No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

jueves, 7 de septiembre de 2023

¿Dictadura de lo correcto o Reacción? Cultura de la cancelación, por Jorge Navarro Cañada.

Vivimos en los últimos tiempos una verdadera reacción Conservadora contra lo que consideran una censura que de no acatarse pone en riesgo el estatus social, sufrir señalamiento, primero, y marginación después. No es una censura como la que hacían Estados o ideologías totalitarias donde el entre censor estaba identificado, esta la realiza el propio individuo, primero en la autocensura y así alcanzando la propia visión de la realidad. Lo han tratado diversos autores, en buena parte de las ocasiones desde postulados de extrema derecha, pero no siempre, es frecuente en personas que simplemente se expresan desde lo que ellos entienden como naturalidad. Un libro destacable en España al respecto – aunque en España no se ha tratado bien por las circunstancias histórico-políticas- puede ser Cultura de la cancelación (Ed. Ciudadela) de Fernando Bonete. Para él la cancelación no es tanto una ideología como una “supraideología” con tres grandes corrientes: el antirracismo, el feminismo funcional y el “generismo” queer. Todo ello en un contexto sociedad de la información que mediatiza y registra todo lo que hacemos. Desde una posición que probablemente lo delata, Bonete por materializa: la cancelación logra datos y estos son beneficio. El fin último de los mecanismos de cancelación es el lucro. Así todo termina en la posverdad y la falsedad de la realidad. Resulta bastante fácil la visión de Bonete.

En este mundo de los libertadores de lo “incorrecto” hay de todo pelaje. Por ejemplo destacados personajes sensibles como Stallone, Mel Gibson y Clint Eastwood: “El contenido políticamente correcto y LGBTQ es una basura que no tiene nada que ver con el género de acción y que solo busca complacer a una minoría ruidosa y ofender a la mayoría silenciosa” se decía abiertamente en su nombre. Los héroes masculinos no estarían bien vistos.

Obviamente en la política personajes como Donald Trump o más explícitamente si cabe como Ron de Santis lo tienen claro: eliminar todo lo “políticamente correcto” y “presentar una batalla cultural en Florida”. Es muy clarificado por el fondo su explicación: “Hay que eliminar el adoctrinamiento de nuestras instituciones. Vamos a tratar a las personas como individuos. No los vamos a tratar como miembros de un grupo. Queremos elevar el mérito y los logros sobre la pertenencia a ciertos grupos”.

Sería fácil seguir pero creo que ha quedado claro el qué y el cómo de la cuestión.

La Reacción se ha tomado este asunto en serio, hasta el punto que pueden ganar la batalla a medio plazo. Permítanme la licencia del lenguaje, pero podemos volver a los chistes sobre “maricas, tontos del pueblo, gordas, feas, putas, gitanos, negros…” donde la noción de individuo o colectivo queda a expensas del que ofende y cree estar en su derecho de hacerlo. El perdedor siempre es la minoría, el débil, el diferente… Hemos llegado a ver en España y otros países a personajes que por su vocación negacionista y su resentimiento ante su fracaso personal unido a su necesidad de agradar a cierta Derecha han denunciado que “antes había más libertad que ahora”. Curiosamente personas que se han auto reprimido o que hoy no dejan de ser individuos espectáculo del agrado de quienes necesitan mostrar al diferente como ejemplo de su tolerancia.

Quizá todo sea cuestión de no confundir el respeto y la convivencia con la libertad, como también de no perseguir a todo aquello que pueda pensar alternativamente fuera de lo convencional.

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COLEMATT, GETTY IMAGESISTOCKPHOTO


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