No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

jueves, 13 de abril de 2023

Mamá, soy Trans de José Errasti, Marino Pérez y Nagore de Arquer, y, un problema sin solución.

Traigo este libro a El Polemista sin ningún ánimo concreto, de hecho, me encantaría que quien lo crea preciso opine, pero sí con intención de poner encima de la mesa el derecho a la exposición teórica desde principios científicos más allá de ser compartidos. Y es que un blog para la difusión de libros que no tiene ningún ánimo de lucro ni de beneficio personal alguno no puede dejar de sentir incomodidad ante la persecución de ninguna obra, sea la anterior a esta, Nadie nace en un cuerpo equivocado, que generó gran polémica y problemas, incluso físicos, en su presentación y difusión.

No tengo una opinión definida al respecto de la Ley Trans aunque si diversas objeciones, pero creo que de la experiencia se aprende y que habrá tiempo -como ya se está haciendo en algunos países europeos- de pulir y matizar las cosas, especialmente de concretar auténticos vacíos al respecto por la improvisación y rapidez con la que se ha hecho. En ningún caso me atrevería a cercenar el derecho de nadie y no es en absoluto el hacer reseña de este libro nada más que una exposición que por alternativa y, quiero pensar, bien intencionada, desde luego sí documentada y realizada con criterio, merece lectura.

Mamá, soy Trans, Una guía para familias de adolescentes con conflictos de género (E. Deusto) es un texto contundente, no omite elementos que pueden ser considerados ideológicos, “Puede que más adelante veas lo «imbécil» que eras — diría G. K. Chesterton—, pero mientras estás en la adolescencia, y ésta hoy dura mucho tiempo, te crees más sabio y woke que nadie. Lo cierto es que estás en el limbo: entre la infancia y la vida adulta, adultescentes incluidos, sin enterarte mucho de lo que ocurre. En este contexto, la disforia de género viene a ser hoy por hoy una «salida» para muchos y muchas adolescentes, la epifanía de la nueva alma: un sentimiento indiscutible que te pone en el centro del escenario, sin menoscabo del sufrimiento que implica (…) La ideología queer es retrógrada, al reintroducir los estereotipos sexuales, el dualismo alma/cuerpo y la medicalización de la disforia de género. Así mismo, borra a las mujeres como los sujetos políticos del feminismo. La ideología queer es opresora, al imponer la terapia afirmativa, una neolengua abstrusa e impedir el debate bajo la acusación de transfobia a todo el que discrepe de sus posturas.» «El transgenerismo queer se ha impuesto socialmente como resultado de su abanderamiento de una nueva justicia social demagógica, apoyada por una situación de ganancia mutua para la derecha neoliberal y la izquierda identitaria.”

Los autores, José Errasti, profesor titular en la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez Álvarez es psicólogo especialista en Psicología Clínica (antes catedrático), y Nagore de Arquer, mujer «desistidora» de un proceso de transición de género, plantean una diferenciación clara entre Transexualidad y trasngenerismo, este ha sido el elemento principal del debate, el sexo lo otorga la naturaleza, el género nos lo adjudicamos. Estos reconocen la primera como un “trastorno” que aparece en la primera infancia, supone un rechazo radical a la genitalidad propia y por una negativa tajante a asumir el propio sexo, es un “problema” con una bajísima incidencia -en el orden de 1 por cada 2.000 nacimientos -y se llama desde mediados del siglo pasado transexualidad. Esto excluye por completo a una chica o chico adolescente que declara haber descubierto que en realidad es de un sexo diferente. Se trata de una cuestión de género, no de sexo. Y los autores, insisten, están de parte de las personas que sufren lo que ellos consideran un problema que se puede deber a diferentes causas. No se escatima en este libro en ello, incluidos casos concretos, se tratan sin miedo circunstancias que van desde el suicido a otros traumas, “Varias investigaciones han encontrado entre los jóvenes que presentan disforia de género una frecuencia especialmente alta de esos problemas que suelen agruparse como “trastornos del espectro autista.” Las cifras no son unánimes, y van desde un 20 hasta un 70 por ciento, pero en ambos casos están muy por encima de las cifras que se encuentran entre la población estándar de referencia.”

Estaríamos ante el “boom transgenerista” más común en chicas que en chicos una desproporción de en torno al 80-20 por ciento. Esta mayor incidencia en chicas se debería a las peculiaridades corporales de su adolescencia, la presión a la que someten las redes a las mujeres o la irrupción del porno como agente de educación sexual de chicos y chicas.” Como ven Mamá, soy Trans no elude posible polémica alguna. “Para el adolescente atrapado en el movimiento trans, su transición es mucho más que un cambio en alguno de sus atributos. Es toda una transfiguración, una renovación existencial de la que retornar radiante. Es, por encima de cualquier otra cosa, el triunfo del yo, la victoria de la voluntad sobre la realidad, supone ingresar en una comunidad de elegidos exclusiva y selecta.”

Los autores consideran un verdadero atraso científico aplicar a los fenómenos psicológicos la lógica del transgenerismo, aunque en ningún caso niegan el derecho de todo adolescente a ser tratado, protegido y comprendido en cualquiera de estas circunstancias, pero también defienden “su derecho a que el Estado imponga ciertos límites a su explotación comercial por parte de la industria farmacéutica y a que supervise con lupa cada caso en donde se vaya a convertir a una persona sana en un paciente crónico o cuando se les pretenda extirpar órganos sanos.”

Hago esta reseña el mismo día que Errasti añade en El Mundo (https://www.elmundo.es/papel/lideres/2023/04/11/64357cf3e4d4d8a7478b45d4.html): "Lo que sucede en realidad es que nuestra sociedad, en los últimos 20 ó 30 años, está sufriendo una desvalorización de la realidad y la verdad, en favor del subjetivismo y el deseo. Está en todas partes: nunca dejes de soñar, el cielo es el límite, que nadie diga que tus sueños no son posibles, búscalos porque en algún sitio están... Cuando yo era joven, ese narcisismo adolescente acababa chocando con la realidad, con los hechos, que eran una cosa dura. Hoy, cuando el deseo choca con los hechos y la realidad, a los chicos se les dice algo muy claro: que le den morcilla a los hechos y a la realidad. Y eso mismo dice la doctrina 'queer': puedes ser lo que quieras. Pero la biología está ahí".

La edición de Deusto incluye el correspondiente glosario siendo un manual en toda regla.

Poco más se puede decir de un texto tan claro y preciso, de ahí que haya hecho uso de la cita para ello, y más allá de la posición que se tenga al respecto, tanto desde la puramente psicológica, sociológica, sexual, política… es un tema que se quiera o no genera problemas y discrepancias lógicas que no pueden ser abordadas desde la mala fe del discrepante en un sentido o en otro. Y desde luego sí tengo claro que el tiempo las va a matizar todas y que lo que hoy se tiene “claro” no se tenía antes ni se tendrá después.

El Polemista está abierto a toda opinión, en un blog de temas tan diversos, pueden encontrarlos en su índice general http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html



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