económicamente en el proteccionismo. Las consecuencias son demoledoras para el planeta en diferentes ámbitos determinantes.

Damos por hecho por ejemplo el libre transporte en el mundo de esas energías y bienes sin esa garantía superior de orden; pero sin él el paso por océanos, estrechos, penínsulas… ya depende de sus actores regionales, no del orden mundial. Que la posible intervención de forma permanente de una potencia “correctora” y dominante como EEUU lo aseguraba. Agresividades o acuerdos de-o entre potencias regionales (China, Irán, Turquía, Rusia, Israel, Arabia…) se han establecido bajo supervisión estadounidense y eso es lo que va a acabar. Estos meses asistimos por ejemplo al pacto antes impensable entre saudíes e israelíes, permitirá a EEUU retirarse de la región. Lo que fuera la URSS se desintegra geopolíticamente, especialmente en su “patio trasero”, Azerbaiyán, Tayikistán, Uzbekistán, Armenia… firman sus acuerdos, establecen sus conflictos… siendo otras potencias las que lo van a gestionar, por poner un ejemplo. Finalmente será Europa la que tendrá que contener la agresividad rusa, por poner otro. Los acuerdos entre asiáticos, China que tendrá, en otro caso, que depender de India para recibir sus mercancías por mar. Naciones con grandes debilidades marítimas se adaptarán a estas nuevas normas, que incluyen prácticas como la piratería para volver a la normalidad; quizá Estados fallidos en situación estratégica como Somalia puedan convertirse en ejemplo de ello. En África se establecerán bloques, vemos hoy en regiones estratégicas como el Sahel las antes potencias coloniales como Francia se retiran sin que EEUU intervenga en la sucesión de golpes de Estado frente a las pseudo democracias pro occidentales. Podríamos recorrer así el mundo entero viendo caso por caso, sería interminable.

Y la cuestión demográfica parte esencial para entender lo que está sucediendo, con circunstancias que quizá no se preveían años atrás cuando ya se sabía hacia donde íbamos; autores imprescindibles por sus aciertos como George Friedman (lo encontrarán en este blog) vaticinaban una progresiva sustitución de población en Occidente por inmigrantes. Hoy notables estudios sociológicos muestran como, de un lado, los inmigrantes en casos de baja natalidad son vistos como competidores, no como sustitutos. Y para desgracia de los países en vías de desarrollo, sus élites capaces de formarse en Occidente lo hacen y no vuelven, se quedan en él no colaborando esencialmente al desarrollo se sus países. Todas estas cuestiones dan para un estudio pormenorizado, pero obviamente no es la intención de El Polemista. Pero sí quiero plasmar el contexto y el caso de EEUU por como de manera exitosa se plantea su “retirada del mundo”:

EEUU puede afrontar la autosuficiencia como ningún otro país; su situación demográfica es menos mala que la del resto del mundo Desarrollado, se suma a ello que podría doblar su población dado que goza de entre estos países las mejores tierras de cultivo (a nivel exportador e importador), habitables (acceso al agua, materiales, geográficamente viable en gran proporción, materiales de construcción, ausencia de plagas crónicas…), su “superioridad cultural” por lengua, hábitos, costumbre… le permite asimilar minorías migratorias con gran facilidad (mexicanos y otros latinos son un caso claro), tiene autosuficiencia energética (cercanía al ecuador garantiza energía verde, además de energías fósiles -revolución del esquisto-…), gran capacidad industrial y militar, tecnología, y posición estratégica “de imposible invasión” tanto a norte, como a sur, y por supuesto los océanos que lo hacen inexpugnable no habiendo tenido amenaza exterior ninguna desde 1840. Su único riesgo sería interior.

Es aquí donde quería traer el recién aparecido El fin del mundo es solo el comienzo. Cartografía del colapso de la globalización de Peter Zeihan (Ed. Almuzara). Se trata de una obra irrenunciable al respecto, analiza en profundidad todos los aspectos al respecto con brillantez, incluso nos da previsiones:
“Los cálculos rápidos y aproximados por quienes habitan en la intersección entre la demografía y la estadística sugieran que aquellos lugares con un perfil demográfico regular o malo, como España, el Reino Unido o Australia, sufrirán un lastre en su crecimiento anual alrededor del 2% del PIB. Aquellos con características demográficas en estado terminal como Alemania, Italia, Japón, Corea y China se enfrentan a un mínimo del 4% mientras que las poblaciones más jóvenes de EEUU y Francia solo sufrirán una contracción del 1%. Si sumamos esto a una sola década, resulta difícil imaginar como el “inevitable ascenso” de lugares como Alemania o China puede siquiera sobrevivir, mucho menos funcionar, y muchísimo menos dominar.” Entre el grupo de los países desarrollados en situación demográfica aceptable se suman Suecia y Nueva Zelanda.

El conjunto de la obra es así de contundente y de pesimista, su detalle es magnífico incluido en gráficos, de hecho su obvia emergencia en la elaboración tanto escrita como de edición le quitan al lector los necesarios índices, bibliografías… que serían necesarios en un libro de esta magnitud que no es además barato. Como es inabarcable en lo que pretendo en El Polemista voy a las conclusiones:

No hay liderazgo más allá de EEUU, no le sustituirá nadie. Por el contrario las potencias secundarias del mundo ya han vuelto a caer en sus viejos hábitos de antagonismo mutuo.

Lo europeos a pesar del periodo más pacífico y rico de su historia no hemos sido capaces que hacer una política bancaria y económica común e independiente, menos aun la política y las tres generaciones de logros se perderán. Añade, “Quizá la respuesta a la guerra de Ucrania demuestre que me equivoco”. Este libro está escrito cuando esta comenzaba, a día de hoy me temo que la falta de unidad y el cansancio van a más en beneficio del agresor ruso para vergüenza de los europeos. También este asunto se trata en profundidad en El Polemista, hay texto mío como profesional en la primera invasión de 2014.

China y Rusia, los países tras la Guerra Fría más beneficiados por el compromiso estadounidense (sostiene Peter Zeihan) tienen “un futuro despiadado con ellos como sus sombríos y peligrosos pasados”.

Y todo esto, fundamentalmente basado en la demografía, comienza con fuerza en esta década donde ya habrá escasez de bienes esenciales. Pensemos que básicamente vamos a mundo donde cada nación tendrá lo que pueda producir. En los países donde los haya, y piensa fundamentalmente en EEUU, los hijos de los millennials tendrán un efecto beneficioso en el mercado laboral; para entonces vaticina la total reindustrialización y avance tecnológico de EEUU.

“Llamamos al siglo XX el Siglo Americano porque Estados Unidos emergió globalmente predominante en 1945. En la próxima era, la brecha entre Norteamérica y la mayor parte del mundo será, si cabe, más marcada. Nunca en la historia de la humanidad la primera potencia de la era anterior ha emergido tan indiscutiblemente dominante al comienzo de la siguiente”.

Créanme, más allá del tono periodístico y desengañado de El fin del mundo es solo el comienzo, es una sanísima aproximación a un futuro que aunque se plantee de forma abrumadoramente estadounidense es un necesario ejercicio de reflexión porque va mucho más allá de eso.

El Polemista es un blog donde la geopolítica es una constante, tienen todo en su índice http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html



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