Club a la fuga. Del equipo-ciudad a la airbnbización del fútbol (Ed. Barlin Libros) es un texto demoledor, no en vano Vicent Molins es todo un especialista en contenidos urbanos, en la ciudad de Valencia y en el Valencia C.F., verdadera guía en este viaje demoledor. El primer capítulo del libro ya lo deja claro, recurro a la cita: “Un club de fútbol, a pesar de todos los esfuerzos para esconderlo, es un agente plenamente urbano al que las dinámicas que tienen lugar sobre la ciudad le afectan poderosamente. Desde ese planteamiento, una deducción: el vínculo umbilical entre el club de fútbol y la ciudad está precarizado y se ha roto en unas cuantas demarcaciones principales. Los clubes acumulan tanta energía más allá de sus lindes que han decidido prescindir de sus entornos municipales. Otros, aunque la necesitan, la han omitido de sus propuestas de valor porque los intereses de los propietarios son ajenos o contrapuestos a la realidad local. La ciudad, en uno y otro caso, pasa de sujeto a objeto (…) hay lugar para dos categorías improvisadas: a este lado, los clubes multinacionales, dopados económicamente por sus propietarios o inmersos en dinámicas mundiales; al otro, clubes discretos que han basado su estrategia en el conocimiento, el ingenio y la planificación.”
El caso del Valencia sería demoledor con el delirio del
nuevo estadio entre otras aquí contextualizadas, en estos casos pasan desde un
alcalde de la ciudad que promete a sus vecinos que no serán menos que los de
otras capitales, un promotor que promete blindarle endeudando a la
municipalidad hasta las cejas lastrando su futuro, y tras multitud de
desaguisados un holding internacional, asiático en el caso valenciano, se hace
con el gobierno de la ciudad en cómodos plazos que incluyen la privatización de
sus servicios básicos generando dudas de su propia viabilidad. Y se entra en
una pendiente que vale para otras ciudades y clubes de fútbol, el del Valencia C.F.
se coronaría en 2014 con Peter Lim haciéndose con el 74% de las acciones del
club. Se produjo -esencial en este relato- el modelo de funcionamiento del club
que ya no necesitaba del poder local en absoluto, justo lo contrario, responde
al patrón básico con el que fondos remotos sondean negocios ligados al
territorio de la ciudad manejando a miles de kilómetros en busca de
rentabilidad. Y así los clubes más poderosos comenzaron a perder esa
dependencia-pertenencia de la ciudad quedando geolocalizados en la nube.
Ejemplos que da Vicent Molins, “la energía producida por la entrada de los
ciudadanos en sus estadios, proporcionaba al Real Madrid el 23% de su
alimentación. En 2019 era un 16%. Más escandalosa es la comparativa del
Manchester United. De un 42% a un 17%”. Ya no son equipos de la ciudad, son
clubes en la nube que los ha devorado. Así, estos propietarios extranjeros
suelen aparecer tras los desmanes de unos empresarios locales o el desinterés
de otros. La venta del club, es también “el fracaso de las élites de la
ciudad”. Y la dinámica en la estos equipos requieren más fans que aficionados
tiene entre otras consecuencias que entre 2003 y 2014, 22 de los clubes que
habían pasado por Primera División cayeron en concurso de acreedores.
Si el lector coge este libro en el momento en el que
escribo y el Valencia C.F. se encuentra penúltimo en la clasificación de
Primera División puede torcer el gesto viendo el ejemplo del Milán, otrora
símbolo lombardo: pasa de Berlusconi al chino Yonghong Li con una deuda que no
puede cubrir. Y ahí aparece Elliott Nanagement (el fondo dirigido por Paul
Singer, el mismo que se quedó con buena parte de la deuda Argentina tras
quebrar el país). Pues hizo lo mismo en el Milán, le prestó el dinero al chino
que se declaraba en bancarrota y se lo queda. De momento y dado que el equipo
va bien los aficionados está contentos, queda por ver cuando vengan mal dadas.
Recordemos, hablamos en el mundo de la ciudad global que tiene el mundo entero
como área de influencia y que son tomadas como soporte por intermediarios
financieros que “financiarizan” las ciudades hasta exprimirlas, en casos como
el acceso a la vivienda de consecuencias dramáticas. Por supuesto proyectos
como la Superliga están en esa necesidad de romper con el territorio como
espacio restringido para los clubes. Y de nuevo al momento de hoy, vivimos
estos días el “Barçagate” del que todavía no sabemos en qué puede quedar. Este
libro no ayuda a la “confianza” en el fútbol, máxime si como es mi caso el
lector parte de conclusiones muy coincidentes con las de Club a la fuga.
Otro valencianista de pro como Manuel Vicent no podía dejar
de aparecer: “Un presidente ahíto de dinero de papá, que te da la mano con solo
tres dedos a la hora de saludar, preside los partidos de su equipo con la
mirada perdida. No le interesa nada de lo que sucede en el campo.” Aquí Peter
Lim es un personaje siniestro, caracterizado por la clandestinidad y el
silencio mafioso. Y es que el relato de cómo se hace el de Singapur con el club
asusta y preocupa, pero leerle a él todavía más, esto en una entrevista a
Financial Times. “No quiero menospreciar al Valencia, pero tiene 102 años,
nunca ha ganado una Champions League… ¿y querían ganarla a toda costa? No tiene
sentido. Esto es bonito, me despierto, soy dueño de un equipo de fútbol y a ver
qué pasa. No hay más. Y la verdad es que los aficionados me provocan algo de
compasión, pero entre nosotros, entre amigos, solemos decir que las cosas más pequeñas
te dan los dolores de cabeza más grandes (…) Si miras la Superliga Europea, es
puramente para que los clubes grandes sobrevivan. Les dan igual los
aficionados. ¿Por qué? Porque tienen unas audiencias de 100 millones de
aficionados en Asia (…) Esta gente argumenta que como son valencianos conocen
el club. Pero con valencianos al frente el club se fue a la ruina ¿verdad?”.
Ya, y esto lo digo yo, se pone con la lectura uno a cantar lo de “Peter vete
ya…” Y es que se ajusta a la perfección a la tesis del libro, esta es una
mirada externa, periférica, infantilizando a los hinchas y la comunidad. No
obstante es una visión Oriental del fútbol que no viene de ahora, quien iba a
decirlo, iban a devorar al fútbol europeo.
En absoluto el autor deja de citar la responsabilidad
interior del Valencia y de las autoridades municipales, autonómicas, bancarias…
entre otras cosas sumidas en la burbuja del ladrillo, la crisis de las cajas…
donde los fondos tenían una presa fácil donde fallaron las prácticas
regulatorias entre los personajes menos adecuados que sacaron al Valencia de
sus propias élites para situarlo en la cloaca.
El cuarto y último capítulo, Tu equipo no está en ningún sitio, vuelve a incidir, un club es una buena herramienta de prospección sobre aquello mismo que impacta sobre el acceso a la vivienda, el desarrollo comercial, en suma la vida urbana en este caso en el empobrecimiento, es común a muchos clubes, la mayor virtud de este libro está en que el Valencia nos hace de guía en un viaje más que evidente en el fútbol y la ciudad actual. De hecho aquí se analizan casos como el del Mallorca o el del Zaragoza, un clásico de fútbol español que caía en esta cadena trófica de los multipropietarios. Y lo lleva también al periodismo y personajes como Ibai Llanos o Fabrizio Romano y por supuesto a directivos de la FEF como Rubiales que quiere partidos en campo neutral “donde más apoquinen”, una vez más fútbol para fans, no para aficionados.
“Tomar por cierto que nuestro desarrollo personal no
comporta adquirir compromisos con nuestro entorno ni esperar nada del mismo (…)
nos conduce irremediablemente a la enorme renuncia. Nos gustan nuestros clubes
porque nos sellan a una comunidad, de la misma manera que buscamos pertenecer a
un lugar porque nos ayuda a ser algo más que simples piezas en tránsito.”
Normalmente El Polemista en sus reseñas contiene más
opinión propia, pero es que en este caso no se puede añadir más que la
felicitación a Vicent Molins por este libro que cualquier aficionado al fútbol
debe leer, no digamos si además es valencianista. Y es inevitable añadir un
deseo de recuperación a todos ellos en horas tan bajas y la certeza que aunque
superen el trance de esta temporada, tienen un gravísimo problema.
La edición de Barlin Libros preciosa, lástima que carece
de índices y bibliografía si la hubiera aunque están las notas.
INDICE COMPLETO DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html
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