No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

miércoles, 19 de febrero de 2025

Tierra Baldía. Un mundo en crisis permanente de Robert D. Kaplan, el vértigo ante un nuevo orden mundial.

Robert D. Kaplan, uno de los analistas geopolíticos más importantes del siglo XX y XXI, es un referente indiscutible por necesario e influyente, su reflexión siempre tiene repercusión y es esperada; en este caso ha sido rápida, quizá por ello hay huecos en el análisis que se echan de menos y que pueden dejar una sensación que alguien podría interpretar como ideológica o simplemente en la que premeditadamente no quiere entrar. Una lectura del nuevo orden desde una mezcla de miedo y melancolía realizado hoy no puede pasar por alto la guerra palestino-israelí, que sólo se menciona en añadidura a Ucrania que se trata como un conflicto menor que podría acabar generando consecuencias por un efecto dominó devastadoras. En realidad este punto, el del mundo en crisis permanente y que da título a la obra es la clave: nos encontramos en un momento extremadamente frágil de transición tecnológica y política, la geografía se contrae en un mundo mucho más pequeño por ello, de forma que hasta el último lugar del planeta se hace estratégico y puede resultar el inicio del desastre.

Un problema a mi juicio esencial en la tesis central de Tierra Baldía y al final de esta reseña me comprenderán. Parece imponernos: “es legítimo desear un mundo mejor pero no se atrevan a tocar el que tienen”. Tengo mis dudas de sin tan pocos meses después de haberlo entregado no cambiaría algunas cosas tal y como va este 2025.

Y vuelvo a la crítica inicial en lo que será una reseña por lo demás elogiosa, como es habitual en Kaplan estamos ante un ensayo ineludible y extraordinario; Waste Land: A World in Permanent Crisis es un libro escrito desde Occidente para Occidente, carece de una visión desde otro ángulo a pesar de ser un análisis mundial, nos otorga a los occidentales una moralidad superior que si bien desde su punto de vista es legítima, no resulta tan útil para proyectar una conclusión estratégica del mundo, y ello hoy no puede obviar visiones fundamentalmente Orientales, en Tierra Baldía regiones del planeta como el sudeste asiático, la India, buena parte de África, ni tan siquiera a nivel urbano (al que se le da especial importancia) apenas aparecen, sencillamente no existen, quizá por la emergencia de la obra. 

Robert D. Kaplan aparece aquí como alguien que si en sus últimas obras mostraba hastío y giro conservador, hoy es un erudito asustado y en cierta forma superado por la realidad, en algún momento, y pronto verán por qué, recuerda a los autores del pesimismo filosófico que lamentaban la caía del “viejo orden” a manos de las pulsiones nietzscheanas del siglo XX.

El final de la República de Weimar (1919-1933): es el punto en el que a modo de simulación nos llevan Rusia y Estados Unidos, China y Estados Unidos, Rusia y China, también las potencias regionales de mayor o menor proyección debido a sus conflictos y a la forma en que la tecnología continúa estrechando la tierra, vuelvo a este aspecto, está presente en todo el texto. Y es la fragilidad de Weimar, de sus diferentes partes, su fractura y sus desastrosas consecuencias el punto en el que estamos y hacia dónde podríamos ir. El cambio climático y las crisis ecológicas, políticas, económicas, el COVID-19… serían partes del mundo de hoy que Kaplan compara con esa fragilidad que en efecto dominó puede desembocar en el desastre.

Kaplan ha evolucionado a lo largo de su trayectoria en el análisis de la esperanza y voluntad democrática hacia la decepción y la defensa de la estabilidad y el orden por encima de toda consideración ideológica. La frase de apertura de Roger Scruton es toda una introducción: “... la esperanza, separada de la fe y sin ser atemperada por los indicios de la historia, es un activo peligroso, que amenaza no solo a quienes la aceptan, sino a todos los que se encuentran en el ámbito de sus ilusiones”. Usos del pesimismo.

“Cuanto más abyecto es el desorden, más extrema suele ser la tiranía que sigue, y esto nos lleva al final de Weimar”.

Fue la falta de orden, de una autoridad concreta y definida (el poder estaba repartido en distintos territorios alemanes como hoy el mundo lo está en Estados y territorios sin una autoridad común) lo que llevó al desastre, y esa caída desordenada y caótica acabó con Alemania en las manos de Hitler.

Necesitamos entender esa realidad como en su día la vio Churchill (esta idea la ha utilizado en sus últimas obras, especialmente en Mentalidad Trágica, también en El Polemista https://elpolemista.blogspot.com/2023/03/la-mentalidad-tragica-de-robert-d.html), apela a él como reaccionario eduardiano que conocía la realidad mundial a través de experiencia (guerras coloniales en África entre otras) y su condición de imperialista y orgulloso británico. Fue él quien comprendió exactamente lo que era y suponía Hitler, por eso lo quiso combatir desde el primer momento. El imperialismo de Churchill era inseparable de su oposición al nazismo visto como una agresión revolucionaria al mundo; ese pragmatismo se basaba en la idea, compartida con Kissinger, “el orden mundial puede no ser totalmente justo o compasivo, pero constituye la mayor legitimidad política posible en el ámbito de los asuntos humanos”.

El Orden debe ir antes de la Libertad, sin el primero no puede haber el segundo, y sin este no habrá Justicia, en la naturaleza humana el orden debe ser la virtud política primera (Kaplan de refiere al concepto de naturaleza humana de Hobbes, es un Conservador clásico, prioriza la estabilidad al suelo de progreso). La falta de orden en Weimar, a pesar de la riqueza cultural y humana que disfrutaba, desembocó en el nazismo.

Kaplan hace un inciso importante: la libertad individual lleva consigo cierto desorden incómodo, especialmente en una democracia de masas como la de Estados Unidos. Pero incide citando a Samuel Huntington: lo que hace grande a Estados Unidos no eran tanto sus ideales como sus instituciones, incluyendo la separación de poderes entre el ejecutivo, legislativo y judicial, y las autoridades federales, estatales y locales. La presidencia de Donald Trump de 2017 a 2021 puso a prueba esas instituciones, que se mantuvieron firmes a pesar de todo. Toda una advertencia que seguro cuando la hacía todavía no se imaginaba lo que venía.

Hoy, en su cambio radical y abandono de sus tradiciones y normas políticas, Estados Unidos está llamando al desastre social y político.

Volvemos a Churchill, Kaplan le aplaude con su defensa de las familias reales de Europa central, a pesar de haber estado implicadas en la I Guerra Mundial, pero garantizaban el viejo orden. Y lo lleva al día de hoy:

Recuerde siempre que las monarquías decorativas que existen en Gran Bretaña, España y el norte de Europa, especialmente en Escandinavia, siguen desempeñando un papel vital en estabilidad de la política de esos países.  “«La institución monárquica, despojada de su poder absoluto», escribe el teólogo estadounidense del siglo XX Reinhold Niebuhr, posee virtudes que surgen de «la voluntad y unidad continua de una nación en contraste con la voluntad momentánea incorporada en gobiernos específicos».” Aceptamos esas monarquías sólo porque su presencia es segura. Gran parte del mundo no tiene tanta suerte. La razón de que el siglo XX y los inicios del siglo XXI hayan sido tan sangrientos radica en que la fuerza estabilizadora de la monarquía en Europa central, Rusia, Oriente Próximo y Oriente Medio, así como en otros lugares, en términos históricos, desapareció de repente. 

La revolución rusa sería comparable con la caída de Weimar, aquí aparece Aleksandr Solzhenitsyn como uno de los hombres más destacados del siglo XX.

Antes de la Primera Guerra Mundial, el orden en sí, que había durado más o menos un siglo desde el final de las guerras napoleónicas, estaba totalmente asimilado y nadie pensaba en términos trágicos; y así llegaron el nazismo y el comunismo. Y eran tiempos como estos de integración global.

El orden, no importa cuán complejo sea el organismo social, se basa en algún tipo de cadena de mando, o de muchas cadenas de mando. La jerarquía lo es todo, especialmente en Rusia, que era un organismo inmenso y geográficamente ilimitado al que le faltaba una clase media auténtica. 

“Como escribió Kissinger en Un mundo restaurado, «el problema más básico de la política (...) no es el control de la maldad sino la limitación de la rectitud»” La superioridad moral explica las peores tiranías, las que destruyen a los oponentes por ilegítimos. 

Hoy la tecnología nos abruma con su tendencia a desestabilizarse por eslóganes simplistas de las redes sociales y juegos financieros frágiles; sus interacciones son muy estrechas, van hacia un Weimar geopolítico.

“Vladímir Putin ha sido el líder ruso más peligroso desde Stalin; Xi Jinping es tan implacable e ideológico como Mao Zedong; Donald Trump, cuya carrera política puede estar en tiempo pasado, es incluso más presuntuoso y superficial que Von Papen. Cada tirano es único, como lo es cada héroe.”

Si la tecnología libera, sus monstruos abundan, la clave está en la proximidad (hoy se puede recorrer el mundo a tal velocidad que el mundo se contrae), tampoco para las enfermedades, los elementos desestabilizadores tóxicos que nos amenazarán y nos abrumarán. Insiste Kaplan mucho en el concepto de “vivimos abrumados”.

Tierra Baldía quizá pierde interés en el análisis más genérico de la actualidad, puede resultar más obvio aunque visto como están pasando las cosas quizá sea la parte de este libro que va a sufrir más el paso del tiempo a una velocidad hasta hace muy poco impensable en los ensayos de análisis,

El declive de las grandes potencias en Afganistán, Irak, Ucrania son un síntoma, pero el de China presenta peligros añadidos, "gigantesco complejo militar de alta gama", el liderazgo de Xi Jinping convive con la pérdida de población y de fuerza laboral con la consecuente reducción del crecimiento económico. Su amenaza para Taiwán, Japón y Corea del Sur ha aumentado, inevitablemente lo será con Estados Unidos. Ello en medio de la lucha bipolar entre las potencias de Rusia, China, Corea del Norte e Irán y las potencias marítimas de los Estados Unidos, Europa, Ucrania, Israel y las potencias árabes sunitas conservadoras, desde el Golfo hasta el Mar Rojo y el Mediterráneo.

Kaplan hace una exaltación del intelectual conservador “que avisa”, a veces parece llamar a la negación de la acción más allá de la conformidad con el orden, puede ser paralizante.

La tercera parte del libro trata sobre la urbanización, las ciudades, aunque improvisa porque nunca ha padecido cierto occidentalismo que reduce, por ejemplo a la ciudad africana plagada de gigantescos barrios marginales y acumulación de basura como si ello no ocurriera en alguna urbe americana.

El declive de la civilización y la tiranía del rebaño, el individuo insensible que sale de ellas… queda un sabor amargo.

Lo dicho, un libro esencial, no se lo pierdan. Tierra Baldía (Ed. RBA), en España aparecerá el 5 de marzo.

En el ÍNDICE DE EL POLEMISTA encontrarán reseñas y artículos míos tratando muchos de estos temas, http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

 



lunes, 17 de febrero de 2025

“Carajoestafa”, la libertad entendida como no regulación. Criptomoneda, sólo es el principio; los “libertarios” se publicitan, por Jorge Navarro Cañada, y, Parásitos Mentales de Axel Kaiser.

“¡Viva la libertad carajo!”, dijeron para que nadie regulara, sobre todo al poder del más fuerte.

Hace sólo unas semanas en este blog advertía, Criptomonedas, el desastre que viene, por Jorge Navarro Cañada, y, Principios de economía de Saifedean Ammous, un manual para el delirio https://elpolemista.blogspot.com/2025/01/criptomonedas-el-desastre-que-viene-por.html ,y no podía ser más oportuno porque acompañaba el artículo en el cual explicaba el qué y porqué del cripto dinero y el cómo necesariamente iba a terminar, y eso que esta demostración que nos ha hecho Javier Milei no es más que una muestra de lo que viene, también hace idea de las consecuencias porque el problema afecta a buena parte de la extrema Derecha que hace de la negación de la regulación monetaria y económica en general su bandera (curiosamente de los aranceles, su lado opuesto, ahora también). Y en aquella entrada de El Polemista aparecía Principios de economía de Saifedean Ammous, el libro “primo hermano” de Parásitos Mentales de Axel Kaiser, (ambos editados en Deusto); si el primero es el ideario económico “libertario” pretendidamente heredero de la escuela económica austriaca, este segundo el político. Más adelante iré con la reseña.

Y es que la casualidad ha querido que coincida su análisis con la noticia que estos días llegaba desde Argentina:

En unas pocas horas el presidente argentino Javier Milei llamaba desde sus redes a sus seguidores a, “para incentivar la economía argentina”, invertir en una criptomoneda ($Libra) que valía menos de un dólar, la presentaban nueve desconocidos (en ese momento) que ganaban 87 millones de dólares mientras 44.000 argentinos perdían su inversión. 

La participación del presidente argentino en la estafa parece obvia dado que la página web de la oferta estuvo disponible tres minutos antes del anuncio presidencial en parece perfecta sincronización, de tal manera que la moneda pasó de 1 a 5.000 dólares de golpe. En ese momento, los nueve inversores retiraban los 87 millones ganados y los fondos invertidos desaparecieron repentinamente.

Ante la evidencia de la estafa, un furioso Javier Milei afirmaba su desconocimiento de “los pormenores del proyecto” y calificaba de “ratas inmundas de la casta política” a quienes reclamaban explicaciones: el criptogate ya estaba en marcha y el escándalo en pleno debate político.

$Libra, la criptoestafa, se trata de un producto de extrema volatilidad y riesgo, hasta el punto que se basa en la reputación y fiabilidad que da quien la presenta o publicita; una moneda (como todas las criptomonedas, hay casos políticos similares aunque de momento sin sobresaltos como $Trump) parte de un valor artificial sin soporte ninguno, se infla de manera artificial para que suba llamando a nuevos inversores que permitan a los iniciales retirarlo rápidamente y obtener el beneficio. En este caso el timo era tan obvio, que no tardaron desde el entorno de Milei en explicar disparatadamente desde el boicot en forma de hackeo primero, después que habían engañado al propio presidente, incluso que nada era lo que parecía. El escándalo estallaba en la cara de un Javier Milei que era colaborador necesario de una forma u otra en todo el timo; entre los inversores después se ha sabido que estaban empresarios en tecnologías del entorno del propio presidente argentino, incluso buena parte del proyecto en el que se englobaba $Libra se había realizado desde la Casa Rosada presidencial. Ya han llegado las primeras denuncias, ahora se entiende mejor la pretendida destrucción de toda regulación y control que defienden Milei y los suyos.

Llega a España Parásitos Mentales, todo un ejemplo de lo que es ese mundo, de hecho es un libro que sorprende nada más verlo, incluida la edición que ha hecho Deusto en España con una cubierta (la misma que la chilena de Ariel) que podría ser la portada de una novela de terror o de ciencia ficción; ciertamente el texto le hace justicia.

“Los parásitos mentales tienen el mismo efecto a nivel tanto social como individual. Si no son diagnosticados y combatidos a tiempo, sólo se detectarán cuando ya sea tarde, cuando el daño sea tan evidente como irrecuperable y la putrefacción social no pueda extirparse sino con un enorme dolor y un costo que pocos están dispuestos a pagar.”

¿Y quién se muestra de esta guisa? El chileno Axel Kaiser, tertuliano televisivo y profesor universitario, lidera el think tank contra la ideología woke Fundación para el Progreso… autor de varios libros del mismo sesgo. Los derechos sociales son inmorales y parasitarios, podría perfectamente sintetizarse así, no hay mucho más. Se define a sí mismo: “yo me siento un héroe que se ha atrevido a plantar cara a los autores del pensamiento tóxico” (El Mundo, 16/2/2025).

Y enumera los males:

Parásito I: La justicia social. 

De la mano de Rousseau, creador del parásito y seguido dos siglos después por autores infectados como Josep Stiglitz, la justicia social presenta como uno de los problemas más urgentes de la vida en común la desigualdad producida por el mercado fundado en la propiedad privada; el libre mercado requiere intervenciones estatales sistemáticas. Peor aun el superventas de Harvard University Press Thomas Piketty argumenta que la justicia social requiere impuestos a las ganancias y uno global a los más ricos como modo de equilibrar socialmente. Kaiser responde de la mano del profesor de Harvard John Rawls, se trata no de igualar resultados, sino oportunidades. 

En términos generales, intencionado para llegar a un público amplio o no, el libro recurre a esta forma de pensamiento básico, simple y pretendidamente obvio sistemáticamente; algo así como “el sentido común” con el que Donald Trump argumenta la falta de hechos que refuten sus afirmaciones. El victimismo basado en la “dictadura” de las ideas progresistas que serían absolutamente hegemónicas sobrevuela constantemente el relato.

Parásito II: Derechos sociales.

El “infectado” defiende que la sociedad desigual en materia de bienes fundamentales, como educación, salud, pensiones, vivienda o estatus en general, es injusta. El autor se da cuenta de la magnitud de la afirmación y la camufla asociando al parásito con la confiscación, expropiación, el monopolio del Estado y la prohibición de la convivencia del sector público y el privado. Esta visión totalizadora de la realidad es otra de las cualidades del texto, para el lector europeo que lleva conviviendo con indiscutible éxito en ella puede sorprender. Lo resuelve denunciando la confusión de libertad con el de poder, habría sido Hayek ya en su obra Camino de servidumbre (1944) quien mejor lo habría planteado. Los parásitos defienden la libertad económica entendida como conquista sobre las necesidades humanas mediante una abundancia de bienes creada por el Estado frente a la libertad de oportunidades propia del liberalismo clásico. Parásitos Mentales es un texto que busca desmontar lo que considera ideario tóxico muy por encima de afirmar o proponer alternativas más allá de la desregulación y el monopolio ideológico de la Libertad.

Parásito III: Neoliberalismo.

En este punto parece que el problema sería la mala interpretación que la Izquierda hace (cita a diferentes líderes latinoamericanos, de Fidel Castro a Boric) de las tesis del economista austriaco Friedrich Hayek o de Milton Friedman como darwinistas sociales que defienden el triunfo del más fuerte, punto que Kaiser se limita a negar.

Parásito IV: Estado Benefactor.

Tras denunciar al mismísimo canciller alemán Otto von Bismarck, décadas antes de la Primera Guerra Mundial como creador del monstruo. “El Estado benefactor, o Estado social de derechos, daña severamente el principio de derecho de propiedad y la libertad individual, porque supone que al menos parte de nuestro trabajo es del colectivo, y no de quien lo ha producido. Eso implica que unos deben trabajar gratis para otros, pues la riqueza para financiar esos beneficios sociales siempre debe venir de alguien que la ha producido (…) Dado que la riqueza se crea, cuanto más rica sea una persona bajo reglas de libre mercado, más enriquecerá a sus conciudadanos. La lógica de la colaboración en el mercado es, en este aspecto, como la de un equipo de fútbol. Messi hizo ganar a Argentina el Mundial de 2022, de eso no hay dudas. Pero, sin el resto del equipo, él no habría podido ganarlo, eso también está claro. Lo que ocurre es que la contribución específica de Messi a todo el equipo fue muchísimo mayor y determinante que la de los demás jugadores, por eso él era mejor pagado y la estrella indiscutida. Gracias a Messi todos se beneficiaron, pues todos fueron campeones del mundo y se hicieron mucho más ricos (…) Así funciona también el mercado. Si Elon Musk se hace multimillonario es porque la riqueza total que creó para los demás supera con creces la que acumuló personalmente.”

Perdonen por la extensión de la cita, pero creo que sirve para hacerse la idea.

Parásito V: Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

De nuevo Friedman da cuerpo al argumento sobre la RSC: las empresas no pueden ser responsables de ella porque son construcciones económicas y legales abstractas que carecen de conciencia o voluntad, por tanto no pueden serlo más que un edificio o una institución gubernamental. La responsabilidad correspondería a los individuos concretos agrupados en ella, a sus dueños, trabajadores, ejecutivos… que han de hacer todo lo posible por maximizar el valor de la compañía para los accionistas de la empresa que les pagan el sueldo. Así, la responsabilidad de estos no es con la comunidad, sino con los dueños que lo han contratado para maximizar – de acuerdo a ley- las ganancias de la empresa. Así, el problema fundamental de la idea de la responsabilidad social corporativa es que demanda del ejecutivo que actúe no de acuerdo con el mandato entregado por los dueños de la empresa que lo contrataron, sino según sus propios deseos o las expectativas de otros. Supone colectivizar parcialmente el capital y la propiedad para satisfacer deseos y necesidades de estos. Pone Axel Kaiser el ejemplo del combate de la contaminación, de la contratación de “gente menos cualificada por cumplir con criterios de diversidad perjudica la calidad de lo producido y afecta a los consumidores y a los dueños de la empresa, sin mencionar a la gente más capacitada que quedó desempleada simplemente por tener un color de piel o genitales que no cuadran con la idea postulada por el parásito mental de la responsabilidad social corporativa.”

Parásito VI: Diversidad, equidad, inclusión (DEI). ¡El peor y más peligroso de todos!

El DEI sería la negación del individuo como base del orden social imponiendo narrativas del poder, erosionando el Estado de Derecho y la convivencia por generar divisiones irreconciliables en la sociedad entre grupos identitarios. La organización con un fin específico perdería efectividad por imponerle diversidad, el parásito de la DEI, al infectar a las distintas organizaciones, las politiza, desvirtuando completamente su misión original. Obviamente al autor ni se le pasa por la imaginación el hecho de la utilidad representativa y lo que ella aporta en cualquier organización pública es parte objetiva de su misión.

Amplía este concepto el último de los siete males que puede ser muy interesante para las campañas de enaltecimiento de la Hispanidad como generosa obra española en América que realiza intensamente en los últimos tiempos la extrema Derecha.

Parásito VII: el buen indígena.

“La obsesión con la diversidad y la inclusión que se manifiesta en políticas de DEI y el multiculturalismo autodestructivo que proponen las élites occidentales tiene, como hemos visto, un fundamento en la idea de que el hombre blanco occidental es el ser más despreciable, racista y opresor que haya existido jamás. Este parásito mental reconoce ciertamente un origen en doctrinas neomarxistas que se propusieron destruir la civilización cristiana, pero encuentra un correlato en la idea de que el Nuevo Mundo fue corrompido por el hombre blanco, especialmente, por las colonias que establecieron las potencias europeas. Una y otra vez esta mitología ha servido para revoluciones e intentos de imponer una descolonización del orden social injusto, usándose como fundamento para centenares de normas nacionales e internacionales que dan privilegios especiales a grupos supuestamente indígenas a expensas del resto de la población y del progreso general.” (Volverá a Rousseau y su mito del buen salvaje).

Este Parásitos Mentales de Axel Kaiser advierte: La justicia social, los derechos sociales, el neoliberalismo, el Estado benefactor, la responsabilidad social corporativa (RSC), Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) y el “buen indígena” son los parásitos que imponen el crecimiento del Estado sobre la vida económica y las decisiones libres de las personas, generan burocracias gigantescas y subsidios para los grupos de interés, mientras se asfixia y destruye progresivamente al sector productivo. Los efectos sobre la libertad individual son demoledores, pues estos parásitos actúan gradual y sigilosamente.

El lector de El Polemista ya se habrá hecho perfectamente la idea de lo que significa el “libertarismo” que viene de Sudamérica y cómo se complementa con otras modalidades de lo que viene a ser lo mismo: la revolución reaccionaria gana espacios, se impone como alternativa destructiva del Estado Social y Democrático de Derecho, impone una modalidad de democracia autoritaria e Iliberal donde el más fuerte se apoya en una idea de la Libertad basada en la desregulación para poder actuar con absoluta y total impunidad.


En El Polemista se han tratado en profundidad todas estas cuestiones en reseñas de libros o artículos míos, en concreto y en los últimos tiempos la ultraderecha y otros movimientos reaccionarios, también específicamente la figura de Javier Milei. ÍNDICE DE EL POLEMISTA: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html



martes, 11 de febrero de 2025

Crisis política en Rumanía, clave en la pugna OTAN-UE y Putin. Una alerta importante para Occidente, por Jorge Navarro Cañada.

Se desestabiliza una pieza clave en la geoestrategia de la OTAN en Europa, quizá la más codiciada por Vladimir Putin en plena irrupción de Donald Trump y la extrema Derecha europea “afín” a Rusia.

El presidente rumano, Klaus Iohannis, dimite en respuesta a la presión parlamentaria de los partidos populistas y de extrema Derecha de Oposición (30% en escaños), dos meses después de que el Tribunal Constitucional de Rumanía declarara nulos los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y cancelara el proceso entre acusaciones de injerencia rusa. En realidad Iohannis ocupa el cargo presidencial habiendo cumplido el máximo de dos mandatos de cinco años, pero se prorrogó tras la cancelación electoral en la que el ultraderechista Calin Georgescu ganara en primera vuelta. Klaus Iohannis iba a continuar hasta las elecciones presidenciales del 4 y 18 de mayo, ahora lo hará el presidente del Senado Ilie Bolojan, igualmente apoyado por la coalición gubernamental formada por el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y la minoría húngara (UDMR). 

¿Qué tiene Rumanía que la hace tan esencial tanto como miembro de la OTAN (desde 2004) como de la Unión Europa (2007)?

Es una cuestión entre otras cosas “de mapa”; se interpone entre los Cárpatos y el Mar Negro, entre los intereses rusos y los Occidentales, geográficamente y con grupos étnicos en todos los países que la rodean, pero a día hoy es clave en Moldavia y su conflicto desde 1991 con la de facto rusa Transnitria, y en Ucrania en su guerra con Rusia.

Entre Europa Central y el Mar Negro supone también ser el país que se interpone entre lo que fuera la URSS y la antigua Yugoslavia, también ahora bajo amenaza de conflicto, igualmente por la inestabilidad serbia o en su conflicto con Kósovo (ha celebrado comicios esta semana sin resultado de gobierno claro). 

Importante su autosuficiencia energética, Black Sea Oil&Gas (BSOG), OMV Petrom y Romgaz, petroleras y gasísticas en Bucarest que aseguran a la Unión Europea recursos energéticos incluidos yacimientos petrolíferos de cierto nivel.

La sombra de Putin sobre Rumanía se traduce también en mafias, lucha de monopolios energéticos y más importante si cabe, punto esencial para la OTAN y EEUU como base segura (Mihail Kogălniceanu) sobre las regiones petrolíferas y estratégicas cercanas al Mar Negro y al Mar Caspio.

Históricamente su posición ya en el siglo XIX la colocaba entre el Imperio Otomano y la Rusia de los zares que apoyaban la independencia de los antiguos principados rumanos (Valaquia, Moldavia y Transilvania) de la soberanía otomana. En 1881 se proclamó el Reino de Rumanía bajo la dinastía de los Hohenzollern-Sigmaringen.

Tras la II Guerra Mundial, Rumanía bajo esfera de influencia soviética fue parte del Consejo de Ayuda Mutua Económica, COMECON (1949-1991) y el militar Pacto de Varsovia (1955-1990), aun así fue un socio en ocasiones díscolo con el grupo (con Albania, la Rumanía de Nicolae Ceausescu se opuso a la invasión de Checoslovaquia en 1968).

En 1989 caía el régimen comunista rumano comenzando el giro que acabaría haciendo de Rumania un socio fiable para Occidente a pesar de sus vaivenes políticos y que podría entrar en una fase de inestabilidad tras las elecciones de mayo que prometen ser clave en una Europa que parece abocada a una etapa de cambios drásticos.





jueves, 6 de febrero de 2025

Pinceladas incorrectas sobre el final de Palestina y la proclamación del gran Israel, por Jorge Navarro Cañada.

 Donald Trump siguiendo su estrategia de “normalizar” el exabrupto por la vía de la verborrea supuestamente descontrolada anuncia planes que hace inevitables tan sólo a la espera de concretar plazos, matices por la vía de la negociación-imposición… hasta hacerlos realidad.
No parece que en este caso le vaya a salir mal.

1- El mundo árabe (si se puede hablar de él en genérico) en realidad considera a los palestinos un problema que envenena a sus opiniones públicas y que son un potencial enemigo. 

2- Ni Egipto ni Jordania, absolutamente dependientes de la financiación y protección a sus regímenes norteamericana, incluido el libre uso de recursos imprescindibles como el Nilo para Egipto,  tienen posibilidad alguna de negarse al plan de “acogida” (los palestinos, eso sí, serán reprimidos brutalmente nada más llegar, no será la primera ni la última vez) y para ello además aparecerán otros países “voluntarios” en busca de congraciarse con el nuevo orden.

3- Las monarquías del Golfo participarán activamente en la “fiesta” de Gaza, primero en la reconstrucción, después invirtiendo en Riviera. Es una de las ecuaciones con las que cuenta Donald Trump en una operación donde la rentabilidad cumple un papel fundamental.

4- Turquía es el único país que podría complicar la operación pero el temor a que se convierta en un agravamiento de su crisis migratoria de contención y sus planes de satelizar la nueva Siria le mantendrán al margen.

5- La “desaparición” de Rusia de Oriente Medio tras la caída de Ásad con la neutralización de Irán y su eje de la Resistencia, por extensión geoestratégica en África favorecerán la aparición de nuevos “aliados” o colaboradores de Occidente, en algunos casos de la importancia de Argelia o Libia.

6- Europa, primero por miedo y después por sumisión a Trump, y segundo por temores migratorios, no hará más oposición que la simbólica, “si eso”.

7- “Bienvenido” a Israel al paso de súper potencia mediterránea (hasta Marruecos, ya abiertamente socio prioritario) además de en Oriente Medio, claro. El gran Israel es ya un hecho inevitable con la anexión de Gaza y Cisjordania y control de todas sus fronteras incluidas de facto zonas limítrofes.

8- Casual o no, el contexto internacional con el que se ha encontrado Donald Trump le permite cambiar por completo el orden mundial antes de cumplir su objetivo final: una “nueva Yalta” como en 1945 “reparta el mundo”. 

Y 9- Trump busca un marco de imposición “pacífica” y tendrá conformidad en el plano Exterior incluso en sus aparentes enemigos. Sus problemas vendrán más desde el propio EEUU y la resistencia del propio sistema norteamericano a su modelo.



jueves, 9 de enero de 2025

Criptomonedas, el desastre que viene, por Jorge Navarro Cañada, y, Principios de economía de Saifedean Ammous, un manual para el delirio.

La llegada de Donald Trump y su decidida apuesta por el bitcoin -a pesar de en su primer mandato denunciar literalmente como estafa el sistema de criptomonedas- garantiza un gran boom de estas antes de su debacle; ello, teniendo todo un Estado como EEUU no será tan catastrófico para los grandes inversores que tendrán alternativas, pero sí para inversores y empresas medias que se vean afectadas directa o indirectamente.

Donald Trump: “Estados Unidos se convertirá en la potencia minera de bitcoins indiscutible del mundo (…) El bitcoin y las criptomonedas harán crecer nuestra economía, consolidarán el dominio financiero estadounidense y fortalecerán a todo nuestro país, a largo plazo”.

Este producto para la especulación con consecuencias incluso medio ambientales en su producción (ingente consumo digital que se necesita para llevar a cabo cualquier transacción) y que al no tener soporte debería ser llamado criptoactivo, su precio deriva no sólo de su escasez sino, sobre todo, de la expectativa de que aumente, si este se sobrevalora automáticamente se convierte en burbuja, los casos más obvios del siglo XXI han sido las burbujas inmobiliarias aunque históricamente hay numerosos ejemplos.

Trump y la oligarquía que ahora acapara un poder inaudito en siglos es consciente que sólo comprando este activo lo revaloriza aun no siendo otra cosa que una anotación digital sin respaldo real alguno. Salvo la promesa del que será en unos días presidente norteamericano de compra del Estado por ley de un millón de bitcoins y mantenerlos durante 20 años para contar así con una reserva estratégica similar a la del oro, petróleo... haciendo inevitable la inversión masiva en ellos por inversores de todo tamaño y condición. Se asegura nombrando como director de la Comisión de Bolsa y Valores a Paul Atkins, gran defensor de los criptoactivos. 

En esta línea por ejemplo se encuentra el matrimonio de bitcoiners Stacy Herbert y Max Keiser, asesor principal del presidente Nayib Bukele de El Salvador, país que utiliza la criptomoneda como moneda legal del Estado junto al dólar estadounidense. En 2023, anunciaban como nuevo y brillante asesor a Saifedean Ammous, palestino presentado como austriaco (intenta buscar legitimidad científica en Ludwig von Mises y la Escuela Austriaca que asesorara al canciller austrofascista Engelbert Dollfuss entre 1932 y 1934) autor del bestseller The Bitcoin Standard (El patrón bitcoin), que gira en torno a lo conveniente de convertir al bitcoin en una alternativa ante los bancos centrales del mundo y el dinero fiduciario. No tardó en ser denunciado como un “anarcocapitalista que alguna vez fue criptógrafo adoptando su nuevo papel como burócrata al servicio de un presidente autoritario como Bukele".

Y ahora llega a España con todos los honores su último Principios de Economía. Una introducción a los fundamentos económicos (Ed. Deusto). Pretendidamente un manual básico de economía que seguro hará las delicias de los ahora seguidores del “anarcocapitalismo” tan de moda y que asegura en los próximos años un desastre de incalculables consecuencias.

Toda una síntesis en fondo por el propio autor:

“La imposición de leyes contrarias al propio interés de los seres humanos no cambia la naturaleza humana, sino que reduce el incentivo para comportarse conforme a la ley, destruyendo así el respeto de la sociedad por las leyes. Esta comprensión esencial es la razón por la que el economista sensato está a favor de la libertad económica individual y en contra de su restricción por parte de los gobiernos (…) el valor es subjetivo y depende del momento y el lugar en que se realiza la valoración. El valor se deriva de la elección humana, que es necesaria por la escasez. (…) Sin una concepción subjetiva del valor, no es posible encontrar explicaciones coherentes de por qué y cómo los seres humanos toman las decisiones económicas que toman (…) El intercambio más importante que realiza un individuo es el que realiza con su yo futuro”.

Y en forma defendiendo un concepto de cero intervención en el mercado: Saifedean Ammous sostiene que malintencionadamente y a través del inflacionismo monetario y la imposición del salario mínimo se convirtió al desempleado en componente de la economía culpando del desempleo al mercado beneficiando a quienes tienen interés en la inflación. O la explicación a la acumulación sucesiva de riqueza al margen de cualquier idea de desigualdad.

En esa negación de la regulación se incluye la tecnología que debe ser libre en su copia y reproducción, sin otro límite que el propio mercado. Obviamente en ese desprecio por la creatividad como valor personal lo científico “sin rentabilidad directa” pasa a ser un enemigo, “La histeria contra los hidrocarburos ha encontrado una nueva justificación. Las supersticiones pseudocientíficas incoherentes y no comprobables acerca de que las emisiones de gases de efecto invernadero son la perilla de control del clima de la Tierra se han convertido ahora en la razón por la que debemos deshacernos de los hidrocarburos y pasar a alternativas sostenibles”.

Y donde quiere ir a parar; el dinero es un invento del mercado, no del Estado; por eso el bitcoin es la solución:

“Al igual que con el oro, la plata y todas las formas de dinero, el reconocimiento estatista sigue a la realidad económica; no la precede ni la impone. Si el dinero hubiera sido un invento del Estado, y hubiera necesitado la sanción estatal para funcionar, bitcoin no podría haber funcionado con tanto éxito como lo ha hecho”.

Principios de economía de Saifedean Ammous es un delirio de este tiempo pero no puede pasarse por alto porque será memorizado como justificación de una deriva catastrófica en la que el concepto de libertad trasciende al de elección en sociedad y civilizatoria para transformarse, simplificando, a libertad para “hacer lo que le dé la gana a quien tenga poder o recursos para ello”. Queda bien retratado en el “¡libertad carajo!” ahora tristemente en vigor.

El bitcoin según Ammous es la solución tecnológica del libre mercado que permite a cualquiera reincorporarse al proceso de acumulación de capital y la civilización. No requiere permiso político, elude la política en general y la política monetaria en particular.

Y es que cuando habla de justicia pone los pelos de punta: “Una sociedad de justicia privada no trataría de proteger a las personas de sufrir consecuencias negativas, sino que les aplicaría esas consecuencias con una velocidad y eficacia que los monopolios gubernamentales no pueden igualar. El ladrón, el violador y el asesino serían castigados por sus víctimas de manera más eficaz que bajo el monopolio gubernamental, del mismo modo que el empresario en el mercado libre es recompensado de manera más eficaz cuando produce bienes que otros desean.”

Concluye este Principios de Economía. Una introducción a los fundamentos económicos (Ed. Deusto): “El actual monopolio parasitario de la banca gubernamental es sólo uno más en la larga lista de desafíos a los que se ha enfrentado la razón humana, y bitcoin puede resultar la herramienta que nuestra razón invente para superarlo (…) bitcoin será recordado como el logro de civilización más importante de nuestra era.”

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Ilustración Matteo Giuseppe, The Atlantic.