El monográfico Vanguardia Dossier dedica su último número a Corea del Sur. Y es de agradecer, porque a veces procesos de gran importancia para el desarrollo de las relaciones internacionales y la economía mundial ocupan menos espacio en los medios del que deberían, y ciertamente, países como Corea merecerían una mayor atención más allá de su permanente conflicto con su vecino del norte.
Scott A. Snyder y Seukhoon Paul Choi se preguntan si estamos ante el nuevo Japón. Partiendo de la premisa de que los coreanos son competidores directos de los japoneses en la fabricación de artículos electrónicos y que el desarrollo común a ambos ha estado presidido por las exportaciones y las mismas políticas y estructuras industriales, la cuestión que se plantea es hasta que punto Corea podrá hacer frente a la competencia china y poder sustituir así al gigante nipón. Para ello los autores ven ventajas en los coreanos referidas a las políticas seguidas por sus gobernantes frente a las llevadas a cabo por los líderes japoneses: “La fuerte autoridad ejecutiva del gobierno surcoreano refleja las cualidades que han permitido a los presidentes de ese país movilizar las burocracias públicas, en contraste con el sistema burocrático japonés basado en el consenso.” Pero el haber seguido diferentes caminos políticos no garantiza que Corea no acabe sufriendo el estancamiento de sus rivales. No olvidemos que las expectativas en 1991 situaban a Japón como primera potencia económica del planeta en 2010 y que fueron entre otros factores los demográficos, a los que ahora tendrán que hacer frente los coreanos, los que dieron al traste con su crecimiento entonces espectacular. Y un factor aun más determinante será la incertidumbre con respecto a Corea del Norte: “Cualquier inestabilidad o colapso político súbitos en Corea del Norte tendría ramificaciones directas en las prioridades de política económica de Corea del Sur y podría dar lugar a una redirección masiva de fondos públicos (presumiblemente junto con flujos de ayuda internacional) que de modo inevitable trasladarían la atención de Corea del Sur hacia la estabilización interna y la integración política en detrimento de la actual orientación internacional.” Por supuesto el caso contrario, el de una integración del Norte no problemática supondría el incremento en la mitad el tamaño demográfico del Sur, que combinado con las ventajas de trabajo y coste sí podría resultar determinante para el desarrollo final de los coreanos.
En definitiva, sortear los importantes problemas planteados por el auge chino, evitar el estancamiento japonés y desde luego, sortear la inestabilidad potencial de Corea del Norte son las claves que pueden responder a la pregunta inicial.
Muy interesante la reflexión de Sunhyuk Kim sobre el estado de la democracia coreana. Desde 1988 los surcoreanos han tenido cinco gobiernos, una Constitución democrática, elecciones libres, múltiples partidos políticos, libertades civiles, control civil del ejército, equilibrio entre instituciones… en fin, todo lo que podríamos considerar una democracia moderna. Sin embargo el camino no ha sido fácil y la naturaleza de esta joven democracia ha estado siempre en cuestión por diferentes motivos y a día de hoy el descrédito de los principales partidos políticos y su previsible pérdida absoluta de poder en el momento actual (elecciones este mismo año con previsible victoria de candidatos independientes) hace preguntarse por la viabilidad del sistema sin estos. Sunhyuk Kim responde: “Nos encontramos con una fascinante forma de democracia, una democracia no intermediada y contenciosa (…), los asuntos públicos más importantes se discuten y deciden por medio de un conflicto y enfrentamiento directo entre la sociedad civil y el Estado, sin la intermediación de los partidos políticos, como es el caso de muchas democracias representativas.”
Como se puede ver, tanto en este artículo como en el anterior hay elementos de optimismo muy discutibles que sin duda residen en una concepción de auge oriental frente a la decadencia occidental. Desgraciadamente para Corea sus problemas regionales pasan por decisiones foráneas para su solución – especialmente chinas y norteamericanas- y la calidad democrática de su sistema estará directamente vinculada con ello.
En una línea similar Young-Chan Kim defiende que los desastrosos efectos de la crisis asiática de 1997 sirvieron también de motor para la segunda oleada de crecimiento del país y defiende la creación de un sistema financiero fuerte capaz de diversificar su cartera industrial para no depender tanto de industrias pesadas y de gran escala como la tecnología de la información, el hierro, acero y los automóviles.
La forma predominante de las empresas de negocios en Corea es el chaebol, un conglomerado empresarial basado en la diversificación de la producción. Ejemplos de éxito en estos son Samsung, LG o Hyundai, empresas capaces de reinventarse y liderar mercados diferentes según apunten las circunstancias. Su gran capital está en lo aprendido de los desequilibrios de 1997, las lecciones de aquella crisis han servido para escapar de la actual. “Se hicieron más ágiles y eficaces a la hora de adaptarse a los cambios en diversos entornos económicos como el sector de las tecnologías, competencia en los mercados y reglas globales de juego. (…) Sin embargo, la creación y mantenimiento de las nuevas tecnologías seguirán representando un desafío para los chaebols coreanos, porque el entorno económico mundial está cambiando rápidamente y es difícil predecir el desarrollo futuro.”
Trasnformaciones del Estado de bienestar es el título del artículo que firma Huck-ju Kwon. Las políticas públicas destinadas a la protección social han sido una constante desde los años 60 logrando que incluso sectores de población rural hayan logrado niveles educativos capaces de contribuir al desarrollo industrial de Corea. El autor se pregunta y se responde: “¿Puede Corea permitirse un Estado de bienestar tan grande? Mi respuesta es un sí rotundo. El tamaño del gasto público coreano (29,3% del PIB) sigue siendo bajo entre los países de la OCDE, y los ingresos pueden ampliarse elevando gradualmente los tipos a lo largo de la base disponible. Disponer de un Estado de bienestar como inversión social será en el futuro para la economía coreana una opción más barata que carecer de él.”
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son esenciales en uno de los países más conectados digitalmente del mundo. Florence Lowe-Lee y Ahn Alan analizan su impacto en la educación del país para asegurar que esa relación entre esta y las TIC consolidarán a Corea como líder mundial en estas áreas.
Sin duda los artículos que este número de Vanguardia Dossier dedica a la las relaciones entre las dos Coreas tienen un especial interés:
Hyung Gu Lynn anuncia que no se producirán grandes cambios en este sentido aunque es probable que se avance en el campo de la cooperación. Y es que las relaciones entre ambos países han estado siempre marcadas por ciclos regulares de distensión y crisis en el marco del auge económico del Sur y el declive económico del Norte. Y esto de momento no va a cambiar. Sin duda, el contexto regional, donde China, Rusia y EEUU están interesadas por la estabilidad regional tiene su punto más problemático en la preocupación japonesa por el poder militar del Norte. La cuestión de la unificación sostiene Gu Lynn que resulta indiferente para una parte importante de la población surcoreana. Pero si llegara a producirse, “no constituiría una automática panacea para todos los males de Corea del Norte, pues vendría precedida de una abundancia de nuevos desafíos y situaciones de desigualdad. De ello, podrían dar fe las dificultades de la reunificación alemana.”
Es curiosa esta mención a la reunificación alemana en la que insistirá Un-Chul Yang, el Director de los estudios sobre la estrategia de la reunificación alemana. Y lo digo porque aunque ambos casos puedan tener algunos puntos en común, los contextos son completamente diferentes. Un-Chul Yang no cree que eso sea así, ya que sostiene que la privatización, es decir, la transición de una economía de planificación central a una economía de mercado, los salarios altos y la baja productividad, la financiación de las necesidades económicas y la unificación de costes son algunos de los principales aspectos de la política alemana aplicables al sur. Me sorprende aun más como el autor cree que Corea del Sur debe estar preparada para una probable caída repentina del régimen norcoreano y para una “unificación por absorción” a la alemana. Ignora en este punto que la comparación entre los niveles de cualificación e industrialización de Corea del Norte no pueden ser en ningún caso comparables a los de la extinta RDA como tampoco pueden serlo ambos regímenes políticos por mucho que el apellido “comunista” de ambos pueda llevar a error.
El aspecto de las relaciones internacionales continúa siendo fundamental en los tres últimos textos de este Corea del Sur. El pequeño gigante.
Con respecto a Japón será Kongdan Oh quien las trate advirtiendo de la dificultad que supone explicar las buenas relaciones que mantienen después del brutal dominio colonial que los japoneses practicaron en la península coreana. El autor lo explica por el gran crecimiento coreano y como este ha hecho que los nipones dejen de sentirse superiores a los coreanos y estos inferiores. Sin embargo desde la época de la Guerra fría ambos países han mantenido sólidas alianzas con EEUU pero no entre ellos, y para el futuro Kongdan Oh prevé un acercamiento mayor a una prometedora China que a un decadente Japón.
Desde el realismo, Ellen Kim advierte: “En el contexto regional y mundial, los crecientes desacuerdos y tensiones entre China y EEUU, así como la tendencia emergente de su rivalidad bipolar no resulta de buen agüero en la región. Y siempre y cuando la estructura de la alianza actual siga presente, será difícil destejer la división de la región propiamente dicha”. Y es que ciertamente, harían falta décadas para superar las heridas que dejó la guerra.
Del futuro de la relación con China Edward N. Luttwak sostiene que Corea buscará ampliarla tanto por intereses comerciales como estratégicos con respecto a los norcoreanos pero que la hará compatible con su alianza con los norteamericanos.
La revista como es habitual cierra con sus secciones de libros, literatura, cine, viajes y webs y a lo largo de todo el ejemplar aparecen sus clásicos gráficos, esquemas y fotografías que ilustran el que probablemente es el mejor monográfico español en su materia.
Este número 43 de Vanguardia Dossier no dejará indiferente a todos aquellos interesados en el tema, aunque la sensación general que deja es la de cierto optimismo más propio de analistas partícipes del auge coreano que de especialistas imparciales.
Tengo muy serias dudas del futuro de la región que aquí tratamos, no solo por la enorme dificultad que van a sufrir para mantener sus niveles de crecimiento por su dependencia del comercio exterior como por la evolución que sufrirán las relaciones de una China cada vez más arrogante y poderosa frente a unos vecinos que podrían llegar a sentirse gravemente amenazados viéndose abocados a una escalada de tensiones nada prometedora para el futuro de los países implicados. De una forma u otra, las fichas en el tablero asiático en este momento las van a mover chinos y norteamericanos y los demás tendrán que asistir como meros espectadores.
TEMAS RELACIONADOS TRATADOS EN EL POLEMISTA:
China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.
11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/01/el-declive-de-occidente-en-vanguardia.html
2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.
El estado del mundo 2012 (Anuario Akal), y como entender el mundo actual.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/01/el-estado-del-mundo-2012-anuario-akal-y.html
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