Decir que un libro va a traer cola es un tópico, pero ciertamente este sitúa al hombre como perdedor de su tiempo en plana oleada de Reacción contra la sociedad woke, queer, feminista… y cala en parte de la sociedad la idea de “hombre perseguido” por desigualdades legales, de cuotas, de consideración social, de derechos civiles… que se traduce en organizaciones sociales y políticas reactivas si no es bien entendido y solo sirve como munición para estas será un problema. Además Hombres (Ed. Deusto) aparece en España en plena polémica como la del caso Rubiales, su actitud machista y la supuesta “cacería” que algunos sectores de la sociedad denuncian contra él, ya dimitido pero con el tema, sumado al victimismo del personaje, está en plena efervescencia. Aquí en El Polemista se trataba hace unos días la cuestión de la Reacción en ¿Dictadura de lo correcto o Reacción? Cultura de la cancelación, por Jorge Navarro Cañada http://elpolemista.blogspot.com/2023/09/dictadura-de-lo-correcto-o-reaccion.html
Quizá
por eso Richard V. Reeves, el que fuera en 2017 según Politico Magazine uno de
los pensadores más importantes del mundo, consejero principal de Nick Clegg, y
hoy tiene papel importante en think tanks relevantes o en medios como The New
York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal… advierte respecto a
que sufrimos una crisis de masculinidad que alimenta a la extrema derecha,
porque este libro puede ser discutible en las guerras culturales, pero no es un
alegato ultraderechista en ningún caso:
“Los
conservadores han prestado más atención que los progresistas a los crecientes
problemas de los niños y los hombres. Pero su agenda resulta igualmente inútil.
Su planteamiento adolece de tres grandes deficiencias. Primera, muchos
conservadores alimentan las quejas masculinas para obtener beneficios
políticos, lo que, simplemente, genera más ira y descontento. Segunda,
sobrevaloran la importancia de las diferencias biológicas entre los sexos en lo
que respecta a los roles de género (una imagen especular de la tendencia
progresista a descartarlas por completo). Tercera, consideran que la solución a
los problemas de los hombres está en el pasado y no en el futuro, a través del
restablecimiento de las relaciones económicas tradicionales entre el hombre proveedor
y la mujer cuidadora. En lugar de ayudar a los hombres a adaptarse al nuevo
mundo, los conservadores los seducen con promesas del viejo (…) En todo el
mundo, los hombres han sido más proclives que las mujeres a apoyar a partidos
de derechas o de protesta. En Suecia, por ejemplo, uno de cada cuatro hombres
apoyó a los ultraderechistas Demócratas de Suecia en un sondeo de 2015, el
doble de apoyo que entre las mujeres. En Alemania, sobre todo en el este, los
hombres han virado bruscamente hacia la derecha política. En 2017, un tercio de
los hombres sajones votaron al partido de extrema derecha Alternativa para
Alemania.”
No
ayuda el prólogo de Juan Soto Ivars, a estas alturas nadie se puede sorprender del
personaje, probablemente la última persona recomendable aquí, quizá sí de su
alegato por excesivo, que se mete en algún charco cuando menos discutible o de
muy necesaria matización: “Y no se habla de brecha de género en todos estos
ámbitos porque siempre es el sexo “privilegiado” el que se lleva la peor parte
(…) En algunos casos incluso se retuercen las estadísticas para borrar el
padecimiento masculino. Es lo que pasa con la violencia de pareja.”
Pero
dicho esto, Reeves muestra como mientras la vida de la mujer se ha
transformado, la de los hombres no. Sería así falso el mito feminista de la
“masculinidad tóxica”, el varón se encuentra sumido en un pronunciado declive
económico, psicológico, social y educativo en todos los países industrializados
siendo el principal damnificado de los cambios socioeconómicos de las últimas
décadas. Mientras la mujer no ha dejado de incorporarse al mercado laboral por
la feminización de algunas profesiones, el hombre ha salido de él.
Influye
en ello los cambios educativos en favor de la mujer de las últimas cinco
décadas, en EEUU en 2019, la brecha de género respecto de las licenciaturas era
quince puntos mayor que en 1972 en favor de ellas. Y es que sistema educativo
estaría perjudicando a los chicos que en los países de la OCDE fracasan un 50%
más en tres materias escolares clave: matemáticas, lectura y ciencias.
Por
si fuera poco y en parte consecuencia de ello, la trayectoria del hombre va a
la baja en adquisición de competencias, tasas de empleo, categoría profesional
y niveles salariales reales: “Las máquinas suponen una amenaza mayor para los
trabajadores que para las trabajadoras por dos razones. En primer lugar, las
ocupaciones más expuestas a la automatización tienen más probabilidades de
emplear a hombres. (…) Las mujeres, en cambio, son mayoría en profesiones
relativamente seguras de cara a la automatización, como la atención sanitaria,
los servicios personales y la educación. En segundo lugar, los hombres carecen
a menudo de las competencias que requiere un mundo automatizado”.
Así
nos encontramos según el autor con que los salarios de las mujeres han
aumentado de forma generalizada en las últimas cuatro décadas frente al
estancamiento de los hombres, incluso “hay escasas evidencias de que las
mujeres cobren menos que los hombres por hacer el mismo trabajo de la misma
manera. Las mujeres cobran menos porque hacen un trabajo diferente o trabajan
de forma diferente, o ambas cosas.” Se matiza respecto a la maternidad, esta
deja rezagada a la madre. Sin embargo el papel del hombre que culturalmente se
asoció a proveedor se ha desmantelado por la independencia económica de las
mujeres, pero la cultura y la política están estancadas en un modelo obsoleto
de paternidad, muy alejado de la realidad económica dando lugar a un “déficit
de padres”, con hombres cada vez más incapaces de desempeñar el papel
tradicional de sostén de la familia y que aún no han dado el paso hacia uno
nuevo. Estaríamos ante un fenómeno de sufrimiento en el hombre multiplicando
por tres las tasas de suicidio de este respecto al femenino.
“En
la dinámica centrífuga de la política de guerra cultural, cuanto más se incline
la derecha hacia un extremo, más lo hará la izquierda hacia el otro, y
viceversa. La izquierda descarta la biología, la derecha se apoya demasiado en
ella. La izquierda ve una guerra contra las niñas y las mujeres; la derecha ve
una guerra contra los niños y los hombres. La izquierda patologiza la
masculinidad; la derecha patologiza el feminismo.”
Algún
detalle del libro que ilustra lo documentado que está (ayuda la riqueza de
notas, citas, la edición y sus gráficos) y que se trata de un libro diferente,
capítulos como el dedicado a los niños y hombres negros sorprenderá al lector español:
“Creo
que los prejuicios estadounidenses más profundos tienen su origen en el racismo
contra los negros (…) La idea de que todas las personas que no son blancas
están en la misma situación y moralmente ofensiva y empíricamente errónea. El
racismo contra los negros es el principal desafío, y es cuando menos tan grande
para los hombres negros como las mujeres negras.” Sin embargo fuera de esa
categoría el autor añade el “racismo de género que afronta el varón negro”.
También
hay su análisis al hombre pobre, el refugio en el nacionalismo blanco, la religión,
los opiáceos…
Tienen
su apartado destacado las propuestas de Richard V. Reeves:
1-Retrasar un año la escolarización de los chicos (trata también la cuestión biológica ente sexos. 2-Más hombres profesores (hay evidencias de que los profesores varones mejoran los resultados de los chicos). 3-Aumento de la formación profesional frente a la obsesión universitaria. (Países como Islandia (el más igualitario del mundo) o Escocia ya estarían tomando medidas en este sentido, los escoceses estarían aumentando la representación masculina en las universidades).
En
materia laboral aumento por cuota de presencia masculina ahora mermada, y en
cuanto a la paternidad: “Primero, el derecho a permisos remunerados iguales e
independientes. Segundo, un sistema reformado de ayudas a la infancia. Tercero,
oportunidades de empleo favorables a los padres (…) la custodia legal por
defecto debería ser la compartida, una custodia en la que, siempre que sea
posible, los hijos pasen el mismo tiempo con cada uno de sus progenitores”.
Como
ven estamos ante un libro llamado a generar polémica, probablemente muy
discutible por tratarse de temas muy líquidos en los cuales las estadísticas y
las conclusiones son fácilmente variables dependiendo de dónde se ponga el
acento, pero no está mal acercarse a posiciones que difícilmente se ven
plasmadas de forma abierta y que desgraciadamente habitan en una parte de la
población, reflejándose en comportamientos sociales, económicos, morales y
políticos. Y no olvidemos que en plena era de la identidad y la posverdad, las
cosas son como se sienten y perciben, no como realmente son.
Encontrarán
El Polemista numerosas entradas que tocan directa o indirectamente la cuestión,
especialmente la femenina. Su índice general http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html.
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