No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 28 de marzo de 2016

China, la nueva ruta de la seda en Vanguardia Dossier (nº60), y, ¿la expansión china imparable?


Hace unos días trataba El Polemista Negociando con China de Henry M. Paulson http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/03/negociando-con-china-de-henry-m-paulson.html , el que fuera Secretario del Tesoro norteamericano y Presidente de Goldman Sachs, un libro que analiza la evolución del gigante chino y conviene recordar del mismo una frase: “A pesar de los éxitos de China y de los miedos de muchos ciudadanos de Estados Unidos, el país asiático no es una máquina imparable que ha inventado un modelo económico mejor que el nuestro y acabará dominando pronto el mundo. Más bien al contrario. Su sistema económico necesita una importante remodelación y tiene escasos imitadores. Su sistema político no tiene ninguno. Exagerar la fortaleza de China es tan arriesgado como infravalorar su potencial.”
China la nueva ruta de la seda se sitúa en la reivindicación que el presidente chino Xi Jimping hiciera en 2013 de la originaria del siglo II a.C que recorriera las regiones de Asia Central refiriéndose a la nueva ruta que abarca 60 países y combina una ruta terrestre y una vía marítima que conecta China con Europa a través de Asia Sur-Oriental, Asia Central y Oriente Medio en la que se encuentran el 75% de las reservas de energía conocidas, genera un 55% de la riqueza del mundo y afecta al 70% de la población mundial. En realidad este monográfico de Vanguardia Dossier extiende el análisis al lugar de China en el mundo y su previsible expansión, no olvidemos que es la primera potencia comercial del mundo.
Nicola Casarini apunta a las próximas tres décadas para la realización del proyecto con fin en 2049 en el centenario de la fundación de la República Popular China, pero apunta que supone el abandono del enfoque tradicional sostenido por Deng Xiaoping que tenía por estrategia un perfil bajo en la política exterior centrándose en la construcción de una economía nacional.
La iniciativa de la que hablamos One Belt, One Road, OBOR (Una Franja, Una Ruta), algunos analistas  dada su magnitud lo han visto como un plan Marshall del siglo XXI aunque los chinos no aceptan la comparación por ver su plan como una “cooperación abierta” sin condiciones políticas. Casarini apunta las diferentes posiciones estratégicas del asunto, desde las imprescindibles para ello de Pakistán e Irán, como las más complicadas de Rusia que ha estado promoviendo sus propios planes para la Unión Económica Euroasiática (UEE) en lo que sigue considerando su “patio trasero” y de momento el único proyecto que vincula a OBOR y UEE es la construcción de la vía férrea de alta velocidad entre Moscú y Beijing.
“Mientras el crecimiento impulsado por infraestructuras ha funcionado bien en China hasta ahora, dado el control ejercido por el partido comunista, queda por ver si este será el caso en el extranjero, sobre todo en algunas zonas de Eurasia, donde la inestabilidad, los conflictos y la corrupción también podrán interferir en los planes chinos”, sin embargo, “ampliará su influencia económica y política en Eurasia, además de quedar en gran medida a salvo de la intromisión de Estados Unidos, cuyas fuerzas navales dominan las rutas marítimas globales.”
Desde el golfo Pérsico y el golfo de Arabia están las rutas marítimas por las que circula la seguridad energética de China, Arabia Saudí es su primer proveedor de petróleo e Irán tiene a los chinos como mejor cliente para el suyo; para ellos que el petróleo fluya sin conflictos es prioritario como lo es también seguir siendo vista como potencia imparcial y llevarse bien con todos.
Como pieza clave en el enlace entre los mercados de Europa, Oriente Medio y los Balcanes además de un excelente puerto de entrada a la Unión Europea China tiene los ojos puestos en el puerto griego de El Pireo.
Termina Casarini: “Si continúan las tendencias actuales, no será una sorpresa que en el año 2049 –cuando se supone que la franja y la ruta se realicen plenamente- todos los caminos conducirán a Beijing”: el autor no oculta su entusiasmo.
Emmanuel Lincot analiza los desafíos de las rutas, donde plantea que OBOR es un síntoma de la necesidad de competir con los EEUU y parte de la respuesta a las presiones estratégicas y arancelarias de estos: “Beijing desea conferir a Asia Central el papel de punto de encuentro entre China y la Unión Europea, su primer socio comercial. Asia Central, de forma muy significativa, sigue siendo para la diplomacia china uno de sus laboratorios privilegiados.”
También el terrorismo tiene su papel, no solo por la influencia que los Estados del Golfo ejercen sobre los uigures del Xinjiang musulmán –la mayor amenaza de esta naturaleza para China- sino porque la ayuda a Pakistán y a Afganistán tiene un peso importante en esta estrategia.
Lincot alerta del desafío que para los proyectos de la ruta de la seda supone India, situado geográfica y estratégicamente en el centro de las vías marítimas chinas a Oriente Medio y África, donde los chinos han establecido zonas económicas especiales enteramente financiadas y protegidas, y ello demuestra su importancia, con la base militar de Yibuti destinada a garantizar la seguridad de las vías de tránsito en la región del Cuerno de África y las que a través de Bab el Mandeb conectan el golfo de Omán a Suez y luego al Mediterráneo.
“A diferencia del caso de África, el gobierno chino añade actuaciones de cooperación en tecnologías espaciales y aeronáuticas, sobre todo en Brasil. En el sector agrícola, Beijing procura diversificar sus socios. Brasil figura como primer punto en el terreno de la exportación de soja. Pero se trata también de desarrollar su política de suministro de hidrocarburos en relación con Venezuela, de recursos mineros en relación con Chile, de aumentar su patrimonio agrícola con Argentina.” También en América Central se esfuerza por atraer a sus élites, Rafael Correa, ya saliente, es un ejemplo de ello.
Y es que China quiere ser fuerte en el plano económico tanto como seductora en lo cultural como armoniosa en lo social en lo que intentan transmitir como un diálogo transfronterizo.
Hasta ahora el tono del monográfico es claramente favorable a las pretensiones Chinas, así que al lector a estas alturas no le sorprenderá encontrar textos como ¿El nuevo Gran Juego? de Simon Shen desde la Universidad China de Hong Kong (actualizado una y otra vez desde 2010); se refiere en el título a la batalla librada entre el Reino Unido y Rusia en Asia Central en el siglo XIX y que hoy librarían EEUU, Rusia, China y en menor medida India y Japón; y es que el texto advierte de la utilización de la democracia liberal por parte de los norteamericanos para defender sus intereses nacionales en otros países. Y a ello el autor contrapone la “democracia soberana” de Rusia que no es más que un remix –esto lo aporto yo- de nacionalismo ruso y control de su patio trasero, o la “bondad” china del “Estado responsable” que evita confrontación y busca subrayar la “búsqueda de un mundo armonioso”, y es que “Beijing enfatiza los intereses económicos con un lenguaje dirigido a resaltar el bienestar universal que se percibe como un gesto de no intervención en la política interna de los países de Asia Central.” Este texto es de difícil aceptación sin advertencia previa de su carácter propagandístico, máxime en un contexto preparado para ello.
Más interesante es el artículo de Barthélémy Courmont que analiza el auge de la capacidad naval china y que advierte de su actitud contradictoria con su supuesta voluntad de poner fin a las disputas marítimas territoriales con varios de sus vecinos, especialmente en el mar de China Meridional con Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunéi y Vietnam, aunque también apunta a que EEUU señala como esenciales en la geopolítica naval china puertos como Gwadar en Pakistán, Chittagong en Bangladesh y otros en Myanmar, Camboya o Tailandia.
Y es que en efecto, la relación con sus vecinos es un gran problema para los chinos.
El riesgo del terrorismo es el asunto que trata Mathieu Duchâtel: y es que aunque el temido hundimiento de las estructuras estatales de algunos países de Asia Central no se ha producido, la presencia del ISIS está latente, pero el centro de gravedad de la política exterior china cabe recordar que “se encuentra en Asia oriental, y se caracteriza por una rivalidad estratégica con EEUU. Todos los principales socios comerciales de China se encuentran en su contorno marítimo: Japón, Corea del Sur, Taiwan y la ASEAN, sin contar con Hong Kong, que sigue siendo, a pesar de su relativo debilitamiento, una puerta de entrada comercial a China continental. Rusia queda en la décima posición, en cuanto a los países de Asia Central, son relegados a una división inferior. Por tanto, los flujos de inversión directa en Asia oriental son los más densos. Por último, también en Asia oriental se concentran todas las prioridades de seguridad nacional de Beijing, entre ellos los tres temas principales de soberanía territorial –Taiwan, el mar de China oriental, el mar de China meridional- además de la península de Corea.”
Es en este contexto en el que el proyecto de integración eurasiática pretende reducir la dependencia del conjunto de la política exterior de China de la evolución de Asia oriental; pero para llevarlo a cabo será necesario invertir en países como Pakistán donde a pesar de los grandes riesgos Beijing sigue impulsando las inversiones o Afganistán donde la presencia de chinos se ha reducido a la mínima expresión por problemas derivados de la seguridad.
La perspectiva norteamericana la tratan en este China la nueva ruta de la seda de Vanguardia Dossier David A. Parker y Daniel G. Sofio desde el más absoluto escepticismo y desconfianza, no solo en su posible realización, también en la capacidad de China de llevarlas a acabo incluido su falta de experiencia, y alegan que aunque EEUU no necesita competir con este tipo de iniciativas que se encontrarán con innumerables problemas, hay riesgos paralelos a ella que deben ser tomados en cuenta por Washington.
No podía dejar de tratarse la visión rusa, lo hace Alexander Gabuev, mucho más optimista, cree que será importante para la competencia china en su área de influencia con la iniciativa estadounidense además de contribuir a la necesidad de salida de capacidad de fuerza y trabajo disponibles, se une a ello la capacidad económica del proyecto ahora que el modelo anterior chino languidece, y para ello Rusia “desempeñaría un papel de proveedor de seguridad utilizando bases militares existentes en Kirguistán y Tayikistán, así como la Organización del Tratado Colectivo de Defensa, mientras que China será el principal inversor y socio comercial de todos los stáns. Así Moscú y Beijing pueden trabajar juntos para estabilizar sus vecinos comunes y defenderse de lo que se percibe como la influencia occidental hostil.”
Vladimir Putin ha logrado que no haya análisis posible sobre Rusia que no incluya la Defensa lo que en contra de lo que los suyos creen, tiene caducidad y es un síntoma de evidente debilidad y decadencia.
Le toca a Europa de mano de Philippe Le Corre que pone el énfasis en la coyuntura actual, quizá demasiado para un proyecto tan a largo plazo, y no deja de recordar muy acertadamente que OBOR podría entrar en competencia con proyectos estadounidenses como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica conocido como TTP y que sigue en fase de negociación con los europeos con diversas polémicas.
Las inversiones de la ruta en el mundo árabe de I-wei Jennifer Chang se centra en el interés de los líderes de Oriente Medio en la ruta terrestre y la vía marítima de la seda procurando intensificar los vínculos económicos. Los mayores proyectos estratégicos que ha realizado China en la región se hallan en Iraq y Arabia Saudí, como también aunque menos en Emiratos Árabes Unidos y Egipto, y aunque fundamentalmente han sido en materia energética, el sector del transporte, el inmobiliario y el metalúrgico tienen un peso importante.
“El One Belt, One Road chino llega para sintetizar la visión global de China y ha definido su estrategia regional en Oriente Medio. Los recursos energéticos de la región seguirán siendo cruciales para el desarrollo industrial de China. Además, la elevada demanda en materia de infraestructuras proporciona un segmento de mercado para que China exporte su exceso de capacidad en acero, aluminio y otros productos…”
Y termina poniendo el acento en el papel que podría cumplir en países pobres como Egipto en su reactivación económica.
África en la estrategia de la nueva ruta de Yun Sun confirma la buena acogida por parte de los líderes africanos del proyecto a pesar de la falta de importancia oficial que los chinos le han dado, el autor lo vincula a la imagen negativa asociada al gran papel desempeñado por los recursos naturales africanos en las relaciones económicas entre China y África. No obstante, los chinos tratarían que su dinamismo en tecnologías y capitales enlazaran con los recursos naturales y mano de obra africanas, transfiriendo sus industrias de trabajo intensivo y exportaciones en declive desarrollarían sistemas industriales propios en el continente africano, y aunque menos de lo que el tema merece, Yun Sun después de afirmar los esfuerzos chinos para la paz, recuerda que la presencia militar china es una inevitable consecuencia.
A estas alturas el lector ya habrá disfrutado de un sinfín de mapas, gráficos y secciones que aportan un extra de información, en ocasiones y en temas como este imprescindibles y que son marca de Vanguardia Dossier.
Xu Shicheng respecto a América Latina y Caribe reclama la extensión del OBOR a la región y pone el énfasis en la declaración de cooperación que durante la gira sudamericana de Xi Jimping se emitió con Brasil y Perú  para la construcción de una línea de ferrocarril para conectar la costa del Pacífico con la del Atlántico entre otros, aunque el autor no cita los cambios políticos de enorme trascendencia que se están produciendo en la región y que no benefician en absoluto las expectativas chinas al contrario de lo que sucede con las norteamericanas.
Necesariamente Xulio Ríos trata la relación de España con la ruta de la seda: más allá de proyectos experimentales como la red ferroviaria Madrid-Yiwu ensayada en 2014 que es la más larga del mundo (13.000 kilómetros) de más que dudosa viabilidad, España habría pedido una revisión de los mapas históricos de la ruta para que acabaran más allá de Venecia en Valencia como apuesta turística, pero otros aspectos como la conexión que la situación geográfica española ofrece entre países europeos, de Oriente Medio y de África podrían tener mayor repercusión. El autor en su devoción habitual por China reclama potenciar vínculos y recuerda que China es el primer país asiático para las exportaciones españolas, además del tercer proveedor de España.

En un mundo en plena transición un proyecto tan a largo plazo como One Belt, One Road, OBOR (Una Franja, Una Ruta), realizado por una potencia de la que hay tantas dudas lógicas sobre su capacidad real y con una trascendencia a nivel mundial tan importante, creerlo viable sería tan absurdo como no ver que en realidad hablamos de un cambio histórico en una China que se proyecta hacia fuera y sale de un ensimismamiento que es más una norma en su historia que una práctica habitual.
En la reseña de Negociando con China de Henry M. Paulson http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/03/negociando-con-china-de-henry-m-paulson.html con afán provocador preguntaba si “el gigante se tambalea” para expresar que la posición de China en el mundo está sobredimensionada y pienso que sus intentos de expansión no tardarán en encontrarse con su papel de potencia regional y su necesidad de centrarse en Asia  Meridional y Oriental no impedirán que proyectos incluidos en OBOR se lleven a cabo, pero no como un todo, sino como acciones determinadas marcadas por intereses concretos.

China ha aparecido numerosas veces en diferentes reseñas en El Polemista, también Vanguardia Dossier (incluidos sus números dedicados a China en 2011 (http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/07/china-poder-y-fragilidad-en-vanguardia_01.html ) o a Corea (http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/03/corea-del-sur-el-pequeno-gigante-en.html ), otras en el índice hasta el inicio de 2016 : http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/12/indice-completo-de-el-polemista-hasta.html




martes, 15 de marzo de 2016

La desfachatez intelectual de Ignacio Sánchez-Cuenca, y, la rebelión de los politólogos (de algunos).


Sánchez Cuenca realiza toda una traslación de lo que ha sido la deriva política del populismo a la élite intelectual: desde la “caducidad” de su legitimidad (con numerosas menciones a la Transición) a su carácter de “casta”, lo curioso es que aquí no hay “anti tecnicismo” puesto que él como politólogo se arroga la posesión de la cualificación para opinar; y no, la actualidad política no es ciencia política, es también realidad que se puede abordar desde diferentes puntos de vista, también los del literato, el filósofo, el historiador… o cualquiera que crea tener opinión formada y argumentada al respecto. Los politólogos, soy uno más, hemos perdido últimamente cierto sentido de la orientación, y si bien es cierto que nuestro campo de estudio es la Ciencia Política, fuera del ámbito puramente científico queda una parte esencial de la acción política que no es patrimonio de nadie.
Ignacio Sánchez-Cuenca en este La desfachatez intelectual (Ed.Catarata) tira la piedra y esconde la mano, ya se apresura a desmarcarse de otros ejercicios inquisitoriales como el de Gregorio Morán en “El cura y los mandarines”, pero en realidad ha seleccionado a quienes debía “desautorizar” intelectualmente y anteponiendo la crítica ha buscado argumentos para exponerla, en algunos casos como el de Fernando Savater llegando a contextualizar toda su obra con sus ciertamente impropios del sentido común argumentos para la defensa de la tauromaquia.
Antonio Muñoz Molina, Jon Juaristi, Vargas Llosa, Fernando Savater, Félix de Azúa, Javier Cercas, Arturo Pérez Reverte, Amando de Miguel, los economistas César Molinas o Luis Garicano… serían según el autor decadencia fruto de lo que en su día José Luis López Aranguren llamó “el intelectual colectivo” del postfranquismo y ejercerían un “machismo discursivo” utilizando el concepto de Diego Gambetta que les serviría para disfrazar ocurrencias y argumentos poco informados y mal construidos; y es que estos autores han interpretado el reconocimiento a su obra como una carta de impunidad y la utilizan sin el menor recato, especialmente los que tomaron relevancia en los años posteriores al franquismo, mientras la sociedad española ha cambiado estos no lo han hecho nada y sus respectivas formaciones no serían comparables a las de las nuevas generaciones. Constantemente Sánchez-Cuenca cae en estos argumentos temerarios buscados ad hoc.  Pero hay un fondo ideológico en la crítica muy evidente que pone en cuestión la censura científica del autor:
“La llegada de la crisis en 2008 sirvió para hacer más visible la decadencia de las “grandes firmas”. Sus temas favoritos suelen girar siempre en torno al nacionalismo y el ser de España, verdaderas obsesiones patrias: España como problema, el futuro de la nación española, un proyecto para España, España ante sus desafíos territoriales, España ante Europa, los fantasmas del pasado de España, el reto de España ante un mundo global y así sucesivamente. Por eso, cuando la crisis comienza a hacer estragos y aumentan la desigualdad y la injusticia social, apenas tienen nada que decir. No conectan con los problemas cotidianos de la crisis: los desahucios, la emigración de los jóvenes, la pobreza energética, los recortes sociales, la congelación de las ayudas a la dependencia, el paro de larga duración, las ayudas a los bancos, las políticas de austeridad…, nada de esto despierta su interés.”
Dividido en tres capítulos más conclusiones e índices, La desfachatez intelectual dedica el primero a denunciar la incapacidad de estos intelectuales para analizar las relaciones causales entre fenómenos sociales, políticos y económicos aunque lucen más que ninguno a la hora de denunciar o defender ciertos valores gracias a su capacidad dialéctica.
“Lo más frecuente es que el académico metido en los medios evolucione hacia la nada intelectual : un estilo pulido y sugerente, una exposición organizada, una defensa de lugares comunes y tesis que no desentonen ni chirríen en el establishment, en fin, el mejor método para garantizar que no dejen de llegar invitaciones a los más variados actos y proyectos.”
Y así denuncia como el moralismo del escritor en estos casos se construye sobre la desesperación que sufre ante su país y sus conciudadanos, hasta aquí nada nuevo bajo la mirada del intelectual a lo largo de la historia, pero Ignacio Sánchez-Cuenca necesita añadirle su dosis de “populismo” anti intelectual: “ y sus conciudadanos que viven aborregados e imposibilitan con sus actitudes y vicios el progreso de la nación”: tiene su parte de razón obviamente el autor, pero quizá una vez pasado el ruido que está generando La desfachatez intelectual se dé cuenta de que él, en dirección contraria, ha realizado un ejercicio similar al que denuncia.
El resto del libro es un trabajo de disección de las barbaridades y exabruptos de sus víctimas: ensayistas, pensadores, periodistas y académicos, ahora tratados de manera más general y con especial acento en temas como el terrorismo y nacionalismo sufren la lupa del autor; sorprende casos como el de Fernando Savater, quizá se trate de alguna fobia no diagnosticada del autor: “¿Para llegar a un rancio españolismo era preciso pasar por todos los colores posibles del espectro ideológico?”
Siendo politólogo Sánchez-Cuenca debería entender mejor la diferencia entre un jacobino que otorga al Estado la potestad de garantizar el marco en el que se desenvuelven ciudadanos libres e iguales y el nacionalista que atribuye a un hecho casual como la procedencia cualidades sobrenaturales o espirituales, justo de ello fundamentalmente trata ¡No te prives! Defensa de la ciudadanía en su día tratado aquí en El Polemista: http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/12/no-te-prives-defensa-de-la-ciudadania.html
En su feroz ataque a los argumentos contra ETA y el nacionalismo de estos intelectuales el autor, consciente del exceso, necesita a lo largo del texto justificar su postura democrática, tanto, que sorprenderá al lector, entre otras cosas porque las reflexiones políticas que realiza en ocasiones tienen un alto interés y hubieran sido mucho más útiles como afirmaciones y no como objetos arrojadizos buscados para la ocasión.
 “…la descarada derechización de tantos y tantos intelectuales que en su juventud defendieron consignas revolucionarias y anticapitalistas y hoy han recalado en un conservadurismo escéptico y refunfuñador. Sin entrar a realizar juicios de valor sobre dicha evolución, sí parece legítimo plantear algunas dudas sobre el tipo de coherencia intelectual que demuestra que quien en los setenta era todavía revolucionario, o partidario de la violencia, en los ochenta se hizo socialdemócrata, en los noventa, liberal, y más recientemente, conservador. Teniendo en cuenta que dichos cambios se producen siempre de acuerdo con el espíritu de los tiempos, a favor de la corriente dominante y en manada, cabe preguntarse por la seriedad y consistencia de los posicionamientos políticos de nuestras figuras públicas.”
El tercer capítulo, La crisis: merecíamos algo mejor, comienza con escritores y acaba con los economistas antes citados, pero sin duda lo que más sorprenderá al lector es el ataque furibundo contra Antonio Múñoz Molina y su Todo lo que era sólido; de estilo negro, moralismo, sermón laico, victimismo, autoconmiseración, doliente, prosa quejumbrosa… ya lo había dicho en el prólogo en un tono un poco más sensato: “El autor defiende tesis que, despojadas de su buen estilo literario, no pueden ser tomadas seriamente(...)Por muy bien que escriba el autor referido, algo muy profundo falla en nuestra esfera pública cuando se lanzan elogios sin fin a un libro que defiende una tesis tan extravagante."
El análisis de los economistas Garicano, Molinas, incluso algún bofetón perdido cae a otros como José Carlos Díez el lector se hará una idea de en qué consiste que los rebate posicionándolos en el “provincianismo intelectual”, todo ello, una vez más, en una enmienda a la totalidad del ideario ajeno basado en la meticulosa aportación de “pruebas” que hacen la culpabilidad indiscutible.
“Anticuado resulta el estilo de nuestras élites intelectuales, que sigue siendo retórico y alambicado; su enfoque, castizo y literario; y sus opiniones, demasiado personalistas e insuficientemente analíticas. Aunque sea forzar un poco la analogía, padecemos una cierta “cultura de amiguetes”, en la que unos figurones con egos inflados se han convertido, con la complicidad inestimable de los medios de comunicación, en “referentes” de nuestro debate colectivo (…)Frente al individualismo extremo del literato y ensayista que participa en el debate público con una voz propia y fácilmente reconocible, cabe oponer la visión “comunitaria” del conocimiento y la verdad propia de la ciencia(…) Frente a los figurones de siempre, con su ego hinchado y su opinión tajante e idiosincrásica, van surgiendo aquí y allá autores mejor preparados y más especializados…”
Ahora quizá entiendan mi inicio de reseña, anti-elitismo, anti-intelectualismo inverso, apelación a una mayoría científica inconclusa y sin delimitación… puro populismo intelectual.
La edición de Catarata, discreta, incluye el imprescindible índice onomástico.

La desfachatez intelectual podía haber sido una denuncia de nuestra intelectualidad mucho más eficaz y certera si no hubiera sido la motivación ideológica su finalidad, el propio Ignacio Sánchez-Cuenca desvirtúa su trabajo convirtiéndolo en un arma arrojadiza y pierde una excelente oportunidad, porque por otra parte el lector se va a encontrar con una lógica interna en el texto y en el planteamiento que hubieran dado para mucho más; quizá, esa virulencia innecesaria, inexplicable en algunos casos, tenga también su explicación en quien no ha cumplido expectativas.
Como era de esperar La desfachatez intelectual ya ha recibido alguna respuesta de los afectados y habrá más, desgraciadamente este libro además de dañar el prestigio científico de Ignacio Sánchez-Cuenca va a servir para generar mayor crispación y debates estériles, la respuesta de Jon Juaristi en ABC da buena prueba de ello: http://www.abc.es/opinion/abci-escudos-201603140333_noticia.html

Por cierto, de este último podrán encontrar en El Polemista Historia mínima del País Vasco http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/04/historia-minima-del-pais-vasco-de-jon.html y otros libros relacionados con los temas con esta reseña en el índice http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/12/indice-completo-de-el-polemista-hasta.html









martes, 8 de marzo de 2016

Negociando con China de Henry M. Paulson, JR, y, ¿el gigante se tambalea?


Un presidente de Goldman Sachs desde 1999 a 2006 y Secretario del Tesoro de Estados Unidos (2006-2009) bajo el mandato de George Bush hijo como Henry Paulson que ha estado tanto en su calidad de banquero como de político negociando con China durante dos décadas y media mientras esta evolucionaba a lo que hoy es, tiene muchas cosas que contar, aunque es probable que este libro escrito hoy tuviera elementos diferentes.
Negociando con China (Ed. Deusto) comienza situándose en la China de 1997 una semana después de la muerte de Deng Xiaoping: “Deng había sido el arquitecto de los extraordinarios cambios que vivía China. Con sentido común, fuerza de voluntad e implacable pragmatismo, había liberado el país de sus cadenas ideológicas y concebido una marca única de «socialismo con características chinas», introducido los principios del mercado y fomentado la empresa individual en la economía, empezando con la agricultura y continuando con la industria y el sector financiero. Los resultados de sus iniciativas de “Reforma y Apertura” iniciadas en 1978, habían sido espectaculares como mínimo. Después del caos político y económico de los últimos años de Mao, el producto interior bruto de China había ascendido con incrementos anuales medios de casi dos dígitos durante dos décadas, sacando de la pobreza a centenares de millones de personas. Abundaban los alimentos básicos, antes escasos.”
Mientras Jiang Zemin tranquilizaba anunciando continuidad en esa línea también había elementos ortodoxos del Partido Comunista Chino que se oponían a que el país abandonara el marxismo o que los trastornos causados por los cambios pudieran desestabilizar la nación, ello a punto de la devolución de Hong Kong para lo que Deng había concebido la fórmula de “un país, dos sistemas”.
Es importante el contexto que señala el autor porque Deng Xiaoping había liderado el periodo histórico conocido como “segunda generación” y que además de la introducción del capitalismo había supuesto la conservación del mando político-militar unido con episodios de gran represión como en 1989 en la plaza de Tiananmen y la “tercera generación” liderada por Jiang Zemin separarán claramente el mando político del militar avanzando en las reformas.
Después vendría el periodo por ellos llamado del “desarrollo científico” liderado por Hu Jintao en que China adelantará a Japón como segunda economía mundial y ahora estamos en el tiempo de Xi Jimping en un momento clave que alcanzará su punto álgido en 2017 cuando cinco delos siete miembros del Comité Permanente del Buró Político deban retirarse debido a su edad en un contexto de incertidumbre económica lo que garantiza una nueva época.
Me permito de momento, aviso al lector, hacer más incidencia en la cuestión política y de actualidad  China interpretada por mí que en el ámbito de los negocios en lo que más incide Henry Paulson, máxime porque aunque el autor avisa, la posición del gigante asiático hoy parece mucho más desfavorable que el año pasado cuando se edita el libro “A pesar de los éxitos de China y de los miedos de muchos ciudadanos de Estados Unidos, el país asiático no es una máquina imparable que ha inventado un modelo económico mejor que el nuestro y acabará dominando pronto el mundo. Más bien al contrario. Su sistema económico necesita una importante remodelación y tiene escasos imitadores. Su sistema político no tiene ninguno. Exagerar la fortaleza de China es tan arriesgado como infravalorar su potencial”
Y es que la evolución del yuan, la fuga de capitales y una deuda que empieza a recordar lo que hemos vivido en Occidente estos años atrás que sufre China comienzan a ser elementos  que plantean serias dudas sobre si se pudiera estar a puertas de una crisis de gran importancia que frenara la que parecía una imparable evolución y parece evidente que del éxito de su imprescindible reconversión industrial dependerá la futura prosperidad.
Henry Paulson en este Negociando con China aborda otra cuestión importante, siempre desde una visión estadounidense de la que ya indica “Una encuesta llevada a cabo por Pew Research Global Attitudes Project publicada a mediados de 2013 mostraba que la aprobación de los norteamericanos con respecto a China había caído catorce puntos en dos años, quedando en un 37 por ciento. La actitud negativa de los chinos respecto a Estados Unidos había aumentado, en cambio, hasta el 53 por ciento, un incremento de siete puntos. Los políticos de ambos países jugaron con estos sentimientos negativos. Las andanadas contra China se convirtieron en una herramienta popular de campaña en Estados Unidos. Los nacionalistas chinos instaron a Pekín a desafiar el orden regional asiático dominado por Estados Unidos. La necesidad de cooperar se transformó en ambos bandos en confrontación(…)China desconfía de las bases militares y las alianzas que Estados Unidos mantiene en su periferia, y no le gusta en absoluto el hecho de que barcos y aviones operen y lleven a cabo labores de vigilancia en la zona. Teniendo todo esto en cuenta, los norteamericanos no deberían llevarse a engaño y pensar que en la próxima década no sólo nos enfrentaremos a una China más asertiva y nacionalista, sino también más potente y capaz, con una armada mucho mayor y más moderna, con armamento avanzado, con una sofisticada capacidad para la guerra cibernética y con la intención de hacer sentir su presencia en Asia y más allá.”
Introduzco esta cita larga porque en la actualidad China realiza la mayor reorganización de sus fuerzas armadas desde 1950 para “ganar guerras” en palabras del propio Xi Jimping, lo cual no solo es un motivo y consecuencia de la intensificación de las demandas territoriales y la escalada armamentística que sufre la región Asia-Pacífico, la presencia de intereses chinos a proteger en todo el mundo o la amenaza terrorista proveniente del oeste chino, también es un intento de Xi Jimping de centralizar más todas las estructuras, también la militar, bajo su tutela.
Ahora sí, el aspecto de los negocios es esencial en este libro, las indicaciones van desde lo puramente práctico, “en China, los mensajes se emiten de maneras que no son siempre directas, ni mucho menos; y, por lo tanto, es imprescindible saber leer e interpretar los signos”, o lo económico “llevan tiempo ansiosos por incrementar su participación e influencia en los bancos tradicionales de desarrollo, pero los actuales accionistas se han mostrado reacios a disminuir su participación. Estados Unidos debería liderar la ayuda para que las instituciones del sistema internacional se adapten a la llegada de nuevos actores como China y conservar la estabilidad que el mundo da por supuesta”, y dos cuestiones a las que el autor da mucha importancia, la preocupación a nivel de seguridad nacional por su capacidad para llevar a cabo la guerra cibernética y el del robo de secretos de empresas norteamericanas afirmando que absolutamente todos los consejeros delegados de empresas estadounidenses que conoce le han hablado de algún que otro intento —a veces exitoso— de origen chino de entrar en el sistema informático de sus firmas. “¿Y qué pasa con las quejas que los norteamericanos tienen con respecto a China? Algunas, como las acusaciones de robo de propiedad intelectual, son legítimas, y deberíamos mostrarnos firmes y decididos en cuanto a buscar una solución. Otros temas, como la pérdida de puestos de trabajo y la gran cantidad de nuestra deuda que está en manos chinas, son complicados, a menudo están distorsionados y se basan, en parte, en cálculos erróneos o en conceptos básicos de economía malentendidos.”
Una advertencia final:
“Pekín ha funcionado muy bien en un sistema económico y de gobernanza global que en gran parte configuró Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Pero no deberíamos hacernos ilusiones y pensar que China se limitará a aceptar eternamente este sistema con la forma que actualmente tiene. De hecho, China ha estado probando alternativas. Un ejemplo de ello es el notorio lanzamiento del New Development Bank por parte de China y los cuatro restantes países del grupo conocido como BRICS, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica.”

En fin, China es evidentemente un foco de atención a todos los niveles, en los últimos años oscila ello entre la admiración y el temor y en mi opinión este segundo unido a la preocupación por la evolución de uno de los países claves en las exportaciones mundiales serán determinantes; y habrá momentos de grave tensión militar, especialmente con sus vecinos, y ello que al mismo tiempo que China necesita sacar músculo militar también requiere un contexto favorable para continuar con su preponderancia asiática.


En el índice de El Polemista encontrarán diversas reseñas sobre China o relacionados: http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/12/indice-completo-de-el-polemista-hasta.html





miércoles, 17 de febrero de 2016

Borrados de Omer Bartov, y, ocultar la historia no la cambia.


El especialista israelí Omer Bartov tiene en este Borrados (Ed. Malpaso) su primera publicación en español, y se agradece; se trata de un escalofriante viaje a la memoria del Holocausto a través de lo que además es una biografía familiar pero en ningún caso despojada de rigor histórico.
Antes de entrar en reseña quiero recordar que el mes pasado El Polemista dejaba constancia de Tierra Negra de Timothy Snyder, http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/01/tierra-negra-de-timothy-snyder-y-el.html una de las mejores aportaciones sobre la génesis del genocidio judío muy recomendable al hilo de esta lectura, contiene frases como esta:
“En la zona de la doble oscuridad, donde confluyeron la creatividad nazi y la precisión soviética, se encontraba el agujero negro”.
Muy útil la edición que presenta varios mapas y además contextualiza lo que es la Galitzia, la región meridional de Polonia en 1772 anexionada por los Habsburgo y dividida entre polacos y ucranianos. Tras luchas después de 1918 entre soviéticos, ucranianos y polacos Galitzia será un verdadero mosaico y por el pacto Molotov-Ribbentrop (1939) acabará anexionada a la URSS en la que permanecerá tras la ocupación nazi; hoy Ucrania no está mucho mejor aunque en un contexto diferente, mi texto con motivo de una conferencia al respecto sobre la situación actual de Ucrania también aquí http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/06/ucrania-y-rusia-evolucion-y-contexto.html.
Y es que hoy lo que fue la Galitzia como explica Omer Bartov que llegó a ella para rastrear el pasado familiar está empeñada en tapar su pasado y en construir una única narrativa nacional de hechos, personas, instituciones, cultura y política.
Los judíos habían llegado a la región de Lviv en el siglo X y en los siglos inmediatamente posteriores los judíos askenazíes con otros centroeuropeos se instalaron en Polonia ya que encontraban mejores oportunidades económicas; si en 1500 los judíos en Polonia eran unas pocas decenas de miles en el siglo XVIII ya eran setencientos cincuentamil, más de un 5% de la población total, el 44% de estos en Ucrania-Rutenia. En el siglo XIX a pesar de la emigración judía a Hungría la mayoría de los judíos que quedaron vivían en la Galitzia Oriental, la gran parte de ellos en pueblos y aldeas sumidos en la miseria y el atraso. Ya entonces el nacionalismo de los diferentes grupos étnicos iba en aumento al igual que el antisemitismo, lo que seguía fomentando la emigración de judíos a finales de siglo a Austria, Hungría, EEUU y entre los que se quedaron cundía el socialismo, el sionismo y el “autonomismo” que buscaba una autonomía política y cultural judía en la diáspora.
La I Guerra Mundial devastó la provincia y la brutalidad del ejército ruso obligó a la huida y la deportación masiva cuando no en los años posteriores las matanzas de judíos en las luchas entre polacos, ucranianos y bolcheviques. No se recuperaron los judíos del daño material y demográfico y en 1931 los más de seiscientos mil judíos del este de Galitzia constituían el 9,3% de la población total a pesar del antisemitismo oficial y popular y la rivalidad de nacionalismos, que además coincidía con la preminencia exterior de regímenes totalitarios brutales y el cierre de las puertas de la emigración a EEUU y Palestina. Llegaban los soviéticos primero, la II Guerra Mundial después con los nazis:
“Cuando los judíos se veían a obligados a elegir entre nazis y soviéticos, conocedores de las políticas antisemitas de los primeros, preferían a los segundos. Además, ante la creciente cantidad de políticas antijudías en la Polonia de entreguerras, muchos judíos, en especial los jóvenes, creyeron que solo el comunismo podría garantizarles un tratamiento justo en una época en que el nacionalismo radical y el racismo no hacían más que crecer. La opción de asimilarse estaba prácticamente prohibida debido al racismo antisemita, por lo que el nacionalismo judío o el sionismo se convertían en las únicas otras alternativas.”
Y ello que la mayoría de los judíos se desencantó pronto del gobierno soviético, las organizaciones judías habían sido prohibidas y aunque algunos judíos habían recibido puestos de poder, esto era insoportable para polacos y ucranios aunque estos últimos veían a los soviéticos como liberadores del opresivo régimen polaco y facilitadores de un estado ucraniano unido, de hecho se introdujo la enseñanza en ucraniano  y se dieron a estos puestos importantes en el funcionariado mientras los polacos eran deportados brutalmente en grandes cantidades hacia el interior de la Unión Soviética (con ellos los judíos en proporción mayor por población), la última deportación masiva con gran mortandad y miles de ejecuciones antes de la invasión alemana apunta directamente al nacionalismo ucraniano.
“La experiencia de sufrimiento y masacre, junto con una idea extendida (fomentada por los invasores alemanes) de que los judíos eran los verdaderos culpables de los crímenes comunistas, sin duda tuvo un papel importante en la oleada de progromos que se desató contra la población judía en Galitzia Oriental (y en otras partes de Polonia Oriental).”
Aun hoy, (y la obra es anterior a la guerra civil que ha dividido el territorio ucraniano), denuncia Omer Bartov en este Borrados, en la Galitzia profunda, hay “ejemplos aún más extremos de la autoglorificación ucraniana, junto con sorprendentes casos de abandono, supresión e incluso destrucción de todos los signos del pasado multiétnico de este territorio y del final trágico de ese pasado mediante una campaña de masacres y de limpieza étnica, lograda en buena medida gracias a la colaboración ucraniana.”
El viaje del autor recorre los escenarios del horror, lugares como Sambir que en 1943 había visto como la práctica totalidad de la población judía había sido asesinada por los alemanes o sus colaboradores en el campo de exterminio de Belzec, poco después también los nacionalistas ucranianos masacrarían o deportarían a la población polaca; pero la Sambir contemporánea no revela ningún rastro de la composición de su población anterior a la guerra ni de los hechos relatados en un intencionado ejercicio de limpieza del pasado.
Drogóbich, la ciudad de Bruno Schulz al que solo le recuerda con una pequeña calle, también vio como la invasión alemana se inauguraba con una matanza masiva de judíos, Stryi, despojada de su pasado tanto comunista como de la matanza de sus judíos, Bolejiv, Ivano-Frankivsk con su matanza de diez mil judíos en un solo día, Kolomya, Kosiv en la frontera con Bucovina, Kuti, Gorodenka, que sí cuenta con una placa conmemorativa de los dos mil quinientos judíos allí masacrados pero que nadie visita, Gusiatin, Chortkiv, Zoloti Potik, Monastiriska… y varias ciudades más recorridas y descritas constatando el proceso de borrado del pasado.
“Esto no significa, por supuesto, que los ucranianos no tengan ninguna pérdida que lamentar, pero sí muestra que se sienten obligados a excluir de esa pérdida el destino de los judíos (y de los polacos) asesinados junto a ellos. Es cierto que los ucranianos sufrieron de manera desproporcionada en comparación con la mayoría de los otros países durante la Segunda Guerra Mundial y el periodo posterior. Alrededor de cuatro millones cien mil civiles ucranianos (de los cuales un millón novecientos mil eran judíos) y un millón cuatrocientos mil soldados murieron en la guerra contra Alemania.” A ello se suman los casi cuatro millones de evacuados hacia el este por los soviéticos, más otros dos millones a Alemania para realizar trabajos forzados. Luego llegarían las deportaciones masivas en la etapa soviética inmediatamente después de la guerra.
Tras la caída del comunismo y la independencia de Ucrania, los antes colaboradores traidores y fascistas para los soviéticos son hoy héroes nacionales y eslabón fundamental en la lucha ucraniana por la libertad nacional, lo cual advierte Omer Bartov en absoluto asocia a estas personas necesariamente con el Genocidio. Y si bien un aspecto del pasado ha emergido de la opresión soviética, el otro ha permanecido en la oscuridad.
Y mientras otras naciones han hecho un esfuerzo para asumir su pasado, “¿Cómo se explica, entonces, la necesidad casi agresiva de expulsar de la memoria y de esconder fuera del alcance de la vista, de demoler o profanar todos los vestigios de la vida y la civilización judía que existió allí? ¿Por qué hay un deseo tan poderoso de cubrir  descaradamente los espacios de vida y muerte de los judíos con los símbolos del nacionalismo ucraniano y de su gloria? (…) El antisemitismo. Por desgracia éste es un sentimiento difícil de medir, tanto en intensidad como en consecuencias, pero para muchos habitantes de Galitzia, al parecer, los judíos siguen estando asociados tanto al sufrimiento vivido bajo el régimen soviético como a las desgracias que ocurrieron durante los años de gobierno de Kuchma. A su vez, la memoria histórica más profunda asocia a los judíos con los explotadores de los campesinos ucranianos, con la riqueza, con la arrogancia y la colaboración con gobiernos extranjeros.”

La edición de Malpaso impecable, propia de quien hace del libro un objeto de culto además de su contenido, Borrados aparte de los mapas antes citados incluye fotografías que van ilustrando el viaje de Omer Bartov.

Sería muy interesante leer este mismo viaje ahora, tras la guerra civil que desde 2013 asola y divide Ucrania con los ánimos nacionalistas más vivos que nunca.
Bartov aborda magistralmente el campo de cultivo de las ideologías más perversas y el nacionalismo es sin duda una de las peores, porque atribuirle a un ser humano cualidades espirituales por su procedencia es igual de rechazable que hacerlo por motivos raciales o volviendo a Tierra Negra de Timothy Snyder por el darwinismo mal interpretado y llevado a su extremo más siniestro de los judíos como la “no raza”.
  
En el índice completo de El Polemista podrán encontrar numerosas reseñas relacionadas con la cuestión:




lunes, 8 de febrero de 2016

La gran guerra de nuestro tiempo de Michael Morell (y Bill Harlow), y, la visión de parte de la guerra contra el terrorismo islamista.


“No se podía vivir el 11-S al lado del presidente y mirar las ruinas humeantes del Pentágono desde el Air Force One, como yo hice, sin llegar a obsesionarse con el problema del terrorismo o prometer hacer todo lo posible para evitar que una tragedia como esta se repitiera(…)Lo que sigue a continuación es la historia de la lucha de la CIA contra Al Qaeda contada desde la perspectiva de alguien que se encontró a sí mismo en medio de acontecimientos que hicieron historia y que siempre ha sido neutral, que ha buscado, e informado, de la verdad sin importar lo que quisieran oír los políticos, sirviendo a seis presidentes diferentes, tres republicanos y tres demócratas(…)una visión desde dentro de cómo nosotros en la CIA hemos afrontado la mayor amenaza a nuestra nación desde los días más oscuros de la guerra fría.”
Comienzo por la cita del prólogo de este La gran guerra de nuestro tiempo de Michael Morell (Ed. Crítica) porque el lector ya se habrá dado cuenta que es un relato de parte, lo que tomado con la cautelas lógicas hacen de él un relato de un gran interés, el autor ha sido director adjunto de la CIA y ha vivido en primera persona y como actor acontecimientos decisivos de nuestra historia reciente lo que le da un valor añadido.
Y es que además de recorrer el rancho de George W. Bush en un carrito de golf con el servicio secreto a remolque y comprobar que era “un tipo normal”, también nos cuenta que los servicios de inteligencia norteamericanos (CIA, FBI, Agencia de Seguridad Nacional) no estaban lo suficientemente infiltrados en Al Qaeda ni lo necesariamente  intercomunicados para evitar “el fallo nacional” que fueron los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001 que causaron la muerte de cerca de tres mil personas y cambiaron la historia de la última década y media. Y es que el autor le da una dimensión mayor al error,
“Una de las características definitorias de Estados Unidos es que tendemos a ser reactivos a los acontecimientos, no pro activos. Y el 11-S pagamos un importante precio por este rasgo nacional.”
La experiencia personal y vital de Michael Morrell es parte esencial del relato, y confesiones como la invitación de la CIA a guionistas de Hollywood para que proporcionasen ideas sobre posibles métodos de ataque terrorista que se presentaban al presidente como “Célula Roja” que incluía la advertencia de su naturaleza especulativa también, lo que le da además una espectacularidad a un libro escrito para todos los públicos de una gran sencillez pero de un ritmo más propio de la narrativa que del ensayo, muy divertido, a veces cinematográfico.
La CIA después del 11-S triplicó el número de oficiales destinados a cuestiones relacionadas con el terrorismo, asistió a la mayor y más repentina reorientación de su historia, recibió carta de libertad “paramilitar” con capacidad de acción militar como no había tenido desde la II Guerra Mundial y tampoco oculta al mismo tiempo frustración:
“En los meses que siguieron a los ataques del 11-S, a pesar del dolor por la enorme tragedia que había tenido lugar en nuestra nación, los que trabajamos en la Agencia recibimos un tremendo estímulo al ver la unidad de determinación y la voluntad del pueblo estadounidense (…) No pasó mucho tiempo para que el sentimiento nacional se evaporase. Lamentablemente, la actitud de “estamos en esto juntos” se erosionó a favor de “vamos a encontrar a alguien a quien culpar”  por permitir que sucedieran los ataques.”
A Michael Morrell le falta en varias ocasiones una autocrítica previa, la actitud de EEUU, muchas veces irresponsable en fomentar “enemigos de los enemigos” son parte esencial de esta historia.
Esa obsesión por que Al Qaeda no pudiese utilizar Afganistán como rampa de lanzamiento para otro ataque acabó por convertir una victoria militar fulminante en la guerra más larga de la historia de EEUU. Solo les hubiera bastado con conocer mejor la historia del país y experiencias anteriores en él como la soviética, añado yo. Y él: “Quizá deberíamos haber salido de Afganistán tras forzar la salida de Al Qaeda del país, y quizá tendríamos que haber dicho a todos los afganos, incluido los talibanes: «Si dejas que Al Qaeda vuelva, volveremos también nosotros».” Y más importante: “Para mí no existe ninguna duda de que el cambio en recursos y el foco sobre el terrorismo fueron, en parte, responsables de nuestro fracaso a la hora de prever más claramente algunos acontecimientos globales como la renovada conducta agresiva de Rusia con sus vecinos.”
Irak es un episodio que evidencia uno de los fracasos de mentalidades como la de Michael Morrell al frente de la inteligencia de seguridad norteamericana más evidentes y no dice toda la verdad cuando se expresa así:
“El miedo a Al Qaeda, y el daño que se podía producir si un Estado rebelde como Irak alguna vez compartía armas de destrucción masiva con el grupo, nos llevó a la guerra (…) En última instancia, fue la amenaza de que las armas de destrucción masiva de Irak fuesen utilizadas contra Estados Unidos lo que llevó al presidente a embarcarnos en una guerra en Irak.”. Sin embargo sí acierta cuando añade: “La expansión de la ideología el Al Qaeda, que empezó cuando algunos de sus operativos dejaron el sur de Asia tras la caída de los talibanes a finales de 2001, obtuvo un nuevo impulso gracias a una narrativa que sostenía que Estados Unidos intentaba traer la guerra a tierras musulmanas.”
Confesiones como esta merecen la pena, el lector disculpará mi abuso de la textualidad, pero lean: “Michael, mi tarea más importante es proteger al pueblo estadounidense. Ahora entiendo por qué los israelíes actúan del modo en que lo hacen cuando se trata de terrorismo.”
Michael Morrell habla con sinceridad cuando reconoce su felicidad tras el golpe de Estado de Abdul Fatah al-Sisi contra el primer presidente elegido democráticamente en Egipto en sus miles de años de historia, el integrista Mohamed Morsi; y lo justifica con un mensaje sobre Hamas, aunque hubiera sido deseable que ello se hubiera tenido en cuenta en otras intervenciones de la CIA bajo su responsabilidad y por tanto de EEUU:
“No todos los países están preparados para la democracia, y la democracia, para que funcione efectivamente, es mucho más que elecciones libres y justas. Sin duda incluye esto, junto con la libertad de formar partidos políticos, competir para lograr apoyo político y votar, pero también incluye la libertad de expresión, la disponibilidad de múltiples fuentes de información e instituciones que hagan y cumplan las preferencias del electorado como ha sido expresado en las elecciones. Y forzar la democracia en países que no tienen estas características, y no pueden desarrollarlas rápidamente, es casi siempre una receta para la inestabilidad y de resultados contraproducentes para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. El mejor ejemplo lo representa Gaza, donde en 2006 los votantes eligieron a un grupo terrorista para que los dirigiera. Y Hamás ha llevado a sus conciudadanos de Gaza exactamente a donde se pensaría que un grupo terrorista los llevaría: a la ruina.”
Sobre Libia el autor también define como “buena” la eliminación de Muamar el Gadafi por impedir la matanza de sus propios ciudadanos, La gran guerra de nuestro tiempo a veces oscila entre la razón de Estado, la sentimentalidad y el cinismo como no podía ser de otra manera en un director adjunto de la CIA.
Los últimos capítulos del libro el autor los reserva para cuestiones sobre tortura, funcionamiento interno de la CIA y ojo a la advertencia sobre Edward Joseph Snowden:
“Creo que las revelaciones de Snowden pasarán a la historia como la mayor puesta en peligro de información clasificada jamás realizada (…) Semanas después de las filtraciones, organizaciones terroristas de todo el mundo empezaron a modificar sus acciones a la luz de lo que Snowden había revelado (…) El Estado Islámico de Irak y la Gran Siria (ISIS) fue uno de los grupos terroristas que aprendió de Snowden, y está claro que sus acciones ayudaron al auge de ISIS. En resumen, Snowden ha hecho de Estados Unidos y nuestros aliados lugares considerablemente menos seguros. No digo esto a la ligera: es probable que ciudadanos estadounidenses mueran en manos de terroristas por acciones de Edward Snowden.” Se puede decir más alto pero no más claro, porque Michael Morell atribuye el comportamiento del revelador de secretos al ego y lo define como una persona que se siente subestimada e insuficientemente reconocida, un comportamiento clásico que los oficiales de inteligencia explotan en el enemigo, no estaríamos ante el caso de un soplón o de un defensor de las libertades civiles de los norteamericanos, Snowden queda aquí plasmado como un imbécil, despojado del más mínimo glamour de espía.
El lector va a encontrar también la génesis y explicación del ISIS al que le otorga cuatro amenazas importantes para EEUU:
Lo sería para la estabilidad de Oriente Medio, una zona crítica para la seguridad de los norteamericanos, supone un campo de entrenamiento cada vez mayor para el enemigo, encuentra seguidores en otros grupos extremistas y son una inspiración para personas radicalizadas en todo el mundo.
También grupos como Khorasán, Al-Nusra, Boko Haram, Al-Sharab… tienen su espacio de análisis en este La gran guerra de nuestro tiempo además de Al Qaeda o ISIS.
Irán, augura, será un problema para EEUU durante mucho tiempo, le atribuye con notable simpleza la intención de restablecer el Imperio Persa y de practicar el terrorismo como herramienta de Estado además de apoyar a grupos insurgentes, especialmente Hezbollah y Hamas.
¿Y China?: “la relación Estados Unidos-China es la relación bilateral más importante en el mundo. Hay dos caras de esta relación, una positiva y otra negativa. La positiva incluye la relación económica entre China y EEUU, que es vital para el futuro de ambos países (…) El lado negativo incluye el hecho de que China es un poder emergente en relación con EEUU que quiere tener un mayor poder de decisión y una mayor influencia en Asia Oriental, donde EEUU actualmente ocupa el asiento de conductor; también se incluye la circunstancia de que cada país necesita prepararse para la guerra contra el otro…”
No es de extrañar que el autor sostenga: “Este es un buen momento para ser oficial de inteligencia.” Y el libro termina con un auto reconocimiento a su trayectoria personal y agradecimientos.


La edición de Crítica impecable, no falta el imprescindible índice analítico que ayuda a convertir este libro en un texto necesario en cualquier biblioteca destinada a la geopolítica de nuestros días además de penetrar en la mentalidad de todo un referente de la inteligencia y la seguridad norteamericana y lo que ello conlleva, también en lo personal aunque el lector no pasará por alto que la actualidad, y desde luego el tiempo, juega en contra de una visión de los EEUU y la Pax Americana extensiva y globalizada que cede a la actual, la de renuncia a la conducción del mundo y una mayor concentración en los problemas internos, dejando a La gran guerra de nuestro tiempo como un libro de historia, unas valiosas memorias de Michael Morell.


El lector encontrará numerosas reseñas de libro relacionados sobre geopolítica, terrorismo... en EL POLEMISTA: índice completo hasta 2016: http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/12/indice-completo-de-el-polemista-hasta.html




viernes, 15 de enero de 2016

Tierra negra de Timothy Snyder, y el Holocausto en el mundo de Hitler.


Adolf Hitler: “La naturaleza no conoce fronteras políticas: sitúa formas de vida sobre el globo terrestre y las libera para que jueguen por hacerse con el poder.” Conclusión de Timothy Snider: “Dado que la política era naturaleza, y la naturaleza es lucha, el pensamiento político era imposible”.
El desarrollo de esta aplicación de la selección de especies darwinista llevada al extremo es magistralmente explicada en Tierra negra lo que garantiza que se convierta en un libro de referencia al respecto.
Y es que Hitler concebía una división de la especie humana en razas, pero su odio a los judíos proviene justamente de no ser para él una de ellas; mientras las razas obedecen a la naturaleza y compiten por el alimento y la tierra, los judíos obedecían a la extraña lógica de la “no naturaleza” aspirando a dominar el mundo inventando ideas generales  como la reciprocidad política que alejan a las razas de la lucha natural. Según Hitler, los seres humanos son animales y cualquier ejercicio de deliberación ética era en sí mismo un signo de corrupción judía. La ética como error, solo la fidelidad a la raza es moral y la masacre dota a la raza de armonía interna y unidad con la naturaleza.
“Toda actitud no racista era judía, según Hitler, y toda idea universal un mecanismo de dominio judío.  Tanto el capitalismo como el comunismo eran judíos. Su supuesto abrazo de la lucha no era más que una mera tapadera para el deseo judío de dominar el mundo. Toda idea abstracta de Estado también era judía (…) Si los Estados no eran impresionantes logros humanos, sino frágiles barreras que debían ser superadas por la naturaleza, se deducía que la ley era más bien particular que general, un artefacto de superioridad racial más que una vía de igualdad (…) La idea de un Estado que se atuviese a normas legales externas era una farsa maquinada para suprimir a los fuertes”.
Para Hitler las ideas no tenían orígenes históricos ni vínculos con la sucesión de acontecimientos, son mera creación de los judíos. Aunque él se viera marcado por las circunstancias que pudo vivir, su lectura también apunta a la derrota alemana en la I Guerra Mundial como demostración de algo corrupto, lo judío, estaba en toda la estructura del mundo: “los alemanes siempre vencerían si los judíos no se inmiscuían. Pero puesto que los judíos dominaban todo el planeta y habían penetrado con sus ideas las mentes de los alemanes, la lucha por el poder debía tomar dos formas. Una guerra de mera conquista, por muy abrumadoramente victoriosa que fuese, jamás bastaría. Además de matar de hambre a las razas inferiores y hacerse con sus tierras, de forma simultánea los alemanes tenían que derrotar a los judíos, cuyo poder global y universalismo insidioso socavarían cualquier próspera campaña racial.” En su condición de fuertes someter a los débiles, y en su calidad de débiles liberar a todas las razas de los judíos: estaba aunando las dos grandes fuerzas de la política mundial de su tiempo: colonialismo y anticolonialismo.
La eliminación tenía que ser integral, la caída del hombre tenía solución y el planeta tenía cura. Según el propio Hitler: “Un pueblo liberado de judíos retorna al orden natural de forma espontánea”.
Hitler elabora opiniones sobre la vida y el orden natural totales y circulares, da respuestas a la política como si fuera naturaleza, y viceversa, la razón y la argumentación se sustituye por conjuros, la idea totalizadora de la vida como lucha le permitía interpretarlo absolutamente todo. Y con la abolición del pensamiento político, con él desaparece igualmente el científico que deja de ser un proceso de hipótesis y experimentación para convertirse en una revelación consumada de la lucha racial a la que el hombre debía someterse. El papel del científico pues es ponerse a ese servicio, fabricar armamento, desarrollar las comunicaciones, mejorar la higiene… pero con un límite, su concepto de naturaleza. Los judíos, por el contrario para Hitler, fomentaban descubrimientos humanos destinados a la solidaridad humana, a salvar la especie, a cambiar la naturaleza, la ciencia universal así como la política universal no serían una promesa humana sino una amenaza judía: el Holocausto estaba servido, en su ecología el planeta había sido saqueado por la presencia de los judíos corruptores de la naturaleza y la solución pasaba por someterlos a una naturaleza purificada en la que no pudieran destruir más; primero pensó en Madagascar y Siberia, pero son lugares que no controlaría Alemania, no así gran parte de Europa que se transformaba en un “antijardín, un paisaje con trincheras”.
Para Hitler los norteamericanos eran admirables por cuanto habían sometido a los indígenas que anteriormente ocupaban el territorio e impuesto su civilización, la eliminación de los judíos soviéticos podía reproducir la “hazaña”, de ahí el mito judeobolchevique que unía lo local con lo planetario, el imperio racial alemán que traería políticas de erradicación judía.
No olvidemos que Tierra negra es un libro de historia magistral y que al mismo tiempo que hace aportaciones novedosas y originales sobre la cosmovisión hitleriana, y de hecho será lo que perdure de él, hace una excelente narración de la historia:
“El ataque alemán de la Unión Soviética significaba la destrucción de un aparato estatal, el nuevo aparato soviético, justo después de que los soviéticos hubiesen destruido otro conjunto de aparatos estatales, los de los Estados que habían sido independientes durante las décadas de 1920 y 1930. Una doble invasión de grandes potencias ya era lo bastante dramática de por sí, aunque no inaudita.
Una doble destrucción del Estado de este tipo sí era algo completamente nuevo.”
Y los alemanes aprendieron a explotar la experiencia de la ocupación soviética para alcanzar sus metas aún más radicales sacando partido de la política del mal mayor: “En la zona de la doble oscuridad, donde confluyeron la creatividad nazi y la precisión soviética, se encontraba el agujero negro.”
Y ahí donde el Estado había sido destruido comenzó el Holocausto en forma de campañas de ejecución masiva de judíos, en Polonia en cámaras de gas de deportaciones de guetos, o en los países bálticos y en la URSS ocupada en forma de balas y fosas. Es realmente impactante el relato y me alargaré en la cita:
“A veces los polacos de las zonas rurales denunciaban a los judíos ante la policía polaca en vez de ante los alemanes. Esto podía parecer menos terrible que hablar directamente con los asesinos extranjeros, aunque en el momento en que un policía polaco tenía conocimiento de ello, se convertía en el encargado directo de encontrar y entregar (o matar) a los judíos en cuestión (…) A veces eran los propios policías polacos quienes fusilaban a los judíos por motivos tan triviales como las molestias que ocasionaba desplazarse en coche de caballos hasta la gendarmería alemana más próxima. A veces entregaban a los judíos a los alemanes y entonces estos les ordenaban que los fusilasen ellos mismos (…) En estas condiciones, con la violencia privatizada y la población campesina movilizada, fueron muy pocos los judíos que sobrevivieron en las zonas rurales polacas”, casi siempre después de una denuncia, añade.
No fue así ni igual en otros Estados que no habían sido destruidos (conservaban ciudadanía, burocracia, política exterior…), desde los directamente nazis, Eslovaquia o Croacia (creados artificialmente para destruir otros Estados), los aliados por propia voluntad, Rumanía, Bulgaria, Italia y Hungría, o los ocupados por la fuerza, Francia, Países Bajos o Grecia: la historia de sus judíos confirma la conexión entre la soberanía y la supervivencia, la probabilidad de muerte dependía de la vigencia de las instituciones que garantizaban la soberanía del Estado y de la continuidad de la ciudadanía anterior a la guerra.
Por supuesto en la totalidad de los casos hubo excepciones, también Tierra negra de Timothy Snyder trata esa cuestión en quienes la condición de prójimo se pensaba como un carácter recíproco y tomaron las normas éticas y morales que tenían antes de la guerra al pie de la letra, toda una lección para quienes vivimos en tiempos de paz.
El autor termina advirtiendo de la posibilidad de futuros desastres comparables, África le preocupa en un dudoso planteamiento, pero me quedo con una frase:
“Compartimos el planeta de Hitler y varias de sus preocupaciones; hemos cambiado menos de lo que creemos; nos gusta nuestro espacio vital, fantaseamos con la destrucción de gobiernos, denigramos la ciencia, soñamos con una catástrofe. Si pensamos que somos víctimas de alguna conspiración planetaria, nos acercamos poco a poco a Hitler. Si creemos que el Holocausto fue el resultado de las características inherentes de los judíos, los alemanes, los polacos, los lituanos, los ucranianos o cualquier otro grupo, nos movemos en el mundo de Hitler”.


La edición de Galaxia Gutemberg no carece de ningún elemento para que un libro excepcional como este Tierra negra de Timothy Snyder sea un referente al respecto y repito, su tesis sobre la cosmovisión hitleriana es de extraordinaria importancia.


martes, 22 de diciembre de 2015

ÍNDICE COMPLETO DE EL POLEMISTA HASTA 2016


AÑO 2015

¿Está en declive la democracia liberal? en Vanguardia Dossier (nº 59), y, razones para el pesimismo.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015_12_01_archive.html

Populismos, una defensa de lo indefendible de Chantal Delsol, El Populismo de Loris Zanatta, y la anti Ilustración como rebelión contra lo real.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/11/populismos-una-defensa-de-lo.html

París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68 de Fernando Castillo, y, un historiador en el mundo de Patrick Modiano.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/11/paris-modiano-de-la-ocupacion-mayo-del.html

Contra el poder. Conflictos y movimientos sociales en la historia de España de Juan Sisinio Pérez Garzón, y conflicto social frente a conflicto político.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/11/contra-el-poder-conflictos-y.html

Refugiados, otro proyecto que desafía a Europa en Vanguardia Dossier (especial, nº 58), y, ¿una amenaza interior y exterior?

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/10/refugiados-otro-proyecto-que-desafia.html

Los tesoros de Bruce Springsteen de Meredith Ochs, y la biografía ilustrada.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/10/los-tesoros-de-bruce-springsteen-de.html

¿Cataluña en la encrucijada? No lo creo. Por Jorge Navarro Cañada

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/09/cataluna-en-la-encrucijada-no-lo-creo_1.html

Bumerán Chávez: Los fraudes que llevaron al colapso de Venezuela de Emili J. Blasco, y, enmienda a la totalidad del “paraíso” bolivariano.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/07/bumeran-chavez-los-fraudes-que-llevaron.html

Grecia en el aire de Pedro Olalla, y, la desafección erudita.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/06/grecia-en-el-aire-de-pedro-olalla-y-la.html

Gastronomía de Madrid: Cocina, historia y tradición de Ismael Díaz Yubero, y, reivindicando lo autóctono.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/05/gastronomia-de-madrid-cocina-historia-y.html

Historia de la edición en España 1939-1975 dirigida por Jesús A. Martínez, y, editar bajo una dictadura.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/04/historia-de-la-edicion-en-espana-1939_37.html

Jerusalén de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi, y, la cocina como arma de comprensión masiva.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/03/jerusalen-de-yotam-ottolenghi-y-sami.html

Medicina sin engaños de J.M. Mulet, y, frente a la homeopatía, curanderos, charlatanes, pseudociencias… ¡Ciencia!

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/02/medicina-sin-enganos-de-jm-mulet-y.html

ISIS El retorno de la Yihad de Patrick Cockburn, y, JE SUIS CHARLIE.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/01/isis-el-retorno-de-la-yihad-de-patrick.html

AÑO 2014
Outlaw Pete de Bruce Springsteen y Frank Caruso, y, la música ilustrada.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/12/outlaw-pete-de-bruce-springsteen-y.html

¡No te prives! Defensa de la ciudadanía de Fernando Savater, y, libres e iguales.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/12/no-te-prives-defensa-de-la-ciudadania.html

La Cocina del Alabardero de Luis de Lezama Barañano, y, no solo Dios se mueve entre pucheros.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/11/la-cocina-del-alabardero-de-luis-de.html

La gran vergüenza (La gran vergonya), ascenso y caída del mito Jordi Pujol de Lluis Bassets, Espías de Franco, Josep Pla y Francesc Cambó de Josep Guixà, y, presente y pasado de un proyecto extractivo.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/10/la-gran-verguenza-ascenso-y-caida-del.html

Delizia! La historia épica de la cocina italiana, de John Dickie, y, la necesidad de una gastronomía ilustrada.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/10/delizia-la-historia-epica-de-la-cocina.html

1714 Cataluña en la España del siglo XVIII de VVAA, y, la Diada de la frustración.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/09/1714-cataluna-en-la-espana-del-siglo.html

La cocina de La Moncloa de Julio González de Buitrago, y, en torno a los gustos presidenciales.

http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/09/la-cocina-de-la-moncloa-de-julio.html

Ucrania y Rusia: evolución y contexto del conflicto, de Jorge Navarro, Rusia frente a Ucrania, de Carlos Taibo, y el estado de la cuestión.

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No vamos a tragar de Gustavo Duch, El fracking ¡vaya timo! de Manuel Peinado, y, alternativas frente al desastre.
Nosotros, los abajo firmantes de Santos Juliá, y, el intelectual como sujeto colectivo en España.
Historia mínima del País Vasco de Jon Juaristi, una respuesta intelectual al mito nacionalista.
Paciencia e Independencia de Francesc de Carreras, y, “avui paciencia, demà independencia”.
¡Matadlos! de Fernando Reinares, y, 11M, el atentado de Al Qaeda y “sucesores” en España.
Breve historia de los nacionalismos europeos de Javier López Facal, y, “los nacionalismos son como el olor corporal; uno no percibe el propio, sino solo el ajeno”.
La invención del pasado de Miguel-Anxo Murado, una enmienda a la totalidad.
Lo que nos enseñan los sabios gastrónomos de Ismael Díaz Yubero, Recetas para un mundo mejor de Grandes Chefs, y, erudición y solidaridad con buen gusto.
AÑO 2013
Anatomía de un desencuentro o Anatomia d’un desengany de Germà Bel, y los números de Artur Mas.
200 años de cocina de Isabel González Turmo, y, la gastronomía desde la antropología.
Homo economicus de Daniel Cohen, y el darwinismo social como dogma.
Hay vida después de la crisis de José Carlos Díez, y, la alternativa keynesiana.
La conservación cultural de la naturaleza de Jaime Izquierdo Vallina, y el saber campesino como gestión del territorio.
Caricaturas y retratos de Julio Camba, y, el cincuentenario oportuno.
Qué hacemos por una sociedad laica de VVAA, y, ¿hacia un Estado laico?
Sano y salvo de Juan Gervás y Mercedes Pérez Fernández, ¿Quién teme al copago? De Jaume Puig-Junoy, y, políticas sanitarias alternativas son posibles.

Historia mínima de España de Juan Pablo Fusi, y la historia como proceso.
AÑO 2012
Una Europa alemana de Ulrich Beck, y, la nueva dominación alemana.
El laboratorio del miedo de Eduardo González Calleja, y el fenómeno terrorista al día.
Burgesos imperfectes de Jordi Gràcia, y, la defensa de la disidencia intelectual.
Historia religiosa del Occidente medieval de José Ángel García de Cortázar, Vida y visiones de Hildegard von Bingen edición de Victoria Cirlot, y, religión e historia, una relación difícil.
La espiral de la austeridad, España intervenida de Economistas aterrados, y, ¿hay alternativas?
Noche y niebla en el París ocupado de Fernando Castillo, y, la atmósfera de la Ocupación.
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Diccionario Akal de la Homofobia dirigido por Louis-George Tin, y, el lastre de la intolerancia.
En deuda de David Graeber, Keynes, su tiempo y el nuestro de Luis Ángel Rojo, y, otra forma de entender la realidad económica.
El nacionalismo ¡vaya timo! de Roberto Augusto, y la trampa nacionalista.
Julian Assange. Autobiografía no autorizada, y el engaño de las apariencias.
Donde Las Hurdes se llaman Cabrera de Ramón Carnicer, y la edición contra el olvido.
México en la encrucijada en Vanguardia Dossier (nº 44), y, ¿hacia delante o hacia atrás?
La energía después de Fukushima de Cristina Narbona y Jordi Ortega, y, el debate que no se puede posponer.
Para entender la cultura vasca de Bruno Camus Bergareche, y, conocer para comprender.
Los días que vivimos peligrosamente de Mariano Guindal, y, profundizando en el desastre.
Posteconomía de Antonio Baños Boncompain, y el desarrollo humano frente al económico.
¡Acabad ya con esta crisis! de Paul Krugman, y, una propuesta para ello.
Bruce Springsteen en España de Jordi Bianciotto y Mar Cortés, y la visión española de Springsteen.
Gente peligrosa de Philipp Blom, Cartas a Eugenia de Holbach, Memoria contra la religión de Meslier, y, la deuda con la otra Ilustración.
Peridis, los mejores dibujos publicados en El País 2004-2011, y una historia gráfica de la Era Zapatero.
Allí donde ETA asesinó de Willy Uribe, y la búsqueda de la libertad cotidiana en Euskadi.
Europa al borde del abismo de Economistas Aterrados, Más allá del Crash de Santiago Niño-Becerra, y la crisis insondable.
Corea del Sur. El pequeño gigante, en Vanguardia Dossier (nº43), y el empuje asiático.
La Constitución de Cádiz, una mirada crítica de Manuel Moreno Alonso, y las diferentes formas de ver 1812.
El arte de vivir ecológico de Wilhem Schmid, de la conciencia planetaria a la ecología inteligente.
Los españoles ante el cambio de José Ignacio Wert, y la transformación de lo mediático en poder.
Gitanas de Claire Auzias, y la sociología de la integración.
Cataluña ante España de Albert Balcells, y la necesidad de diálogo entre Cataluña y el resto de España.
El gentil monstruo de Bruselas de Hans Magnus Enzensberger, y la deriva europea.
Editores, libreros e impresores en el umbral del Nuevo Régimen de Manuel Morán Orti, y los ciclos de cambio tecnológico.
Blanco bueno busca negro pobre de Gustau Nerín, La globalización de las inversiones en África de Adams Bodorno, Historia del Congo de Isidore Ndaywel è Nziem, y presente y futuro de África.
El paradigma digital de Manuel Gil y Joaquín Rodríguez, y el futuro del libro.
El estado del mundo 2012 (Anuario Akal), y como entender el mundo actual.
El declive de Occidente en Vanguardia Dossier (nº42), y el ¿nuevo? orden internacional.
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AÑO 2011
Alimentos bajo sospecha de Gustavo Duch y las alternativas al modelo alimentario.

La Catalunya Soviètica de Ramon Breu y la fascinación revolucionaria de 1917.
El Comandante de Jürg Amann, y el holocausto sin patologías.
La guerra desde 1900, editado por Jeremy Black, y la Guerra como motor de cambio.
Juan Pablo II y Benedicto XVI de Juan José Tamayo, y el rumbo de la Iglesia católica.
La revolución del Tea Party de Kate Zernike, y el auge de los populismos.
Nueva historia universal de la destrucción de libros de Fernando Báez, Libros y libreros en la Antigüedad de Alfonso Reyes, y, el pasado de los libros.
Raíces profundas editada M.Jesús Fuente y R.Morán, La trampa del velo de Ángeles Ramírez, La lujuria en la iconografía románica de Jesús Herrero Marcos, y la historia de la violencia de género.
El precio de la culpa de Ian Buruma, y las otras memorias históricas.
La próxima década de George Friedman y el futuro inmediato del mundo.
Los fascismos españoles de Joan Maria Thomàs, El ocaso de la verdad coordinado por Antonio C. Moreno Cantano, y la particular historia del fascismo español.
11-S, El mundo diez años después en Vanguardia Dossier (nº41), y ¿en qué hemos cambiado?
Despilfarro de Tristram Stuart, Manual para una economía sostenible de Roberto Bermejo, Agua de Julian Caldecott, y la búsqueda de un planeta sostenible.
Residuals o independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.
Manifiesto de economistas aterrados (VVAA), Las voces del 15M (VVAA), y el otoño indignado.
Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?
La historia desde mi balcón de Tomás Alcoverro, y el testimonio directo de los acontecimientos.
China, poder y fragilidad en Vanguardia Dossier (nº40), y las dudas sobre su futuro.
¡Comprometeos! De Stéphane Hessel y los movimientos de Indignados.
Comer animales de J. Safran, Los productos naturales ¡Vaya timo! De J.M Mulet, Lo que hay que tragar de G. Duch, y, ¿Pensamos lo que comemos?
Entender la guerra en el siglo XXI de F. Aznar Fernández-Montesinos, El Club de Lectura de los Oficiales Novatos de Patrick Hennessey, y la guerra que viene.
Palabras como puños dirigida por Fernando del Rey, y la visión objetiva de la Segunda República.
La belleza y el dolor de la batalla de Peter Englund, y el universo sentimental de la historia.
De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak de Anna Grau, El amigo americano de Charles Powell, y el papel de EEUU en el franquismo y la Transición española.
La república islámica de España de Pilar Rahola, Nómada de Ayaan Iris Ali, y el Islam en Occidente.
Toros sí de Salvador Boix, y la defensa de la tauromaquia.
La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán
Europa contra Europa de Julián Casanova y la amenaza totalitaria.
Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.
Yo maté a Sherezade de Joumana Haddad, Las tradiciones que no amaban a las mujeres de Mª. Teresa Gómez-Limón.- La Mujer en mundo árabe y el feminismo que viene.
El espejismo nuclear de Marcel Coderch y Núria Almiron y, ¿Nuclear? No sé, gracias.
2011, La Revuelta árabe en Vanguardia Dossier(nº39) y el estado de la cuestión.
Belgistán de Jacobo de Regoyos, y el nacionalismo que viene.
¡Indignaos! de Stéphane Hessel y los últimos coletazos del siglo XX.
El Planeta de los estúpidos de Juan López de Uralde, y el ecologismo que viene.
La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.
La Santa Ignorancia de Olivier Roy y las revueltas en el mundo árabe.
Las torres del honor de Gabriel Cardona, y el papel del Rey en el 23F.
La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales.
A favor de los toros de Jesús Mosterín, y la tauromaquia.
España, capital París de Germá Bel y el debate autonómico