No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

sábado, 10 de febrero de 2024

Indonesia; “promesa” de hoy pero futura víctima del final de la Globalización como buena parte de la región Indo-Pacífico, por Jorge Navarro Cañada.

Las elecciones del 14 de febrero tienen su importancia a día de hoy; hablamos de un país situado en un punto geoestratégico de máxima importancia llamado a ser primordial a corto y medio plazo; en extensión enorme, una octava parte del mundo, con tres usos horarios y más de 5.000 kilómetros de longitud a lo largo de la línea ecuatorial, islas de la importancia de Nueva Guinea, Borneo, Sumatra, Célebes y Java. Y lo será a todos los niveles, como paso de ruta comercial y en una situación privilegiada en el orden militar por su tamaño para el control de su región, de hecho China y EEUU pugnan por su influencia en ella. Goza de un impresionante nivel tecnológico en alza, y una de sus mayores bazas, es muy rico en materias primas, principalmente como primer productor con mucha diferencia en níquel, hoy un mineral imprescindible entre otros usos para las baterías eléctricas, pero con un futuro no tan importante por ser sustituible.  Su renta per cápita está lejos de Malasia o China, pero por encima de India o Filipinas con quienes comparte excelentes datos demográficos (a poca distancia en juventud de su población), en total 276 millones de habitantes, el cuarto del mundo siendo el primero en población musulmana, con más de 2,3 millones de creyentes. Más de 300 grupos étnicos y 700 lenguas que incluyen sánscrito, árabe, portugués, holandés…todo un encuentro histórico de civilizaciones, (antes de su independencia tras una especialmente cruel II Guerra Mundial venía de casi tres siglos y medio de colonización holandesa (1600-1942) y tres años y medio de brutal ocupación japonesa (1942-1945). Después tras diversas vicisitudes y con el poderoso Partai Comunis de Indonesia (PKI) -el más más antiguo y numeroso de Asia- Estados Unidos apoyó al general Sukarno para combatirlo e instauró una dictadura militar que duró 32 años y se cobró las vidas de cerca de un millón de indonesios, sus métodos tuvieron admiradores desde Brasil y Chile a Irak y Nigeria. Indonesia hoy es un potencial indiscutible en producción y consumo. Y con todos estos datos si la situación no cambiara podríamos atisbar un camino imparable hacia el top 10 en las economías mundiales y como decía antes un buen presente.

Pero Indonesia tiene a día de hoy un punto débil; es demasiado dependiente de sus relaciones económicas con China, un país claramente a la baja muy cerca de arrastrar a sus “satélites”. Y todavía aunque ya en su final la Globalización permite encontrar alternativas y sustitutos, pero a medio plazo un previsible muy importante retroceso en las comunicaciones y transporte, por extensión del comercio aventura un mal desarrollo para estos países que además podrían pagar esa situación hoy privilegiada pero susceptible de transformarse en tan sumamente periférica como para ver que el necesario suministro de materiales y tecnología se viera en peligro.

Hago esta introducción porque Indonesia, al igual que otras “promesas” asiáticas, serán unos de los grandes pagadores del final de la Globalización: y es que esta dotaba al mundo, de ida y vuelta, todos los materiales que en un mercado mundial permitían la estabilidad y el crecimiento económico y tecnológico de cualquier lugar del planeta. Se sustituía la etapa histórica anterior en la que se ocupaba o invadía el territorio lejano para el acceso a las materias, ahora simplemente se pagaba para acceder a ellas. Y fue en ese privilegiado lugar en el que se explica el crecimiento asiático basado en la hiper financiación y la devoración absoluta de los recursos del que China ha sido el mayor ejemplo, pero en realidad sin el libre acceso a cualquier lugar del planeta esa ventaja desaparece, más cuando el territorio sea más periférico.

Indonesia vota el 14 de febrero; tras una brillante gestión en lo económico y tecnológico, también en política Exterior (no así en calidad democrática aunque mejor que sus países cercanos del Sureste Asiático), el presidente Joko Widodo deja muy probablemente el cargo en manos del gran favorito Prabowo Subianto, yerno del dictador Suharto (1968-1998), brutal jefe de las fuerzas especiales de Indonesia (1995-1998) y perdedor en los dos anteriores comicios, o por detrás en las encuestas a los candidatos Anies Baswedan o Ganjar Pranowo.

En realidad es más que probable que el próximo gobierno de Yakarta continúe con la modernización del país y una política Exterior de no alineado manteniendo el equilibrio con Oriente, principalmente China, y Occidente, especialmente EEUU. Una visión pragmática de su papel Internacional que le está dando un gran resultado. Sin embargo, su política Interior tiene problemas que afectan a su posición en el mundo, por ejemplo la deforestación, Indonesia es el sexto mayor emisor de gases de carbono, el citado níquel en su extracción está destruyendo selvas tropicales de gran riqueza natural. Casi 700.000 hectáreas de bosques ya se han concesionado a empresas mineras. Indonesia sobrevivió al colonialismo, pero su explotación medioambiental quizá no sobreviva al propio en otra de sus futuras debilidades.

Podrán encontrar numerosas reseñas y artículos relacionados con la geopolítica, medio ambiente, Globalización, política Exterior y española… en el ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

 

Foto AFP; mina de oro y cobre estadounidense Freeport-McMoRan, en Papúa, (la más grande del mundo). Y mapa de orangesmile.com





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