El sentimiento colectivo hacia el territorio y su apego a
él no siempre se instalan en Estados nacionales incluso en grandes regiones, la escala varía, puede
ser diminuto, pero en casi todos una fuerte carga sentimental y subjetiva se
superpone a la razón.
Avance por la A6 camino del Bierzo y como dice David Page
en su reportaje se encontrará con una guerra de pintadas, que van desde las
“comuneras” en la provincia de Valladolid a las leonesistas defensoras del
“País Llionés” en el que se incluyen Zamora y Salamanca (y algunos municipios
más escogidos de Palencia, Valladolid y también del vecino Portugal).
Y pasados los montes de León se encontrarán con “Ni
Castilla ni León, Bierzo nación” y similares.
Es que el Bierzo es un territorio particular que igual
separa que se hace núcleo de unión entre León, Galicia y Asturias e
históricamente aislado por estar rodeado de montañas, tiene sus particularidades,
pero reclamaciones vinculadas a ellas están en total declive. Eso sí, no para
Tarsicio Carballo, que fue fundador de dos
partidos políticos defensores del regionalismo berciano (hubo unos cuantos): el
Partido del Bierzo (nacido en 1979 y hoy sobrevive) y el Partido Regionalista
del Bierzo (Carballo lo crea tras una revuelta en el primero en 2001 y por él
es concejal del Ayuntamiento de Ponferrada). A sus 77 años además de dos
partidos ha hecho dos huelgas de hambre reclamando por el Bierzo, la última en
2010.
Bergidum Flavium, la ciudad de dónde deriva Bierzo, será
una administración y una unidad política desde la Antigüedad, ya en la Edad
Media pertenecería al reino astur primero y al leonés después. Posteriormente
desde los Reyes Católicos y hasta el siglo XIX León estuvo dividida en tres
partidos: el de León, el de Asturias y el de Ponferrada.
Pero el gran hito histórico del independentismo berciano
se da en el Trienio Liberal (1820-1823) en el que el Bierzo, por primera vez en
1822 y por un año, es reconocida provincia (incluía alguna población de las
actuales Lugo y Orense).
La nueva estructuración provincial de 1833 la devuelve a
León.
En 1991 la Junta de Castilla y León aprueba un estatuto
de comarcalización, crea el Consejo Comarcal berciano sin apenas competencias
ni presupuesto.
Tarsicio Carballo ahora centra su lucha en que el Bierzo
tenga los servicios que “se merece y por los que pagamos impuestos”, dice.
Pues si el caso Berciano tiene su “gracia”, entiéndame el
lector, no la tiene en absoluto la
historia muy bien contada por Rebeca Arroyo; la del independentismo en la
urbanización La Moraleja. Esta, inicia su historia como parte de El Pardo en el
siglo XVIII propiedad de Carlos III. Para amortizar la deuda del Estado en el
siglo XIX se vende y a principios del siglo XX será propiedad de José Luis de
Ussía y Cubas, conde de los Gaitanes y compañero de caza de Francisco Franco.
En 1946 de nuevo vendida a Nueva Inmobiliaria España se
desarrolla el plan de ordenación como conjunto residencial y a partir de los
sesenta empresarios del Régimen entre ellos de nuevo Ussía la convierten en
proyecto de urbanización, hoy ya sabemos todos lo que es. Pero dentro del
término municipal de Alcobendas y por ello generando una gran angustia en la
riquísima población de La Moraleja, a finales de los años 80 y tras los
desencuentros con el gobierno socialista de Alcobendas se crea una gestora
presidida por Gabriel del Valle. Llegarán las recogidas de firmas, imponer
tasas para mantener el movimiento a los vecinos, poner entrada de paso e
incluso controles y
¡Atención! Uno de sus cabecillas más activos del
secesionismo “moralejo”, Ignacio García de Vinuesa, hoy es alcalde de
Alcobendas por el Partido Popular. Parece una broma pero esta historia
demencial de elitismo y memez es real.
¿Cómo logra una comarca en Cataluña como el Valle de Arán
pasar a ser por cuenta de un nacionalismo tan excluyente como el catalán (en su
visión de la realidad nacional), una entidad reconocida en su lengua, el aranés
(occitano gascón) de uso preferente -por encima del catalán- y además le
aseguran el derecho de autodeterminación?
Este reportaje de Iñaki de las Heras tiene el
inconveniente de haberse realizado en pleno Procès del nacionalismo catalán, y
ello distorsiona elementos esenciales a pesar de ser uno de los más brillantes textos
que reúne este Micronacionalismos.
Situado al noroeste de Lérida colindante con Francia.
Tiene unos 10.000 habitantes en 9 municipios, el 70% se dedica al turismo
superando su renta per cápita a la media de Cataluña; dicen que son capaces de
transportar casi 60.000 esquiadores a la hora que es su mejor negocio.
El castellano es la primera lengua en uso de la zona con
un 38%, el 23% aranés, y solo el 16% lo hace en catalán; y es que su devenir
histórico cambia de manera brutal tras pasar de ser una zona casi inaccesible a
en 1948 lograr el acceso rodado por la obra conocida como el túnel de Alfonso
XIII y acabar con el aislamiento secular del valle.
En 1964 se abriría la estación de Baqueira Beret, y en
2007 se inaugura un túnel mucho mejor, el Juan Carlos I, aunque a ambos se les
conoce como el túnel de Vielha.
Hoy los araneses se sienten araneses, españoles y
catalanes por ese orden, pero el contexto es decisivo en este tipo de dato.
“El plano del independentismo catalán, en su aspiración
de conformar un Estado, también tendría que bregar con un plano inferior, el de
los sentimientos territoriales de sus comarcas y provincias, algunas de ellas
revestidas de fuerte identidad cultural.”
No podía faltar aquel ridículo memorable de Pilar Rahola
en Els Matins de TV3 frente al joven aranés que concluyó frente a la
nacionalista: “Lo único que pedimos es el respeto que piden los catalanes a
Madrid”.
El lector encontrará numerosas reseñas sobre el Procès
con participación de algunos de sus autores al igual que Pilar Rahola en su La república islámica de España (http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/05/la-republica-islamica-de-espana-de.html) en el
índice de El Polemista (http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/12/indice-de-el-polemista-hasta-2017.html ).
Ángeles Caballero trata la cuestión de Cartagena, aunque
me temo que lo hace de una manera excesivamente historicista, hay rivalidades
posteriores al Cantón de Cartagena (1873, golpe de gracia de la I República
Española, España tenía en aquel verano 15 provincias sublevadas y convertidas
en cantones) que detalla con éxito y que
sintetizaría en que según la autora el trato brutal que sufrió la ciudad y que
entre otras cosas es determinante la aparición poco más de un siglo después en
la primera Transición del Partido Cantonal que Ángeles Caballero atribuya su
formación a los sindicatos verticales de Franco.
Pero termina, en lo que con gracia llama el Cartagexit,
mostrando al singular e incalificable actual alcalde de Cartagena, José López,
miembro del inclasificable Movimiento Local de Cartagena, “Estamos dispuestos a
irnos de la Comunidad Autónoma de Murcia (…) Yo no quiero pertenecer a un
territorio que llora más que lucha.”
Olivenza, el Gibraltar español lo firma Enrique Bullido,
una disputa que la CIA en 2003 incluía en la lista de conflictos mundiales y
que ahora tiene a oliventinos y descendientes pidiendo la doble nacionalidad,
española y portuguesa, hoy son municipio pacense y el nacionalismo se diluye,
una maravilla en estos tiempos. Y es que este municipio después de cinco siglos
portugués pasó a español en la guerra de las Naranjas (1801), convirtiéndose
así en el Gibraltar español. Y es que mientras que nosotros no discutimos ni
publicamos sobre Olivenza, “esto ha provocado que frente a un discurso racional
y sólido del irredentismo portugués, que se apoya en multitud de argumentos
político-jurídicos, las respuestas españolas hayan estado presididas en muchas
ocasiones por la improvisación o, en todo caso, por el desconocimiento de los
fundamentos de la soberanía española sobre Olivenza.” Y no son los habitantes
del municipio, pero la exigua minoría de portugueses que siguen en la
reclamación han impedido reconstruir un puente transfronterizo durante más de
tres siglos.
Y curiosamente el conflicto viene de un acto de buena fe entre
España y Portugal frente a Napoleón por el cual España en una jugada
diplomática con Portugal evita males mayores con una cesión que no cumplía las
exigencias de Napoleón.
Curioso, en plena guerra civil en España el coronel
Rodrigo Pereira Botelho estacionó a su regimiento de Cazadores 8 de Elvás para
tomar Olivenza.
Hoy el Tratado de amistad y Cooperación entre España y
Portugal firmado en 1997 reafirma la inviolabilidad de sus fronteras.
Víctor Martínez trata la disputa de Petilla de Aragón,
aunque está en Navarra, todo a cuenta de un castillo fronterizo entre los
reinos aragonés de Pedro II y el navarro de Sancho VII (siglo XIII). Pero serán
las deudas del aragonés al navarro que acabarán con el pago de cuatro
castillos, entre ellos el de Petilla. ¡Pueblo de Santiago Ramón y Cajal!
Justamente el cajalismo le ha dotado al pueblo de turismo que incluye a premios
Nobel como Severo Ochoa o David H. Hubel, aunque Ramón y Cajal describiera a su
pueblo como “entre cuarenta y sesenta casas situadas a los pies de un castillo
feudal. Ni una maceta en las ventanas ni el más ligero adorno en las fachas, en
fin, nada que denote algún sentido de arte, alguna aspiración a la comodidad y
al confort.”
El autor del reportaje constata que la totalidad del
pueblo se siente plenamente navarra. Quizá también tengan motivos fiscales
dados los privilegios navarros.
La isla de los Faisanes es tratada por David
García-Maroto, el condominio más pequeño del mundo, cuya gestión alternan cada
seis meses Irún, del lado español, y Hendaya del francés, desde el siglo XIX.
“Un poco más en dirección a Hondarribia, pronto aparece
un paisaje de marisma. Del lado francés, un plácido camino, con carril para
bicicletas, farolas y adosados unifamiliares hacen de la isla casi un jardín
particular. Y hacia el interior, en dirección a Irún, muy cerca de la isla está
el puente que une Behobia con la localidad francesa de Iruña.
En este punto, una acumulación de comercios en los que el
producto estrella son los licores y destilados, por su menor precio en
territorio español, mantienen ambiente fronterizo y estraperlista que ha
acompañado en otros tiempos a la zona.”
También ahí está el bar El Faisán, conocido por el
proceso judicial con el chivatazo de su dueño durante una investigación para
desactivar una red de extorsión de ETA (tema el de la banda terrorista sobre el
que también encontrará en El Polemista reseñas (http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/12/indice-de-el-polemista-hasta-2017.html.)
Edición de sencillez extrema esta de Micronacionalismos
(Ed. Nuevos textos periodísticos), quizá demasiado, pero que va a darle al
lector una visión singular de realidades más pequeñas y humildes, menos
peligrosas de algo tan perverso como la idea que afirma que la pertenencia al
territorio otorga cualidades espirituales y que casi siempre encuentra
dificultades en la diferencia entre sentimiento y razón, entre deseo y
realidad.
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