No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

jueves, 6 de noviembre de 2025

Zohran Mamdani, un delirio simpático ¿Antídoto contra Trump o su enemigo ideal? ¿Reacción Demócrata? Por Jorge Navarro Cañada.

Un año después de la victoria de Donald Trump y en plena exhibición obscena de sus “poderes absolutos” la realidad electoral evidencia el descontento a sus políticas, la reacción Demócrata, y le da un serio aviso de cara a las elecciones de medio mandato.

Pero mientras el mundo, y especialmente el propio Donald Trump, pone el foco sobre la victoria de Zohran Mamdani en Nueva York, se daban los resultados que realmente preocupan a Trump por ser los que suponen una amenaza global en EEUU más allá de fenómenos concretos y llenos de particularidad como el neoyorkino.

En Virginia, Abigail Spanberger y en New Jersey, Mikie Sherrill, dos Demócratas de perfil pragmático adaptable a la realidad nacional del país, se proclamaban gobernadoras de sus respectivos Estados de forma muy holgada rompiendo dinámicas electorales que han sido clave en la victoria de Donald Trump en 2024. Mientras, en California, la iniciativa del gobernador Gavin Newsom de modificar el mapa electoral del Estado en respuesta a la manipulación de distritos republicana en Texas, obtuvo también una gran victoria. En Pensilvania, los tres demócratas candidatos al Supremo estatal ganaron sus comicios y mantienen la mayoría.

Semejante derrota el mandatario en la Casa Blanca decía al respecto que “el cierre de gobierno fue un gran factor negativo” y al fácil “yo no estaba en las papeletas”.

En realidad muchos norteamericanos estaban diciendo no a la degradación autoritaria que impone Trump, sus delirios proteccionistas que ya muestran un claro encarecimiento de la vida y abren el camino a la incertidumbre, las políticas discriminatorias con claro sesgo de gratuidad e ilegalidad… y una aprobación bajo mínimos de su mandato que según las encuestas no pasa del 37%. A pesar de ello, el Republicanismo se negaba a aceptar la derrota, sirva como ejemplo Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes: “Lo que pasó anoche es que estados y ciudades demócratas votaron demócrata”. No es cierto, hay que insistir en que dinámicas de voto que habían sido clave en la victoria Republicana un año antes se estaban revirtiendo.

El fenómeno que más atención recibe de lo sucedido lo ha protagonizado Zohran Mamdani en Nueva York.

Juventud, novedad, frescura, originalidad, simpatía, alegría, ilusión, ruptura… como propuesta política lo tenía todo si conseguía vender un programa disparatado por irrealizable, no sólo en contexto, también en forma, por carecer de realismo no tiene ni viabilidad competencial, pero ciertamente es un revulsivo que si logra “aterrizar” y conformarse con lo posible aunque alejado de la propuesta inicial y el ideal, habrá sido mucho. En caso contrario las consecuencias serán justamente las opuestas a lo que persigue.

N.Y. es una ciudad Demócrata: Kamala Harris había obtenido más del 68% de los votos un año antes, y a pesar de ser una clara victoria lo era aun menos de lo habitual donde los candidatos Demócratas arrasan normalmente. Y sin embargo Mamdani obtenía más de un millón de votos, algo inédito desde 1969 en el que lo logró John Lindsay. Como la participación electoral, la más alta en medio siglo, fueron a votar 2,4 millones de neoyorkinos.

Originario de Uganda, socialista, musulmán, defensor de la Globalidad, de los inmigrantes, de las causas “justas”, amigo de las minorías, rapero (antes Young Cardamon, en su hit Kanda decía: “me gustas tanto que quiero comprarte un vaca”), propalestino (en una ciudad con una gran comunidad judía, desde Israel se le acusa de ser “candidato de Hamas”) , antidesahucios con experiencia activista en ello… es todo un ejemplo de aquello que puede odiar la Derecha antiglobalista, todo un ejemplo de aquello que engloban en la etiqueta “Woke”.

Con una jefa de campaña de 27 años casi toda ella ha girado en torno a 100.000 voluntarios y sus videos en redes sociales. Todo un ejemplo de la deriva antitecnicista y de negación de la información y la comunicación profesional, reglada y regulada, ha logrado llegar a todos los sectores de la sociedad a la que se dirigía. Toda una exhibición de la política espectáculo con una estética a medio camino entre el pop y la comedia televisiva adaptada al teléfono móvil donde los colores, la diversión y la ilusión ha calado en un electorado necesitado de ella para movilizarse en todo un gesto de resistencia al Sistema. Nada tan alternativo desde que la alt-Right hiciera lo propio con movimientos como MAGA desde el lado opuesto pero también sobrepasando las formas políticas tradicionales, tanto como para fagocitar al Partido Republicano. ¿Logrará esta Izquierda alternativa controlar el Partido Demócrata? Bernie Sanders, ¿habrá encontrado su candidato perfecto?

Quienes creen que lo sería son los Republicanos y Donald Trump; un modelo tan antagónico a la visión del mundo de la mayoría de los norteamericanos podría ser una garantía de victoria, de hecho en su comparecencia el Presidente se centraba en Mamdani e intentaba ignorar el resto de victorias Demócratas.

Mientras el neoyorkino prometía superar problemas como la vivienda, sanidad, transporte, educación… garantizándolas para todos desde el ayuntamiento de Nueva York, las candidatas vencedoras en Virginia o New Jersey hacían declaraciones del tipo “no se respeta a los electores si les hablamos solo con titulares y tampoco si les hacemos promesas imposibles (…) Está bien hablar de identidad y valores democráticos pero lo más importante es que hablemos de economía, del encarecimiento de la vida, de la inflación y de cómo mantener el poder adquisitivo”. Coinciden Spanberger y Sherrill respecto a las prioridades en vivienda, sanidad y demás servicios públicos: “no tengo una varita mágica". A estas declaraciones de Spanberger, la flamante vencedora en Virginia pide "No decir cosas raras porque somos profesionales de la política obligadas a comunicar con claridad y respeto”.

Ciertamente su perfil, 46 años y tres hijos, ex agente de la CIA, diputada electa en 2019 como en la cámara de representantes, o el de Mikie Sherrill, piloto de helicópteros y también un perfil profesional, son un problema para Donald Trump.

La democracia necesita estímulos, pero se nutre de pragmatismo y del arte de lo posible, no del artificio. La respuesta a la revolución Reaccionaria que estamos sufriendo tiene que hacerse desde la realidad y con personas capaces de llegar a toda la ciudadanía. Convencer desde aquello que se puede contrastar, sin ruido y con respeto y claridad implica a un programa político definible y contrastable con lo posible, en fondo y forma competencial, presupuestaria, cuantificable.

Estoy convencido que revertir esta oleada de Derecha autoritaria en casi todo el mundo requiere de una vuelta a la senda de la Democracia Liberal en los Estados Unidos de América, y eso sólo es posible a través de un Partido Demócrata asentado en la realidad y las posibilidades de los norteamericanos, no en la ficción de las redes sociales o el delirio deseable pero imposible.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

Imagen: Nick Anderson Editorial Cartoons II: “Ass kicking















miércoles, 29 de octubre de 2025

La era de Hitler de Alec Ryrie, y, ¿hacia un paradigma miserable? ¿Era bueno el que ahora “acaba”?

Desgraciadamente es pronto para saber hacia que interpretación de lo correcto y lo contrario vamos, pero la idea de dejar paso a la convicción plena de la Democracia y Libertad como bien político máximo es sencillamente aterradora y me niego a aceptarla. Aun así les invito a reflexionar sobre ella.

La era de Hitler y cómo sobrevivir a ella de Alec Ryrie (Ed. Gatopardo) no puede ser más oportuno en un tiempo que más allá de los aniversarios todo lo referente al nazismo, incluida su reivindicación directa o a través de la equidistancia o su banalización llegan incluso desde el poder de la primera potencia mundial y hasta hace sólo unos meses símbolo y soporte máximo de la Democracia Liberal.

Alec Ryrie, historiador especializado en el cristianismo protestante y la religión en el Reino Unido y EEUU va mucho más allá de este ámbito para reflexionar sobre una nueva realidad inquietante: el consenso moral sobre el nazismo ha dejado de unirnos ¿y ahora qué?

“La era de Hitler, la era en que la fascinación y el horror ante el nazismo se apoderaron de nuestra imaginación moral, está tocando a su fin. La mayoría hemos vivido gran parte de nuestra vida en una era de consenso generalizado y estable en cuanto a los valores básicos que compartimos, pero, de un tiempo a esta parte, cunde la impresión de que en los años venideros la estabilidad y el consenso serán un bien escaso.” Así Hitler, el genocidio, el fascismo… ya no son la referencia del mal aceptada más que mayoritariamente.

Los vencedores de la II Guerra Mundial hablaron de valores judeocristianos universales (la credibilidad de la civilización cristiana se había desmoronado acogiéndose a las visiones nacionalistas de la guerra total y necesitaba una respuesta, una lucha por valores que pudieran ser para toda la humanidad) que defender y aplicar en todo el mundo independientemente de raza, credo, cultura localización… fundamentalmente las libertades democráticas ("libertad de expresión y de culto, y libertad de la miseria y el miedo”), en ese marco se crearon la ONU, la Declaración Universal de Derechos Humanos…y demás respuestas a las atrocidades de la guerra a manos del nazismo y el fascismo.

Hitler se convertía en un símbolo, la expresión máxima de la maldad, su misantropía, su degradación racial y ansia de dominación se convirtieron en el contrapunto moral a los derechos humanos universales. Hitler era el genocidio, la dictadura, el antisemitismo… todo lo que el mundo libre rechaza y el poder británico y estadounidense demostraron que la verdad y la bondad -la democracia y los derechos humanos- inevitablemente ganarán al final. (Este libro está escrito en un contexto claramente Atlántico y anglosajón).

Ryrie por la "era de Hitler" no se refiere a las décadas de 1930 y 1940, trata del período de "posguerra" de las décadas de 1950 y 60 hasta el presente.

Hace un siglo, la figura moral más potente de la sociedad occidental era Jesucristo. Ahora es Adolf Hitler, ya no es una cruz o un crucifijo, sino que la esvástica es el talismán del mal, mucho más poderoso que cualquier otro símbolo cultural o religioso. Se cambia el paradigma religioso por uno secular. El antinazismo se convertía políticamente en doctrina oficial, en política nacional como internacional, culturalmente la idea de sociedad abierta se imponía sobre la de sociedad de la imposición.

“El convencimiento de que Hitler es el paradigma del mal es incapaz de soportar la carga que nuestra época le impone, y en estos momentos se está resquebrajando.”

Ryrie reflexiona sobre si Hitler puede soportar el peso que nuestra sociedad ha puesto sobre él. Tenemos claro qué es lo malo, pero, ¿ello implica un elemento de tanta fuerza y peso en positivo para lo que viene?

No lo tiene claro, en primer lugar porque se niega a usar un ejemplo del mal para establecer nuestra brújula moral. Significa que ahora sabemos lo que odiamos, pero no sabemos lo que amamos. Vaciamos las bondades (derechos humanos, libertad…) por cuanto que son espacios indefinidos en los que los individuos y las comunidades pueden encontrar lo que aman y perseguirlo. Hay un sentido de lo Malo, pero no queda claro el de lo Bueno. Así “mi verdad” es “mi bien”, pero no hay bienes en los que ponernos de acuerdo.

En segundo lugar, Ryrie sugiere que las guerras, (tampoco la IIGM), no son una guerra entre el bien y el mal y no terminan o no debieran en una rendición incondicional. La guerra es confusa, gris, concluye insatisfactoriamente a través de la diplomacia y la negociación, muchas veces en tratados, intercambios, negocios y muchas veces en impunidad. ¿Debería cualquier guerra, por justa que sea, ser central para la moral de una sociedad? El mundo nazi como referente no es suficiente para profundizar en la geopolítica, es necesario un consenso en positivo, no sólo en negativo. Y termina con una ironía fundamental, incluso una contradicción, en el corazón de la ética antinazi occidental: es particular, no universal.

La particularidad de los valores occidentales en la era de Hitler revela que la creencia en los derechos humanos universales es solo eso: una creencia, una fe.  Ryrie lo llama "la nueva fe de una era secular". Cuestionarla "es casi cometer una especie de blasfemia". Pero nuestra afirmación de los Derechos Humanos es una desafiante afirmación existencial de valores... “sin ningún fundamento firme" porque los derechos no son evidentes por sí mismos, (la humanidad hasta ahora no los había tenido). Desde una perspectiva cristiana, algo así como los derechos humanos se puede preservar basándolos en una doctrina de la Creación, desde la perspectiva política de la posguerra, los derechos humanos estaban destinados a reemplazarla.

Ojo, aunque Alec Ryrie manifieste que los derechos humanos universales son evidentes en sí mismos y no particulares (salvo el que un grupo de naciones en respuesta a una guerra) tiene claro que merece la pena conservarlos como logro moral, pero no son y nunca podrían ser adecuados por sí solos. Respecto a los acontecimientos actuales, ¿la derrota nazi es un modelo para responder al cambio climático o la pandemia?

"En lugar de un evento singular el nazismo ahora aparece simplemente como un ejemplo extremo de una larga y continua historia de persecución racial y genocidio, una historia que ha cruzado muchos continentes y siglos y aún continúa, y que, tal vez, no tiene perspectivas de llegar a su fin". El consenso antinazi nunca estuvo destinado a durar y por tanto su final no sería algo malo; importa es lo que venga después.

Ryrie, seguramente en un final que desmerece el libro, llama a Derecha e Izquierda a forjar una nueva síntesis entre el programa de posguerra y las antiguas tradiciones religiosas y morales. En este sentido, la era de Hitler está en el principio de su final y no está claro qué ocupará su lugar. En este punto la equidistancia y quizá fingida neutralidad el lector puede entenderlo como una cobardía intelectual.

A los cristianos les sugiere humildad, arrepentimiento e incluso silencio como contrición por nuestras historias de pecado, exclusión y violencia. Juzga que la reciente reafirmación muscular del cristianismo público sobre la derecha es hueca y contraproducente, citando la disminución de la fe como la consecuencia inevitable.

La era de Hitler y cómo sobrevivir a ella de Alec Ryrie es un libro excelente en cuanto a reflexión sorprendente por original como necesaria por replantear este tiempo a pesar de sus debilidades (los ejemplos culturales como Tolkien y El Señor de los Anillos (entre otros) muy presentes por ejemplo no acaban de estar justificados aunque le sirven para establecer mitos aceptados por todos, incluidos extremos, algo ahora imposible).

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viernes, 17 de octubre de 2025

¿Una Gen. Z contra la democracia? ¿Adolescentes franquistas? Un poco de calma, por Jorge Navarro Cañada.

Hace unos días el Centro de Investigaciónes Sociológicas (CIS) concluía que dos de cada diez jóvenes españoles de entre 18 y 24 años valora positivamente el franquismo. Sólo para el 65,5% los años de la dictadura fueron "malos o muy malos". ¿Qué está pasando? Yo relativizaría un poco más, lo cual no hace que no sea preocupante, no tanto por el fantasma del franquismo en sí como por la radicalización que implica.

La Gen. Z abarca entre 1997 y 2012 (no hay consenso si año más o año menos), y los movimientos de protesta que están realizando en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo están empezando a generar dudas, fundamentalmente por falta de compresión. Muy brevemente lo traté en este blog https://elpolemista.blogspot.com/2025/09/rebelion-de-la-generacion-z-breves.html

Para entenderlo habría que profundizar más en la Generación Z.

Hasta hace muy poco los menores de 30 años eran el colectivo más feliz en las sociedades Occidentales, ahora han pasado a ser los menos felices en Asia y Oceanía, igualan al resto de la población en Europa. Este desencanto se traduce en desánimo, y políticamente una indiferencia hacia la democracia mayor que en generaciones anteriores, en Latinoamérica donde asistimos a protestas muy organizadas (como en Perú) casi la mitad de los menores de 25 años no tienen el menor apego democrático o prefieren sistemas autoritarios.

Se hace más habitual el calado de la “libertad negativa” (desaparición de control o normativa, “poder hacer lo que le dé gana”) frente a la “libertad positiva” (regulación y legislación en favor de poder desarrollarse libremente en sociedad). La Derecha en este sentido capta mucho más y mejor la atención de la Generación Z, especialmente los grupos ultras, también en materia de género y sexual.

Su voto en todo el mundo se decanta por opciones antisistema o muestran un fuerte rechazo a las élites, especialmente las gobernantes a las que culpan de su sensación de falta de futuro e inseguridad, no es casual que han vivido bajo crisis de la magnitud de 2008 o el COVID y la amenaza de la Inteligencia Artificial la perciben como muy real en cuanto a riesgo para su futuro. Creen que vivirán peor que sus padres y que su esfuerzo no se verá recompensado, problemas como la dificultad para acceder a la vivienda o lo que perciben como una competencia en materia de inmigración les genera gran inseguridad.

Si los jóvenes mayoritariamente percibían a los inmigrantes desde un prisma solidario y de colaboración social, ahora tienden a posicionarse en un individualismo en el cual la prioridad pasa por “salvarse” sin tomar en cuenta a nadie más. No sería tanto egoísmo como actitud defensiva, pero ciertamente la demagogia al respecto cala fácilmente en estos colectivos. 

Este último tema lo enmarcan en las batallas culturales tanto como la igualdad de género o la identidad sexual, tanto que pueden adoptar posiciones de cancelación activa pasivamente hasta el punto de ceñir sus relaciones sociales a ello. Cada vez es más habitual el rechazo al diferente y la negativa de relación amistosa con él, pero al mismo tiempo se valora la diferencia de uno mismo frente al resto (mucha mayor identificación con grupos LGTBI que en generaciones anteriores).

En ningún otro grupo social la diferencia de voto o percepciones sociales es tan grande entre hombres (alto rechazo al feminismo) y mujeres (gran identificación feminista), ello incide en su comunicación y su sentimiento de soledad (es el grupo de edad que más lo sufre), incide en su extremismo lo que se agrava cuando su medio de información y muchas veces de comunicación se reduce a las redes sociales y sus modelos son influencers de estas, no en vano dedican entre 7 y 9 horas diarias a la navegación (más en clases sociales desfavorecidas).

Es un colectivo especialmente afectado por los algoritmos digitales a la hora de recibir información, opinión, consumo… haciendo si cabe mayor la diferencia y el aislamiento de diferentes grupos. En este sentido su mundo es esencialmente tecnológico en el que son autodidactas.

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Foto de las protestas en Perú (EFE).




martes, 7 de octubre de 2025

En la mente nazi. 12 advertencias de la historia, de Laurence Rees. Son innegables los paralelismos de hoy y el advenimiento de los totalitarismos del siglo XX, por Jorge Navarro Cañada.

La fragilidad de la democracia y la necesidad de preservar un bien que en sólo semanas o meses puede verse seriamente afectada. Lo estamos viendo en EEUU y no cabe la equidistancia. Si en la actual deriva autoritaria todos contribuyen, el giro a posiciones abiertamente antidemocráticas de la Derecha parece imparable. Donald Trump no solo es un caso determinante para ilustrarlo, es que apadrina y apoya de múltiples formas, incluida la intromisión y el chantaje en otras democracias para imponer un proceso como el que está llevando a cabo en la primera democracia del mundo. Y si esta, que objetivamente cuenta con los mayores y mejores cortafuegos para evitar el incendio autoritario se está quemando, es fácil imaginar el esfuerzo que debemos hacer los ciudadanos en nuestras respectivas sociedades para impedir que suceda lo mismo.

Son varias las obras que están apareciendo con voluntad pedagógica y de advertencia. La novedad de En la mente nazi de Laurence Rees (Ed. Crítica) a parte del enfoque histórico y adaptación a la actualidad está en la lectura desde la neuropsicología y la psicología social del comportamiento (asistencia del profesor Robert Sapolski), pero de forma totalmente integrada en un texto ameno para todos los públicos.

Un momento político en el que la democracia no funciona y se lleva a cabo a golpe de decreto por imposibilidad de formar gobiernos parlamentariamente capaces, colapso electoral, agravamiento de problemas prioritarios y sensación de inutilidad de la democracia, aparición de nuevos medios y formas de comunicación perfectos para el miedo y el discurso del odio, hastío y cansancio de la ciudadanía combinada con su ingenuidad e ignorancia…

La situación de Alemania según el nazismo tenía responsables en una conspiración contra ella con diversos actores, pero la I Guerra Mundial era el punto de partida desde dónde poder argumentarlo e ilústralo, hasta el punto que sin él no sería posible explicarse el nacionalsocialismo ni a Adolf Hitler.

Tanto desde el punto de vista colectivo de los alemanes y el sentimiento de unión y reafirmación colectiva: “Aunque en los años recientes diversos expertos han sometido a revisión y han contextualizado el entusiasmo con que los alemanes acogieron la guerra en el verano de 1914, pervive el hecho de que, con el estallido de las hostilidades, aquel mes de agosto, muchas personas notaron un sentimiento de unificación”.

Como en la vivencia personal de los propios nazis, decía el propio Hitler: “Cuando tomé el camino del frente, en 1914, lo hice con sentimientos de puro idealismo. Luego vi caer en torno de mí a los hombres por miles. Con ello aprendí que la vida es una lucha cruel cuyo único objeto es la preservación de la especie. Cualquier individuo puede desaparecer siempre que haya otros hombres que ocupen su lugar”.

Y pronto los alemanes comprobaron que pasada la euforia inicial iban a llegar los muertos, las restricciones, las carencias… y la derrota. Con sus culpables, interiores: Hindenburg aprovechó para distanciarse afirmando que durante la guerra había procurado la cooperación alegre u obligada de los partidos políticos del país, pero que se había topado con “flaquezas e incapacidad”. Y ajenos (se retorció la realidad para que lo fueran): identificados comúnmente por todos los nazis, los judíos.

En este clima, personajes de la inteligencia -como el propagandista y figura máxima al respecto- de Joseph Goebbels camparon a sus anchas para difundir las teorías de la conspiración que fueron decisivas para la llegada del Partido nazi al poder. Y estas, tanto entonces como ahora, en Alemania como en cualquier sitio, una vez que son creídas con fuerza, resulta muy difícil modificarlas, cuando se da crédito a las confabulaciones varias es más fácil dar crédito a otras o a interesarse por ellas. Hoy los estos viviendo con delirios que van desde “el gran reemplazo” a las vacunas malvadas, pasando por los inmigrantes que comen mascotas al complot de la Agenda 2030, la siembra de nubes para alterar el clima… o concretas en momentos adecuados como el que hemos vivido días atrás tras el asesinato de Charlie Kirk. En ese sentido desde antes de su primera legislatura Donald Trump sería un ejemplo máximo.

"Según el profesor Robert Sapolsky, experto en neurociencia, «el “Ellos y Nosotros”» es algo que tenemos «programado por medio de la amígdala y nunca nos libraremos de ello». Señala que «se trata de una tendencia neurobiológica mucho más antigua que los humanos. Por lo tanto, lo más pesimista que puedo decir es que resulta prácticamente inevitable que el humano medio esté programado de modo que, con gran rapidez, sienta un impulso poderoso de crear una dicotomía de Ellos o Nosotros, con la tendencia a pensar que “ellos” no son una gente que destaque por ser la mejor. Dicho esto, resulta increíblemente fácil manipular a la gente al respecto de qué cuenta como “ellos” y qué como “nosotros”. Alemania y Hitler son básicamente una lección sobre el enorme poder de la pseudoespeciación». La «pseudoespeciación» consiste en decidir que alguien pertenece a un tipo de «ellos» que es casi una especie distinta de «nosotros». A medida que avancemos en esta historia, encontraremos muchos ejemplos sobre la centralidad de esta dicotomía en el nazismo. De hecho, no sería exagerado afirmar que el Ellos/Nosotros era el núcleo mismo de su ideología. Hitler, sin haber estudiado neurociencia o psicología, intuyó el poder de este enfoque.» En este sentido una de las aportaciones fundamentales de Hitler está en “lograr” que los judíos “fueran” una raza y no una religión. Este error hoy sigue siendo habitual. El objetivo era conseguir que el grupo en su conjunto fuera culpable en masa y no pudieran ser juzgados o clasificados individualmente. Se eliminó en efecto la posibilidad de que las personas con ascendencia judía escaparan a la condena, ni siquiera si se declaraban dispuestas a renunciar a su religión o demostraban que no habían violado ninguna ley. El mero hecho de que se los categorizara como judíos era suficiente para condenarlos.
Pero ojo,  el odio a los judíos no fue la razón principal por la que los alemanes se acercaron al movimiento nazi, una gran cantidad de afiliados se unió al partido en los años veinte y treinta del siglo XX lo hicieron confiados en que Hitler lograría crear una comunidad nacional (Volksgemeinschaft) con principios básicos: cristianismo positivo, pangermanismo, antisemitismo, odio hacia Versalles y búsqueda de la citada Volksgemeinschaft y su visión del Ellos y Nosotros.

En este sentido juzguen ustedes mismos si hay un ejercicio similar o no en el señalamiento que los diversos grupos de extrema Derecha hacen a través de la islamofobia, la identificación del inmigrante como enemigo, el “Antifa” como terrorista, MAGA como búsqueda de la comunidad nacional…

Es esencial entender que los discursos de Hitler eran las ilusiones de esta alma masiva; empezaban con un hondo pesimismo y concluían con una redención gozosa, un final triunfante: “ a menudo uno puede refutar sus discursos mediante la razón, pero se ajustan a la lógica mucho más poderosa del subconsciente, que ninguna refutación puede tocar. Hitler ha puesto voz al terror sin voz de la masa moderna”. El liderazgo hitleriano no gira tanto en torno al “gran Yo” como en el “gran Nosotros”.

Sin duda el liderazgo heroico de Hitler es determinante en todo el devenir nacionalsocialista. Llegó a ello tras presentarse como un combatiente de la I Guerra Mundial y haber salido airoso del juicio en 1924 tras el fracaso del Putsch.

“Hacia la misma época en la que Goebbels descubrió su amor por Hitler y el nazismo, Heinrich Himmler también decidió, con veintitrés años, entregarse con devoción a la causa. Como hemos visto, Himmler había participado en el intento de golpe de Estado, pero no como nazi, sino con la Reichskriegsflagge de Röhm. Hasta 1924 no pasó al activismo nazi y el fervor por Adolf Hitler. «Es verdaderamente un gran hombre, y por encima de todo, un hombre genuino y puro — escribió a principios de 1924, en su diario de lecturas—. Sus discursos son ejemplos maravillosos de lo germánico y lo ario».”

Como sucede hoy, los jóvenes son los más tentados a esta forma de entender el mundo y la fascinación que estos movimientos generan. Podemos hablar abiertamente como hace Laurence Rees, de corromper a la juventud.

En La mente nazi el profesor Robert Sapolsky explica como el córtex frontal — la parte del cerebro encargada de regular los impulsos emocionales y de analizar los problemas— no termina de formarse hasta aproximadamente los veinticinco años. Como resultado hasta entonces no entendemos cuáles son las hipocresías, excepciones, diferencias… de nuestra cultura, la diferencia entre aquellas leyes que uno debe seguir y las que no. Aunque las facultades críticas de la juventud no se desarrollan por entero hasta mediada la veintena, las partes del cerebro que ansían las novedades y la emoción ya se han formado. Esto puede llevar a que se busquen las emociones más salvajes. Durante este período decisivo de los primeros años de la década de 1930, la gente que se sintió más «tentada» a sumarse al Partido Nazi, eran los jóvenes que estaban en la veintena. La naturaleza pseudodarwinista del partido, obviamente, atraía en especial a los más jóvenes y sanos; lo mismo ocurría con el concepto de corregir los agravios de una guerra en la que casi ninguno había podido participar por motivos de edad, pero que había arrojado una sombra sobre su infancia. Llegados a 1938, algo más de siete millones de niños alemanes de edades comprendidas entre los diez y los dieciocho años (sobre un total de nueve millones) participaban en alguna organización juvenil nazi.

Hoy, sin duda, son los más jóvenes, especialmente varones, quienes más y mejor forman las bases y los grupos de votantes de la extrema Derecha, 

En los peores momentos de la depresión económica de los años veinte los nazis habían sabido ganarse a buena parte de los más perjudicados por ella, le faltaba ganarse y actuar en connivencia con la élite. Y estas creyeron que era útil para librarse de la Izquierda, fundamentalmente de los socialdemócratas como así fue. Franz von Papen tras el nombramiento de Hitler podía vanagloriarse de “lo hemos contratado”. En la conferencia de Lausana de 1932, la delegación alemana había logrado defender con éxito su propuesta de acabar con el pago de las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Se suponía que ya no hacían falta, pero ya era tarde. ¿Vamos a ver algo parecido con Donald Trump?

Otra de las 12 advertencias para nuestros días de la experiencia nazi es el ataque a los derechos humanos.

Tras el incendio “trampa” del el Reichstag berlinés (pronto se identificó falsamente al comunista Marinus van der Lubbe), Hitler, Göring y Goebbels llegaron a la conclusión de que había contado con el apoyo de una vasta conjuración de los comunistas. El día después del incendio, Hindenburg aceptó firmar un decreto que Hitler solicitó, denominado Para la protección del pueblo y el Estado en el que se eliminaron los derechos humanos básicos de los que el pueblo alemán había gozado durante los años de Weimar. La libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho de reunión, el derecho a la privacidad del correo y de las conversaciones por teléfono: todo se canceló. Esta normativa, que se fue renovando durante todo el período de gobierno de Hitler, fue la base legal sobre la que se levantó buena parte del terror con que los nazis acosaron a sus enemigos interiores.

De nuevo es fácil buscar similitudes a día de hoy y como se están restringiendo libertades incluso antes de que las impongan grupos de talante autoritario y dejando claro que los tiempos de libertad y democracia que hemos vivido están en claro peligro.

Explotar la fe. Adolf Hitler en 1927: “Tened claro que nosotros también ponemos la fe en primer lugar, y no el conocimiento. Hay que creer en una causa. Solo la fe crea Estados. Qué motiva a la gente a marcharse a combatir por una idea religiosa? No el conocimiento, sino la fe ciega”. ¿Qué significa esto en alguien sin creencias religiosas?: la fe en él y en su Alemania. Había dejado escrito: “La receptividad de las grandes masas es muy limitada y su inteligencia es escasa, pero su poder de perdonar es inmenso”. Para evitarlo se debía repetir una y otra vez la consigna directa y clara, no olvidemos que los alemanes partían de la idea de Alemania como una nación víctima. Así es fácil atizar el miedo.

El concepto ultra de “volver a hacer grande otra vez” es exactamente eso; victimización y fe.

Y por esta vía era posible dar valor a los enemigos transmitiendo a la carta cualquier idea sobre ellos, eliminar la resistencia haciendo creíble y viable cualquier cosa. Laurence Rees explica cómo incluso la eliminación de enfermos y discapacitados se hacía con la retórica aceptada del “vidas indignas de ser vividas” o que los implicados creyeran que estaban matando casi por compasión”. Imaginen en este mundo la facilidad con la que podía difundir o intensificar el racismo.

El autor cita al profesor Zygmunt Bauman, filósofo y sociólogo polaco: “El rasgo más desgarrador parece ser la facilidad con la que la mayoría de las personas se meten en un papel que precisa de crueldad, o al menos de ceguera moral, en cuanto ese papel se halla debidamente fortificado o legitimado por una autoridad superior”. Estaban matando a distancia.

“Todo es frágil; con frecuencia, mucho más frágil de lo que creemos. Ese es el mensaje central que yo extraigo de mi trabajo. Una y otra vez me he encontrado con personas asombradas por la rapidez con la que su mundo cambió (…) Todas estas personas, y otras muchas, me han ensenado cuán frágiles son nuestras vidas y las instituciones que nos rodean. Resulta especialmente inquietante cuando se combina con la constatación de que, aunque por suerte el NSDAP dejó de existir, los valores esenciales del nazismo — el odio, la búsqueda de chivos expiatorios, el antisemitismo, el racismo y el nacionalismo violento— siguen muy presentes entre nosotros.”

Las 12 advertencias: • Difundir teorías conspiranoicas • Usar el «Ellos y Nosotros» • Liderar como un héroe • Corromper a la juventud • Actuar en connivencia con la élite • Atacar los derechos humanos • Explotar la fe • Dar valor a los enemigos • Eliminar la resistencia • Intensificar el racismo • Matar a distancia • Atizar el miedo

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miércoles, 1 de octubre de 2025

Otra pesadilla para la Europa liberal: elecciones checas, europeísmo y atlantismo frente al populismo y la influencia de Rusia y China. Por Jorge Navarro Cañada.

Elecciones en la República Checa: frente el actual jefe del Estado el conservador Petr Pavel, claramente europeísta y atlantista, el populista Babis que perdió frente a él las elecciones Presidenciales de 2023 en busca de reforzar el bloque “crítico” en la UE con Hungría o Eslovaquia.

Andrej Babis, un multimillonario de 71 años con experiencia como de Gobierno de República Checa se perfila como claro ganador en las elecciones Legislativas del 3 y 4 de octubre. A su paso por el gobierno (entre 2014 y 2021 ministro de Finanzas y jefe de Gobierno) dejó una mancha de corrupción y gestión nefasta, lo argumenta con frases del tipo “no hice nada ilegal” o "el sistema quiere destruirme”, ahora vuelve con un delirio populista a medio camino entre la ultraderecha trumpista y la ambigüedad respecto a Putin; no así sus previsibles socios políticos que paradójicamente son los dos extremos políticos, comunistas Stacilo! (¡Ya basta!) y la extrema Derecha checa Svoboda a prima demokracie (Libertad y democracia directa).

Los sondeos le dan como claro ganador, curiosamente frente a un gobierno que va a pagar la austeridad a la que ha sometido a la ciudadanía aunque los datos son irrebatibles: el déficit presupuestario checo se sitúa hoy por debajo del 2 por ciento del PIB, buena calidad crediticia y la renta bruta media (total de ingresos que una persona o empresa recibe antes de aplicar cualquier tipo de deducción) ha aumentado más de un 5 por ciento, mas 2.000 € al mes. El gasto privado está bien y sus datos son positivos. La inflación se sitúa en el 2,5 por ciento, la más baja del grupo Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia).

No así el apoyo bélico a Ucrania que tiene un gran apoyo entre la población; curiosamente el demagogo Babis es ambiguo titulándose “hombre de paz”, sus socios son contrarios a esa ayuda y exigen la salida checa de OTAN y Unión Europea. No obstante, de forma concreta promete detener la iniciativa del actual Gobierno checo de comprar municiones en el mercado internacional para ayudar a la defensa de Ucrania frente a la invasión rusa.

Andrej Babis nació en Eslovaquia, proviene de la oligarquía comunista, el puesto de su padre en la política Exterior le permitió formarse en Suiza y Francia. En 1995 comenzó su andadura como empresario beneficiándose de su posición, hoy su fortuna se calcula en unos 3.500 millones de dólares. En 2011 fundó ANO (Movimiento de Ciudadanos Insatisfechos y, a la vez, la palabra checa para decir "sí").

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html



Foto Reuters.

martes, 30 de septiembre de 2025

¿Rebelión de la Generación Z? Breves apuntes a las protestas, por Jorge Navarro Cañada.

Las manifestaciones y protestas vinculadas con la llamada Generación Z ( nacidos entre 1997-2012) se extiende desde las originales de Sri Lanka en 2022, Bangladesh en 2024 o Nepal este año, a Perú o Paraguay... también Marruecos estos últimos días. Tienen cada una sus particularidades, pero planteo unos breves apuntes generales:

Es un fenómeno nuevo que con los recursos de análisis que tenemos me temo que difícilmente lo vamos a entender bien por ser un colectivo 100% nativo digital que establece sus relaciones y se informa a través de redes sociales y se relaciona de forma virtual con famosos, marcas, personajes de ficción, inteligencias artificiales… sin origen geográfico común y con intereses diferenciados a los que han motivado otras protestas, en cada país puede adoptar diferentes formas, en Europa se están “trabajando” con lo que casi podríamos llamar “fobias”, por ejemplo a los pensionistas como reproche a su precariedad (este punto ya está siendo objeto de análisis por diferentes grupos políticos como posible reclamo electoral para los más jóvenes). No obstante es un fenómeno destinado a generar cambios reales en las regiones del mundo donde ocupan porcentajes de la población notables, fundamentalmente países de vías de desarrollo donde la pobreza y la baja movilidad social sumado a regímenes ajenos por completo a ellos además de ineficaces y corruptos les niegan expectativas de futuro.

Se presentan como innovadores, autodidactas, emprendedores… rechazan las titulaciones clásicas como las licenciaturas en favor de las certificaciones técnicas, perciben el mundo como un cambio constante e híbrido y sus expectativas laborales van en esa línea (los trabajos ideales serían los de influencer, desarrollados de videojuegos…) con libertad de jornada y contratación. Sólo problemas como el acceso desigual a tecnología, a la educación, a la salud, empleo digno o participación política en fondo y forma dan a la idea de la complejidad del asunto.

Tampoco ideológicamente se identifican de la misma manera, muy al contrario, por ejemplo valores como la democracia tienen mucho menos predicamento que en generaciones anteriores. Y se manifiestan por nichos (desde salud mental a medioambiente o comunidades LGTBIQ+) pero sus "batalla ideológicas" se libran en chats de videojuegos o canales similares.

Parece que de momento es a través de grupos de WhatsApp como se coordinan, pero con total seguridad irán mutando, en principio por medios tecnológicamente diferentes a experiencias anteriores, aunque no pasemos por alto que en el mundo asiático ya en a principio de este siglo las protestas populares de Filipinas se coordinaron por medio de mensajes de texto, o más cerca y poco después otras que van desde la mal llamadas Primaveras Árabes, 15M español, Occupy Wall Street, Chalecos Amarillos… dependieron mucho de Twitter. (Estos movimientos en su día fueron tratados en El Polemista en profundidad. Ver índice http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

La gran novedad ahora es que la comunicación tecnológica no es un instrumento, es la forma natural de comunicación y en ese contexto el papel que puede desempeñar la Inteligencia Artificial está por ver. Otro aspecto nuevo es el vínculo digital y de edad como elemento común y de solidaridad, por encima de otros como la procedencia, incluso la ideología.

Hasta ahora no hay una estética común aunque los asiáticos han utilizado una bandera pirata de un anime japonés, Once Piece (imagen y explicación abajo), o el hashtag #SEAblings (un juego de palabras con "siblings", hermanos), pero si algo aporta también novedad es la velocidad a la que se propaga, así que estaría “todo por hacerse”.

Respecto a la violencia que puedan generar no está claro, las protestas asiáticas sí lo han sido, lo que parecen sus secuelas, imitaciones, o algo mayor en otras latitudes está por ver, como también las respuestas políticas que el poder va a recibir.

One Piece, de Eciichiro Oda (1997), manga japonés que narra la historia del capitán pirata Monkey D. Luffy y su particular tripulación del “Sombrero de Paja”. La bandera simboliza la lucha contra el autocrático Gobierno Mundial, esta llegó a considerarse en las protestas en Indonesia un “peligro para la seguridad nacional”.

Foto Foto: Anadolu (Anadolu via Getty Images)








viernes, 19 de septiembre de 2025

El macartismo parece una broma comparado con el autoritarismo de Donald Trump y sus legiones de ultras. Adiós a la Primera Enmienda, por Jorge Navarro Cañada.

Donald Trump redobla la apuesta y aprieta el acelerador autoritario y represivo. Si se temía una vuelta al macartismo ahora ya hablamos de combatirlo, huir de él o responder a ello, la expulsión fulminante de Jimmy Kimmel de la cadena ABC tras criticar al trumpismo y la celebración de Trump antes de amenazar a quienes osen criticarle se suman al clima de persecución y acoso a todo aquello que la oleada de extrema Derecha autoritaria en Norteamérica más peligrosa para los propios EEUU campa a sus anchas.

El macartismo arraigó porque la Derecha estadounidense siempre pensó que el progresismo (incluye cualquier avance en derechos y oportunidades para las mujeres) era en sí mismo una amenaza para la forma de vida americana entendida esta como los valores que dan sentido a los EEUU. Tras la irrupción soviética esto para ellos pasó a ser una amenaza existencial, pero la Reacción ya venía como respuesta al New Deal de Franklin D. Roosevelt y había elementos comparables a lo que hoy llamamos “guerras culturales”.

En 1947, el Demócrata Harry S. Truman aprobó el “programa de lealtad” por el que la Administración investigó a más de cinco millones de trabajadores federales para asegurarse que no pertenecían a ninguna organización subversiva. Estaba allanando el camino para lo que vendría a manos de los Republicanos.

En 1953, ya eran miles de profesores y demás personal de universidades, sindicalistas, escritores activistas, funcionarios los que habían perdido su trabajo o estaban en la cárcel. El clima de acoso y persecución a todo “enemigo” de América borraba a una parte de la sociedad norteamericana haciéndola sospechosa.

Incluso la persecución del Inmigrante hoy busca inspiración en esa época, el Departamento de Estado de Marco Rubio para poder deportar a extranjeros considerados una amenaza para la política Exterior echa mano de la legislación de 1952.

Trump aprende e imita, en 1954, el pionero de las encuestas George Gallup: “Incluso si supieran que McCarthy había matado a cinco niños inocentes, probablemente seguirían apoyándolo”.

En esa época la sociedad norteamericana cedió, no había una Sociedad Civil bien construida y desde universidades a sindicatos poderosos como el automóvil, medios como CBS o New York Times, empresas como General Motors o General Electric incluido estudios de Hollywood participaron de la “caza de brujas”, incluso las organizaciones supuestamente dedicadas a la defensa de las libertades intervinieron para proteger a los perseguidos.

¿Hoy pasará lo mismo? En teoría no, los recursos de la Sociedad Civil se supone que están en guardia, pero también hemos visto que la censura está funcionando.

Sin embargo, Donald Trump, a diferencia de la época del macartismo no se considera afectado por la legislación ni por las normas legales, esa puede ser la diferencia entre el declive de McCarthy y cómo lo tuvo que asumir, y cuál puede ser la reacción de Trump, ciertamente la posición de poder no es la misma y el senador sucumbió a la moción de censura del Senado, pero sus ideas siguieron vigentes en demagogos como él.

También hoy tenemos un FBI al nivel del de Hoover que encontraba organizaciones subversivas y motivos de sospecha en casi todo, incluido ser judío o gay. El anuncio de declarar terrorista a “Antifascista”, una organización inexistente e indefinible por ser la suma de grupos que no están ni conectados en muchos casos entre ellos, le permite definir como tal a quien quiera y reprimirlo.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de este y temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html


Esbozo Bob Staake.



miércoles, 17 de septiembre de 2025

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi. La vuelta de un clásico más actual y necesario que nunca ante el retroceso de la mujer.

En 1991 la Premio Pulitzer Susan Faludi publicaba Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna (en España editado por Anagrama en 1993), un libro que cambiaría la forma de entender el feminismo, precisamente porque era un texto feminista escrito para personas que o no lo eran o podían necesitar desde la experiencia y a través de multitud de datos e investigación la hipocresía que se escondía tras el discurso antifeminista abarcando desde los programas políticos hasta la psicología po­pular, pasando por el lenguaje televisivo, cinematográfico, empresarial, jurídico…

En mi caso fue un texto que llegó siendo un estudiante de Ciencias Políticas al que como mayor aportación supuso el ver de otra forma la ficción, la publicidad, la moda, una lectura diferente de la sociedad hacía de los comportamientos y la posición femenina en ella, el lugar de la mujer en el empleo, en la familia… en realidad suponía un cambio de prisma generado por un libro bien documentado en datos, entrevistas, análisis…

Pues bien, estamos de enhorabuena quienes entonces tuvimos la suerte de abrir los ojos a muchas cuestiones que nos planteaba y además necesitaba una puesta a punto en una edición actualizada (aunque el texto sigue siendo el mismo salvo en la traducción y el prólogo de Mar García Puig).

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo (Ed. Península) en su actualización vuelve a plantear cuestiones esenciales, quizá ahora más que nunca porque los progresos de la mujer están mucho más amenazados que en los años ochenta y su reacción contra década anterior de progresos. Lo que entonces era una “nueva Derecha” hoy se sigue presentando de forma similar y va a imponer una vuelta de la mujer al mundo doméstico, al matrimonio, a la maternidad, la sumisión y la aceptación de una función basada en la obediencia y la natalidad. En todo el mundo, no sólo en Occidente la mujer retrocede y pierde todos los avances logrados en las últimas décadas, hoy camuflados en la obsesión antiwoke y las nuevas emergencias demográficas la Derecha, cada vez más poderosa y agresiva supone una amenaza y emergencia para todo el género femenino.

Comencemos por el prólogo de Mar García Puig porque puede ser muy útil para quien no conozca la obra:
“[…] backlash es un préstamo del inglés que significa una enérgica reacción a un cambio social reciente «Susan Faludi defiende que todos los backlash se acompañan de una crisis de masculinidad. […] El backlash al que asistimos se alimenta de la frustración masculina que halla su caldo de cultivo en la red. Conocemos como manosfera o machoesfera aquellos espacios virtuales que comparten y alimentan un discurso misógino y antifeminista. Es ese lugar donde se reproduce el mismo discurso de la ultraderecha: que el feminismo odia a los hombres, y que, si se sienten desgraciados, es por culpa de los derechos que han adquirido las mujeres. «Según Susan Faludi, «el movimiento feminista tuvo sus momentos culminantes a mediados del siglo XIX, a principios del siglo XX, a comienzos de la década de los cuarenta y en los primeros años de la de los setenta». Pero «en todos los casos la reacción ha salido vencedora».”
La reacción contra los derechos de las mujeres es un tema recurrente en la historia de Estados Unidos, apareciendo cada vez que las mujeres avanzan hacia la igualdad. Pero a diferencia de otros tipos de progreso, los derechos de las mujeres han enfrentado retrocesos de manera constante. No ha sido una evolución lineal hacia la igualdad, ha estado marcado por altibajos.

Y es que si hay un mensaje vehicular de este libro:

“En otras palabras, la reacción antifeminista no se desencadenó porque las mujeres hubieran conseguido plena igualdad con los hombres, sino porque parecía posible que llegaran a conseguirla. Es un golpe anticipado que detiene a las mujeres mucho antes de que lleguen a la meta. (…) En la década de los ochenta, algunas mujeres consiguieron mejoras sustanciales en su situación antes del impacto del backlash, pero hubo muchos millones que se quedaron estancadas.”

La reacción antifeminista considera dos clases de mujeres en potencial crisis nerviosa: las solteras y las que cobran buenos sueldos por su trabajo; Faludi encontró docenas de manuales, revistas, libros… donde se aseguraba y argumentaba que las mujeres solteras padecían cifras récord de depresiones mientras que las profesionales bien retribuidas presas del agotamiento lo hacían de todo tipo de males, desde mareos a ataques cardiacos. En los años ochenta diferentes estudios sobre la incidencia de enfermedades mentales detectaron un aumento de las depresiones entre las mujeres nacidas de 1945 a 1960, la conclusión que le encontraron médicos y periodistas estaba en el feminismo: “Si las mujeres nacidas en aquellos tres lustros, argüían, no hubieran disfrutado de tanta libertad, las solteras estarían casadas y las profesionales se habrían quedado en casita cuidando de sus hijos; en ambos casos, estarían más tranquilas y más sanas de cuerpo y de espíritu.”

La mujer cada vez que se acerca a atisbar el disfrute completo de la dignidad y la justicia humana al nivel del hombre oye que no es el momento todavía, aun peor, en muchos casos acaba aceptándolo.

En el mundo del espectáculo el backlash y sus medios de comunicación, el cine, la publicidad y la industria de la belleza impusieron en aquellos años en contraposición a la mujer franca y directa a la mujer-niña, discreta y reservada, una «dama» neovictoriana de pálido rostro, que no sale de casa, habla con una vocecita aguda, mostrada casi indefectiblemente como algo «escogido» por ella.

Los periodistas no escribían artículos informativos, sino esquemáticos dramas moralizantes en que las mujeres de clase media representaban el papel de cristianas inocentes engañadas por la serpiente feminista. La mujer tenía que pagar arrepintiéndose por sus ambiciones y su egoísmo persiguiendo la igualdad.

También la moda imponía una línea para la “alta feminidad” que debían aceptar las mujeres que trabajaban. Para ello tras una cortina de adulación y fingida admiración para la mujer que aceptaba las reglas del juego, las que no, aparecían en los anuncios publicitarios o reportajes fotográficos como maltratadas o sencillamente despreciadas.

Los reaccionarios no lograron modelar a los Estados Unidos a la familia nuclear idolatradora de papá que intentó propugnar, sin embargo, consiguieron implantar esa imagen en la mente de muchas mujeres, fomentando una inquietante o incluso atormentadora disonancia. El feminismo y las libertades no hicieron desgraciadas a las mujeres, fue el choque entre el deseo de igualdad -impulso, que se resistió a desaparecer a lo largo de toda la década- y el backlash lo que las empujó a darse de bruces con los muros de las inseguridades y autorrecriminaciones que la propia reacción contribuyó a erigir.

Ofrecieron a las mujeres un modelo para alcanzar la felicidad que fracasó; dividieron sus vidas en dos formas de vida incompletas: en el trabajo y en el hogar, y luego intentó presentar la segunda como una existencia plena y satisfactoria. Las que no aceptaron sufrieron las represalias psicológicas y materiales. Quienes aceptaron renunciaron a una existencia contemporánea que nunca pudo satisfacer sus necesidades y deseos básicos.

Recordar que el último libro de Susan Faladi , En el cuarto oscuro, fue escogido entre los diez mejores títulos del año por The New York Times, fue galardonado con el Premio Kirkus en 2016 y quedó finalista del Pulitzer.

Backlash. La reacción ultra contra el avance del feminismo de Susan Faladi es importante que siga influyendo y advirtiendo a las mujeres -y también a los hombres- de lo que viene con la nueva oleada ultraderechista que por días va tomando más espacios en la vida social.

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viernes, 12 de septiembre de 2025

La imaginación de Miguel Tellado; la dialéctica descontrolada del Partido Popular y la versión desacomplejada de Feijóo. Por Jorge Navarro Cañada.

Tras el lamentable asesinato de Charlie Kirk y tras señalar a “la Izquierda radical” de él antes de ninguna prueba y en una reacción presidencial inédita en la historia de EEUU ante un acto de violencia política (que viene precedido del asesinato de senadores Demócratas entre otros hechos de esa naturaleza) Donald Trump llama a la venganza y anuncia “una paliza a los lunáticos de la izquierda radical” dentro de un discurso guerracivilista suyo y el de los suyos (Steve Bannon: “Estamos en guerra (…) habrá oraciones, duelo y banderas a media asta, pero debemos mantener una determinación férrea”).

Acompañando esa retórica la extrema Derecha en todo el mundo Occidental hace eco de ello, en España Santiago Abascal:

“El asesinato de Charlie Kirk está mostrando la manía homicida que domina a gran parte de la izquierda occidental. No solo por el repugnante crimen, sobre todo por la impunidad con que lo justifican. Y es necesario recordar que la izquierda más ultra de occidente gobierna en España.”

Y llegamos al Portavoz en el Congreso de los Diputados del Partido Popular, Miguel Tellado, máxima expresión del ideario de Alberto Núñez Feijóo a falta de oírle a él manifestarlo (para eso lo ha puesto ahí):

“Abro debate: ¿Qué pasaría en España si una persona de ultraderecha asesinara a tiros a un activista de izquierdas? ¿Qué pasaría si un ciudadano español de piel blanca asesinara a una mujer de procedencia extranjera y otro color de piel?”

Más allá de lo obvio, en España ya hemos vivido en Democracia el asesinato de activistas de Izquierda a manos de asesinos de extrema Derecha, por cierto varios de esos crímenes todavía sin resolver por la connivencia y protección que fundadores de lo que hoy es el Partido Popular (no sólo) les otorgaban.
Similares a esos, españoles “de piel blanca” (como debate Tellado) asesinaban a personas de color en discotecas abandonadas o apalizándolos impunemente, esto último lo siguen haciendo incluso llamando a la “caza” de ellos, este verano ha sido buena prueba de ello. Con este mensaje el Secretario General del Partido Popular lo que intenta es blanquear ese tipo de actuaciones, primero por convicción, y segundo porque cree que le beneficia hacerlo en su competición con otros personajes de similar pelaje ideológico como el antes citado Santiago Abascal.

Pero mucho más preocupante que la coyuntura oportunista habitual en el tono más o menos violento de Miguel Tellado esta posición al unísono con el populismo de Derechas más extremo marca la deriva del Partido Popular en esa dirección cuando esta era secundada sólo por sus sectores más reaccionarios del que Isabel Díaz Ayuso era su máximo exponente. Y cabe hacerse la pregunta: ¿tiene vuelta atrás la sintonía con el fenómeno político -el trumpismo- que ha dotado de “legitimidad” como discurso de poder a la extrema Derecha en todo el mundo?

No hay ya lugar a la duda aunque existan elementos de teatralización que puedan introducir matices: Miguel Tellado habla mucho más allá de su posición estrictamente personal y lo hace en nombre de la Ejecutiva del PP, incluso por encima de su posición de Portavoz. Ello tiene lecturas que abarcan la totalidad del escenario político en España que pierde el referente del partido político Conservador heredero de la Derecha europea clásica incluidos sectores mayoritarios décadas atrás como los democratacristianos o los liberal-conservadores.

Y peor aun, el director de orquesta, Donald Trump, no hará más que endurecer su dialéctica si cabe más, y aunque EEUU no va a una guerra civil, sí se precipita a una etapa de violencia política donde está retórica será cada vez más contagiosa y adictiva, no sólo para sus partidarios originales, sino también para sus recién llegados. Miguel Tellado es el elegido para hacer el papel de imitador sin complejos, a diferencia de Alberto Núñez Feijóo que espera recoger frutos de ello. Y también la deriva del Partido Popular invita a pensar que necesitará de las mismas armas de coacción -entre ellas las la palabra- que gasta el presidente norteamericano.

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sábado, 9 de agosto de 2025

Armenia y Azerbaiyán, ¿una paz para la propaganda de Donald Trump o algo más? Pinceladas a vuelapluma, por Jorge Navarro Cañada.

Es indiscutible el poder de la propaganda, la paz entre Armenia y Azerbaiyán llegó en 2023 con la definitiva derrota armenia en Nagorno-Karabaj cuando Ereván dio por "terminada" su relación de vasallaje-protección con Rusia y Azerbaiyán se vio absolutamente autosuficiente en la cuestión; simplemente “no quedaba otra”, Armenia necesitaba crear alianzas nuevas y estas eran necesariamente Occidentales ya que Turquía e Irán eran en principio y con muchos matices hostiles. Conceptos como “Crossroad peace” o “Ruta Trump” que conectarán la región caucásica en todas direcciones y que superan Franja y Ruta (IFR) chinas, “la nueva Ruta de la seda”, son ciertamente muy vistosas y llamativas, van en la dirección de plantear que EEUU es la potencia decisiva en el Cáucaso.

Seguro que Putin le reprochará a Trump el 15 de agosto en Alaska lo que considera una intromisión al límite en el Cáucaso, además de la influencia que pierde en lo que considera su patio trasero afecta directamente a Georgia, un tercero afectado y beneficiado. ¿Cómo repercute todo esto en los intentos de la Unión Europea de influir en la región?

Tampoco olvidemos que el proyecto, tal y como se ha presentado pretender ser también “atractivo” para Moscú, incluye conexiones ferroviarias extraordinarias de todo el Cáucaso con Rusia (los ferrocarriles armenios siguen controlados por los rusos), pero también otros alicientes como la apertura de zonas montañosas al exterior de forma mucho más productiva, por ejemplo Ijevan-Kazajstán, para hacerse una idea. Pero claro, es más fácil presentar estos proyectos que llevarlos a cabo, máxime porque la colaboración de diversos actores no controlados por las partes es esencial.

En Turquía puede haber expectativas y se observará con cautela, en China sin duda se entenderá como un fracaso en su competición con Occidente, al menos de proyección internacional. Directamente Irán es hoy un perjudicado (no necesariamente a medio-largo plazo, e indirectamente podría tener un coste en “compensaciones” para Ucrania, una de las cesiones que Donald Trump podría incluirle a Putin por gestos como este caucásico o los “aranceles indirectos” al petróleo ruso que seguro también serán objeto de su conversación. Otra cuestión que se “resolverá” de forma inminente aunque otra vez terceros afectados, reuniones como la que tendrán Modi y Xi Jinping este mismo año podrían evidenciar que la complejidad geopolítica se escapa a la interpretación de esta que hace la casa Blanca.

¿Supone esto un espaldarazo al Nobel de la Paz para Trump? No lo creo aunque la propaganda de la Casa Blanca lo trabaje en esa dirección, tampoco en el propio EEUU de cara a su opinión pública este asunto tendrá peso. A esta hora el presidente norteamericano no suma apenas apoyos, en grandes autoridades se reducen a Israel, Pakistán, Camboya… no mucho más.

Este asunto en su día se trató en El Polemista.

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Fotos Armenpress.