No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

viernes, 12 de septiembre de 2025

La imaginación de Miguel Tellado; la dialéctica descontrolada del Partido Popular y la versión desacomplejada de Feijóo. Por Jorge Navarro Cañada.

Tras el lamentable asesinato de Charlie Kirk y tras señalar a “la Izquierda radical” de él antes de ninguna prueba y en una reacción presidencial inédita en la historia de EEUU ante un acto de violencia política (que viene precedido del asesinato de senadores Demócratas entre otros hechos de esa naturaleza) Donald Trump llama a la venganza y anuncia “una paliza a los lunáticos de la izquierda radical” dentro de un discurso guerracivilista suyo y el de los suyos (Steve Bannon: “Estamos en guerra (…) habrá oraciones, duelo y banderas a media asta, pero debemos mantener una determinación férrea”).

Acompañando esa retórica la extrema Derecha en todo el mundo Occidental hace eco de ello, en España Santiago Abascal:

“El asesinato de Charlie Kirk está mostrando la manía homicida que domina a gran parte de la izquierda occidental. No solo por el repugnante crimen, sobre todo por la impunidad con que lo justifican. Y es necesario recordar que la izquierda más ultra de occidente gobierna en España.”

Y llegamos al Portavoz en el Congreso de los Diputados del Partido Popular, Miguel Tellado, máxima expresión del ideario de Alberto Núñez Feijóo a falta de oírle a él manifestarlo (para eso lo ha puesto ahí):

“Abro debate: ¿Qué pasaría en España si una persona de ultraderecha asesinara a tiros a un activista de izquierdas? ¿Qué pasaría si un ciudadano español de piel blanca asesinara a una mujer de procedencia extranjera y otro color de piel?”

Más allá de lo obvio, en España ya hemos vivido en Democracia el asesinato de activistas de Izquierda a manos de asesinos de extrema Derecha, por cierto varios de esos crímenes todavía sin resolver por la connivencia y protección que fundadores de lo que hoy es el Partido Popular (no sólo) les otorgaban.
Similares a esos, españoles “de piel blanca” (como debate Tellado) asesinaban a personas de color en discotecas abandonadas o apalizándolos impunemente, esto último lo siguen haciendo incluso llamando a la “caza” de ellos, este verano ha sido buena prueba de ello. Con este mensaje el Secretario General del Partido Popular lo que intenta es blanquear ese tipo de actuaciones, primero por convicción, y segundo porque cree que le beneficia hacerlo en su competición con otros personajes de similar pelaje ideológico como el antes citado Santiago Abascal.

Pero mucho más preocupante que la coyuntura oportunista habitual en el tono más o menos violento de Miguel Tellado esta posición al unísono con el populismo de Derechas más extremo marca la deriva del Partido Popular en esa dirección cuando esta era secundada sólo por sus sectores más reaccionarios del que Isabel Díaz Ayuso era su máximo exponente. Y cabe hacerse la pregunta: ¿tiene vuelta atrás la sintonía con el fenómeno político -el trumpismo- que ha dotado de “legitimidad” como discurso de poder a la extrema Derecha en todo el mundo?

No hay ya lugar a la duda aunque existan elementos de teatralización que puedan introducir matices: Miguel Tellado habla mucho más allá de su posición estrictamente personal y lo hace en nombre de la Ejecutiva del PP, incluso por encima de su posición de Portavoz. Ello tiene lecturas que abarcan la totalidad del escenario político en España que pierde el referente del partido político Conservador heredero de la Derecha europea clásica incluidos sectores mayoritarios décadas atrás como los democratacristianos o los liberal-conservadores.

Y peor aun, el director de orquesta, Donald Trump, no hará más que endurecer su dialéctica si cabe más, y aunque EEUU no va a una guerra civil, sí se precipita a una etapa de violencia política donde está retórica será cada vez más contagiosa y adictiva, no sólo para sus partidarios originales, sino también para sus recién llegados. Miguel Tellado es el elegido para hacer el papel de imitador sin complejos, a diferencia de Alberto Núñez Feijóo que espera recoger frutos de ello. Y también la deriva del Partido Popular invita a pensar que necesitará de las mismas armas de coacción -entre ellas las la palabra- que gasta el presidente norteamericano.

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