Adolf Hitler: “La naturaleza no conoce fronteras políticas:
sitúa formas de vida sobre el globo terrestre y las libera para que jueguen por
hacerse con el poder.” Conclusión de Timothy Snider: “Dado que la política era
naturaleza, y la naturaleza es lucha, el pensamiento político era imposible”.
El desarrollo de esta aplicación de la selección de especies
darwinista llevada al extremo es magistralmente explicada en Tierra negra lo que garantiza que se
convierta en un libro de referencia al respecto.
Y es que Hitler concebía una división de la especie humana
en razas, pero su odio a los judíos proviene justamente de no ser para él una
de ellas; mientras las razas obedecen a la naturaleza y compiten por el
alimento y la tierra, los judíos obedecían a la extraña lógica de la “no
naturaleza” aspirando a dominar el mundo inventando ideas generales como la reciprocidad política que alejan a las
razas de la lucha natural. Según Hitler, los seres humanos son animales y
cualquier ejercicio de deliberación ética era en sí mismo un signo de
corrupción judía. La ética como error, solo la fidelidad a la raza es moral y
la masacre dota a la raza de armonía interna y unidad con la naturaleza.
“Toda actitud no racista era judía, según Hitler, y toda
idea universal un mecanismo de dominio judío.
Tanto el capitalismo como el comunismo eran judíos. Su supuesto abrazo
de la lucha no era más que una mera tapadera para el deseo judío de dominar el
mundo. Toda idea abstracta de Estado también era judía (…) Si los Estados no
eran impresionantes logros humanos, sino frágiles barreras que debían ser
superadas por la naturaleza, se deducía que la ley era más bien particular que
general, un artefacto de superioridad racial más que una vía de igualdad (…) La
idea de un Estado que se atuviese a normas legales externas era una farsa
maquinada para suprimir a los fuertes”.
Para Hitler las ideas no tenían orígenes históricos ni
vínculos con la sucesión de acontecimientos, son mera creación de los judíos. Aunque
él se viera marcado por las circunstancias que pudo vivir, su lectura también
apunta a la derrota alemana en la I Guerra Mundial como demostración de algo
corrupto, lo judío, estaba en toda la estructura del mundo: “los alemanes
siempre vencerían si los judíos no se inmiscuían. Pero puesto que los judíos
dominaban todo el planeta y habían penetrado con sus ideas las mentes de los
alemanes, la lucha por el poder debía tomar dos formas. Una guerra de mera
conquista, por muy abrumadoramente victoriosa que fuese, jamás bastaría. Además
de matar de hambre a las razas inferiores y hacerse con sus tierras, de forma
simultánea los alemanes tenían que derrotar a los judíos, cuyo poder global y
universalismo insidioso socavarían cualquier próspera campaña racial.” En su
condición de fuertes someter a los débiles, y en su calidad de débiles liberar a
todas las razas de los judíos: estaba aunando las dos grandes fuerzas de la
política mundial de su tiempo: colonialismo y anticolonialismo.
La eliminación tenía que ser integral, la caída del hombre
tenía solución y el planeta tenía cura. Según el propio Hitler: “Un pueblo
liberado de judíos retorna al orden natural de forma espontánea”.
Hitler elabora opiniones sobre la vida y el orden natural
totales y circulares, da respuestas a la política como si fuera naturaleza, y
viceversa, la razón y la argumentación se sustituye por conjuros, la idea
totalizadora de la vida como lucha le permitía interpretarlo absolutamente
todo. Y con la abolición del pensamiento político, con él desaparece igualmente
el científico que deja de ser un proceso de hipótesis y experimentación para
convertirse en una revelación consumada de la lucha racial a la que el hombre
debía someterse. El papel del científico pues es ponerse a ese servicio,
fabricar armamento, desarrollar las comunicaciones, mejorar la higiene… pero
con un límite, su concepto de naturaleza. Los judíos, por el contrario para
Hitler, fomentaban descubrimientos humanos destinados a la solidaridad humana,
a salvar la especie, a cambiar la naturaleza, la ciencia universal así como la
política universal no serían una promesa humana sino una amenaza judía: el Holocausto
estaba servido, en su ecología el planeta había sido saqueado por la presencia
de los judíos corruptores de la naturaleza y la solución pasaba por someterlos
a una naturaleza purificada en la que no pudieran destruir más; primero pensó
en Madagascar y Siberia, pero son lugares que no controlaría Alemania, no así
gran parte de Europa que se transformaba en un “antijardín, un paisaje con
trincheras”.
Para Hitler los norteamericanos eran admirables por cuanto
habían sometido a los indígenas que anteriormente ocupaban el territorio e
impuesto su civilización, la eliminación de los judíos soviéticos podía
reproducir la “hazaña”, de ahí el mito judeobolchevique que unía lo local con
lo planetario, el imperio racial alemán que traería políticas de erradicación
judía.
No olvidemos que Tierra
negra es un libro de historia magistral y que al mismo tiempo que hace
aportaciones novedosas y originales sobre la cosmovisión hitleriana, y de hecho
será lo que perdure de él, hace una excelente narración de la historia:
“El ataque alemán de la Unión Soviética significaba la
destrucción de un aparato estatal, el nuevo aparato soviético, justo después de
que los soviéticos hubiesen destruido otro conjunto de aparatos estatales, los
de los Estados que habían sido independientes durante las décadas de 1920 y
1930. Una doble invasión de grandes potencias ya era lo bastante dramática de
por sí, aunque no inaudita.
Una doble destrucción del Estado de este tipo sí era algo
completamente nuevo.”
Y los alemanes aprendieron a explotar la experiencia de la
ocupación soviética para alcanzar sus metas aún más radicales sacando partido
de la política del mal mayor: “En la zona de la doble oscuridad, donde
confluyeron la creatividad nazi y la precisión soviética, se encontraba el
agujero negro.”
Y ahí donde el Estado había sido destruido comenzó el
Holocausto en forma de campañas de ejecución masiva de judíos, en Polonia en
cámaras de gas de deportaciones de guetos, o en los países bálticos y en la
URSS ocupada en forma de balas y fosas. Es realmente impactante el relato y me
alargaré en la cita:
“A veces los polacos de las zonas rurales denunciaban a los
judíos ante la policía polaca en vez de ante los alemanes. Esto podía parecer
menos terrible que hablar directamente con los asesinos extranjeros, aunque en
el momento en que un policía polaco tenía conocimiento de ello, se convertía en
el encargado directo de encontrar y entregar (o matar) a los judíos en cuestión
(…) A veces eran los propios policías polacos quienes fusilaban a los judíos
por motivos tan triviales como las molestias que ocasionaba desplazarse en
coche de caballos hasta la gendarmería alemana más próxima. A veces entregaban
a los judíos a los alemanes y entonces estos les ordenaban que los fusilasen
ellos mismos (…) En estas condiciones, con la violencia privatizada y la
población campesina movilizada, fueron muy pocos los judíos que sobrevivieron
en las zonas rurales polacas”, casi siempre después de una denuncia, añade.
No fue así ni igual en otros Estados que no habían sido
destruidos (conservaban ciudadanía, burocracia, política exterior…), desde los
directamente nazis, Eslovaquia o Croacia (creados artificialmente para destruir
otros Estados), los aliados por propia voluntad, Rumanía, Bulgaria, Italia y
Hungría, o los ocupados por la fuerza, Francia, Países Bajos o Grecia: la
historia de sus judíos confirma la conexión entre la soberanía y la
supervivencia, la probabilidad de muerte dependía de la vigencia de las
instituciones que garantizaban la soberanía del Estado y de la continuidad de
la ciudadanía anterior a la guerra.
Por supuesto en la totalidad de los casos hubo excepciones,
también Tierra negra de Timothy
Snyder trata esa cuestión en quienes la condición de prójimo se pensaba como un
carácter recíproco y tomaron las normas éticas y morales que tenían antes de la
guerra al pie de la letra, toda una lección para quienes vivimos en tiempos de
paz.
El autor termina advirtiendo de la posibilidad de futuros
desastres comparables, África le preocupa en un dudoso planteamiento, pero me
quedo con una frase:
“Compartimos el planeta de Hitler y varias de sus preocupaciones;
hemos cambiado menos de lo que creemos; nos gusta nuestro espacio vital,
fantaseamos con la destrucción de gobiernos, denigramos la ciencia, soñamos con
una catástrofe. Si pensamos que somos víctimas de alguna conspiración
planetaria, nos acercamos poco a poco a Hitler. Si creemos que el Holocausto
fue el resultado de las características inherentes de los judíos, los alemanes,
los polacos, los lituanos, los ucranianos o cualquier otro grupo, nos movemos
en el mundo de Hitler”.
La edición de Galaxia Gutemberg no carece de ningún elemento
para que un libro excepcional como este Tierra
negra de Timothy Snyder sea un referente al respecto y repito, su tesis
sobre la cosmovisión hitleriana es de extraordinaria importancia.
Curiosa reflexión considerar el "darwinismo" como la base fundamental del racismo, pero efectivamente es una pelea de una raza que se cree superior sobre otras, nunca lo había pensado en esa manera. La fijación de Hitler con los judíos tiene que tener màs componentes, dado que existian otras razas a las que "eliminar", pero su obsesión era la judía (aunque también hiciera atrocidades con otras etnias).
ResponderEliminar"Darwinismo" como mecanismo racista, los judíos como no raza y excluidos de ella; de hecho Tierra negra aporta a la cosmovisión hitleriana un elemento más perverso si cabe porque lo "racionaliza".
ResponderEliminarSí, Darwinismo y racismo es una relación muy interesante y sobre la cual se ha escrito mucho y aprovechada ya por los científicos sociales de su época para negar las bases de la igualdad socio económica.En el caso de Hitler, argumento perfecto para demonstrar la superioridad de la raza Aria .Pero es que un aspecto fundamental de la teoría Darwinista es intrínsicamente racista y está argumentado al negar la Creación( Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, o algo así).De hecho, Darwin escribió que la raza blanca europea era superior y que por ejemplo los aborígenes de Australia y otras razas negras eran inferiores y tenderían a desaparecer.
ResponderEliminarPodemos aplicar una teoría científica como el darwinismo que tiene un contexto y un momento en el que se desarrolla a cualquier cosa, pero el objeto de la ciencia no es convertirse en una excusa, es explicar la realidad, y la utilización de la obra de Charles Darwin para crear una perversión nazi que de un lado se apoya en ella para masacrar "razas inferiores" y de otro se agarra a la misma para el genocidio de quien no se ajusta a ella como los judíos no puede ser nunca culpa del darwinismo.
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