No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

miércoles, 28 de marzo de 2012

Europa al borde del abismo de Economistas Aterrados, Más allá del Crash de Santiago Niño-Becerra, y la crisis insondable.

Dos panfletos, y no serán los últimos, pero hay que reconocer que el género da unas inmejorables condiciones para vivir desde su interior las diversas reacciones que genera una crisis que aunque como todas, no lo es, parece interminable.

Los Economistas Aterrados vuelven. Ya comenté en El Polemista en su día su Manifiesto (http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/09/manifiesto-de-economistas-aterrados.html) igualmente editado en Pasos Perdidos-Barataria como este Europa al borde del abismo. Se trata en este caso de cuatro artículos agrupados en este librito introducido por Thomas Coutrot que ya anuncia el tono general para el conjunto:
“Los mercados financieros no son ni eficientes ni racionales y, por consiguiente, es una aberración confiarles la tutela de las políticas económicas de los Estados.” Más claro agua, pero no solo de entelequias vive este libro, Coutrot también propone además de liberar a los Estados de los mercados financieros, la recompra de su deuda soberana por el BCE cuando sea necesaria y trasladar el coste de la recesión a bancos y ricos desarmando la especulación que sigue cebándose con varios países europeos además de instaurar un espíritu cooperativo en Europa capaz de presionar a las políticas neoliberales lideradas por Alemania.
Más de la mitad de este libro está ocupado por el ensayo de Henri Sterdyniak, Crisis de la zona euro: es urgente cambiar Europa. Antes de la crisis el autor apunta a las disparidades entre dos grupos de países con estrategias macroeconómicas insostenibles. El primero de ellos, el Norte, (Alemania, Austria, Países Bajos y Finlandia) a través del neomercantilismo contenían salarios y gastos sociales a fin de acumular superávit. La debilidad consiguiente en la demanda interior de estos países como sus incrementos de competitividad han pesado sobre el crecimiento del conjunto de sus socios europeos.
El segundo, los periféricos, (España, Grecia, Irlanda –no cita a Portugal-) que han gozado de gran crecimiento impulsado por los tipos de interés bajos en comparación con sus tasas de crecimiento, burbujas inmobiliarias y dumping fiscal en Irlanda. La consecuencia ha sido la acumulación de déficit exteriores.
Y estos desequilibrios se han mostrado insostenibles con la crisis, entre otras cosas porque lejos de incrementar el gasto público y dado que la UE no ha desarrollado una política de armonización fiscal, la mayoría de los países europeos han bajado impuestos en una estrategia de competencia fiscal. El resultado ha sido el creciente endeudamiento de las Administraciones Públicas con los particulares que contaban con mayores ingresos para financiarlos y que al mismo tiempo se beneficiaban de las políticas antes mencionadas. Es así como las carencias de la construcción europea y su mala concepción inicial han hecho imposible evitar la ola insolidaria que agrava el problema y que se apoya en tres elementos:
La puesta en práctica de planes de austeridad presupuestaria que conllevará una fuerte caída de la actividad y que ponen en cuestión el modelo social europeo además de pasar por alto que la deuda pública es la consecuencia y no la causa de la crisis financiera, la reforma de la gobernanza de la zona euro que pone en cuestión la autonomía de los países miembros y les obliga a un respeto estricto de reglas sin ninguna lógica económica y que en ningún caso sanciona la política de búsqueda desenfrenada de competitividad de los países del norte de Europa, y por último, la instauración de un mecanismo de solidaridad financiera limitada que incrementa el riesgo de control de las cuentas públicas por los mercados financieros en los años venideros.
En fin, Henri Sterdniak, poniendo distancia entre los economistas por él definidos de derecha e izquierda sentencia en nombre de los Economistas Aterrados: “Nosotros, por nuestra parte, consideramos lo contrario, que las deudas públicas deben seguir siendo activos sin riesgo, débilmente remuneradas pero totalmente garantizadas (por la solidaridad europea y, fundamentalmente, por la posibilidad de emisión de moneda por el BCE), de tal forma que la deuda de ningún país de la zona euro tenga que soportar primas de riesgo más elevadas que la de aquellos países que han conservado su soberanía monetaria, como es el caso de Japón, Estados Unidos o el Reino Unido. Esta es la única vía para mantener la autonomía de las políticas presupuestarias.”
Por último el autor apunta a tres escenarios para la salida de la crisis:
-         Según el escenario de la Comisión todos los países siguen desarrollando políticas presupuestarias restrictivas (recortes) para tranquilizar a los mercados. Tan solo serviría para agravar las circunstancias actuales y en caso de lograr la supervivencia de la zona euro se haría a costa de un largo periodo de recesión y de una degradación de la democracia en Europa. No solo sería peligroso para los pueblos del sur, además lo sería para la construcción europea.
-         Suspensión de pagos de los países del sur y salida de estos del euro. Los mercados se verían incitados a especular contra Italia, Bélgica y Francia que habrían sufrido una fuerte pérdida de competitividad. Rompería la zona euro e iniciaría una carrera de competencia salarial, social y fiscal a la que se añadiría la competencia por los tipos de cambio.
-         Y el tercer escenario, el que los Economistas Aterrados preconizan: “Europa no debe dirigirse hacia la austeridad, sino a revalorizar un modelo específico de sociedad que debe evolucionar hacia un crecimiento sostenible.” Para ello, 10 medidas: 1- Garantizar la recompra de deuda pública por el BCE. 2- Los países de la zona euro deberán garantizar la deuda de los demás Estados de la zona. 3- Bajar los tipos de interés exorbitantes de los bonos emitidos por países con dificultades de financiación desde la crisis. 4- Obligar a sus acreedores y accionistas a asumir las pérdidas de los bancos en quiebra y establecer impuestos a la banca. 5- Establecer en Europa un impuesto excepcional sobre las grandes fortunas. 6- Desarrollar un sistema financiero público que pueda financiar las deudas e inversiones públicas a un interés razonable. 7- Regular la actividad de las agencias de calificación financiera para que dejen de influir de manera arbitraria sobre los tipos de interés en los mercados de bonos. 8- Asegurar una verdadera coordinación de las políticas macroeconómicas en Europa. 9- Reconversión ecológica de la economía europea financiada por los superávit de los países del norte y reducción de los déficit del Sur a través de la subida de impuestos y la no disminución del gasto social. 10- Lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales y aumento de la imposición sobre los ingresos financieros.
Economía y política en la reestructuración de la deuda islandesa es el artículo de Benjamin Coriat y Christopher Lantenois. Tras analizar que las analogías que el caso de Islandia tiene con el irlandés porque en ambos casos la prosperidad creció sobre montañas de deuda a las que ninguno de los dos han podido hacer frente. Igualmente ambos han sufrido las políticas del FMI y de la UE que han convertido las deudas privadas en públicas para así obligar “a los países a pagar los platos rotos de los banqueros”. Sin embargo los autores defienden la diferencia islandesa al hacer pagar a los acreedores el riesgo asumido. Este artículo es de una demagogia asombrosa, y lamento decirlo con tanta rotundidad, pero es que los Economistas Aterrados es la segunda vez que defienden un caso tan lamentable e inaceptable como el de un país que ha decidido estafar a sus acreedores después de vivir a un altísimo nivel el conjunto de su ciudadanía y después manifestarse como irresponsables de las decisiones que sus dirigentes -elegidos por ellos- tomaban. El simple hecho de que Islandia se haya puesto como garante de los depósitos que muchos inversores que van desde pensionistas, ahorradores a entidades financieras de toda índole depositaron en sus bancos y que una vez llegado el desastre se haya escondido en las ventajas de su pequeño tamaño y en un tipo de cambio bajo para no cumplir con sus obligaciones es indefendible en cualquier sistema de crédito que necesariamente se basa en la confianza. Lo peor es que estas tesis han calado en determinadas posiciones populistas de izquierda. Imaginemos tan solo por un momento las consecuencias de una solución similar a la islandesa en el interior de la zona euro.
Dominique Plihon y Nathalie Rey firman, España, doce años de ceguera:
“A España le ha salido caro su puesto de mejor alumno de la Europa neoliberal: su Estado del bienestar va a la zaga de la mayoría de los países de la UE. Entre 1995 y 2005, la parte del PIB español correspondiente al gasto social se redujo (pasando del 23,8% al 21,1%) y se alejó del nivel medio de la zona euro (estable en torno al 29%). El retraso de España es considerable en materia de política familiar y equipamiento escolar. En 2006, el 19,9% de la población española subsistía con una renta inferior al umbral de la pobreza (19,6% en Italia, 12,5% en Alemania y 13,2% en Francia).”
Si bien, entre 1997 y 2005 España fue capaz de generar más de un tercio del empleo creado en Europa, el 90% de este se dividía entre los sectores construcción y servicios, y si el crecimiento fue tan rico en términos de empleo fue porque la productividad del trabajo había disminuido más rápidamente que en el resto de Europa. El proceso de privatización de empresas públicas emprendido en 1993 ha acentuado otra característica del desarrollo español caracterizado por grandes empresas que si bien han tenido gran actividad nacional la han gozado aun mayor a nivel internacional. Este éxito esconde la debilidad del tejido industrial español, en 2009 el país alcanza su nivel más bajo de producción industrial desde 1996.
Al pinchazo de la burbuja inmobiliaria creada al calor de los fenómenos anteriores se suma su crisis bancaria muy vinculada a ella, ya que al ser los bancos españoles esencialmente minoristas resistieron bien la crisis de las subprimes pero tenían sus propios activos tóxicos inmobiliarios. En junio de 2011 el 16% de los activos de los bancos españoles eran de esta naturaleza por no contar el 7,3% de activos en deuda europea (casi toda española). Y si bien la tasa de endeudamiento público español está por debajo de la media de la zona euro, su situación financiera, su alto déficit exterior, y sus debilidades estructurales le han convertido en uno de los socios que más desconfianzas genera.
Este libro está escrito antes de la llegada al poder del Partido Popular, así que viendo las críticas a las reformas laborales y financieras por neoliberales que realizó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no quiero imaginarme que pensarán sus autores de las brutales medidas que está adoptando el de Mariano Rajoy y que como él pronosticó ya le ha costado su primera Huelga General a los tres meses de llegar al poder. La conclusión: “Solo una recuperación coordinada a escala de la Unión Europea, que tenga en cuenta la situación específica de cada país, que financie la reindustrialización de los países del sur y les ayude a iniciar el giro ecológico, permitirá a Europa y a España escapar de la espiral deflacionista que les acecha.”
Cierra el panfleto Dominique Plihon preguntándose si ¿Hay que reestructurar las deudas soberanas europeas? Y responde que dado que las políticas que se están siguiendo son manifiestamente insostenibles e injustas la reestructuración de las deudas es inevitable y deseable. En primer lugar por ser ilegítimas al tener su origen en la crisis financiera y por tanto ser responsabilidades de los agentes que en ellas operan. En segundo lugar la experiencia en el tratamiento de la deuda soberana de los países en desarrollo durante los años 80 demuestra que las políticas de austeridad agravan los problemas, y tercero, la recapitalización con fondos públicos y nacionalización de los bancos afectados por la reestructuración y la intervención del BCE evitarían daños mayores en el sistema financiero europeo.
En suma, proponen financiar parte de la deuda pública por el BCE, “desarmar” a los mercados (calmarlos por su propia naturaleza es imposible), y la transformación de la lógica y el marco de las políticas económicas en la UE para sentar las bases de una nueva Europa, ecológica y verdaderamente solidaria.

En fin, este Europa al borde del abismo es todo un ejercicio de voluntarismo donde abundan los prejuicios –especialmente la maldad intrínseca que se le atribuye a toda forma de capitalismo- y cierto aire populista que propone superar la legalidad a favor de una “justicia superior” de carácter social, pero visto el panorama y la absoluta “tiranía” del discurso dominante también resulta refrescante y estimulador saber que frente a la evidente catástrofe a la que nos han llevado determinadas prácticas favorecidas y alentadas por el neoliberalismo imperante hay propuestas que aportan y argumentan vías necesarias y diferentes. Que al menos tengan visibilidad y sean escuchadas.

Ya han pasado algunos meses desde la publicación de Más allá del Crash de Santiago Niño-Becerra, un libro que ha venido a actualizar su anterior y polémico El crash del 2010 igualmente editado en Los libros del lince y que sin duda enriquecerá la ya interesante colección Los panfletos del lince a través de la cual podemos disfrutar de algunos de sus mejores autores anteriormente editados y que también han aparecido en El Polemista.
El libro se divide en una parte dedicada a una batería de preguntas muy concretas donde el autor en un tono completamente didáctico y al alcance de cualquier público desglosa todos los aspectos de la crisis que plantean dudas. La segunda parte del panfleto servirá para que Niño-Becerra nos responda a ¿donde estamos?, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? y ahora, ¿qué?, la tercer la dedicará a España y por último una muy interesante cronología comentada que hará las delicias de quienes quieran guardar para la historia un documento explicativo de este tiempo que aunque es deseable que pase rápido no debería olvidarse en mucho tiempo.
El autor parte de la premisa de que no estamos ante una recesión, sino ante una crisis sistémica, es decir, el agotamiento del modelo capitalista salido de la II Guerra Mundial basado en consumo a crédito, endeudamiento. Y así se deduce que la culpa de lo que está sucediendo no la tiene “nadie”, simplemente el agotamiento del sistema vigente. Si bien las entidades financieras habrían tenido el papel de “suministrar el combustible a la actividad económica” con una acción de estas “más convencional” la crisis no se hubiera producido pero tampoco se hubiera generado el crecimiento que dio paso a los años de bonanza. Tampoco las agencias internacionales de calificación de riesgos son más responsables que las anteriores, simplemente son parte del sistema. El paro es consecuencia del cambio histórico-tecnológico, y de igual modo, “el boom de estos años detuvo el aumento del paro, pero a costa de endeudamiento.” Y lo peor es que Niño asegura que no volveremos a ver las tasas de empleo anteriores, uno porque la razón del crecimiento económico que se ha producido ha sido el exceso de capacidad productiva que se ha generado, y segundo porque el factor trabajo será cada vez menos necesario en la nueva etapa de ahorro de recursos. Tampoco es viable el reparto del trabajo, al menos en España. Así que ya podemos olvidarnos, advierte el autor, de los niveles de bienestar social disfrutados.
Como casi todos los economistas en estos días Santiago Niño-Becerra sufrirá la velocidad de los acontecimientos, porque atribuye a los rescates financieros de países de la zona euro algunas virtudes como la salvación del sistema bancario europeo que todavía queda por ver, aunque ya advierte que para lo que no servirán es para el crecimiento de los rescatados. Y es que este libro es un auténtico desafío a su tiempo aunque probablemente cuando pueda leerse con perspectiva histórica se podrá valorar su grado de acierto.
Y ojo, le ve algún mejor futuro a Japón por el equipamiento de su economía y su financiación interior, pero con EEUU no lo tiene tan claro y con Europa mucho menos.
También anuncia un nuevo sistema político que superará la democracia actual aunque no dice cual, y después de la crisis su previsión es esta: “Caída en el estándar de vida, exceso demográfico, escasez de recursos, no son elementos propios de un decorado expansivo, sino que definen un universo de estancamiento y empobrecimiento excepto para una exigua minoría de profesionales y técnicos verdaderamente necesarios.”
La lista de propuestas que ofrece el autor es larga aunque muchas de ellas caen en la generalidad más absoluta cuando no en el voluntarismo impracticable (algunas de las medidas hablan de impuestos idénticos a nivel planetario), pero del conjunto se deduce una profundísima revisión del modo de relación económica vigente.
Antes de la utilísima cronología comentada dedica unas páginas a España. Y no se hagan ilusiones, llegados a este punto era previsible que no lo tenemos nada bien:
“España, productivamente, tiene una estructura anticuada y genera un relativamente bajo valor añadido, y depende del exterior para colocar su producción y sus servicios, y del crédito para producir y consumir.”
Para mayor preocupación el autor analiza con escepticismo los compromisos de reducción de déficit a los que llegó el gobierno anterior (-2,1% para 2014), así que es imaginable lo que opina del compromiso actual. Aun así daría igual: “Pero los que consigan los compromisos de cumplimiento de los saldos públicos no ayuda en nada porque, aunque no se gaste, tampoco se ingresará debido a la caída de la actividad, y como las necesidades sociales crecerán, la pobreza irá aumentando y el desempleo creciendo, lo que realimentará el círculo de decrecimiento y postración.”

En definitiva, Más allá del Crash es una visión alternativa y original, muy diferente de las propuestas al uso de economistas conservadores o progresistas, pero en su virtud, que lo hace un libro divertido y sencillo está el abuso de la generalidad, la consideración de la historia como una sucesión lineal y no como un sistema de avance y retroceso mucho más complejo que el que Santiago Niño-Becerra presenta en este texto. De todas formas, si quieren guardar un recuerdo de cómo se respira en estos días, este panfleto es ideal, y además bien editado, Los libros del lince son un referente al respecto.



TEMAS RELACIONADOS TRATADOS EN EL POLEMISTA:


Manifiesto de economistas aterrados (VVAA), Las voces del 15M (VVAA), y el otoño indignado.



Los españoles ante el cambio de José Ignacio Wert, y la transformación de lo mediático en poder.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/02/los-espanoles-ante-el-cambio-de-jose.html


El gentil monstruo de Bruselas de Hans Magnus Enzensberger, y la deriva europea.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/02/el-gentil-monstruo-de-bruselas-de-hans.html


http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/01/el-declive-de-occidente-en-vanguardia.html


El estado del mundo 2012 (Anuario Akal), y como entender el mundo actual.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/01/el-estado-del-mundo-2012-anuario-akal-y.html


La próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.



EN EL POLEMISTA HASTA 2012. (ÍNDICE COMPLETO 2011)






1 comentario:

  1. También en EL POLEMISTA:

    !Acabad ya con esta crisis! de Paul Krugman, y, una propuesta para ello.

    http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/05/acabad-ya-con-esta-crisis-de-paul.html

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