No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Breves previsiones geopolíticas 2023. ¿Un año de transición?, por Jorge Navarro Cañada.

 Es tan volátil la situación que hacer una perspectiva de un año completo donde ya hemos visto recientemente como pandemias, guerras, catástrofes naturales… pueden cambiarlo todo, es un ejercicio de riesgo.

Inevitable y desgraciadamente hay que empezar por Rusia y Ucrania: Vladimir Putin podría estar asumiendo el conflicto como una partida a largo plazo, de momento cree tener tiempo aunque el deterioro de la economía rusa se suma al fracaso de su idea de “rendición” Occidental ante los costes de la guerra, especialmente los energéticos, en este punto ha conseguido que la cuestión sea central en la geopolítica europea, pero puede tener consecuencias para Rusia más allá de lo económico. Y es que las tiene también en lo que el autócrata ruso considera su “patio trasero”. Pongo un ejemplo, Azerbaiyán rompe sus lazos con Irán y Rusia para sustituirlos por Israel que a cambio de gas le dota de material militar con el que ha ganado su guerra con Armenia, pero en la operación también estaría Turquía en un contexto en el que Bakú piensa conectarse energéticamente con Occidente en detrimento ruso. Y no es baladí, Turquía lo deja claro, "Estamos decididos a garantizar que Turquía sea el centro energético del mar Caspio, Mediterráneo y Oriente Medio", después de anunciar yacimientos de gas en el Mar Negro. Así, a la pérdida de influencia del Kremlin en Asia Central se suma la que padece en el Cáucaso y Balcanes. Si para Putin las entradas en la OTAN primero y en la UE en camino (este año avanzarán las negociaciones con Macedonia y Albania) de todo lo que fue el espacio de influencia soviético es parte de la “agresión” que ha obligado a Rusia a intervenir para frenar su aislamiento por “no tener otra salida”. En la mente del líder ruso, que ve a Rusia acorralada en todas sus posibles vías de expansión, se debe tener en cuenta las consecuencias de este concepto determinista de la política internacional donde mandan los mapas: esta idea de fronteras hostiles la tienen también China o Turquía y una victoria de Putin puede dar una idea a estos de la vía violenta para solucionarlo. Volveré a ello con Taiwán, buen ejemplo de ello, es frustrante ver la dificultad que está teniendo hacer comprender por su coste que Volodímir Zelenski tiene razón cuando advierte que esta guerra no es la de Ucrania o Moldavia como la siguiente, es la de todo Occidente. En cuanto a la guerra, parece probable que baje de intensidad en lo que queda de invierno y se recrudezca en primavera, pero es obvio que las necesidades de aumento de gasto militar y la ayuda occidental tendrá un enorme peso en las decisiones de los contendientes.

Doy un salto, por ser un factor determinante en la Sociedad Internacional de las próximas décadas, a China. Y es que estamos ante un fenómeno de compleja explicación, porque la trascendencia del mandato de Xi Jinping se debe entender por el cambio de régimen que implica: se acabó la China de la supervivencia y ensimismamiento, no solo hacia fuera que ya comenzó en mandatos anteriores, sino en lo interior; ya no es, o pretende no serlo, el país de las redes clientelares y corrupción generalizada en apaño permanente, el nuevo líder chino plantea un objetivo imperial hacia fuera y un PCCh que deja de ser un organismo resistente en toda China para ser un objeto de poder de Pekín, tanto como lo fue en los tan diferentes años a estos de Mao Tse Tung. Y es que si Xi en 2018 anuló los límites constitucionales de los mandatos presidenciales ahora entra en una etapa que ya se presenta con problemas y retos inesperados: la quiebra total de la Deuda Exterior adquirida de forma masiva en todo el mundo desde Pekín y las consecuencias del Covid en un 2023 que asegura convertirse en una pesadilla para China que deja a la vista ante el mundo debilidades importantes. Y claro, volvemos a los mapas, si los planes de Jinping de colocar a su país como primera y hegemónica potencia mundial pasan por su expansión lo primero que debe hacer es someter a su entorno y ello parece difícil cuando hasta India toma medidas preventivas contra su vecino, nada comparables con las de las potencias del Indo-Pacífico, pero aun así la invasión a Taiwán debería posponerse para años posteriores, China ya ha visto el riesgo de encontrarse con “una Ucrania” en puertas.                                                                                                En este contexto Tailandia, Myanmar, Bangladés o Pakistán, se enfrentan a elecciones y a la crisis de deuda antes citada que prometen tensiones sociales y políticas importantes. Y por supuesto, un elemento de posible desestabilización es Corea del Norte, su permanente provocación podría generar imprevistos en una Corea del Sur cada vez más impaciente ante ello y un Japón que se dispone a cambiar su constitución y armarse debidamente, también en la región oceánica Indonesia y Australia con Nueva Zelanda tendrán su desarrollo, la primera haciendo equilibrios entre EEUU y China, la segunda asegurándose estrategias defensivas respecto a China, aunque sean a medio plazo.

Y todo ello afecta al resto del mundo, Oriente Medio ha cambiado respecto a las monarquías del Golfo su política abiertamente pro Occidental por la búsqueda de equilibrios, principalmente entre China y EEUU, pero también con Rusia, Israel y Turquía. Si Netanyahu se dispone a dar por concluida toda posibilidad de acuerdo nuclear con los ayatolás, estos van a ver un probable cambio de equilibrios internos, si dentro de la República Islámica del Irán el sistema garantizaba la preminencia del poder religioso sobre el político, esto podría cambiar. Respecto a Turquía, de enorme trascendencia las elecciones de este 2023, una derrota de Recep Tayyip Erdoğan cambiaría mucho el panorama.

Y no es tranquila tampoco la situación de África, la quiebra de la Deuda y la inflación veremos si recae en popularidad sobre China, Occidente o Rusia, esta última podría cambiar su ritmo de influencia en varias regiones del continente para peor, el hambre y las tensiones sociales son una importante amenaza igual que el panorama electoral, son diez los procesos electorales previstos incluidos los de Nigeria, primera potencia africana, pero de alto riego las de RDC, Zimbabue, Liberia… Otras situaciones cuando menos “anormales” como la presencia militar en países alejados de la diminuta Ruanda pueden dar que hablar. El Magreb no nos dejará indiferentes, la guerra Libia debe evolucionar hacia un escenario electoral o hacia el reinicio de la guerra, países como Marruecos seguirán en su competencia con Argelia aunque la prioridad ahora para Mohamed VI pasa por terminar la primera fase del Gran Marruecos con el control del Sahara. En próximos años se planteará ampliarlo a Ceuta y Melilla primero y Canarias después, aunque esto es de momento ciencia ficción en un país que volviendo a los mapas es periférico y tiene problemas de posible expansión. No dejemos de lado a Egipto, aparentemente va bien, pero sus datos económicos son desastrosos y el régimen podría buscar un enemigo Exterior. ¿Volver a la idea de intervenir en Libia si los acontecimientos lo permitieran? No deja de ser Turquía un “enemigo íntimo” aunque claramente superior en lo militar, quizá no tanto en África.

Como lo es Grecia, amenazada por los turcos casi a diario en un entorno de conflictos en el Egeo y en los Balcanes. Cuidado con las tensiones entre Serbia y Kósovo, a Putin este conflicto le interesa mucho y los serbios no dejan de ser aliados que también se sienten “ahogados” por la OTAN. Y si en Grecia habrá elecciones, también las habrá en Reino Unido que se asegura otro año desastroso que amenaza su propia existencia y camina hacia la ruina y España, que votará a final de año tras haberlo hecho en elecciones Autonómicas y Municipales en mayo tomando la Presidencia Europea en verano y quizá, y si los planes de Pedro Sánchez cambiando los debates políticos y judiciales de España por los económicos pudiendo así mostrar músculo como otros países del Sur muy beneficiados por el turismo, aunque en la Italia de Meloni veremos si en otro orden de cosas, continúa con su política Exterior más cercana a EEUU que a la UE como Polonia, o como Hungría a Rusia. De nuevo lo energético será decisivo en la fractura entre Francia y Alemania, esta última en una deriva dudosa incluso poniendo, como otros países europeos, sectores estratégicos peligrosamente en manos de China. Ello cuando EEUU si bien en lo Exterior ha superado el “American First” de Donald Trump por el “golpe en la mesa” de potencia mundial, en lo económico camina a un proteccionismo que chocará con los planes europeos. Otros temas como la corrupción y los lobbies en la UE, podrían dar noticias.

EEUU no va tampoco a estar “dormido”; las tensiones entre Demócratas y Republicanos serán de alto voltaje, especialmente en temas como la inmigración, ello en medio de la disputa de los Republicanos, veremos sin Donald Trump puede presentarse, si lo hace, qué rivales tiene, si solo fuera Ron DeSantis lo tendría difícil, pero cuantos más candidatos lo hicieran sus posibilidades serían mayores. No hay que perder de vista a un extraordinario candidato como Mike Pence que aportaría aparente sensatez a una apuesta de alto riesgo para el mundo, sigue siendo una incógnita si Joe Biden repetiría. La cuestión tecnológica irá tomando más relevancia a medida que la competencia con China se recrudezca.

Y termino con América Latina en un momento de su historia en el que vuelve a ser periférica sumiéndose en populismos de la mano de la pobreza, y otra vez del desastre de la Deuda Externa, revalorización del dólar y la inflación. Si hemos visto un giro sorprendente -en algunos casos delirante- a la extrema izquierda, podremos ver algo opuesto pero similar en lo cualitativo por la derecha. El estado económico de la región es calamitoso, ello va a generar si cabe flujos migratorios mayores, la deriva del Brasil de Lula o Argentina donde hay elecciones son una incógnita, las dudas constituyentes de Chile y la solución de Perú después del Golpe de Castillo también, probablemente a un proceso electoral de alto riesgo.

Ojalá me equivoque, pero vamos a un mundo peor, 2023 no va a solucionar conflictos olvidados como los de Etiopía y otros en África, Afganistán, Tibet o uigures en China, Rohingya en Birmania… y los que están en primer plano tenderán a agravarse en una transición a los próximos años de riesgo confirmando que aquellos que defendían un mundo en el que la tecnología garantizaba el final de las guerras se equivocaban, hoy la lucha por las materias primas garantiza lo contrario.

Muchos de estos temas han sido tratados en profundidad en EL POLEMISTA, pueden ver índice completo en http://elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice-de-el-polemista-hasta-2023.html#:~:text=http%3A//elpolemista.blogspot.com/2022/12/indice%2Dde%2Del%2Dpolemista%2Dhasta%2D2023.html




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