La última vez que leí a Jorge Verstrynge fue en su La guerra periférica y el Islam revolucionario,
libro que fue manual del ejército bolivariano de Venezuela en el Instituto de
Altos Estudios de la Defensa Nacional (en España lo editó, como este Populismo, el Viejo Topo). Aquel texto,
en muchos momentos absolutamente delirante planteaba como tesis central que
todas las guerras en adelante serán asimétricas porque la desproporción de
medios existentes entre los países de alto presupuesto militar y de bajo así lo
impone.
Este Populismo
aparece en las librerías coincidiendo con la asamblea de Vistalegre, escrito
entre noviembre y diciembre de 2016, probablemente no esperando el catastrófico
resultado para Podemos que ha supuesto la ruptura del partido, la caída en
picado de su imagen y de la de sus dirigentes, y el hecho de que su Secretario
General haya pasado del 80% de apoyo en Vistalegre I a menos del 60% en
Vistalegre II sin contar que un tercio de su partido le ha dicho con su voto a
Íñigo Errejón que si quiere se vaya (a cuenta de la amenaza de Pablo Iglesias
de irse en caso de no ganar).
El prólogo del mismo Pablo Iglesias, que más parece una
carta de amor que un prólogo de un libro con pretensiones científicas, dice su
autor:
“Frente al pudor y al carácter prudente y temeroso de muchos
de los profesores de izquierdas de toda la vida, Jorge mostraba un arrojo y una
pasión que nos admiraba a los estudiantes y que quizá solo encuentre parangón
en Juan Carlos Monedero.”
También cita con admiración la comparación que el profesor
hacía de Hugo Chávez con De Gaulle.
No puedo evitar decir que como politólogo licenciado en esa
misma facultad de la Complutense que soy, esta afirmación es simple y
llanamente un disparate, aunque me ha hecho gracia que en la semblanza de Pablo
a Jorge le recuerda siempre con una chaqueta militar verde; pocos años antes
era una chaqueta de cuero la prenda favorita de Verstrynge.
En la primera parte del libro el autor explica a través de
diversos autores el concepto de populismo para llegar a sus causas y lo que lo
justifica; los conceptos básicamente son los de E. Laclau y su colaboradora
Chantal Delson (su Populismos, una defensa de lo indefendible tiene
reseña en este blog http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/11/populismos-una-defensa-de-lo.html )
Y el nivel de
reflexión, eso sí, puesto al día, es este:
“El caso es que en
política (no solo en economía) se ha producido algo parecido, reduciéndose las
opciones del sistema a dos: la “derecha de gobierno” por una parte, y la
“izquierda de gobierno”, una izquierda “de mentirijilla”, en definitiva la
“izquierda de la derecha”… Entonces, ¿a quién recurrir?, ¿a quién pedir que te
defienda cuando el momento social que ambas opciones defienden es el mismo?”
Así se puede
distinguir entre “Populismo a secas” y “Populismo defensivo”, el primero
pretendería que la regeneración necesaria fuera eficaz y duradera mientras que
el segundo busca revolver la situación ante la degeneración social.
Curiosamente el primero, una respuesta a la desafección, es posterior al
segundo, les aseguro que la “capacidad” literaria de Jorge Verstrynge lleva a
textos caóticos, a ello se suma una falsa indefinición que le lleva a utilizar
constantemente argumentos de otros para construir ¿los suyos?
El autor atribuye las
raíces del populismo actual a Jean Jacques Rouseau y le otorga una raíz de
izquierdas porque es “por el pueblo”; pero este tiene como principal objetivo
subsistir como tal, su permanencia como pueblo a través de la estructura
política de la que se ha dotado: la nación.
“Si el pueblo es
Dios en su país, es Dios en su nación. Es soberano sobre sí mismo en el actual
marco de estructuración política: la Nación. Populismo implica, pues,
nacionalismo…Y por eso todos los populismos son nacional-populismos.”
Utilizando a Guy
Hermet, dado que el liberalismo del siglo XVIII obedece a una lógica de la
exclusión del pueblo en tanto que fracción legal de la ciudadanía Verstringe
nos lleva a la conclusión por la cual para el liberalismo si el Pueblo consigue
el sufragio universal recurrirá a un despotismo autoritario de corte
bonapartista o bismarkiano. En realidad, añade, “a un despotismo ilustrado hoy
encarnado en Bruselas, el FMI, el BCE y el Banco Mundial.” Populismo y
liberalismo, son antagónicos.
Esta vez recurre a
autores como René de Lacharrière o J.F Kahn para concluir, para asombro del
lector no populista, que también fascismo y populismo son incompatibles porque
aunque ambos recurren a prácticas refrendarias, ¡solo el segundo recurre a la
democracia directa y el fascismo sería elitista! Dice Verstrynge antes de
¡ojo!, poner al mismo nivel al Frente Nacional de Marine Le Pen, al Partido
Liberal Austriaco, a Beppe Grillo y su M5S con Podemos en su defensa de
“elecciones con ley electoral proporcional, multipartidismo real, Estado firme
pero controlado por las Cámaras, por iniciativas legislativas populares, y por
referéndums. Son, además, proteccionistas, neutralistas y defensores de la
multipolaridad.” La equiparación de estos partidos en sus niveles democráticos
es igualmente equiparable, en la cuestión esencial son lo mismo, añado yo.
Llega un momento
especial de Populismo. El veto de
los pueblos de Jorge Verstrynge,
aquel en el que el autor cuenta como con ocasión del fallido golpe militar
contra Hugo Chávez le pidieron consejo desde Caracas sobre qué hacer; él
sugirió, justificándose en que es “medio francés” que como el General de Gaulle
fusiló a Jean-Marie Bastien Thiry y arrestó a varios militares de prestigio
antes de establecer el estado de excepción, pero desde el Palacio de
Miraflores, Chávez le contestó: “Yo no puedo hacer eso; yo no soy un dictador;
y seguro que me acusarían de ello si lo hago.”
Si el profesor quiere volver a que le declaren “manual” este libro en
Venezuela este pasaje va por buen camino.
¿Hay relación entre
populismo y racismo? De ninguna manera, argumenta, salvo en los casos del
“Etno-populismo o el “identitarismo” radical, pero añade, ni Donald Trump, ni
el Frente Nacional Francés, ni los defensores del Brexit, ni los populistas
austriacos o holandeses se mueven en ese ámbito.
Tampoco con los
comunistas, a los populistas “eso de la vanguardia del proletariado les suena
al aborrecido elitismo.” Y vaticina, el gran enfrentamiento venidero será entre
por una parte, el populismo y, por otra, los liberales y los conservadores,
porque para los primeros, los demás son “tal para cual”.
A la pregunta que se
hace el autor sobre si hay un populismo o hay diversos populismos se responde
que cada país es poseedor de una tradición concreta, habrá tantos populismos
como tradiciones, pero en todos, “el pueblo manda” y entre otras cuestiones
comunes está lo que denuncia como hostilidad de los medios de comunicación
establecidos hacia todos ellos, entre ellos la que sufre Podemos en España que
equipara al que sufren el Frente Nacional Francés, la AfD alemana, M5S, Donald
Trump… pero apela a que aunque los populismos rechazan la mundialización
comercial, no así la de las redes sociales.
Y no habrá una
internacional populista, pero, “En todo caso asistimos, con la vuelta del
populismo y el soberanismo al derrumbamiento de los pronósticos sobre el
sometimiento de los Estados nacionales al mercado, las multinacionales,
etcétera. Tienen razón los que anuncian un seísmo político y económico a cargo
del populismo.”
Estamos ante un libro de oportunidad, no tiene mayor
valor que la pura reflexión sesgada y a la carta que Jorge Verstrynge ha
realizado y que a estas alturas no puede sorprender a nadie, como él dice, no
es de Podemos pero es parte de Podemos y su trayectoria justifica que se
encuentre en ese lugar.
Una vez más en El Polemista, Álvarez Junco: “… desde la ida al pueblo de la intelectualidad rusa hasta la dictadura social de Perón, pasando por el nacionalismo
de Gandhi o Nasser o los vagos llamamientos al hombre de la calle que prodigan los políticos de las más
diversas orientaciones (…) Carecen, en general, de organización estable, de
base social homogénea, de ideario o visión del mundo claramente formulados, de
programa o propuestas de reforma bien articuladas… Por el contrario, predominan
en ellos discursos o consignas vagos y apasionados y en lugar de vínculos
formales con instituciones lo que tienen sus seguidores es intensos lazos
emocionales con un dirigente carismático.”
Anti-elitismo, anti-intelectualismo y anti-tecnicismo…
son cualidades esenciales de estos movimientos que son una verdadera amenaza a
las sociedades democráticas en las que por medio de la desafección echan
raíces.
La edición de El Viejo Topo se corresponde con la de un
libro de emergencia, bien dotado de notas imprescindibles en un libro con
tantas citas y apelaciones, pero una mínima bibliografía reagrupada no hubiera
costado tanto.
En el índice
completo de El Polemista podrán encontrar numerosas reseñas relacionadas con el
tema de los populismos, tanto a nivel político como en el plano histórico: http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/12/indice-de-el-polemista-hasta-2017.html
Habrá que leerlo, de momento según el análisis realizado, el libro clava fielmente los mensajes que los dirigentes populistas han introducido a saco en las mentes de sus seguidores, y que consisten básicamente en la derogación y demonización (porque si no hay enemigo se acaba el populismo), de las instituciones democráticas actuales del mundo Occidental culpables a todas luces del deterioro de la "soberanía" del pueblo. Es el pueblo quien debe sustituir al consejo de la UE, al BCE, al parlamento, al FMI, a la OMS y a todo lo que se les ocurra, ya que no considera estar representado por las instituciones actuales.
ResponderEliminarRebajar a la Ciudadanía a la condición de Pueblo es la premisa y esencia de todo populismo, sin duda.
EliminarLa gente olvida por quién está financiado Podemos y todo Populismo y SocialDemocracia impuesta en Europa.
ResponderEliminarCuándo hablamos de Pueblo o ciudadania en base a poder soberano en la Nación, debemos establecer algo que no existe todavía en ningún País exceptuando quizás EE.UU sino fuera por su boquete constitucional para la entrada de la oligarquia financiera con gran capacidad de control en el Gobierno y sus políticas.
E igual pasa en toda Europa porque no existe una Democracia Formal que separe los poderes del Estado y le dé Independencia al Poder Judicial y blinde al Estado de intromisiones internas nacionales o externas de intervención, subvención y manipulación oligarquica financiera y elitista ni un sistema de voto uninominal directo relacional entre Ciudadano-Representante Político al que echar directamente cuándo no sea profesional y se venda a otros intereses....aparte de más cosas por evaluar esas dos cosas con poderes independientes y elecciones separadas en tiempo y lugar dónde los poderes se controlan para el buen equilibrio de Nacion-Estado-Gobernabilidad de la buena Justicia y Hacienda....es lo que hace dar al Pueblo LA LIBERTAD POLITICA COLECTIVA y por tanto las llaves del Reino hacia su Libertad y participación real en el Parlamento, Congreso, Estado de la Nación....cómo quieran .
Eligiendo cómo en Francia a doble vuelta a su Presidente que crean mejor resolverá los imprevistos que surjan y sea visionario para llevar al País por buen camino.
Ningún Ciudadano de ninguna Nación del Mundo puede