No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 20 de mayo de 2024

El presidente de Irán Ebrahim Raisí muere en el momento oportuno, primeras y rápidas impresiones, por Jorge Navarro Cañada.

El presidente de Irán, el ayatolá Ebrahim Raisí, y su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian junto a otros colaboradores mueren accidentalmente, o así nos llega la noticia oficialmente, “ha muerto mientras servía al pueblo. El helicóptero que transportaba a Raisí, (...) debido a las condiciones meteorológicas adversas, sufrió un accidente”, aunque sea como fuere lo importante ahora es contextualizar el hecho, obviamente en las próximas horas tendremos reacciones en diferentes direcciones.

Ebrahim Raisi, personaje con tintes siniestros por personalizar la cara más dura del régimen iraní, desaparece en un momento especialmente sensible, justo cuando se avecina la sucesión del líder supremo Alí Jameneí. No es una cuestión menor, el fallecido representa a Osul-Garāyān, el partido de los fundamentalistas que se basan en el principio teocrático del Velayat-e Faqih, obediencia absoluta al poder clerical. Dentro de este grupo a su vez hay fracciones, Raisí representa la más conservadora. Frente a este sector “principalista” están los “Reformistas”, lo que vendría a ser los partidarios de un poder más moderado, en teoría mayoritario en Irán aunque en 2021 Raisí ganaba las elecciones (solo obtuvo los votos de un tercio del electorado con la participación con mucho más baja de la historia de la República Islámica con casi un 13% de voto en blanco evidenciando la crisis de legitimidad en la que llegaba al poder.

Todo esto es importante porque este grupo estaba situado en las mejores condiciones para nombrar al sustituto en el principal puesto de Irán, incluso se llegó a plantear que pudiera ser el propio fallecido. Y había, aunque es difícil saber con qué intensidad, diferentes opciones, el hijo de Jameneí, Mojtaba, también se postulaba al puesto más alto. Raisí ha sido durante mucho tiempo el favorito del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), pero muchos miembros del clero favorecen a Mojtaba.

Recordemos volviendo ahora a la sucesión del siniestrado, no es la primera muerte de un presidente iraní en ejercicio, en 1981, los muyahidines-e Khalq de Irán asesinaron al presidente Mohammad-Ali Rajai. Entonces la sucesión de este era a través de elecciones, pero desde 1989 la reforma de la Constitución otorga al Líder Supremo la posibilidad del nombramiento (lo hace a través de otros nombramientos que también dependen de él, aunque se pueden convocar elecciones).

Y vayamos al contexto internacional:

Irán acelera su camino a la bomba atómica y abiertamente ocupa un lugar de liderazgo regional en la oposición tanto a las monarquías árabes como a Israel (o también, a las posiciones Occidentales en Oriente Medio). Sin embargo estaba muy activamente participando, ya muy cerca de resultados reales, en una “solución” para un alto al fuego en Palestina, tenía además en ello el reconocimiento de EEUU como interlocutor válido. El crecimiento geoestratégico de Irán está en claro aumento, muy sintomático el importantísimo acuerdo firmado estos días con India por el puerto de Chabahar que supone toda una magnitud en las relaciones internacionales como para que todo Oriente Medio pueda preocuparse por el cambio de equilibrios en el transporte de mercancías que supone.

No es menor el momento en el que se encuentra Israel; como he apuntado en El Polemista en artículos anteriores, uno de los objetivos de Netanyahu si todo hubiera salido según sus cálculos -ya definitivamente fallidos- la operación posterior a la aniquilación de Hamás era la expulsión kilómetros adentro de Hezbolá en territorio de Líbano ampliando así la frontera, incluida la marítima, no solo con fines militares y defensivos, también de explotación. En esta operación la respuesta de Irán podía ser decisiva y Ebrahim Raisí y su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian probablemente hubieran podido plantear problemas, desde luego mayores que un Irán en plena crisis sucesoria. Obviamente ello implica numerosos intereses, no solo fuera de Irán, también en el propio país.

A nadie se le escapa el clima pre bélico y de actividad relacionada, mucha de ella subterránea y las consecuencias de estas muertes como para pensar que son casuales, pero a día de hoy solo pueden ser especulaciones a la espera, entre otras cosas, en un periodo en el que hay que renovar en una potencia de la magnitud de Irán, sus dos poderes principales; dejando un espacio abierto de muchísima trascendencia.

Tienen artículos relacionados en el ÍNDICE DE EL POLEMISTA http://elpolemista.blogspot.com/2023/12/indice-completo-de-el-polemista.html

 

Foto (SANA) fallecidos en el accidente de helicóptero según primeras informaciones.




No hay comentarios:

Publicar un comentario