Partimos de la premisa de la anomalía que sufre el que hasta hace muy poco era el segundo país más seguro de América Latina y en solo seis años se ha convertido en uno de los Estados más violentos multiplicando su tasa de homicidios. Ello en una crisis política absolutamente desestabilizante que comienza al final del mandato de Rafael Correa (2007-2017) y crece en el de Lenin Moreno (2017-2021) para hacerse insoportable en el actual de Guillermo Lasso (2021-actualidad). La calidad democrática de la República de Ecuador igualmente estaría en cuestión, de hecho el actual mandatario Lasso de ideología neoliberal acabaría su mandato en 2025, pero habría disuelto la Asamblea Nacional y convocado elecciones para evitar las consecuencias del juicio político iniciado contra él por malversación de fondos públicos y visto que el izquierdista Movimiento Revolución Ciudadana de Rafael Correa ganó las elecciones locales con 50 alcaldías, incluidas las de Quito y Guayaquil (puerto esencial en el narcotráfico y criminalidad de América).
Y
en este contexto en el que se celebran las elecciones con asesinato de
candidatos y violencia generalizada. La opinión pública ha quedado realmente
impactada tras la muerte del candidato presidencial por el Movimiento
Construye Fernando Villavicencio. Este había sido especialmente hostil al
retorno del partido de Rafael Correa y denunciado su corrupción, siendo a su
vez cercano y próximo personal e ideológicamente a Lasso y proponiendo medidas
vinculadas a la Seguridad que se están convirtiendo en prioritarias en toda
América como respuesta ante la creciente violencia muy vinculada a las bandas y
al narcotráfico. En este punto es necesario advertir del estado de
militarización y estado de excepción en el que está sumido Ecuador, conviene recordar
que por el país pasa actualmente cerca de la mitad de la cocaína que sale de
Colombia y que una posible vuelta al poder de Revolución Ciudadana no es
del agrado de EEUU y otras democracias de América (y al contrario, obviamente),
pero es cierto que la cocaína, el combustible, sus elementos químicos y armas fluyen
entre los dos países. Todo ello hace evidente la relación del crimen vinculado
a la lucha política con este contexto y que Villavicencio se habría enfrentado
a estos grupos. Los detenidos por ello son colombianos, Rafael Correa apunta a
que el crimen beneficia a Guillermo Lasso y la viuda del asesinado culpa a este
de no protegerle lo suficiente a pesar de las amenazas que caían sobre él. Esta
es la situación en la que 13,4 millones de ecuatorianos eligen presidente, asamblea
y dos refrendos: la paralización o no de la extracción de petróleo en un sector
de la selva amazónica y autorizar o prohibir la explotación de minerales en
bosques del Chocó Andino, ambas de enormes consecuencias medioambientales. Y si
bien parecía que Luisa González (próxima a Correa) tenía muy probable la
victoria, no alcanzaría el 40% necesario en primera vuelta y tendría que ir a
una segunda el 15 de octubre que podría ser de alto voltaje, máxime si el
candidato es Jan Topic, un imitador del brutal Nayib Bukele que presenta orgulloso
como currículo su actividad como combatiente de la Legión francesa y cuasi
mercenario, dedicado a tecnologías de seguridad y empresas privadas de
seguridad y que promete evitar la deriva de Ecuador a narcoestado por la vía de
la violencia y la represión.
Otros
candidatos son en sustitución de Villavicencio de Construye, Christian
Zurita, Yaku Pérez, del izquierdista indígena Claro que se Puede,
el ex vicepresidente de derecha Otto Sonnenholzner de Avanza más
algún otro candidato en principio sin opciones.
Foto
de Luisa González ( Reuters).
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