No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

viernes, 17 de octubre de 2025

¿Una Gen. Z contra la democracia? ¿Adolescentes franquistas? Un poco de calma, por Jorge Navarro Cañada.

Hace unos días el Centro de Investigaciónes Sociológicas (CIS) concluía que dos de cada diez jóvenes españoles de entre 18 y 24 años valora positivamente el franquismo. Sólo para el 65,5% los años de la dictadura fueron "malos o muy malos". ¿Qué está pasando? Yo relativizaría un poco más, lo cual no hace que no sea preocupante, no tanto por el fantasma del franquismo en sí como por la radicalización que implica.

La Gen. Z abarca entre 1997 y 2012 (no hay consenso si año más o año menos), y los movimientos de protesta que están realizando en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo están empezando a generar dudas, fundamentalmente por falta de compresión. Muy brevemente lo traté en este blog https://elpolemista.blogspot.com/2025/09/rebelion-de-la-generacion-z-breves.html

Para entenderlo habría que profundizar más en la Generación Z.

Hasta hace muy poco los menores de 30 años eran el colectivo más feliz en las sociedades Occidentales, ahora han pasado a ser los menos felices en Asia y Oceanía, igualan al resto de la población en Europa. Este desencanto se traduce en desánimo, y políticamente una indiferencia hacia la democracia mayor que en generaciones anteriores, en Latinoamérica donde asistimos a protestas muy organizadas (como en Perú) casi la mitad de los menores de 25 años no tienen el menor apego democrático o prefieren sistemas autoritarios.

Se hace más habitual el calado de la “libertad negativa” (desaparición de control o normativa, “poder hacer lo que le dé gana”) frente a la “libertad positiva” (regulación y legislación en favor de poder desarrollarse libremente en sociedad). La Derecha en este sentido capta mucho más y mejor la atención de la Generación Z, especialmente los grupos ultras, también en materia de género y sexual.

Su voto en todo el mundo se decanta por opciones antisistema o muestran un fuerte rechazo a las élites, especialmente las gobernantes a las que culpan de su sensación de falta de futuro e inseguridad, no es casual que han vivido bajo crisis de la magnitud de 2008 o el COVID y la amenaza de la Inteligencia Artificial la perciben como muy real en cuanto a riesgo para su futuro. Creen que vivirán peor que sus padres y que su esfuerzo no se verá recompensado, problemas como la dificultad para acceder a la vivienda o lo que perciben como una competencia en materia de inmigración les genera gran inseguridad.

Si los jóvenes mayoritariamente percibían a los inmigrantes desde un prisma solidario y de colaboración social, ahora tienden a posicionarse en un individualismo en el cual la prioridad pasa por “salvarse” sin tomar en cuenta a nadie más. No sería tanto egoísmo como actitud defensiva, pero ciertamente la demagogia al respecto cala fácilmente en estos colectivos. 

Este último tema lo enmarcan en las batallas culturales tanto como la igualdad de género o la identidad sexual, tanto que pueden adoptar posiciones de cancelación activa pasivamente hasta el punto de ceñir sus relaciones sociales a ello. Cada vez es más habitual el rechazo al diferente y la negativa de relación amistosa con él, pero al mismo tiempo se valora la diferencia de uno mismo frente al resto (mucha mayor identificación con grupos LGTBI que en generaciones anteriores).

En ningún otro grupo social la diferencia de voto o percepciones sociales es tan grande entre hombres (alto rechazo al feminismo) y mujeres (gran identificación feminista), ello incide en su comunicación y su sentimiento de soledad (es el grupo de edad que más lo sufre), incide en su extremismo lo que se agrava cuando su medio de información y muchas veces de comunicación se reduce a las redes sociales y sus modelos son influencers de estas, no en vano dedican entre 7 y 9 horas diarias a la navegación (más en clases sociales desfavorecidas).

Es un colectivo especialmente afectado por los algoritmos digitales a la hora de recibir información, opinión, consumo… haciendo si cabe mayor la diferencia y el aislamiento de diferentes grupos. En este sentido su mundo es esencialmente tecnológico en el que son autodidactas.

Encontrarán numerosos artículos y reseñas de temas relacionados en ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

Foto de las protestas en Perú (EFE).




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