Conceptos como Tercer Mundo, mundo subdesarrollado o el ahora más aceptado Sur Global aparecen de manera constante y recurrente en estos tiempos, el problema es que no siempre lo hace con la misma intención y en muchas ocasiones no queda claro la diferencia entre cooperación, deuda (compra o condonación), poscolonialismo, multilateralidad, … o conceptos más complejos, que a menudo acaban en otros como Banco Mundial, FMI, o por ejemplo últimamente y con diferentes intenciones BRICS. Lo cierto es que si hablamos del G-77 (-hoy 134- países en desarrollo que desde 1964 que hacen presión en la ONU) volvemos a China en casi todos los casos, pero no solo, son varios los países que encajan mal en esta categoría por tener intereses contrapuestos, a veces directamente antagónicos y de explotación.
Pero
demos por bueno el concepto y cuestiones en las que dicen coincidir en la ONU:
Los
países en desarrollados no habrían cumplido su compromiso en 2009 respecto al
cambio climático. Ese dinero no llega, pero aquí el problema me temo que tiene
difícil solución, en el Sur Global se encuentran algunos de los países que más
gravemente van a pagar las consecuencias del cambio climático y otros que contribuyen
de forma importante a él.
Sí
tienen razón y coinciden en el comportamiento que tuvo Occidente en el
acaparamiento de vacunas contra la covid y el consiguiente y demoledor coste en
vidas de aquella actitud.
Pero
si hay algo que hace coincidir a todo este Sur Global es el equilibrio de poder
en el sistema multipolar, no se puede pasar por alto en ello el papel Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial. No hay que decir el peso que tienen
en las decisiones financieras, comerciales y económicas el G-7 y el resto del
mundo. Esto es sencillamente incuestionable. ¿Evitable?
La
cuestión está en que una vez visto en qué están de acuerdo, comprobar que China
es central en todas estas cuestiones, y en qué temas el grupo, como por ejemplo
la guerra de Ucrania hace imposible acuerdos, como en tantas otras cuestiones,
los sistemas políticos, religiosos, derechos humanos, migración… Por cierto,
este tema de Ucrania es espinoso, muchos países consideran que hay una
diferente vara de medir en lo que es una guerra en Europa con víctimas Europas
y otros conflictos con muchas víctimas en el mundo. U otros países invasores,
caso de Israel. También cómo son tratados sus refugiados y las diferencias con
otros del mundo subdesarrollado a pesar en muchos casos de la responsabilidad
que tienen en varios de esos conflictos o históricas por ser antes
colonizadores, entre otras.
Son
muchas las cuestiones para tratar aquí que dejo para otros artículos -muchas ya
están tratadas en El Polemista http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html. – pero me
interesa mucho más el fondo de la cuestión del motivo fundamental:
La
arrogancia y superioridad de que intenta imponer sus propias normas, practicar
la injerencia en derechos humanos y exigir la condicionalidad a la hora de los
programas de ayuda. En este contexto a estos países no les habría quedado otra
opción que aceptar la influencia a todos los niveles de China, Rusia o incluso
de Turquía en sustitución de las antiguas potencias coloniales que no les
imponen esas condiciones según ellos. Sí es cierto que en este contexto el
prestigio y la referencia de Occidente ha sufrido un importantísimo retroceso,
desde luego en comparación con el que tenían en la época de las independencias
de lo que fueron colonias. Ese resentimiento encuentra en el nacionalismo, etnicismo
o integrismo canales perfectos para canalizarlo, justamente han sido Rusia,
China, Irán o India verdaderas fábricas de esos esencialismos contrarios al
racionalismo europeo los que han dominado ideológicamente ese espectro.
En
este punto toca concluir preguntándose si el uso de fórmulas híbridas como las
“neocolonizaciones” en forma de compra de deuda exterior a países en desarrollo
de China, su amenaza permanente a vecinos asiáticos, o el imperialismo invasor
y amenazante de Rusia a sus vecinos además de su presencia militar en forma de
mercenarios en estos países, o el uso de las migraciones, del apoyo a militares
golpistas, secuestro de las opiniones públicas… son la solución a estas
cuestiones. A su vez China, Turquía o Rusia son naciones que acusan en su
historia del último siglo y medio – o de la actualidad en el caso ruso- de
haber sido troceados o haber asistido al reparto de sus territorios o
influencia. ¿Estamos cerca de otra cumbre de Yalta (1945) en la que sean ellos
parte participante de un nuevo reparto?
La política internacional es compleja y sus vaivenes históricos, diplomáticos, políticos… insondables, pero tengo la sensación de asistir a un clima de confusión, muchas veces movido por la propaganda, en la que se crean ficciones de ascensiones y depresiones de países de forma interesada, y que aunque no sea lo que hoy “se lleva”, Occidente sigue siendo la fuente de progreso, bienestar, libertades, democracia, derechos humanos… más solvente del mundo y que lo va a seguir siendo durante buena parte del siglo XXI. Por supuesto ello no significa que como en siglos anteriores sufra gravísimas crisis y cambios. Pero esa es otra historia.
Caricatura reparto de China por las potencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario