Hasta qué punto Trump controla a Netanyahu no lo sabemos. En condiciones de “normalidad” está claro que van de la mano, pero si Israel recibiera un golpe inesperado no: Netanyahu con esta guerra “existencial” contra el Irán “pre nuclear” justifica ante los suyos y ante el mundo su papel de país en “guerra permanente”, no el de “Estado exterminador” que para buena parte de la opinión pública internacional se ha ganado. EEUU mira de momento tranquilo, pero si tuviera que intervenir de manera abierta y la amenaza iraní de cortar Ormuz se realizara Trump entraría en riesgo real para su mandato tras el desastre de su “guerra comercial arancelaria” y la caída en la previsión de crecimiento de EEUU además del peligro real de hacer de su Deuda una pesadilla inasumible en un marco de inflación de efectos demoledores para la opinión pública norteamericana que empieza a movilizarse. Todo esto lo saben todos los actores en esta guerra.
Irán juega con todas las desventajas bélicas asumibles:
debilidad militar, baja popularidad del Régimen y aislamiento internacional.
Sólo una destrucción civil de grandes proporciones por parte de Israel podría
revertir el apoyo al Régimen, Netanyahu lo sabe y de momento evitará cumplir
sus amenazas sintetizadas en “arderá Teherán”. Pero también este aspecto se
puede descontrolar, volvemos al momento “existencial”: si la República Islámica
se ve ante la posibilidad de su caída reaccionará con todo, que no lo dude
nadie, y si la creencia popular en Irán es la de una derrota sin paliativos
está se producirá. Este es el error de cálculo fundamental de Netanyahu-Trump.
Y con ello la explicación del gobierno israelí a su opinión pública: ¿va a
aceptar esta cualquier otro resultado que la destrucción total del programa
nuclear iraní?
Es muy pronto para vaticinar nada, pero estamos ante una
situación crítica que podría acabar con una desestabilización de Oriente Medio
si Irán dejara de ser un Estado sólido que afectará al mundo entero de forma
permanente.
Por cierto, ¿y Europa qué pinta en todo esto? Absolutamente
nada. Da que pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario