No creo que sea completamente inútil para contribuir a la solución de los problemas políticos distanciarse de ellos algunos momentos, situándolos en una perspectiva histórica. En esta virtual lejanía parecen los hechos esclarecerse por sí mismos y adoptar espontáneamente la postura en que mejor se revela su profunda realidad.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET

lunes, 28 de febrero de 2022

Ucrania el error de Vladimir Putin por Jorge Navarro Cañada.

 

A esta hora es imposible saber cómo va a acabar la guerra de Ucrania, pero estamos en condiciones de valorar el enorme error geoestratégico de Vladimir Putin.

Primero no ha sabido comprender que un movimiento de esta magnitud generaba un elemento de autoconsciencia de la OTAN que no existía antes. Ello se traduce en un rearme generalizado de países a los que considera enemigos en sus propios términos, y ello conlleva aislamiento internacional, si esta guerra no cesa la próxima medida Occidental será la ruptura de relaciones diplomáticas cerrando así a Rusia elementos esenciales en la Sociedad Internacional.

Segundo, el coste económico de la operación puede ser descomunal; no solo por la movilización militar, sobre todo porque en este momento estamos hablando de un riesgo real de Default con la bolsa de Moscú inoperativa, tipos de interés que superan el 20% y devaluación del rublo de más del 30% sometiendo a los rusos a una deflación irrespirable.

Tercero, elementos psicológicos y sociológicos de magnitud; si el ucranio rusófono y quizá rusófilo asiste a la destrucción de su país y sus conciudadanos adoptará una exaltación de su identidad ucrania en un efecto de rusofobia inevitable. ¿De verdad a Rusia le interesa destruir aquello que quiere dominar? Se suma a ello los efectos que esa rusofobia tendrá en todo Occidente, afecta gravemente a la economía rusa por las consecuencias sobre sus oligarcas que ya huyen a Rusia sabedores de lo que ocurre. Es simbólico, pero el ejemplo de Abramovic es ilustrativo. En España estamos asistiendo a una salida masiva de la costa mediterránea de rusos.

Cuarto y quizá más importante por sus consecuencias a largo plazo, Rusia en su ruina queda dependiente de China como única forma de financiación y apoyo internacional, pero este sería -cuanto menos incómodo- en una potencia que sigue buscando la expansión y que no querrá aparecer como el aliado del “maldito”.

Quinto, Rusia queda absolutamente descalificada en la Sociedad Internacional, no solo porque su palabra no vale nada, sino que además se presenta como un Estado “matón” que amenaza por completo a sus vecinos y que en el caso de países como Georgia o Moldavia se convierte en insoportable. Es probable que ni se le ocurra a Putin tocar territorio OTAN, pero también lo es una tensión total con Suecia y Finlandia, la isla sueca de Gotland es estratégicamente necesaria para Rusia si tuviera un conflicto con las Bálticas.

Sexto, es difícil creer que aunque Rusia consiga culminar su operación en Ucrania pueda mantener un clima de estabilidad en el país que acrecentará el coste de la misma.

Falta mucho por pasar, pero a esta hora -y no es la filosofía de este blog- es como creo que estamos.
Foto El País.

 

También en El Polemista: Ucrania y Rusia: evolución y contexto del conflicto, de Jorge Navarro, Rusia frente a Ucrania, de Carlos Taibo, y el estado de la cuestión.




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