No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

martes, 11 de febrero de 2025

Crisis política en Rumanía, clave en la pugna OTAN-UE y Putin. Una alerta importante para Occidente, por Jorge Navarro Cañada.

Se desestabiliza una pieza clave en la geoestrategia de la OTAN en Europa, quizá la más codiciada por Vladimir Putin en plena irrupción de Donald Trump y la extrema Derecha europea “afín” a Rusia.

El presidente rumano, Klaus Iohannis, dimite en respuesta a la presión parlamentaria de los partidos populistas y de extrema Derecha de Oposición (30% en escaños), dos meses después de que el Tribunal Constitucional de Rumanía declarara nulos los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y cancelara el proceso entre acusaciones de injerencia rusa. En realidad Iohannis ocupa el cargo presidencial habiendo cumplido el máximo de dos mandatos de cinco años, pero se prorrogó tras la cancelación electoral en la que el ultraderechista Calin Georgescu ganara en primera vuelta. Klaus Iohannis iba a continuar hasta las elecciones presidenciales del 4 y 18 de mayo, ahora lo hará el presidente del Senado Ilie Bolojan, igualmente apoyado por la coalición gubernamental formada por el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y la minoría húngara (UDMR). 

¿Qué tiene Rumanía que la hace tan esencial tanto como miembro de la OTAN (desde 2004) como de la Unión Europa (2007)?

Es una cuestión entre otras cosas “de mapa”; se interpone entre los Cárpatos y el Mar Negro, entre los intereses rusos y los Occidentales, geográficamente y con grupos étnicos en todos los países que la rodean, pero a día hoy es clave en Moldavia y su conflicto desde 1991 con la de facto rusa Transnitria, y en Ucrania en su guerra con Rusia.

Entre Europa Central y el Mar Negro supone también ser el país que se interpone entre lo que fuera la URSS y la antigua Yugoslavia, también ahora bajo amenaza de conflicto, igualmente por la inestabilidad serbia o en su conflicto con Kósovo (ha celebrado comicios esta semana sin resultado de gobierno claro). 

Importante su autosuficiencia energética, Black Sea Oil&Gas (BSOG), OMV Petrom y Romgaz, petroleras y gasísticas en Bucarest que aseguran a la Unión Europea recursos energéticos incluidos yacimientos petrolíferos de cierto nivel.

La sombra de Putin sobre Rumanía se traduce también en mafias, lucha de monopolios energéticos y más importante si cabe, punto esencial para la OTAN y EEUU como base segura (Mihail Kogălniceanu) sobre las regiones petrolíferas y estratégicas cercanas al Mar Negro y al Mar Caspio.

Históricamente su posición ya en el siglo XIX la colocaba entre el Imperio Otomano y la Rusia de los zares que apoyaban la independencia de los antiguos principados rumanos (Valaquia, Moldavia y Transilvania) de la soberanía otomana. En 1881 se proclamó el Reino de Rumanía bajo la dinastía de los Hohenzollern-Sigmaringen.

Tras la II Guerra Mundial, Rumanía bajo esfera de influencia soviética fue parte del Consejo de Ayuda Mutua Económica, COMECON (1949-1991) y el militar Pacto de Varsovia (1955-1990), aun así fue un socio en ocasiones díscolo con el grupo (con Albania, la Rumanía de Nicolae Ceausescu se opuso a la invasión de Checoslovaquia en 1968).

En 1989 caía el régimen comunista rumano comenzando el giro que acabaría haciendo de Rumania un socio fiable para Occidente a pesar de sus vaivenes políticos y que podría entrar en una fase de inestabilidad tras las elecciones de mayo que prometen ser clave en una Europa que parece abocada a una etapa de cambios drásticos.





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