Si Patrick Modiano recrea una y otra vez la atmósfera en la
que viven sus personajes en un ejercicio de autoficción como recurso narrativo,
en una continua mirada al pasado, en un viaje de la historia a la literatura,
Fernando Castillo hace una especie de juego inverso en el cual el historiador
visita los rincones, los momentos y las circunstancias del universo Modiano: el
resultado, si ya en Noche y niebla en el
París ocupado fue fascinante, (en su día en El Polemista http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/10/noche-y-niebla-en-el-paris-ocupado-de.html
), no lo es menos en este París-Modiano. En
ambos casos me permito adelantar, la Colección Siglo XX de la Editorial
Fórcola, son el marco ideal para ello.
En junio de 1940 las tropas alemanas entraban en París por
segunda vez en setenta años y comienza la Ocupación, una consecuencia de la défaite, la derrota sin paliativos de las
fuerzas francesas; allí estaban exiliados españoles como Gregorio Marañón,
otros muchos ya habían salido a diferentes destinos; en la calle domina la
confusión y el miedo, las estaciones de trenes se llenan de gente desesperada
intentando huir, principalmente a Bruselas, sin saberlo, muchos se estaban
convirtiendo en refugiados. “Nada tan contagioso como la huida”, dirá André
Maurois mientras las riadas de fugitivos inundan carreteras y andenes. Y este
el estado de ánimo:
“Los efectos de la caída de París se pueden comparar a los
de un terremoto político y social, una convulsión que recordaba los días que
siguieron a Sedán y a la Comuna o incluso a los de la lejana Revolución de
1789. Lo sucedido desató entre muchos franceses la grande peur de la época, el miedo al vacío de poder, a los
motines, al bolchevismo, a una revolución como la que había tenido lugar en
España en 1936. Pero también era la confirmación de que la responsabilidad de
lo sucedido la tenía el régimen anterior, la muy repudiada III República, el
sistema de partidos y políticos corruptos, cuya defunción se apresuraron a
certificar todos aquellos que habían contribuido. Era tanto la consecuencia del
desencanto del que participaban los intelectuales como del rechazo al liberalismo, del
antisemitismo y del anticomunismo. Incluso había quien veía en la derrota la
confirmación de la fuerza de las nuevas ideas
que representaban Alemania y el nacionalsocialismo…”
Charles de Gaulle descartaba acuerdo alguno con los alemanes
mientras un grupo de parlamentarios encabezados por Pierre Laval deciden apoyar
a Petain que era encargado por Albert Lebrun , Presidente de la República, de
presidir gobierno y pedir un armisticio
por medio del embajador español José Felix de Lequerica. El mariscal Petain
responsabilizaba en su discurso a la democracia, a los partidos políticos y a
los judíos, es decir, a los políticos como responsables de la derrota; y de,
como dice Fernando Castillo, la realidad de la Ocupación mucho más compleja que
la ficción del Estado Nacional de Vichy.
El ambiente de Biarritz en las mismas fechas, de sus cafés y
restaurantes abarrotados que despreciaba Chaves Nogales por no saber si la
alegría pertenecía a ociosos de vacaciones o refugiados que huían del invasor.
A estas alturas, el lector de este París-Modiano ya habrá podido localizar escenarios y personajes de
la obra de Patrick Modiano, pero insisto, sobre todo se estará sumergiendo en
la atmósfera que estos respiraban, de ahí que esta reseña la priorice sobre la
infinitud de personajes históricos, literarios, cinematográficos, políticos,
artísticos así como de lugares, ciudades, espacios… donde se desarrolla la
acción, que no es otra que la propia historia traída a un excelente ensayo como
este desde la literatura.
También Albert Modiano, el padre del Premio Nobel, aparece
de vuelta pocos meses después, una vez despejadas vías de ferrocarril y carreteras
a un París en el que aunque un judío como él debía estar preocupado, “ahora el
ambiente del nuevo milieu parisino,
en el que tenía algunas amistades, hervía con las primeras iniciativas de los
servicios de compra creados por los alemanes
y las nuevas necesidades surgidas de la guerra y el mercado negro que
acompañaban el racionamiento y la escasez.”
Un tipo como Albert acostumbrado a vivir del apaño a pesar de la
dificultad general, podía también tener una buena oportunidad, un cambio de
suerte en forma de gran negocio: colaboración económica, a menudo simplemente
mafiosa: los gánsters de la Ocupación, los gestapaches,
su nombre indica la catadura y la noche y niebla de aquel París.
Aquella vida del padre en el sórdido París ocupado, será
decisiva en la obra posterior del hijo escritor, primero narrada desde el lado
de la colaboración, de los verdugos, de los traficantes, luego desde la
perspectiva de las víctimas; pero siempre como un asunto interno de Francia
provocando sus primeras obras en plena marea posterior a Mayo de 1968 el
escándalo entre la acomodada sociedad francesa construida por De Gaulle a
partir del mito de la Francia Libre y de la Resistencia; a principios de los
setenta diversos trabajos como los de Robert O. Paxton o Pascal Ory evidenciaron
que la Francia de Vichy de Pétain, había sido un gobierno títere del Reich
apoyado con entusiasmo por los franceses deseosos de librarse de la odiada
república del Frente Popular, y que había participado desde actividades de
guerra en favor de los alemanes a la persecución de los judíos.
“Para muchos franceses el problema que aquejaba a Francia no
era ni el Gobierno ni la República, sino el liberalismo, el régimen surgido de
la Revolución de 1789. De ahí al fascismo había menos de un paso, sobre todo si
tenemos en cuenta el impulso que proporcionaba el autoritarismo y el
antisemitismo que, a partir del affaire Dreyfus, que dominó y dividió a la
sociedad francesa dese finales del siglo XIX, se había incrementado durante los
años de entreguerras a causa de la llegada de numerosos judíos procedentes de
Europa central y del Este, que huían de los periódicos progromos del Este y de
las nuevas y más sistemáticas persecuciones fascistas.”
No debo dejar de insistir que en París-Modiano, Fernando Castillo continúa localizando lugares,
personas, cultura… y demás aspectos vitales de la obra de Patrick Modiano, pero
esta reseña quiere poner el énfasis en los aspectos históricos porque sería injusto
no anteponer el papel de historiador al de lector.
El fenómeno de la colaboración adquiere una nueva dimensión tras la
invasión de la Unión Soviética por
Alemania en el verano de 1941: ello inauguraba una aplaudida cruzada
anticomunista, nuevos contingentes de franceses se alistan en la LVF para
combatir en Rusia, pero también había quien colaboraba institucionalmente y
oportunamente convencido del Nuevo Orden o simplemente ignorando la situación, haciendo
como si la guerra no existiera y cotidianamente mirando hacia otro lado: “ el
más señalado fue Picasso, quien recibía en su estudio de la rue de
Grands-Augustins a Jünger y a quien se terciase, regalándoles postales de sus
cuadros, imaginamos que sin firmar.” Otros como George Braque y Marie
Laurencin, Henri Matisse, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, Olivier
Messiaen o Paul Léautaud también decidieron dejar su actividad al margen de la
guerra. Obviamente los hubo quienes fueron al exilio como Breton,
Saint-Exupéry, Maurois… y otros que participaron de la Resistencia.
El desembarco aliado en el norte de África de noviembre de
1942 hizo que Alemania decidiera acabar con la ficción del Gobierno de Vichy
ocupándola también, mientras en París se permitía cierta libertad arbitraria
siempre sometida al control policial, todo en la idea de Goebbels de convertir
a Francia en el parque temático del placer y la cultura del Nuevo Orden.
Volviendo a 1940, la actriz Luisa Colpeyn, la madre de
Patrick Modiano vivía en la Bélgica que había pasado de la neutralidad a la
segunda ocupación alemana en veinticinco años. El rey Leopoldo III había
decidido rendirse a los alemanes sin informar a los aliados quedándose en Bélgica
tras dieciocho días de lucha; su gobierno encabezado por Hubert Pierlot se
exiliaba primero en Francia y después en Gran Bretaña decidido a seguir la
lucha; “la mayoría de la población, excepto una parte discreta que optó por una
entusiasta colaboración con el ocupante, imitó al rey y siguió su vida cotidiana
como si nada hubiera pasado.” Luisa Colpeyn abandonaba el Amberes antisemita y
centro del fascismo flamenco dirección a Bruselas; trabajaría en diversas giras
al servicio del ocupante. Mientras 1942 marcaría un recrudecimiento de la
persecución de los judíos y comenzaba la “solución final”, al judío parisino
Albert Modiano no le iba mal, no tardarían en conocerse.
“Decididamente en el mundo del París ocupado en el que se
podía aplicar sin muchos problemas el decreto Nacht und Nebel, quien no
pertenecía al mundo de la colaboración mafiosa prefería evitar su proximidad. Y
es que, tras la ostentación y el lujo exagerado de las joyas, de los sombreros
borsalino y los trajes cruzados de colores chillones, de la siniestra imagen de
las gabardinas Gestapo dispersas por la avenue Foch; en los pisos y locales que
tenían las bandas de gestapaches en la rue Lauriston, de la Pompe o des
Saussaies; en la siniestra casa en la que, entre placitas y jardines oscuros,
el doctor Petiot tenía su particular fosa de Katyn, como un ramoniano chalet de
las rosas pasado de Ciudad Lineal al Trocadero, convertido en crematorio. Era
el mismo estremecimiento que se sentía en cualquier bulevar oscuro al llegar el
toque de queda o al pasar un traction
avant con unos cuantos tipos de sombrero.” La cita es larga pero ilustra a
la perfección aquello que les decía del ejercicio inverso que Fernando Castillo
hace a Modiano al convertir la historia en imágenes sin perder ni un mínimo de
su rigor.
Por cierto, en el horno del doctor Petiot se incineraban
judíos, fugitivos, mafiosos… y enterrados en su pozo de cal, este París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68
está plagado de estas historias; los lazos entre mafias, policía auxiliar,
Gestapo… para la represión, el saqueo, el mercado negro y sus personajes dan
para muchas páginas.
De enero de 1943 al 25 de agosto de 1944, coincidentes con
el fin de la hegemonía alemana, serían los meses más duros para la Francia de
la Ocupación; se trata de la rendición de Alemania ante el Ejército Rojo en
Stalingrado que cambió radicalmente el curso de la guerra y a lo largo de 1943
la “guerra total” que proclamara Joseph Goebbels se iba a traducir a la
extensión de los combates a casi todos los rincones de Europa. Al mismo tiempo,
la actividad de la Resistencia en las ciudades y del Maquis en el campo, al
igual que la represión de los ocupantes y sus colaboradores se iba
incrementando a medida que evidenciaba que la victoria alemana era cada vez más
difícil e improbable.
“A finales de 1943, la radicalización de los
colaboracionistas y su giro hacia el fascismo y Alemania eran un hecho, pero
también lo era la pérdida de militantes de los partidos collabos. Muchos de aquellos que habían creído en la victoria de
Alemania, con los primeros reveses, empezaron entonces a dudar del resultado de
la guerra, apartándose de anteriores entusiasmos, aunque también manteniendo
hasta el final su compromiso político.”
Meses antes el responsable de los asuntos económicos de la
Francia ocupada, Hermann Goering cierra las oficinas de compra que servían para
abastecer las necesidades del Reich con el fin de acabar con el caos, la
corrupción y los delitos relacionados con la economía, muchos de esos problemas
generados por el saqueo continuado de la propia Alemania. Al mismo tiempo la
represión aumentaba e incluso para los mafiosos la colaboración presentaba cada
vez más problemas y también en ese ámbito la distancia será cada vez mayor.
Albert Modiano con el nombre de Henri Lagroua se instala con
Luisa Colpeyn, “a veces, en la noche, el silencio era tan intenso y tan espeso
que inquietaba, pues parecía que eran los únicos habitantes de una ciudad
abandonada. Otras veces les llegaba el ruido lejano de un motor, el rumor de
las hojas, el aire entre las ramas, la respiración, los suspiros, el aliento de
un París irreconocible. Era una pareja extraña, una extranjera y un medio judío
con papeles falsos, sin apenas lazos en una ciudad también extraña, a la vez
oscura y deslumbrante, en la que vivir resultaba peligroso cuando se cruzaba de
un extremo a otro, cuando se iba del lado del vencedor al de los vencidos. Del
de los verdugos al de las víctimas.” Otro de los personajes siniestros de este París-Modiano, el gánster Eddy Pagnon
(cercano a Henri Lafont, aunque fusilado después en la depuración), lograría
librar milagrosamente a Albert Modiano de Asuntos Judíos y una segura
deportación al campo de Drancy. La pareja abandonaría París a Chinon, cerca de
Tours en plena Turena donde recibirían la noticia de la liberación de París en
agosto de 1944: vuelta a París.
“Ahora, con la Liberación, Albert se enfrentaba al extraño y
doble destino de la víctima que había logrado sobrevivir y del que había
participado en la colaboración junto a los verdugos, quienes a su vez le habían
salvado de otros verdugos. Una circunstancia que le iba atormentar y que iba a
determinar también la vida de Patrick Modiano, cuya obra no se entendería sin
esta realidad.”
Y por fin, el 26 de agosto de 1944, los parisinos se echan a
la calle a celebrar su liberación; todavía suenan algunos disparos aislados en
la calle, pero los soldados americanos son recibidos con flores, besos, bailes,
canta Maurice Chevalier bleu, blanc,
rouge “para ocultar pasadas debilidades” y La Marsellesa suena por todas
partes.
“Ahora las víctimas eran los verdugos y los
perseguidores eran aquellos que habían
sido perseguidos. Eran unos ángeles vengadores con brazaletes tricolores que en
ocasiones adoptaban comportamientos cercanos a los de los gestapistas al
aplicar la llamada épuration sauvage,
más cruel y sangrienta que la institucional…” Los responsables, los miembros
del FTP, Francs-Tireus et Partisans, el grupo de la Resistencia que agrupaba a
los comunistas y que obedecía más al mandato del partido que al del Comité
Parisino de Liberación. La violencia contra el colaborador, muchas veces
acusados ligeramente, fue especialmente cruel con las mujeres que habían
ejercido una colaboración horizontal, especialmente con las más deseadas y
admiradas, actrices como Mireille Balin que habían tenido relaciones con los
alemanes, lo que irritaba a los que violaban, agredían y rapaban mujeres en la
depuración era que en ellas tenían tanto un símbolo como una propiedad, y las
famosas habían colaborado por partida doble, por quienes eran y por lo que
representaban, así que el castigo debía ser proporcional; en total y en
conjunto, más de veinte mil infelices rapadas en el mejor de los casos.
Las páginas dedicadas a la Depuración en este París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68
son de un enorme interés, esta no cederá hasta el final de la guerra cuando
ya se habrá desarmado a los grupos resistentes, se habrá suprimido la
depuración incontrolada y la amenaza de la quinta columna había desaparecido.
Los años de postguerra lo son de privaciones personales y
escasez generalizada, el dinero al igual que en la guerra tiene mucho más valor
que en periodos de estabilidad y genera grandes beneficios, y satisfacciones,
el mercado negro sigue siendo un gran negocio y el delito continua disfrutando
de un gran protagonismo; en la Francia de postguerra los americanos van a
sustituir a los alemanes en la demanda de bienes y servicios y en su condición
de fuentes de ingresos, estos, a diferencia de la economía planificada del
Bureau Otto y sin el objetivo de saquear el país, fomentan la iniciativa
privada fieles a su fe en el capitalismo, además eso sí, de entregarse al mercado
negro por cuenta propia en forma de comercio ilegal de gasolina, neumáticos,
jabón, ropa, tabaco, armas, conservas, alcohol… el mundo oscuro de 1945 lo iban
a formar la amalgama de soldados americanos –desertores y oportunistas- con un
nuevo milieu francés en el que
estaban los gánsteres de la Ocupación, los supervivientes del hampa de
preguerra y los nuevos mafiosos de la postguerra.
“Durante los primeros años cincuenta, mientras Luisa se
dedicaba a sus actividades artísticas y sus hijos estaban en Jouy-en-Josas o en
Biarritz, Albert Modiano viajaba mucho, incluso fuera de Europa, por razones de
negocios. Parece que sus destinos principales eran Canadá, Colombia y Guayana,
unos lugares difíciles, casi de frontera, pero también de riquezas y
oportunidades.” En Biarritz, Patrick Modiano pasó dos años de su infancia
“extraña, diferente y solitaria”. Luisa y Albert no tardarían en separarse.
En el siglo XX cada generación ha tenido su guerra de
referencia, para un nacido en Francia en 1945 como Patrick Modiano es la
Ocupación, siempre construida a través de los recuerdos y los testimonios, sin
embargo los jóvenes franceses que estaban en la veintena en 1960 el conflicto
determinante del que fueron testigos y protagonistas fue la guerra de Argelia.
A pesar de ello, la generación de París-Match
(habían nacido a la par que la popularidad de la publicación) que no había
conocido la Ocupación y que no tenía ni con el general De Gaulle ni con la
guerra la cercanía de sus padres como tampoco aceptaban su autoridad
carismática basada en la épica del resistencialismo, y que conocían una
modernidad con sus cambios sociales y culturales que afectaban al conjunto de
Occidente, se planteaba la voluntad de cambio y de influir en los asuntos
públicos. La guerra de Argelia además les había radicalizado.
Patrick Modiano llega a la mayoría de edad en 1966, poco
después llegarían sus primeras obras.
El relato del affaire
Ben Barka, una de las figuras más destacadas del antiimperialismo mundial y
verdadera esperanza de la izquierda marroquí asesinado en París por un
entramado de la inteligencia de Marruecos con participación de las cloacas del
Estado francés, cierran este magnífico París-Modiano.
De la Ocupación a Mayo del 68 de Fernando Castillo que es todo un viaje por
la Francia de Modiano, la imaginada, la literaria, y sobre todo la histórica,
un libro realmente especial.
Y miren que colofón: “Esta primera edición de París-Modiano,
de Fernando Castillo, se terminó de escribir y entregó en la editorial para su
edición y publicación el 12 de septiembre de 2015 en el aniversario del
nacimiento del actor y cantante francés Maurice Chevalier (1888-1972)”.
He intentado evitar en lo posible las referencias literarias
concretas a la obra de Patrick Modiano -que por otra parte son abundantes en el
libro- porque más allá de convertirse en un seguro referente para todo lector
del Premio Nobel, este París-Modiano
tiene también un indiscutible valor como estudio histórico del París Ocupado, a
lo cual ayuda la excelente bibliografía y el necesario índice onomástico
confirmando que se trata de un libro que supera con mucho el ámbito del autor
aludido; ya sucedió con Noche y niebla en
el París ocupado en su día en El Polemista http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/10/noche-y-niebla-en-el-paris-ocupado-de.html
Escribo esta reseña coincidiendo con la consternación y el
dolor que hace muy pocos días dejaba la violencia brutal y criminal del
terrorismo islamista en París en lo que probablemente sean sus momentos más
tristes desde los días de la Ocupación; aunque este París-Modiano en El Polemista coincide casualmente con ello sirva
también para expresar el apoyo, la solidaridad, el respeto y la más profunda
admiración por Francia, París, y las víctimas de tan terrible atentado.
La obra de Fernando Castillo en El Polemista:
ResponderEliminar-Noche y niebla en el París ocupado (http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/10/noche-y-niebla-en-el-paris-ocupado-de.html )
-París-Modiano (http://elpolemista.blogspot.com.es/2015/11/paris-modiano-de-la-ocupacion-mayo-del.html )
-Españoles en París 1940-1944, (http://elpolemista.blogspot.com.es/2017/06/espanoles-en-paris-1940-1944-de.html) ---Los años de Madridgrado (http://elpolemista.blogspot.com.es/2016/11/los-anos-de-madridgrado-de-fernando.html)