El 29 de mayo de 1924 se funda la Agrupación Deportiva El Rayo, en el domicilio de Prudencia Priego. Desde 1931 hasta 1936 participó en el campeonato de la Federación Obrera de Fútbol, después de la Guerra Civil se reorganizan y en 1947 se acordó renombrar al club como Agrupación Deportiva Rayo Vallecano y usar el escudo del Ayuntamiento de Vallecas. Un año después ascenderán a 3ª división y llegarán a acuerdos con el Atlético de Madrid por lo que incorporarán el rojo al uniforme y por simpatía (y donaciones) al River Plate la franja roja. En la temporada 1976/77 se consigue el primer ascenso a Primera División.
No
quiero dejar de mencionar algo sucedido hace unos días, obviamente posterior a
este libro del que haré reseña; el capitán del Rayo Vallecano, Óscar Trejo (Santiago del Estero,
Argentina; 35 años), noveno jugador con más partidos en el club (270),
anunciaba en un comunicado en redes sociales que renunciaba a la capitanía por
“no coincidir con la metodología ni el trato a los trabajadores y aficionados”.
El ídolo del rayismo se refería entre otras cosas al trato recibido por la
sección femenina. “La situación no es la adecuada entre la afición y la
directiva. La gente sabe que estamos a muerte con ellos y lo vamos a seguir
estando porque lo que hacen es impresionante”.
Me
permito esta mínima introducción para hacer reseña de Rayografía. Como once
tipos en calzones explican un barrio, una ciudad y un país de Nicolás
Casariego (Ed. Debate). Llega en la temporada del centenario, ciertamente el
Rayo se merecía un reconocimiento como este. Y lo digo porque se trata de un
relato personal, una historia, la de Nicolás Casariego, que se adentra en todo
un mundo como es el de un club singular, una particularidad del fútbol español
que aunque contiene muchos de sus males, a diferencia de casi todos los demás
tiene la particularidad de ser una experiencia
resultado de la suma de singularidades; la de ser barrio, obrero,
inevitablemente vinculado con todos los matices a una forma de entender el mundo y su historia,
y sí, también sus miserias propias de lo que es el futbol hoy, como dice el
autor “un inmenso retrete”.
El
libro escrito en forma de diario que comienza en el propio acto heroico de
lograr el abono, además de repasar todos los partidos nos va contando
historias, desde la génesis de estadio, se remonta a su prehistoria con la
fundación para el Racing de Madrid en 1929 – no se pierdan el maravilloso El
último gol apache de José Manuel Ruiz Blas (Ed Debate), es todo un himno al
fútbol alternativo ya entonces-. Nos cuenta ese paseo inaudito que los
jugadores hacen después de aparcar sus coches en la calle Payaso Fofó para
entrar en el campo haciéndose fotos con los aficionados. El Rayo es así de
especial. Y de su peña más radical, Los Bukaneros, no queridos por todos los
rayistas; deben su nombre a la “batalla naval” de las fiestas del Carmen en el
tórrido verano vallecano. “Son antisistema, anarquistas y republicanos. Se
postulan contra el racismo, la represión y el fútbol negocio. Se encuentran
inmersos en una contradicción muy actual: por mucho que se consideren fuera del
sistema, apoyan al equipo de una empresa, son sus clientes y su existencia
alimenta el negocio que aborrecen (…) Entre sus 300 miembros hay algunos
activamente violentos y otros que no lo son”. Estos ultras tienen vínculos con
otros hinchas radicales de extrema izquierda de todo pelaje, mantienen una
posición antifascista aunque hacen servicios como formar parte del grupo
parapolicial encargado de la seguridad de Pablo Iglesias en su chalet de
Galapagar y en alguno de sus mítines. Uno de sus referentes es Alfonso
Fernández Ortega, “Alfon”, claman por su inocencia tras ser encarcelado por
-según ellos un montaje del Estado- llevar una mochila cargada de explosivos en
la huelga general de 2012. Menor entonces, ya tenía antecedentes por un caso de
agresión sexual, robo violento y falta de lesiones, además de por posesión de
drogas. Por el contrario y a diferencia de otros grupos ultras promueven acciones
de tipo social en ayuda a los más desfavorecidos y hacen defensa de barrio.
Este
libro aporta otras cosas que lo hacen dinámico y divertido, no es necesario ser
aficionado al fútbol para disfrutarlo; sobre el gol: “… la amígdala cerebral,
esa almendra responsable, entre otras cosas, de reacciones emocionales básicas
y muy antiguas como el miedo o la ira, y sus interconexiones con otras zonas
del cerebro (…) Primero hay un procesamiento inconsciente del estímulo, el gol
de nuestro equipo, en este caso beneficioso, y esta valoración modula la
respuesta periférica. Sobre este procesamiento inconsciente se realizará
entonces una valoración consciente y explícita que se corresponde con el
sentimiento de euforia: la celebración.”
Rayografía recorre
anécdotas, impresiones que van desde el fútbol femenino (en su día el Rayo al
respecto fue grande), el palco de Vallecas, o al Mundial de Qatar que Casariego
como no puede ser de otra forma dado el espíritu del libro ve con repugnancia.
El pasado del club con los Ruiz Mateos, y la llegada de Raúl Martín Presa tras
adquirir de estos la mayoría de las acciones, un personaje particular, no solo
por su gestión humana y empresarial no exenta de momentos estelares como la
amenaza de llevarse el club a Castellón por poner un ejemplo leve. También, “el
Rayo controla bien los gastos y es prudente en sus inversiones; aventuras como
las del bar La Franja o el Rayo Oklahoma se cuentan con los dedos de la mano.
Se podría decir que es un club agarrado si nos atenemos a como se comporta
peses a que la empresa está fuertemente capitalizada y no sufre problemas de
tesorería. Paga a los acreedores, de media y en lugar de a los treinta días que
dicta la ley, a más de cien. Con los expedientes de regulación de empleo (ERTE)
que realizó la dirección durante la pandemia – temporada 2019/20-, hubo conatos
de huelga por parte de la plantilla, cuotas nóminas no estaban siendo
satisfechas. En cuanto a los abonos que habían pagado los aficionados y que no
pudieron disfrutar porque el Gobierno prohibió la asistencia a los estadios, el
club no puso precisamente fácil su reembolso, e incluyó entre las opciones
vales de ropa deportiva o camisetas firmadas por la plantilla”. Sería positiva
la gestión en los traspasos de jugadores. Así a día de hoy sobre el valor de
mercado del club, “podría aumentar casi todas sus partidas de ingresos. Es un
caramelo para posibles inversores. Dada su masa social, un proyecto de un nuevo
estadio, con una mayor capacidad, y negocios asociados más eficientes, podría
producirse un salto cuantitativo considerable.” Nicolás Casariego cifra el
valor del Rayo en unos 60 millones de euros. Aunque recuerda que la situación
deportiva lo puede cambiar todo y que la afición rayista no siente preocupación
por ello. Me atrevo a añadir yo, que justamente lo que hace a ese club ser lo
que es y valer eso, fuera el doble o la mitad, es que es el Rayo Vallecano, y
eso implica ante todo a los rayistas y a Vallecas que tienen anhelos muy
diferentes a los del fútbol millonario.
Una
reflexión que hago mía: “El VAR mata la naturalidad y castra la emoción y la
sorpresa de las que se alimenta este deporte. El VAR destroza el instante el
eterno del gol…” una de las cosas valiosas de Rayiografía es la vivencia
personal del fútbol, antes y después del partido, en ese sentido es un libro
original por navegar entre unas facetas y otras de este unidas a las vivencias
personales, no solo las propias, también las de su entorno, las de personajes
de lo más variopinto y variado.
Obviamente
Negreira también anda por aquí, probablemente al autor le hubiera gustado que
en esto el libro tenga una obvia caducidad, el escándalo sigue y aunque
probablemente acabe “en nada”, aquí también aparece: “Como no acaben de limpiar
el Barcelona, la RFEF, el CTA y el CSD, me borro del fútbol para siempre,
pensé”. Se refiere a qué pasa con los equipos honestos que no han participado
de esto y que se han visto perjudicados, máxime en los más pequeños. Y seguimos
partido a partido, se comentan desde jugadas a ocasiones, goles. Más adelante
se hablan de escándalo racista de Vinicius, por ejemplo.
En
El Polemista sobre la situación del Valencia, Club a la fuga. Del
equipo-ciudad a la airbnbización del fútbol (Ed. Barlin Libros) https://elpolemista.blogspot.com/2023/02/club-la-fuga-de-vicent-molins-y-los.html
Volvemos
a Presa, incluye hasta una conversación el personaje y se pregunta, ¿qué busca
con el Rayo Vallecano? No encaja aparentemente en lo habitual, ego, poder y
dinero. De hecho es un completo desconocido y su comportamiento es
extraordinariamente introvertido. Raúl Santiago Martin Presa no valora ni
comprende del todo el componente sentimental pasional del fútbol, lo gestiona
como lo haría a cualquier empresa de otra actividad. “No cree en su fuero interno,
aunque lo diga en público, que el equipo, además de un motor económico, es patrimonio
de un barrio y de una ciudad. Ignora el carácter representativo del balompié,
su idiosincrasia única que lo liga de un modo tan potente a la sociedad.”
Indaga también en el aspecto personal de Presa, también singular, deduce por
las propias declaraciones del personaje tras la muerte de su padre que desea
agradarle a este, difunto, no a nadie del universo del fútbol. Ciertamente la
carta que el susodicho hizo pública nos dejó sorprendidos a muchos y nos
resultó bastante esclarecedora sobre la personalidad de Presa.
A
través de familia Casariego nos cuenta el reto de dotar a Vallecas de un
urbanismo digno a finales de los cincuenta de siglo pasado. Tras la Guerra
Civil hasta los sesenta, Vallecas fue un lugar próspero donde los madrileños
iban de excursión a sus merenderos. El crecimiento galopante de Madrid trajo
mano de obra de andaluza, extremeña, manchega… y Vallecas pasó de 56.000
habitantes en 1950 a 222.000 diez años después. Así aumento la especulación, a las
viviendas de promoción social solo accedían los privilegiados y las parcelas de
suelo “verde” se vendieron a inmigrantes que en su pobreza llenaron el
territorio de chabolas en unas condiciones de absoluta insalubridad y miseria.
Fue el asociacionismo vecinal y la ayuda, entre otros de la iglesia
comprometida con la causa obrera quienes avanzaron en la construcción de
Vallecas que aun en los setenta tenían la mitad de las chabolas de Madrid. Así
llegaron los planes parciales de urbanización y el barrio había nacido del
pueblo. La conciencia obrera y de clase se hizo patente. Una vez terminado
Valdecarros Vallecas llegará a los 500.000 habitantes, siendo el equivalente a
una de las principales ciudades españolas.
“Entré
en el cementerio de Vallecas, donde descansan vecinos de varias generaciones,
en busca de una tumba determinada. Sobre el sepulcro de granito gris oscuro se
eleva una cruz con un Cristo, y a sus pies hay un busto de un tipo que llevaba
un sombrero hongo y sonreía con los ojos y con la boca. Su nariz respingona, si
pudiera, también habría sonreído. Había flores amarillas, rojas, blancas y
rosas sobre la lápida. Era el payaso Fofó. Me hice una foto. Charlas con algún
jugador del Rayo estuvo muy bien, pero Fofó es mucho Fofó”.
Rayografía, Como once tipos en calzones explican un barrio, una ciudad y un país de Nicolás Casariego es un libro excelente, merecía una edición con alguna fotografía e índices y bibliografía, pero aun así hará las delicias del lector, sea rayista o no, vallecano o de cualquier otro sitio, incluso aficionado al fútbol o indiferente, porque el Rayismo es un fenómeno además de deportivo, sociológico, humano, identitario… mucho más de lo que es la práctica totalidad de lo que llega del futbol a la actualidad.
En El Polemista encontrará reseñas también de fútbol y deporte aunque no sea esa la temática principal de este blog. Índice completo http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html
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