Dos claves en la primera sensación que deja el congreso recién celebrado del Partido Popular:
-Cesarismo
y culto al líder (aunque sea puramente publicitario por la evidente duda al
respecto dentro del propio partido y desde luego entre simpatizantes y votantes
con baja nota en la valoración de Feijóo incluido respecto a líderes como
Abascal).
-Convicción
de localizado, focalizado y dando prioridad absoluta a la identificación del
enemigo completado todo el eje ideológico y programático del partido. La
fórmula, imitada a la de Donald Trump antes de su primer mandato y repetida en
el segundo es ideal para el bipartidismo, pero no es el caso español y la
Izquierda lo devuelve contra la coalición PP-Vox.
La estrategia
del Partido Popular tiene un primer efecto de sensación de éxito, pero presenta
problemas:
El
primero, que ya se puso en marcha en 2023 con un estrepitoso fracaso provocado
por la impaciencia y la arrogancia a la hora de leer la realidad. La victoria
en las elecciones Municipales y Autonómicas garantizaban la llegada arrolladora
e incontestable al poder cuya derrota dejó un lema lapidario: “no soy
presidente porque no quiero”.
El segundo,
su necesaria inmediatez, o se consuma rápido la caída del Sanchismo o el peso
recae directamente sobre un Alberto Núñez Feijóo al que cada día que no actué (la
moción de censura será una presión constante y acabará dependiendo de ella) le
penalizará. (Ahora tiene la tentación de hacerla poniendo como candidato a un
tercero; ojo a estas piruetas).
Y más,
toda la acción de demonización y acoso al enemigo socialista beneficia también
a la competencia en ello: Vox y quizá algún otro proyecto de la extrema
Derecha.
Se suma,
sobre todo los referentes a la coherencia: ¿la actitud suplicante hacia Junts y
Puigdemont encaja con la beligerancia con cuestiones como la Amnistía? ¿Puede el
PP mantener una exigencia respecto a asuntos como la corrupción en un otoño en
el que desfilarán por los juzgados buena parte de los dirigentes del Partido Popular
de una etapa tan reciente como la del gobierno de Mariano Rajoy? ¿Actitudes,
que no van a cesar, como la amenaza de encarcelamiento que hacen personalidades
del PP como José María Aznar a los socialistas perjudican al liderazgo de
Feijóo y benefician al victimismo socialista?
Alberto
Núñez Feijóo y Miguel Tellado han optado por mantener cargos e
institucionalidad a sectores del PP que en la realidad quedan fuera de toda
decisión; ello incluye a posiciones acechantes como las de Isabel Díaz Ayuso ¿Se
mantendrá está colaboradora ante ello?
Máximo
poder para el perfil más duro del partido en cuanto a la comunicación y la puesta en escena. ¿Cierra ello cualquier posibilidad a
recular en caso necesario y pueden generar un efecto cansancio y desconexión en
la opinión pública?
Y debajo
de la alfombra asuntos como Carlos Mazón o los casos de Ayuso en Madrid.
El
Partido Popular ha encontrado la mejor de las coyunturas, pero si Pedro Sánchez
estos días ha tocado fondo, todo lo que sea sobrevivir le deja margen para
mejorar. Y el PP está en un lugar mucho más parecido al de 2023 de lo que
creen.
Encontrarán
numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL
POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html
Estoy de acuerdo, y añado que presentar como avales a Aznar, que buena parte de su gabinete acabo con problemas judiciales(por decirlo suave), y M. Rajoy, puede funcionar con los ya convencidos, pero no va a atraer a nadie más. Además, da la sensación de que no hay ideología, de que todo pasa por hacer contrario que haga Sánchez, o sea, Sánchez les marca el rumbo. En mi opinión, Feijóo, si Sáchez aguanta hasta el 2027, que creo que lo hará, puede no llegar como candidato a esa fecha.
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