No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

viernes, 24 de mayo de 2024

Giorgia Meloni, un modelo ultra de adaptación e imagen, por Jorge Navarro Cañada.

Se inicia la Campaña electoral de las Elecciones Europeas y la presidenta de la Comisión Europea y candidata del Partido Popular Europeo, Ursula von der Leyen, lo deja claro: “He estado trabajando muy bien con Giorgia Meloni, es mi trabajo como presidenta de la Comisión. Nosotros haremos una oferta, vamos a ver si ella es proeuropea, que claramente lo es; antiPutin, que ha sido muy clara en eso también; y a favor del Estado de derecho. Si esto se mantiene, le ofreceré trabajar juntas”. Inmediatamente Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular español y que mantiene en España en 140 municipios y varias comunidades autónomas pactos de gobierno con VOX, el partido de la extrema Derecha, afirma estar "muy atento al planteamiento de Meloni, no es homologable a otros partidos de extrema derecha", en clara voluntad de blanqueamiento de sus posiciones afines a los acuerdos con estos grupos y voluntad de ahondar en ellos. (También asombrosamente reconoce no conocer mucho lo que hace la dirigente italiana).

En realidad hasta aquí no hay nada nuevo más allá de hacer público lo que ya se esperaba, pero hace necesario un breve análisis sobre la figura de Giorgia Meloni en el breve tiempo que lleva gobernando Italia y la poca gestión -no le ha dado tiempo a más- que ha realizado, más allá de su ideario y posición anterior, de reconocido posicionamiento literalmente posfascista (Meloni dirige Hermanos de Italia (FDL), antes Alianza Nacional proveniente del Movimiento Social Italiano fundado en 1946 por Giorgio Almirante como reorganización de los fascistas italianos. De la mano de Silvio Berlusconi, el MSI liderado entonces por Gianfranco Fini, entró en su coalición de gobierno de Italia en 1994).

Más allá de los orígenes, en octubre de 2022 forma gobierno en Italia con los apoyos de Liga (LI) del ultra Salvini y Forza Italia (FI) del fallecido Berlusconi además de los conservadores de Nosotros Moderados (NM) y algún independiente.

A partir de este momento Meloni parte de una realidad necesaria para entender su mandato: tras una década de inestabilidad política Italia ha vuelto a un bipartidismo de facto, y el gobierno lo ha hecho con una mayoría homogénea en el parlamento; ello facilita el mensaje de moderación y la forma transmitir mesura y pragmatismo, ayuda la debilidad en su liderazgo en la que ha llegado el ultra Matteo Salvini (radicalmente euroescéptico y partidario de Vladimir Putin) y el vacío de poder dentro de Forza Italia tras la desaparición de Berlusconi (también sostenía posiciones abiertamente en favor del dictador ruso).

Este aspecto es determinante, las circunstancias en las que la primera ministra ha podido desarrollar su imagen y forma de comunicar son clave, sobre todo para mitigar la sensación con la que llegaba de cara al Exterior, y otro elemento a tomar en cuenta, el contexto internacional, Meloni se convierte inevitablemente en factor estabilizador para muchos italianos en plenas consecuencias del reciente conflicto palestino-israelí o de la guerra entre Rusia y Ucrania.

A partir de aquí la líder de Hermanos de Italia plantea una posición de alianza con Bruselas diferenciándose de otros gobiernos de extrema Derecha como el de Orban en Hungría y afirma una clara posición en favor de Ucrania, planteando además una visión atlántica por coincidente con la de Joe Biden y EEUU del mundo. Incluso, donde ha mantenido posiciones más conflictivas con Bruselas como en sus políticas migratorias, a pesar de anunciar medidas extremas como las que ha hecho respecto a Albania o Túnez, se ha conformado con un práctico “los resultados no han sido los esperados”. Así es como Meloni, que despreciaba desde el más indisimulado populismo “facilón” a la Unión Europea por intervencionista frente a sus políticas, “porque Europa, que en estos últimos años se ha metido en todo, incluso en cómo se cocinan los insectos”, se ha convertido en una valiosa aliada y ha tranquilizado los temores iniciales, ha sido para ello impecable en la forma de comunicar y suavizar sus formas anteriores.

Sin embargo su perfil ideológico no ha cambiado, solo lo ha adaptado inteligentemente, sabiendo que el eje ideológico no era oportuno y camuflándose para mantener el pulso populista en guerras culturales de nuestro tiempo, algunas de ellas destinadas a su electorado, por ejemplo en el acoso a ONG, fundamentalmente las que apoyan a inmigrantes, la delirante legislación contra los anglicismos en para banalidad del nacionalismo cultural, u otras más alarmantes como la legislación homófoba con medidas como el bloqueo a las inscripciones de parejas homosexuales  en el registro civil. Igualmente en materia económica ha mantenido un discursos contrario a la justicia social pero admitiendo que tiene las manos atadas en el contexto europeo.

Y en estas circunstancias se presenta a las Elecciones Europeas, gozando así del intento de blanqueamiento del Partido Popular Europeo que además supone una ayuda implícita en su pugna por liderar a la extrema Derecha europea frente a otras candidatas para ello como Marine LePen.

No olvidemos, Hermanos de Italia coincide con los demás ultras, es anti globalista, anti multiculturalista, euroescéptico (en su caso), con marcado nacionalismo nativista, posición contraria a todo progresismo en las batallas culturales, anti tecnicismo-intelectualismo, defensa ultraconservadora contraria a la migración y al cambio climático o el feminismo, xenofobia y racismo, unida a una actitud vociferante, provocadora y de ruido mediático, a veces violenta. Desde un punto de vista laboral (el trabajador juega un papel determinante), podemos definirlos como antisindicalistas y negacionistas de la división social de clase, paternalista-xenófobos, nacionalistas, proteccionistas, ultraliberales (antes neoliberales aunque en este punto puede haber divergencias entre países, sucede lo mismo con sus partidos políticos), y defensores del machismo-patriarcal. Meloni sigue haciendo suyo e irrenunciable el lema que hiciera slogan Mussolini, "Dios, patria y familia".

Hace unos días se celebraba en Madrid la cumbre ultraderechista en la que personajes como el argentino Javier Milei se convertía en el absoluto protagonista tras protagonizar junto a apadrinado Santiago Abascal un grotesco episodio contra el gobierno español en forma de insultos al entorno personal de Pedro Sánchez. Inteligentemente y esa es la diferencia, tanto Giorgia Meloni como el húngaro Orban evitaban su presencia en ella y simplemente saludaban telemáticamente.

Y justamente ese es su mérito, comunicar bien y aparecer distinta a la familia ultraderechista europea aunque siga siendo parte de ella para así lograr introducir su visión del mundo en las políticas europeas; obviamente si las urnas le dan para ello.

En el ÍNDICE de EL POLEMISTA encontrarán numerosos artículos relacionados, concretamente en la extrema Derecha: http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html




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