Sectores con sentido estratégico del Partido Popular veían con horror cómo el Día de la Hispanidad se convertía en una exhibición de la extrema Derecha española como fenómeno transversal, no partidista de una organización concreta. Es el famoso “¡qué te vote Txapote!”; afecta por igual al PP y a VOX, y justo cuando los segundos decaen probablemente de forma irreversible perciben que las circunstancias que lo propiciaron, la no asunción del sistema democrático representativo en favor de posturas populistas anti sistema más propias -hasta hace poco- de otros lares, calan en España. El problema es grave para el Partido Popular porque se hace evidente que un sector importante del conservadurismo español verá de forma negativa cualquier política práctica y realista que se salga de las posiciones más duras, en Madrid perfectamente representadas por Isabel Díaz Ayuso de esta forma convertida en el referente. La cuestión es que una posición tan extrema es incompatible con el Centro político imprescindible para el gobierno en España. Y asegura que dirija quien dirija el Partido Popular si quiere alcanzar acuerdos a nivel nacional sufrirá las iras de esos colectivos, o que sin son ellos los que controlan el partido será inalcanzable la gobernanza de España.
Al margen quedan los análisis críticos del fenómeno, si
ayer fue el “maricomplejines o la derechita cobarde” hoy es la exaltación –
para horror de los sectores más racionales de las víctimas del terrorismo- no
deseada del terrorista asesino García Gaztelu, Txapote, por cierto alguien que nunca
votaría, pertenece al sector irredentista de ETA que considera una traición la
participación en las instituciones españolas y que cuanto más represiva sea
España mejor para la independencia vasca. Por eso ven a Bildu como traidores,
si les obligaran a votar sin duda alguna lo harían por los que cantan el “que
te vote Txapote” y que a buen seguro le llena de orgullo.
La cuestión es que los movimientos que hace el Partido
Popular dominado por estos sectores que tienen en los medios de comunicación
afines con sus máximos voceros y varios de sus dirigentes en la dirección del
partido, son cada vez más contraproducentes en la estrategia contra Pedro
Sánchez y el PSOE que se ve cada vez más reforzado por quienes le ven como un freno
a estas tendencias. Y de hecho, en un periodo político que se abre en España donde
reformas territoriales y judiciales son inevitables, el Partido Popular se
encuentra amordazado, desde la Oposición, incluso en un hipotético gobierno
emanado de una repetición electoral.
Una difícil dicotomía la de la Derecha española que se
encuentra ante un previsible colapso de sus señas de identidad de las últimas
décadas donde su capacidad de acuerdo y pacto con diversas fuerzas políticas
que abarcaban la realidad transversal de la política española le aseguraban su
posibilidad de acceso al gobierno.
Gallego & Rey y Ricardo en El Mundo hoy, no puede ser
más expresivo de lo sucedido ayer en Madrid.
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