No
podemos pasar por alto que este es un conflicto en un contexto mucho mayor,
Rusia está en fase menguante y su “patio trasero” se mueve de forma inevitable.
Obviamente
todo esto es imposible separarlo de lo que será la evolución del Cáucaso y Asia
Central, habrá episodios no necesariamente militares donde países como Uzbekistán
y Kazajistán -los más grandes pero en realidad será toda la ex URSS más allá de
la región- buscan “su lugar”, claro está que China, Europa y EEUU también
entran en todas las ecuaciones, pero no pretendo hacer más una mínima
aproximación a lo que nos ocupa, el tema podría ser interminable.
Recordemos para entender el conflicto: En 1918 Armenia y Azerbaiyán de declaran independientes del Imperio Ruso. Posteriormente la URSS creará la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica (con Georgia). En 1923 y tras conflictos entre los tres, Nagorno-Karabaj, una región de mayoría armenia que Stalin siendo Comisario Ruso para Asuntos Nacionales convierte en óblast de la República Soviética de Azerbaiyán. En 1988 esta mayoría armenia en pleno glasnost y perestroika de Gorbachov logra su unión con Armenia. Con ello comienza una primera guerra del Alto-Karabaj entre 1988 -1994 (en 1991, los armenios declararon la independencia llamándole República de Artsaj incluyendo siete distritos fronterizos a Nagorno-Karabaj, aproximadamente el 14% de Azerbaiyán). Se calculan cerca de 30.000 muertos en aquel conflicto. En la segunda guerra del 2020 Azerbaiyán reconquistó esos distritos y tras diversas escaramuzas nos encontramos ante este nuevo episodio que podría ser más grave por cuanto se produce en una capacidad militar mucho mayor, especialmente del lado de Azerbaiyán.
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