Tim
Marshall, toda una autoridad en materia de información internacional con más de
veinticinco años de experiencia y corresponsalía en todo el mundo hace un ejercicio
de determinismo geográfico que si bien es matizado es también arriesgado; el
autor lo sabe y pone en aviso al lector.
A través
de diez mapas de Rusia, China, EEUU, Europa, África, Oriente Medio,
India-Pakistán, Corea-Japón, Latinoamérica y el Ártico, el autor intenta
demostrar que el terreno condiciona a la humanidad en todo, en sus guerras, en
la política, en el poder, en el desarrollo social y que cada generación deberá
seguir encarando las limitaciones físicas del territorio.
Dada la
localización de El Polemista me permito comenzar separando la explicación al
desarrollo de España que realiza Marshall y que evidencia que Prisioneros de la geografía (Ed.
Península) hay que leerlo como
una obra conjunta y sacar conclusiones generales, porque en la especificación
no resiste una reflexión muy simple: España ha tenido a lo largo de su historia
modificaciones geopolíticas que hacen imposible un análisis como este:
“España también sufre, como siempre lo ha hecho, por
culpa de su geografía. Sus estrechas planicies costeras acogen terrenos poco
aptos para el cultivo, y el acceso a los mercados se ve restringido de forma
interna por sus ríos cortos y la Meseta Central –un altiplano rodeado de
cadenas montañosas algunas de las cuales lo atraviesan-. Los Pirineos
obstaculizan aún más el comercio con Europa Occidental. Por su parte, los
mercados que quedan al sur, cruzando el Mediterráneo, pertenecen a países en
vías de desarrollo con ingresos limitados. Tras la II Guerra Mundial, el país
padeció un abandono generalizado, pues bajo la dictadura franquista quedó
políticamente aislado de buena parte de la Europa moderna. Franco murió en 1975
y la nueva España democrática se adhirió a la Unión Europea en 1986. En la
década de 1990 empezó a ponerse a la altura del resto de Europa occidental,
aunque su inherente debilidad geográfica y financiera sigue paralizándola y ha
intensificado los problemas derivados del sobregasto y de un control fiscal
descuidado. España fue uno de los países más castigados por la crisis económica
de 2008.”
Esta es la debilidad del libro, obviamente la situación
de España dependiendo de la etapa histórica le ha hecho ser desde parte de los
mayores poderes del mundo en la Antigüedad y en la Edad Media precisamente por
su carácter mediterráneo, hasta después imperio inabarcable por su carácter
europeo y hoy, esas “dificultades” de sus terrenos para el cultivo la hacen ser
el 10,6% de la producción agrícola europea y líder en hortalizas y frutas.
A ello me refería con la advertencia inicial, este libro
es una extraordinaria aportación, pero el determinismo geográfico no explica
más que una parte de la realidad, no siempre la más importante, el autor
también lo advierte “Por descontado que la geografía no dicta el desarrollo de
todos los acontecimientos. Las grandes ideas y los grandes líderes forman parte
del tira y afloja de la historia. Pero sí que todos ellos deben actuar dentro
de los confines de la geografía.”
Volviendo al orden del libro, Tim Marshall sostiene sobre Rusia que desde el Gran principado
de Moscú, pasando por Pedro el Grande, Stalin y ahora Putin, todos ellos al
margen de sus ideologías o circunstancias concretas han sufrido cómo sus
puertos se han seguido helando y la llanura nordeuropea sigue siendo lisa, y
que si quitamos las líneas divisorias de los Estados, el mapa al que se
enfrentaba Ivan el Terrible es idéntico al que hoy se enfrenta Vladimir Putin.
Muy pocas
veces China ha sido expansionista, sus mercaderes llevan navegando siglos sus
ríos pero su fuerza naval no había buscado expandirse por las dificultades que
ofrecían las enormes vías marítimas del Pacífico, el Atlántico y el océano
Índico; China ha sido tradicionalmente una potencia terrestre de gran tamaño y
muy poblada.
Algunas de las explicaciones que hacen de este libro una
lectura tan recomendable:
“Un ejemplo de la geopolítica del miedo: si China no
controlara el Tíbet, cabría la posibilidad que la India intentara hacerlo. De
ser así, le concedería el dominio sobre las cumbres de la meseta tibetana y una
base desde la que avanzar hacia el núcleo central de China, al tiempo que le
permitiría controlar las fuentes tibetanas de tres de los mayores ríos chinos
—el río Amarillo, el Yangtsé y el Mekong—, de aquí que al Tíbet se le conozca
como “el depósito de agua de China”. Por descontado que China, un país con
aproximadamente el mismo nivel de consumo de agua que Estados Unidos pero con
una población cinco veces mayor, no lo permitiría.”
Hoy China se encuentra en una etapa muy diferente, tiene
sus fronteras aseguradas, se ha sacudido muchas de sus limitaciones físicas y
se desplaza por todo el mundo rebosando confianza. Pero tiene limitaciones
graves, como son las posibilidades de conflicto con Japón o EEUU y su
dependencia del exterior: si no la compra el mundo no fabrica, y el
hacinamiento urbano puede provocar consecuencias incalculables si hubiera una
crisis.
El autor apunta a la mayoría de los análisis escritos en
la última década que dan por sentado que a mediados del siglo XXI China
superará a Estados Unidos y lo destronará como primera potencia mundial, pero
no los subscribe. Los chinos van camino de igualar a los norteamericanos en
términos económicos, lo que les garantiza mucha influencia y un sitio en la
cúpula. Sin embargo, desde un punto de vista militar y estratégico, muestran un
retraso de varias décadas. Y es que desde hace 30 años se predice el declive
americano, pero además de explicaciones Marshall tira de humor citando a Otto
von Bismarck: “Dios cuida especialmente a los borrachos, a los niños y a Estados
Unidos.”
Europa, al contrario que EEUU, donde una lengua y una
cultura dominantes presionaron de forma rápida y violenta en dirección oeste
hasta generar un país enorme, creció de forma orgánica a lo largo de milenios y
permanece dividida en regiones geográficas y lingüísticas.
“El norte se industrializó primero y experimentó un mayor
éxito económico. Dado que el núcleo central de Europa occidental lo conforman
muchos de los países del norte, sus vínculos comerciales fueron más sencillos
de mantener y los vecinos prósperos pudieron comerciar los unos con otros (por
el contrario, los españoles debían cruzar los Pirineos para comerciar, o bien
fijarse en mercados tan limitados como los de Portugal y el norte de África) (…)
Circulan teorías indemostrables que apuntan a que el dominio del catolicismo en
el sur provocó su retraso, mientras que la ética protestante del trabajo llevó
a los países del norte a alcanzar mayores logros.”
Me permito en este punto
de la ética protestante y ajeno a este Prisioneros de la geografía apuntar al
trabajo de Davide Cantoni (The economic effects of the protestant
reformation: testing the Weber hypothesis in the German lands, 10/11/2009)
frente a La Ética protestante de
Weber : “No encuentro un efecto positivo del protestantismo sobre el
crecimiento económico a larguísimo plazo (1300-1900); de hecho, el
comportamiento de las ciudades y regiones católicas y protestantes son
indistinguibles (…) ausencia de diferencia alguna (…)no hay un modelo de
crecimiento diferenciado entre las distintas ciudades reformadas (…) las
ciudades, con su variada población de artesanos, comerciantes y estudiantes,
podían ser tan cosmopolitas y abiertas a las nuevas prácticas económicas tanto
en áreas católicas como protestantes”.
No se pierdan al respecto el
artículo de Xavier Vidal Folch Dijsselbloem:
tu religión no te exculpa en El País ( http://economia.elpais.com/economia/2017/04/05/actualidad/1491409709_216495.html ).
El autor no es en absoluto ajeno a problemas como el
envejecimiento de la población europea u otros, obviamente tras el Brexit y lo
que pueda suceder en diversos países en los próximos meses sería más pesimista.
África vio nacer al Homo sapiéns hace unos 200.000 años,
y se ha visto bendecida y maldecida por sus recursos a partes iguales. Ha
contado con riquezas naturales en abundancia, pero maldecida por el prolongado
saqueo foráneo. En épocas más recientes, los Estados-nación han podido reclamar
parte de estas riquezas y los países extranjeros se dedican hoy a invertir en
vez de a robar pero la gente corriente rara vez se beneficia de ello.
Yendo a ejemplos concretos, Tim Marshall explica bien
cómo hoy es más probable un conflicto entre Egipto y Etiopía por el Nilo que
uno entre Egipto e Israel a pesar de que este ya se ha dado cinco veces en el
siglo XX. O esta otra:
“Otro líquido que provoca agrias disputas es el petróleo.
Nigeria es el mayor productor de petróleo del África subsahariana y todo este
petróleo de excelente calidad se encuentra en el sur. Los nigerianos del norte
se quejan de que los beneficios derivados de este petróleo no se reparten de
forma equitativa por las diferentes regiones del país. Esto exacerba a su vez
las tensiones religiosas y étnicas entre los nigerianos del delta y aquellos
que viven al noreste.”
Oriente Medio es tratado con la lógica incertidumbre,
situaciones como el futuro de los kurdos, los grupos islamistas, o las guerras
en curso certifican que Sykes-Picot se está rompiendo, y hace una afirmación
que antes de la disputa por el gas y la guerra siria podía tener su lógica,
pero hoy es dudosa, porque siendo cierto que los americanos quieren rebajar su
peso político y militar en la región, ello podría ser difícil.
Me gustaría saber cómo hubiera quedado este Prisioneros de la geografía escrito hoy,
pero si es cierto que toda retirada norteamericana de Oriente Medio será
ocupada por otras potencias, especialmente China en materia de inversión y ello,
en un contexto como el actual, es todo un interrogante.
“India y Pakistán están de acuerdo en una cosa: ninguna
quiere a la otra cerca. Esto resulta en cierto modo problemático cuando se
comparte una frontera de unos tres mil kilómetros de longitud. De forma
equitativa, ambas van sobradas de hostilidad y de armas nucleares, por lo que
el modo en que gestionan esta relación tan indeseada es una cuestión de vida o
muerte para decenas de millones de personas (…) La relación entre India y
Pakistán jamás será amistosa, pero si no fuera porque comparten la espina
clavada de Cachemira, podría llegar a ser cordial. (…) El conflicto de
Cachemira es en parte una cuestión de orgullo nacional, pero también una
cuestión estratégica. Su control absoluto otorgaría a India una ventana a Asia
Central y una frontera con Afganistán. Al mismo tiempo, privaría a Pakistán de
una frontera con China y, en consecuencia, rebajaría la utilidad de las
relaciones entre China y Pakistán.”
Los pakistaníes proclaman su alianza con China para que
no cesen las enormes ayudas financieras que fluyen de Washington a Pakistán.
Otro asunto esencial es cómo India intenta bloquear el
ascenso chino; para ello ha reforzado sus vínculos con Birmania, Filipinas y
Tailandia, especialmente con Vietnam y Japón porque la clave es el mar de la
China Meridional y EEUU es su aliado en ello; India no puede competir con la
flota china, y una de sus grandes preocupaciones es el puerto amigo del que los
chinos disponen en la pakistaní Gwadar.
De nuevo China es una preocupación, mayor para Japón y
Corea, EEUU no se va a mover de ellas y mantienen una relación triangular.
Pero Corea del Sur es hoy al igual que Japón un país
influyente en la escena internacional, aun así ambos dependen de los recursos
energéticos foráneos, de modo que vigilan de cerca las rutas marítimas del
conjunto de la región. Japón lleva mucho tiempo haciendo equilibrios,
invirtiendo capital diplomático en estrechar lazos con Rusia y China con recelo
de Pionyang
Mientras EEUU una vez logró arrebatar las tierras a sus
originarios propietarios y las vendía o entregaba a pequeños terratenientes, en
Latinoamérica se impuso la cultura del poderoso terrateniente y el siervo
generando profundas desigualdades.
“México está destinado a vivir bajo la sombra de Estados
Unidos y en las relaciones bilaterales está llamado a desempeñar un papel
sumiso. Carece de una fuerza naval que le permita asegurar el golfo de México y
salir al Atlántico, de modo que depende de la estadounidense para que sus rutas
marítimas permanezcan abiertas y a salvo. Empresas privadas de ambos países han
abierto fábricas al sur de la frontera para reducir costes laborales y de
transporte, pero las condiciones de vida de la región son muy hostiles y esta
seguirá siendo una zona de amortiguación que muchos de los pobres de
Latinoamérica atravesarán con la idea de entrar, legal o ilegalmente, en la
Tierra Prometida del norte.”
¿Y si China decide prescindir de la voluntad
norteamericana respecto al Canal de Panamá y construir el “suyo” en Nicaragua?
Aquí se tratan asuntos como la incompresible pérdida de
status argentino cuando un siglo atrás era uno de los diez países más ricos del
mundo.
Termina este edificante Prisioneros de la geografía de Tim Marshall con el Ártico, el
deshielo cambia la geografía y todos los intereses inherentes a ella, aquí hay
un conflicto entre Estados Árticos y las grandes compañías energéticas, también
entre el respeto al medio ambiente y el cambio climático, una prueba más de la
debilidad del determinismo geográfico, porque cuando ello ocurra, serán
decisiones humanas tomadas en circunstancias cambiantes las que resolverán en
un sentido o en otro.
Lo hace en la conclusión, pero el espacio ya es parte de
nuestra geopolítica y Tim Marshall no lo pasa por alto:
“Estados Unidos y China están volcadas en el desarrollo
de tecnología láser, que puede ser empleada como un arma, y ambas buscan
asegurarse un sistema de misiles capaz de operar en el espacio y de neutralizar
la versión de la competencia. Muchas de las naciones avanzadas desde un punto
de vista tecnológico se están preparando por si llega el momento de combatir en
el espacio.”
Una vez mostradas las debilidades de las tesis de Prisioneros de la geografía hay que reconocerlo como una lectura obligada para
cualquier interesado en la geopolítica, Tim Marshall impone un mapa mental que
resulta determinante para obtener una visión global y comprender en parte la
realidad en la que la humanidad vive.
La edición
de Península es impecable en un libro que aporta la necesaria bibliografía,
nada extensa pero suficiente y el imprescindible índice analítico que le
permite ser posteriormente a su lectura un libro de consulta.
Excelente el libro, quizás las referencias a España no son tan precisas como esperamos pero eso no quita que la visión mundial sea muy completa desde un punto de vista que el autor dice geográfico pero que describe también como geopolítico en ocasiones.
ResponderEliminarEs cierto que América Latina tiene una orografía complicada para lo cohesión y que su población se encuentra en la orilla. La excepción está en Argentina que no aprovecha al máximo su potencial por problemas políticos. Y los Andes que han salvado a Chile de flujos migratorios y de enfermedades tropicales permitiendo que se den unas condiciones únicas para los cultivos entre estas montañas y el Pacífico.
Muy relevante es el análisis que hace de Oriente medio con fronteras trazadas con escuadra y cartabón por Francia y Reino Unido sin tener en cuenta las etnias y religiones tan distintas que lo pueblan, y que sin duda ayudaría a comprender el porqué del actual conflicto en Siria y de todos los que ha sufrido desde que en 1947 se creara el estado de Israel.
Mención especial para Pakistan, una potencia nuclear que puede asombrar al mundo que realmente es un estado cogido con pinzas en el que cohabitan 4 etnias irreconciliables. Especialmente los pastún que alojaron junto con sus vecinos afganos a Al Qaeda provocando malabarismos de Musharraf para contener el orden condenando y siendo aliado a la vez de EEUU.
Y si vamos con España, el análisis no es perfecto, por supuesto. Además de la dictadura y los Pirineos su aislamiento ha sido sobre todo causado por la política agrícola francesa proteccionista que ha impedido durante décadas el acceso a los mercados europeos de los productos de la fértil tierra española. Ahí acierta el autor al decir que tendría que buscar mercados menos desarrollados en el norte de África o Portugal. Una vez logrado el ingreso en la UE, España goza de una situación geográfica y unas condiciones climatológicas envidiables para cualquier país europeo, pero ese análisis lo dejamos para el siguiente libro..... saludos