No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

viernes, 7 de octubre de 2011

La próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.

George Friedman, presidente de la compañía de prospectiva geoestratégica Stratfor, ya nos impresionó con su anterior libro, Los próximos cien años (Ed.Destino). En él nos confirmaba la decadencia de Europa en este siglo XXI, pronosticaba una fuerte crisis demográfica para el periodo, nos anunciaba una segunda Guerra Fría con Rusia con guerras espaciales incluidas, el resurgimiento como potencias de países como Turquía, Polonia o Japón (otra vez), o como de la investigación militar-espacial y del descenso demográfico llegará la solución al calentamiento global. Quizá, la cuestión más importante era la confirmación del dominio norteamericano en los próximos noventa años aunque al final del periodo su vecino mexicano pondría en peligro dicha supremacía.
Pues bien, si en aquel libro había numerosos elementos de interés, este La próxima década (Ed.Destino) no le tiene nada que envidiar, aunque el autor ya nos advierte, predecir a noventa años es más fácil porque se examinan las fuerzas impersonales que configuran la historia a largo plazo, mientras que a corto plazo lo que sucederá está determinado en menor medida por grandes tendencias históricas y más por decisiones concretas de individuos concretos.
En esta obra el autor se propone aconsejar al presidente norteamericano utilizando el modelo de El Príncipe de Maquiavelo.
Friedman sostiene que tanto Bush como Obama han perdido la visión estratégica que tan buenos resultados le dio a EEUU en el siglo XX. Entonces, se planificaba a largo plazo, mientras que en los últimos años el país se ha embarcado en aventuras a corto plazo basadas en metas inalcanzables.
“La máxima necesidad de la política estadounidense en la próxima década es reanudar la estrategia global y equilibrada que Estados Unidos aprendió de la antigua Roma y de la Gran Bretaña de hace cien años. Los imperialistas de la vieja escuela no gobernaban por la fuerza, sino enfrentando a los agentes regionales entre sí y oponiéndolos a otros que tal vez instigaran a la resistencia. Mantenían el equilibrio de poderes haciendo que esas fuerzas opuestas se anularan mutuamente y velando por los intereses generales del imperio”. La cita es larga pero creo que merece la pena.
Durante la próxima década a EEUU le toca recuperarse del agotamiento político y económico que ha supuesto su “embestida al mundo islámico”, y para ello hay que realizar una política que prime la creación de equilibrios regionales de poder. Para ello sostiene el autor, los norteamericanos deben distanciarse discretamente de Israel, fortalecer a una demasiado debilitada Pakistán frente a la India y llegar a un acuerdo con Irán aceptando su papel de potencia regional como algo inevitable.
Respecto a Europa, Friedman sostiene que mientras Bush y Obama se han distraído en Irak y Afganistán, Rusia se ha recuperado del hundimiento soviético y la Unión Europea muestra debilidades estructurales al aparecer problemas económicos graves.
En este contexto, Alemania se ha replanteado sus prioridades, y si bien sus relaciones económicas con sus socios europeos son beneficiosas, el hecho es que depende absolutamente de Rusia para abastecerse de gas y Rusia necesita la tecnología alemana. La solución pasará por una implantación empresarial alemana en territorio ruso de importancia. Es en este campo en el que debe trabajar EEUU, en evitar a toda costa la sintonía ruso-alemana.
El Asia que predice este libro ya ha sido tratada por este blog a través de otros autores: China dejará de crecer al ritmo actual y sufrirá graves problemas internos, mientras que Japón recibirá todas las atenciones por ser la auténtica potencia del noroeste de Asia.
“Existe una gran inquietud por el equilibrio de fuerzas indochinas, pero la India y China están divididas por una muralla, el Himalaya, que hace imposible la existencia de un conflicto prolongado o de un comercio intenso. Por eso, es como si China y la India vivieran en planetas diferentes. En realidad, la oposición tradicional y más importante de la región es la que se da entre China y Japón, las dos naciones que se disputan el segundo puesto en la economía mundial.”
George Friedman sostiene que la dependencia de Japón del comercio marítimo es absoluta, incluido el suministro de petróleo a través de aguas controladas por la armada estadounidense lo que le hace estar atrapado en una relación de subordinación respecto a Washington, al igual que la dependencia de la economía China a las exportaciones norteamericanas es un elemento de supremacía determinante para mantener los equilibrios en esa zona. Pero es justamente este elemento el decisivo, porque en la próxima década, a medida que China logre mayor autonomía económica, Japón necesitará más de la ayuda y protección de EEUU. Corea del Sur también jugará un papel fundamental en las alianzas necesarias.
Otros países del Pacífico Occidental de gran importancia como Australia también dependen de las rutas marítimas, de ahí que pequeños países aunque ricos y desarrollados como Singapur pueden jugar papeles importantes en los equilibrios para mantener a otros como Malasia o Indonesia en posiciones favorables para al fin y al cabo mantener el control de las rutas marítimas que se han convertido en una de las claves del poder norteamericano en la zona.
En La próxima década se descarta que Latinoamérica pueda ser una amenaza para los Estados Unidos salvo en el caso de Brasil. El acierto estos últimos años de la política económica brasileña basado en la diversidad de las exportaciones les ha colocado en un lugar menos vulnerable al empeoramiento de la situación económica regional. Aun así no compite con la economía norteamericana y solo supondría un problema en el supuesto de que su crecimiento alcanzara un grado tal que requiriera una expansión aérea y naval Atlántica hasta las costas de África occidental y así dominar el Atlántico Sur. Esto no ocurriría en la próxima década, pero el libro sostiene que se debe iniciar un fortalecimiento de Argentina como único contrapeso regional a Brasil.
“A la postre, el gran peligro de Latinoamérica es el que predijo la doctrina Monroe, es decir, el de que una gran potencia extranjera utilice la región como base desde la que amenazar a Estados Unidos. Eso significa que la estrategia de Washington no debe centrarse en Latinoamérica, sino en Eurasia, donde surgen esa clase de potencias: lo primero es lo primero”.
La tesis para África es contundente: Dado que en la región no hay Estados-nación y que no hay pues, ninguno capaz de afirmarse sobre los demás, no se debe intervenir.
Y más pesimismo para esta región. Ocurrirán tres cosas dignas de mención: Continuará la situación actual porque el sistema de caridad planetaria no resuelve la irracionalidad de las fronteras actuales. Seguirá existiendo un imperialismo empresarial que se marcha una vez obtenido lo que buscan, y las luchas armadas se sucederán durante generaciones antes de que las naciones den lugar a Estados con legitimidad. ¡Desolador!
Friedman termina advirtiendo que las generaciones del baby boom americano (años 50) se convertirán en una grave carga económica, la innovación militar no “tirará” de la economía hasta la década de los veinte, y será esta crisis demográfica la que hará transformaciones tecnológicas.
En el campo medioambiental no hay expectativas de que los países emergentes reduzcan sus consumos energéticos y la lucha por el combustible será fundamental en las relaciones internacionales.
El autor termina su libro en referencia a EEUU haciendo una proclama en favor de la república establecida por los fundadores frente a las exigencias y tentaciones del imperio. Administrar el segundo preservando la primera es su receta para el futuro.

George Friedman ha hecho un enorme ejercicio de republicanismo en su sentido más puramente maquiavélico, o lo que es lo mismo, anteponer el realismo político necesario en el Príncipe al servicio de la República frente a todo idealismo. Este libro merece la pena ser leído, más allá de la posición conocida de su autor le va a permitir al lector entender la realidad política internacional desde un prisma diferente y que desgraciadamente es poco habitual. Asistimos a diario a acontecimientos internacionales que son interpretados desde el voluntarismo y no desde el estricto análisis objetivo de los hechos. Las revueltas árabes son un ejemplo de ello, y sería de gran interés saber como hubiera sido este texto de haberse escito ahora, porque soy de los que piensa que estos movimientos, si bien no serán trascendentes para una imposible llegada de la modernidad tal y como se deduce del concepto de la Ilustración occidental, sí supondrán cambios fundamentales geoestratégicos dependiendo de la evolución de países como Siria, Egipto, Argelia o Marruecos. George Friedamn no tenía estos datos y quizá le ha faltado la predicción de una matizada reedición del papel que el Mediterraneo ha tenido en el juego internacional a lo largo de la historia.
Otra cuestión importante que puede trastocar las visión del futuro que tiene el autor que hoy he traído a El Polemista son las consecuencias del terremoto japonés del presente año y sus consecuencias económicas, aunque el desastre (del que parece que todavía no conocemos una parte de los efectos) podría reafirmar aun más la previsión de dependencia japonesa respecto a EEUU dadas las catastróficas previsiones económicas que hay para el gigante nipón.
Se suma a los encantos de este libro la sencillez y facilidad con la que se lee y el interesante prólogo de Lluis Bassets que incluye la edición española.




Temas relacionados en El Polemista:

http://elpolemista.blogspot.com/2011/09/11-s-el-mundo-diez-anos-despues-en.html

2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.

La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.

La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.

De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.

Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.

La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.

China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.

2 comentarios:

  1. También en EL POLEMISTA:
    La revolución del Tea Party de Kate Zernike, y el auge de los populismos:
    http://elpolemista.blogspot.com/2011/11/la-revolucion-del-tea-party-de-kate.html

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  2. También en EL POLEMISTA:
    El declive de Occidente en Vanguardia Dossier (nº42), y el ¿nuevo? orden internacional:
    http://www.elpolemista.blogspot.com/2012/01/el-declive-de-occidente-en-vanguardia.html

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