No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

viernes, 23 de septiembre de 2011

11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?

Este nº 41 del monográfico Vanguardia Dossier se suma a la lluvia de reflexiones publicadas en estos días en los que se conmemora el décimo aniversario de aquel fatídico once de septiembre de 2001 en el que los ataques terroristas que sufrieron los EEUU conmocionaron al mundo.
11-S El mundo diez años después, abre con un artículo de Kenneth Weisbrode donde analiza el estado del mundo. En él pone en duda que China avance hacia una dualidad de poder con EEUU al modo que lo hicieran americanos y soviéticos en el siglo XX. Muy al contrario cree que actores importantes de la Comunidad Internacional como Alemania o Rusia estarían mutando hacia posiciones inquietantes.
Más importancia a la influencia que el 11-S ha tenido sobre nuestras vidas le atribuye William R. Polk: “El ataque como tal y el papel que catapultó a Bush no sólo le permitió ganar las siguientes elecciones presidenciales, si no también iniciar una serie de procesos que moldearían las políticas del, como mínimo, primer mandato de su sucesor, Barack Obama. Tan profundos y dominantes han sido los cambios que han transformado prácticamente Estados Unidos”. En efecto, el autor sostiene que Bush instauró en su país un sentimiento de temor permanente que ha terminado con que en la actualidad la alianza de fabricantes de armamento y el estamento militar controlen más de la mitad de los fondos discrecionales del gobierno americano, lo que equivale al gasto militar del resto de países del mundo juntos.
Bruce Mazlish y Anthony Mazlish analizan la nueva economía global y el papel americano en ella: “Mientras antes del 11-S la economía de EEUU era un referente mundial, tras los atentados el país ha acumulado deuda continua y ha librado dos guerras”. Y es que sin ser estos especialistas demasiado pesimistas sí consideran que el papel norteamericano ha cambiado y tendrá que adaptarse a ser uno más de los numerosos protagonistas económicos del mundo, y es que también en este caso se atribuye a George W.Bush efectos más destructivos que al ataque terrorista en sí mismo.
Giuliano Bonoli no aporta demasiado en su análisis sobre la reforma del Estado de bienestar al que considera que todavía es una institución sólida en las sociedades capitalistas modernas y mucho más interesante es el artículo de Pierre-André Taguieff, Definir el populismo en 2011: “ Cualquier líder populista que se dirige al pueblo pretende señalarle cuales son sus verdaderos enemigos, tanto los de arriba (las élites ilegítimas), los próximos (el sistema) o los de otra parte o que vienen de otros lugares (extranjeros hostiles, inmigrantes invasores) y, en especial, los enemigos ocultos en el seno del organismo nacional; de ahí el punto de vista propio de la teoría de la conspiración”.El texto termina con una preocupada advertencia sobre las consecuencias que tendrá este fenómeno si la derecha y la izquierda clásica no son capaces de mantener algún atractivo para los electores. Magnífico este artículo, aunque no puede sorprender conociendo la trayectoria de su autor.
Pascal Boniface analiza El papel y el poder de la religión, donde plantea claramente que el intento de resolver el problema islamista por la vía militar ha sido un error, porque si bien los aspectos religiosos son fundamentales en las relaciones internacionales, no lo son menos sus vertientes estratégicas, sociales y geopolíticas: “… los conflictos actuales poseen ante todo un fundamento político y territorial. Su revestimiento puede ser religioso, pues contribuye a insuflar un sentido de identificación de modo fácil y cómodo. Pero en el fondo de la cuestión, se sigue estando en el ámbito de la geopolítica tradicional: la caracterizada por las rivalidades de poder que se dirimen sobre el territorio”
Andy Oram analiza la evolución de Internet antes de que Joaquín Arango se dedique a las migraciones internacionales en uno de los textos de este número de Vanguardia Dossier. El tratamiento que la migración ha recibido en esta década ha estado marcado por la tendencia a verla desde los riesgos que para la seguridad implica (securitización), y aunque esta tendencia ya se había iniciado antes del 11-S, se ha intensificado. Si bien en EEUU el fenómeno ha alcanzado cotas alarmantes en determinados sectores republicanos, en Europa las políticas migratorias han sido cada vez más restrictivas. Y no es optimista el autor con que la situación mejore.
Tampoco lo es Miquel Muñoz Cabré, que en Una década de desarrollo sostenible, además de denunciar como la comunidad internacional ha desperdiciado la oportunidad de prevenir el cambio climático, anuncia que las negociaciones al respecto “dejarán de buscar un gran acuerdo global y se prepararán para un proceso de décadas similar al de las negociaciones de comercio internacional”.
Mark Leonard ve posibilidades futuras de liderazgo para Europa si se evita el avance hacia una política del siglo XIX basada en las grandes potencias y se busca una comunidad internacional gobernada por el imperio de la ley y la cooperación institucionalizada.
De enorme interés la reflexión de Brahma Chellaney sobre el triángulo estratégico China-India-Japón; si bien Asia se está volviendo más interdependiente en lo económico se fragmenta más políticamente a lo que ha contribuido el auge de China. Sin embargo Asia ya había vivido la aparición de una potencia mundial con Japón con la diferencia de que en aquel momento (siglo XIX) las otras civilizaciones asiáticas estaban en declive. La situación ahora es muy distinta y la soberbia y arrogancia china supone una amenaza para la seguridad y desarrollo económico y diplomático de la zona.
“Al abandonar poco a poco el dogma marxista -importado de Occidente-, las élites gobernantes de Beijing han convertido el nacionalismo chino en el centro de su legitimidad política”. El autor concluye con la posibilidad de que una alianza India-Japón-Rusia con la colaboración de EEUU supondría una verdadera pesadilla para China. El artículo es controvertido pero de gran interés.
América Latina, una década muy particular, es el título del texto de Juan Gabriel Tokatlian. Si bien la posición de la zona, sostiene el autor, ha sabido beneficiarse de la demanda de bienes primarios de India y China y la ha mantenido distante de la actual crisis económica logrando notables tasas de crecimiento, la alta desigualdad y la baja institucionalidad, junto al empoderamiento de la criminalidad organizada son lastres con los que tendrá que afrontar el futuro.
Saltándome el orden, Olawale Ismaiil analiza el presente y futuro de África. Y no es optimista: “Detrás de las intervenciones occidentales de seguridad en África subyacen la expansión y la penetración del capital global, la necesidad de ampliar el mercado de materias primas y la reafirmación del poder geopolítico de los estados.” Y termina: “Los intereses de los actores externos parecen contrarios al cambio social en África. Los actores externos siguen siendo los grandes beneficiarios del actual sistema en la mayor parte de países africanos”.
Y dejo para el final los artículos dedicados propiamente al terrorismo:
En el primero de ellos, Fawaz A. Gerges cree que si bien la influencia que los atentados del 11-S tuvieron en su día ha sido decisiva para la configuración del nuevo orden mundial a través de las reacciones a los mismos, no hay futuro alguno para la marca Al Qaeda porque aunque tuviera todavía posibilidades de atentar la ideología fundamental del grupo es incompatible con la aspiración general de los árabes. Y se apoya en una supuesta contradicción entre las revueltas árabes y el mensaje yihadista. Además acusa:
“Los políticos occidentales -de nuevo, los estadounidenses en particular- suscriben esta distorsionada perspectiva sobre el potencial de amenaza de Al Qaeda, de hecho, justifica sus carreras y les permite topar con oportunidades políticas, aumentando sus posibilidades de configurar la estrategia relativa a la política exterior y la seguridad nacional”.
Y por último, Lecciones de una década de terrorismo de Walter Laqueur, va en la dirección contraria al texto de Gerges, porque si bien afirma que el terrorismo ha sido incapaz de derribar a ningún gobierno y que el único éxito logrado ha sido a través de la guerra de guerrillas en Afganistán, la amenaza de un ataque con armas de destrucción masiva es real, y que aunque su éxito sería muy poco probable, quedan grupos e individuos dispuestos a intentarlo.
Este número 41 de Vanguardia Dossier como es habitual incluye numerosos gráficos, fotografías, a parte de las secciones de libros, viajes… que hacen que sea un monográfico referente que realmente consigue crear en el lector una visión general que de otra manera no sería fácil alcanzar.

Básicamente el tono de los artículos de la revista deja la sensación de que en un ambiente de cambios evidentes y de numerosos procesos en plena evolución es difícil aventurar el futuro. De ahí que los especialistas prefieran hacer previsiones más bien conservadoras salvo donde se percibe cierto activismo. Sin duda las situaciones geoestratégicas que hoy se viven van a cambiar muy de la mano de las circunstancias económicas y estas tal y como evolucionan parece difícil saber en que punto se van a estabilizar.
Sin embargo la retórica de los textos de Gerges y Laqueur sobre terrorismo encierran un problema, y es que analizan el futuro del yihadismo aplicando las actuaciones anteriores al panorama actual y creo que es un error. Pienso que el futuro de este fenómeno no estará marcado por acontecimientos como las recientes revueltas árabes que autores como Gerges se empeñan en analizar en clave claramente optimista (cosa que ya en este blog se ha tratado con intención mucho más realista), si no muy al contrario, el cambio de escenarios bélicos –final de la presencia militar Occidental en Afganistan y Iraq y por tanto “liberación de obligaciones” de todo un ejército de yihadistas- va a abrir las puertas a un tipo de terrorismo mucho más cualificado y peligroso que estará más interesado en acciones como las realizadas por el yihadismo checheno (Teatro Dubrokna o Escuela Beslán) que las acaecidas hace diez años en Estados Unidos.


Anteriormente en El Polemista he tratado temas relacionados y otros números de Vanguardia Dossier:

2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.



La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.


La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.


De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.


Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.


La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.


China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.





2 comentarios:

  1. También en EL POLEMISTA:
    La revolución del Tea Party de Kate Zernike, y el auge de los populismos:
    http://elpolemista.blogspot.com/2011/11/la-revolucion-del-tea-party-de-kate.html

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  2. También en EL POLEMISTA:
    El declive de Occidente en Vanguardia Dossier (nº42), y el ¿nuevo? orden internacional:
    http://www.elpolemista.blogspot.com/2012/01/el-declive-de-occidente-en-vanguardia.html

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