Es muy dudoso que el inicio de Lluís Bassets acierte
abriendo su La gran vergüenza (Ed. Península
en castellano) con esta frase de Maquiavelo: “Un príncipe que quiera hacer
grandes cosas necesita aprender a engañar” (este mal uso de los clásicos le
tocará también a Max Weber), y es que desde el primer momento el autor, a pesar
de la dureza con la que trata lo que a día de hoy ya no se esconde como además
de una gran vergüenza, una gran estafa, Jordi Pujol y el pujolismo, sigue
teniendo la necesidad de mitigar o diluir el fenómeno en otros. Volveré a ello.
Obviamente el libro parte de la declaración que el 25 de
julio del presente 2014 Jordi Pujol realizaba confesando la existencia de una
fortuna familiar oculta en el extranjero durante 34 años y que evidenciaba la
práctica de corrupción absoluta en su persona y su entorno.Bassets comienza desgranando su relación con Pujol mezclando los ingredientes profesionales, los de un periodista y su medio incómodos al ex honorable, y los íntimos, porque no se entenderá el libro si de él se espera una narración propia de un ensayo, hay mucho de crónica subjetiva lo que dado el poco tiempo transcurrido, convierte este relato en un documento tan interesante como precipitado:
“… el del catalanismo tal como lo he conocido, lo que acaba de recibir de la mano de su refundador contemporáneo un batacazo quizá definitivo: no quiero decir que sea el final del catalanismo, pero sí del catalanismo que hemos vivido cuatro generaciones de catalanes, desde mis abuelos hasta mis hijos”. Y le añade, que a la figura de Pujol, lejos de empequeñecerla, “le da una dimensión aún más colosal (…), ya no como padre de las patria, sino como implacable hombre de poder, capaz de amoldar la realidad a su antojo y de jugar con periodistas, políticos, opiniones públicas y, sobre todo, contrincantes como si todos ellos fueran una camada de gatitos ciegos. Un hombre de poder, sin embargo, que se ha quedado de repente desnudo ante quienes le admiraban.”
El autor hace balance de los 23 años de Gobierno como hoja de servicios indiscutibles a la democracia española y a la construcción de la Cataluña actual, “un gigante entre enanos” dice, y como será norma a lo largo de todo el texto, cualquier crítica al nacionalismo catalán vendrá seguida de una denuncia de su supuesto antagonista “español” y siempre intentando restar particularismo a la estafa pujolista y sus secuelas enmarcándolo en el contexto español: “dichos comportamientos pertenecen plenamente a una cultura contemporánea compartida, profundamente española y también catalana, que fomenta el dinero rápido y fácil…”, como si de algo inevitable se tratara.
En La gran vergonya se apuesta por el error de cálculo de Pujol al confesar su fortuna oculta, preso del pánico, y apunta al móvil encubridor de las actividades delictivas de sus hijos convirtiendo a su padre, origen de esa fortuna, como chivo expiatorio, aunque en ningún caso lo afirma con rotundidad.
Este es un ensayo precipitado, a veces caótico, donde el miedo del periodista a afirmar o dar credibilidad a los hechos evidencia su certeza respecto a lo que el tiempo va a hacer con él como si ya diera por hecha su caducidad en el mismo momento en el que entra en imprenta.
Bassets “edulcora” calculadamente la crítica a Pujol, incluso en el capítulo dedicado a Banca Catalana, como por ejemplo cuando lo compara con Berlusconi pero matiza sus motivaciones diferentes:
“…dos empresarios que se pasan a la política por motivos en apariencia radicalmente diferentes –la patria, uno; el afán de poder, el otro-, que irán desvaneciéndose y difuminándose con el tiempo hasta ser indistinguibles (…) la detestación de la justicia, la prensa y la izquierda, la manipulación audiovisual, la retroalimentación que proporcionan los adversarios (antiberlusconismo y antipujolismo).”
Ello enlaza con el momento decisivo que supone Banca Catalana en la carrera política de Jordi Pujol por ser, tras su salida airosa, “la vacuna contra todo”, allá donde toda presión a él o a su partido pasa a ser contra toda Cataluña, un chantaje que le inmuniza y que deja Banca Catalana en el inconsciente, latente pero olvidada (Bassets remite a otros autores como José Antich para contribuir a ello incluso tanto tiempo después transcurrido).
Y sigue Lluis Basssets explicando la naturaleza del problema como si ello fuera necesario por denunciarlo, aunque sea de aquella manera: “Sabemos que la corrupción está en todas partes –Gürtel, Bárcenas, los ERE andaluces… - y que en la omertà participa todo el mundo y casi tanto o más en Madrid que en Barcelona, como está viéndose sobre todo después de la confesión de Pujol.”
Sigue fascinado Bassets con el protagonista de su “La gran vergüenza”:
“Así pues, hemos visto este verano la destrucción del mito de la propia mano del héroe, que baja del pedestal y se suicida como tal héroe. De hecho, lo hace sin heroísmo ni solemnidad: a través de un sobrio comunicado burocrático remitido por sus abogados. Tampoco hay ninguna intensidad trágica, ningún pathos, en sus apariciones posteriores, cuando se deja ver en pleno agosto entre las casas y los árboles inmensos del Pirineo.”
Ello claro es, antes del repaso a la trayectoria vital (a través de diferentes fuentes) que desembocará en “el mito”, aunque en ningún caso Bassets deja de plasmar lo mucho que hay en ello de leyenda creada por el propio Pujol y la refundación de su propia biografía real con la mitificada dotada además de un sentido ideológico, y le acusa de haber creado un mito individual que pone a la comunidad y la nación al servicio del propio poder personal y de la riqueza de los suyos.
Muy complicado resulta la contextualización de la caída de Pujol en la actualidad, este es un libro de actualidad y obviamente esta es capaz de pulverizar cualquier diagnóstico o afirmación, pero sí resulta muy pertinente la pregunta sobre el cómo y el porqué de la puesta en marcha del proceso soberanista de Artur Mas, toda la CDC y la propia familia Pujol cuando tenían bajo sus pies un legado de corrupción como el que acaba de explotarles.
Las consideraciones finales sobre la situación actual de Lluis Bassets en este La gran Vergüenza son críticas con el catalanismo al que acusa de haberse trivializado por culpa del reduccionismo independentista y por el engaño durante estos 34 años de fraude Pujol y advierte: “si Cataluña quedara en manos de la radicalidad, lo que peligraría de verdad sería el propio autogobierno y las numerosas conquistas de los últimos cuarenta años.”
En la “despuyolizar” casi final no falta alguna otra comparación sorprendente como esta que da idea de lo convulsionado que se encuentra el autor, “nadie reivindica hoy en día la obra en bloque de Napoleón Bonaparte, pero todavía causa admiración su expedición a Egipto, las formidables instituciones del Estado que creó o el Código Civil”, como tampoco la reivindicación de la parte del pujolismo que implica, a diferencia del soberanismo, el compromiso con España, el realismo político y el pactismo.
A modo de preguntas y sus respuestas se cierra el texto con afirmaciones tan discutibles como que Pujol no es corrupto si por ello entendemos “un político que se deja comprar por dinero”, que “no se esconde tras la independencia” sino que “se adhiere a ella porque nunca ha dejado de estar en la corriente central del catalanismo”, aquí sería un hombre que prima el poder a su patriotismo, la evidencia del enriquecimiento familiar gracias al poder, que sería el mejor presidente catalán de la historia hasta el 24 de julio de 2014. El comunicado del día siguiente del propio Pujol cierra a modo de anexo previo al índice onomástico.
La gran vergüenza va
a decepcionar a quien espere un texto esclarecedor de los hechos, incluso a
quienes se hubieran conformado con una reflexión sin tapujos ni segundas
intenciones, aunque es cierto que un texto de esta urgencia plantea serios
problemas en su elaboración, máxime en una Cataluña, si cabe en mayor medida
que en el resto de España, donde si algo ha desaparecido es el periodismo sin
temores ni autocensuras. Y sin embargo es un texto conciliador y que en muchos
elementos viene a contribuir a la mesura, el sentido común, y sobre todo, en la
evidencia de que no hay discursos únicos en una Cataluña que al igual que el
resto de España es plural y goza de visiones y discursos diversos.
Cuando escribo estas líneas el mal llamado “proceso
soberanista” (montaje independentista), Artur Mas ya ha humillado su propia
teoría del “derecho a decidir” (referéndum unilateral de autodeterminación) con
la supuesta consulta convocada para el 9 de noviembre para la que todavía
desconocemos ningún detalle excepto su nulidad democrática y los
acontecimientos se precipitan sin más conclusión momentánea que el asombro ante
el daño irreparable que Cataluña está sufriendo de quienes dicen hablar en
nombre de ella y realmente lo hacen desde el más inconfesable y deshonesto reduccionismo.
El significado del pujolismo se ha tratado ya en El
Polemista en otras ocasiones, en voz del propio Pujol que no dudaba en
retratarse en el delirante Residuals
o independents? (http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/09/residuals-o-independents-de-jordi-pujol_08.html) y en el que se explicaba así: “Casi me avergüenza ver como mi actitud y la nuestra - que
eran fruto de un sentido de responsabilidad y de solidaridad auténticas, de
raíz moral tanto o más que política - ni han sido entendidas ni mínimamente
correspondidas. Han sido y son burladas(…)En esta apelación a la solidaridad en
relación al subdesarrollo de buena parte de España , además de las razones
sociales y políticas jugaron en algunos sectores catalanes y en mí mismo un
componente de carácter religioso.”, o en el certero análisis del significado y
las consecuencias del pujolismo de Francesc de Carreras en Paciencia e independencia (http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/04/paciencia-e-independencia-de-francesc.html), o la
codificación de sus secuelas ideológicas que desde la adhesión a Artur Mas realiza
Germà Bel, (miembro del Consell Assessor per a la Transició Nacional) en Anatomia d’un desengany(http://elpolemista.blogspot.com.es/2013/11/anatomia-de-un-desencuentro-o-anatomia.html) entre otros.
En un
plano absolutamente diferente, no quería dejar de hacer breve reseña de Espías
de Franco, Josep Pla y Francesc Cambó de Josep Guixà (Ed. Fórcola),
simplemente porque supone la aparición de un indiscutible texto de referencia
en el esclarecimiento de las actividades de diferentes personajes del
catalanismo conservador, especialmente Pla y Cambó, que realizaron al servicio
de la causa del bando “Nacional” en la Guerra Civil, fundamentalmente a través
de los informes de la red de espionaje franquista, el SIFNE que operaba desde
Francia.
Se
trata de un aplastante estudio con centenares de referencias, notas, consultas…
que dejan en claro además de sus actividades como espías algunas más controvertidas
como las simpatías de Josep Pla por falangistas o con el régimen fascista de
Mussolini.Un Cambó deseoso de contribuir a la victoria franquista que establece contactos en París para poner en manos de catalanes la vigilancia de la frontera pirenaica y la eficaz realización de informes que llegarán a Salamanca desde octubre de 1936, un Josep Pla que sufre una compleja evolución ideológica que termina al final de la Guerra con la esperanza de la restauración monárquica, su fracaso en el intento de hacer de La Vanguardia un elemento de vuelta a la “normalidad” tras el conflicto, el rechazo posterior de Franco que prescindirá de ellos y tardará años en premiarlos, y el intento de ocultar la realidad en el entorno de estos personajes.
Toda reseña de Espias de Franco de Josep Guixà se hace difícil por cuanto su contenido documental es abrumador y de muy difícil síntesis, solo permite remitir a su lectura.
La edición, impecable como es habitual en Fórcola, una de las editoriales que solo en esta colección Siglo XX ya aporta textos memorables, no quiero dejar de citar el que cuenta con análisis en El Polemista, Noche y niebla en el París ocupado de Fernando Castillo (http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/10/noche-y-niebla-en-el-paris-ocupado-de.html) que sin duda habrá disfrutado del recientísimo Premio Nobel de Patrick Modiano por ser parte de las más inquietantes recreaciones del París ocupado.
Solo me queda la duda de este Espías de Franco si quizá no merecía un prólogo de carácter más histórico y menos periodístico que el que hace Manuel Trallero, porque la contextualización de la percepción que el catalanismo conservador tenía de regímenes como los de Hitler, Mussolini o Salazar se basaba en la idea de “respuestas nacionalistas a la disolución revolucionaria social” por ejemplo en la obra de uno de sus mayores ideólogos como fue Luis Duran y Ventosa (La esencia de los nacionalismos, 1939) y que tan bien esclarece la naturaleza real de todo nacionalismo conservador, si es que ello no es una redundancia.
RESEÑAS RELACIONADAS POR TEMA EN EL POLEMISTA:
Paciencia e Independencia de Francesc de Carreras, y, “avui paciencia, demà independencia”.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/04/paciencia-e-independencia-de-francesc.html
Anatomía de un desencuentro o Anatomia d’un desengany de Germà Bel, y los números de Artur Mas.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2013/11/anatomia-de-un-desencuentro-o-anatomia.htmlResiduals o independents? de Jordi Pujol, y la desafección calculada.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/09/residuals-o-independents-de-jordi-pujol_08.html
Catalunya, España. Encuentros y desencuentros de José Enrique Ruiz-Domènec, y la desafección creciente.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/04/catalunya-espana-encuentros-y.html
La España de los otros españoles de Carles Bonet y el encaje de Cataluña en España.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/02/la-espana-de-los-otros-espanoles-de.html
Cataluña ante España de Albert Balcells, y la necesidad de diálogo entre Cataluña y el resto de España.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/02/cataluna-ante-espana-de-albert-balcells.html
España, capital París de Germá Bel y el debate autonómico
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/01/espana-capital-paris-de-germa-bel-y-el.html
La Catalunya Soviètica de Ramon Breu y la fascinación revolucionaria de 1917.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/12/la-catalunya-sovietica-de-ramon-breu-y_1054.html
Burgesos imperfectes de Jordi Gràcia, y, la defensa de la disidencia intelectual.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/11/burgesos-imperfectes-de-jordi-gracia-y.html
Breve historia de los nacionalismos europeos de Javier López Facal, y, “los nacionalismos son como el olor corporal; uno no percibe el propio, sino solo el ajeno”.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2014/02/breve-historia-de-los-nacionalismos.html
El nacionalismo ¡vaya timo! de Roberto Augusto, y la trampa nacionalista.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/09/el-nacionalismo-vaya-timo-de-roberto.html
La mort de Bèlgica de Marc Gafarot, y en busca de Cataluñistán
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/05/la-mort-de-belgica-de-marc-gafarot-y-en.html
Belgistán de Jacobo de Regoyos, y el nacionalismo que viene.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/03/belgistan-de-jacobo-de-regoyos-y-el.html
Noves glòries a Espanya de Vicent Flor, y, ¿es anticatalana la identidad valenciana?
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/07/noves-glories-espanya-de-vicent-flor-y.html
Historia mínima de España de Juan Pablo Fusi, y la historia como proceso.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2013/01/historia-minima-de-espana-de-juan-pablo.html
Historia mínima del País Vasco de Jon Juaristi, una respuesta intelectual al mito nacionalista.
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La nación inventada de Arsenio e Ignacio Escolar, y los mitos nacionales.
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Allí donde ETA asesinó de Willy Uribe, y la búsqueda de la libertad cotidiana en Euskadi.
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Los fascismos españoles de Joan Maria Thomàs, El ocaso de la verdad coordinado por Antonio C. Moreno Cantano, y la particular historia del fascismo español.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2011/09/los-fascismos-espanoles-de-joan-maria.HTML
También en El Polemista ante el 1-O
ResponderEliminarEspaña contra Cataluña: la falacia del nacionalismo catalán, de Jorge Navarro Cañada:
http://elpolemista.blogspot.com.es/2017/09/espana-contra-cataluna-la-falacia-del.html